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domingo, diciembre 31, 2006

Películas

En las películas aprendemos como niños ávidos de ciencia sin aprietos. Aprendemos, por ejemplo, los rudimentos de la técnica de negociación con rehenes. La literatura no parece concordar, sin embargo, en la cuestión de hasta qué grado es permisible o aconsejable la ambigüedad.
Por otro lado, las películas que recordamos tienden a presentar situaciones no demasiado confusas y que pecan más por pueriles y manieristas que por laberínticas, lo que quizá sólo delate el carácter apolíneo, contrapuesto a dionisíaco -según se sabe-, del arte séptimo.
La literatura -la literatura- celebra también el debate en que los signos utilizados adquieren, según las partes, interpretaciones arti¡culadas -como en la alegoría-y divergentes. El lector recordará no pocas y divertidas explotaciones del recurso, así en Juan Ruiz.
Sucede a veces que se pretende sacar partido de la mala inteligencia -de la que creemos mala inteligencia- ajena acerca de lo que se está discutiendo. Por desgracia, la situación lleva a cogitaciones no demasiado estimables. Por ejemplo, a que no sepamos qué queremos nosotros en la negociación y a ignorar quiénes somos nosotros. Porque la mala inteligencia es la del que puede menos.

sábado, diciembre 30, 2006

Semántica formal

Al final, el vacío. El vacío son unos segundos desnudos antes del vacío. Flechas en el aire, flechas del aire, que se ríen del cálculo vectorial y cuyo vertedero es el nuestro. La pella de barro que tapa tal vez un agujero en un muro. Un muro más bien pobre y rústico.

viernes, diciembre 29, 2006

Por el río Iregua subía un submarino

Apocalypse Now. Tras ejecutar su tarea, Willard (que comprende Gavagai de los Degar) arranca con el joven la pibber y se va. Se vuelve. Se vuelve en su Bucentauro de redux. Sin problemas suyos porque suyo no es el problema de la interpretación de los planos y créditos finales. Se vuelve, geográficamente al menos. Viajes iniciátricos o de peregrinos, cuyo retorno en la mirada es irrelevante. Justo al contrario que el inaugural (nos parece) Ulises. El regreso se descuenta o es ya imposible y así la trayectoria seguida es irrelevante.
Por otro lado, Willard y Marlowe son narradores y ya no hay barcos borrachos (que suelen descender ríos impasibles y amarrados a los postes pintados nos jalan [a black toad with two wings] desnudos bailando bajo el signo de Marte).
Hay que decir que la experiencia de descender ríos en su tramo final aporta experiencias canceladoras: la capa de agua dulce sobre el agua salada, la barra de arena. En el Nung el helicóptero haciendo volar la lancha, porque el agua son tantos reinos distintos qui nous ont pris pour cibles.

jueves, diciembre 28, 2006

Gambito sobre el nacionalismo

Que en ciertos lugares del mundo los nacionalismos hayan abandonado los argumentos de la sangre, que permitan a los hijos de los metecos (por llamarlos con suavidad inusitada) convertirse en hijos de la nación, no es un rasgo de menor barbarie, no es un triunfo de la memética (a través de la escuela, los campamentos juveniles y otras catequesis no siempre televisivas) que es pura ideología frente a una genética anterior y absurda y que carga con el descrédito nazi; pese a los intentos de reedificarla sobre (pongámonos finos) el eje diastrático y no sobre el árbol raciológico, aunque eje y árbol acaben siendo uno y el mismo plumero.
Se trata de que el control social y la ocupación del poder por un grupo es sólo posible mediante la integración representada en la comunidad fantasmagórica de la nación. La única manera de ganar la batalla. Esclavos felices.
En esa línea, las tácticas del nacionalismo no olvidan nunca el objetivo de mantener una apariencia de mayor bondad, eficacia, competencia. Diferencial, claro.

miércoles, diciembre 27, 2006

Agrupaciones y saliencias

Al salir de la exposición de Escher (sí, la salida lleva casi afuera, que es distinto de dentro, a juzgar por el sentido que tiene precio), se atraviesa la tienda. Cacharros, los de siempre, y libros de arte (incluyendo alguno de Gombrich sobre la percepción y el arte y uno de Berger sobre, supuestamente, lo mismo), y libros para jóvenes o niños (otra cosa es que los mayores los lean con provecho si se esfuerzan) de, etiquetémoslos así, geometría recreativa. Entre ellos, en una pila elevada al cielo como un zigurat abstracto, varios ejemplars de la traducción al español de las Obras Completas de Kurt Gödel, prólogo de Jesús Mosterín, etc.
Etiquetemos tal inclusión como un salto cualitativo. Polya qudaría más propio tratándose de Escher, pero no aparece por aquí. Seguramente, Gödel se halla presente porque el universo gráfico de Escher incluye nociones que no puede derivar de sus contenidos: O sea, que salgo de la exposición y no puedo imaginarme sus obras allí, aunque no me resultan sorprendentes los demás títulos que jalonan el paso a la sección de gomas, lapiceros, tazas, puzzles y sin corbatas que yo recuerde.
Estos fenómenos me recuerdan a la presencia de libros fuera de lugar en las secciones temáticas y disciplinarias de las librerías, un asunto de gran interés porque no se trata, en general, de errores de facto sin mayor trascendencia. En su origen se encuentra una intención taxonómica y un raciocinio que nos ha conducido a una saliencia tal vez feliz. Recorremos el trayectodel librero y descubrimos un hilo rojo que no hay que despreciar, por lo menos los días de fiesta.
Con las gentes pasa lo mismo. Gremios y raros se agrupan. En ocasiones, un raro quiere remarcar su rareza salíendose de su lugar, la casilla de la ciudad con la etiqueta de "raros", famosa por celebrar doscientas quince paradojas. Es la economía espacial de los tipos humanos. El buen raro no se vende en el arca ni en el interior de mueble alguno con dentro y fuera. Nada asegura, no obstante, que su rareza se celebre fuera. Avisemos, finalmente, que no tratamos aquí de quienes quieren rebajar o borrar las etiquetas que otros les han adherido con propósito infamante o por simple miedo.

martes, diciembre 26, 2006

Recontracaos

El vecino y el visitante de esta Villa y Corte puede escuchar a Mauricio Escher en una película incluida en una invernal exposición en la Plaza de Castilla. Se extiende a propósito de una litografía conocida (y de toda una serie) en la que a un dodecaedro estrellado con aureola esférica le acompaña otra aureola de fragmentos varios y menos prestigiosos. El grabador cuenta que tomó sus modelos de la basura y cuenta que le llevó mucho trabajo seleccionarlos y disponerlos para representar el caos junto al orden que representaba, o que era, el poliedro. Decía también el ilustre planiseccionador o paraproyectista que el caos se representaba mejor con partes formales (i.e. que aún dejaban ver el objeto del que eran un resto) que con partes materiales (polvo, sombra). En cualquier caso, remarcaba la dificultad de esa representación.



Hoy no estamos para teorizar, pero el caos del que habla Escher es un caos con historia y tiempo y, aunque padece la marca de la irreversibilidad, podría relatarse el origen ordenado de todo aquello. Además, como siempre, el caos efectivo está a medio camino entre el máximo orden y el máximo desorden. Requiere, eso sí, de una conciencia que se lamente, esto es, que recomponga las totalidades perdidas en una suerte de representación que connote también música de violines. Como el Escher alpinista ocasional y el difícil escorzo de sus pies, el plano de la placa fotográfica y el espacio de sus articulaciones. El plano teselado se ve desde un point of vantage. El espacio proyectado desde la conciencia que se mueve entre lo global y lo local. Las transformaciones del espacio son como quitarse la camisa. Lo que no debe hacerse en público y menos en invierno.

lunes, diciembre 25, 2006

Scintillas edit

La ciudad alterna históricamente entre dos apariencias o dos fases, la de la mezcla y la de la pluralidad disjunta. Ayer vi a un afilador en la Cava de San Miguel. Hay dos clases de afiladores ambulantes, los que van con moto y los que sólo tienen una bicicleta. El que yo vi pedaleaba a favor del desarrollo debido mientras daba palique a la clienta sin que sus comentarios parecieran hacerle mella.
Se antoja un sentido a la escena en ese escenario y es el de la pluralidad disjunta: el afilador cerca de la Plaza Mayor y no, por ejemplo, en Sor Ángela de la Cruz. Consonaría para algunos, dentro de las imágenes de otras épocas o con el portero trabucaire o trabucolari de Las Cuevas de Luis Candelas. Eso sí, como una realidad de esta época que no lo parece. Se diría que la ciudad ofrece una realidad que deja en ciertas reservas a fósiles que, por su propia decisión, no saldrían de los contextos en que se les espera, salvo en ocasiones singulares.
Sin embargo, de esto no se sigue que sea cierto nuestro planteamiento del comienzo. El poder es la capacidad de estar en cualquier sitio. Ciertas cosas están por todos los lados; algunas se ven reducidas a contados y bien definidos lugares. Se diría entonces que lo mezclado (en el sentido peculiar que aquí damos a la mezcla) es lo que posee algún poder en una determinada época. La pluralidad disjunta es otro nombre de la estratificación, de la diferencia, de la explotación. La ciudad y los hijos de todas sus penas. A cada uno su parte y su bendición.

domingo, diciembre 24, 2006

Va, pensiero

Sumar, multiplicar. Una calculadora mecánica (y una electrónica, un programa de ordenador) guardan una estricta analogía y homología con las operaciones abstractas. En los engranajes y sus movimientos están la propiedad commutativa, la asociativa, la monotonía incluso de la lluvia tras los cristales.
Nosotros sabemos la tabla de multiplicar de memoria. Pero en esas operaciones nuestras no hay isomorfismo. Allí dentro del cráneo, somewhere over the rainbow, vaya uno a saber qué música o que icono nos mueve a concluir que siete por ocho son cincuenta y seis. Lo que sabemos de memoria es una libertad y es un caos. Semilla de maldad. Un algoritmo al sol de invierno, como la Plaza Mayor de Madrid tal día como hoy. Dudosas mercancías, monedas antiguas, musgo ofrecido a la vista de todo el mundo, indiferentes todos a Felipe III, a su caballo y a los héroes del siete de julio de 1822. Yo sumo y resto con la gente que pasa, argumentum adversus gentiles.

sábado, diciembre 23, 2006

Sierra de Madrid

"La Sierra de Madrid es una expresión singular para un subconjunto polimorfo de los granitos que como un brochazo parten La Meseta" escribió Aramayona. Aramayona señalaba el color naranja o rojo de los granitos en el mapa que siempre estaba a sus espaldas. Nos explicaremos. No sólo cuando, sentado detrás de la mesa de su despacho, nos miraba como quien mira a la multitud que espera comer peces con pan. Se diría que cuando caminaba por la calle o cuando se ahorraba la vereda para acortar pendiente arriba o pendiente abajo, el mapa geológico le acompañaba como una presencia aureolar y paradójicamente tranquilizadora.
Aunque no haya de creerse en fantasmas ni en cuentos de aparecidos, diría que pertenezco a una generación de creyentes fieles en la ubicuidad del mapa de del despacho de Aramayona.
Arnulfo Alirón, Memorias de un mozo extinto, Pico Escondido, Madrid, 1992.
Es posible que para Alirón, la Sierra de Madrid fuera una contradicción entre un singular y un plural. Para el viajero moderno la Sierra de Madrid es un peaje que suele dejar de lado y que vive al sur de una llanura también inconcreta. Al sureste de los montes, el viajero encontraría unos cuantos millones de personas bajo el sol o entre la niebla.
Juan Ramón Romanos, "La vuelta a Alirón y otras disensiones", El cálamo péndulo, 1991, núm, 5, pág. 32.

viernes, diciembre 22, 2006

Arenas movedizas. Inspiración de Tipler

Me señala Mari Cruz Gutiérrez la escandalosa desaparición de las arenas movedizas. Pobladas es de suponer por los huesos de los absortos caminantes y pobladoras un tiempo de toda película y toda aventura pues todo camino tenía un patinillo de tales arenas por estación, siempre en el mismo lugar pero siempre inesperado.
Ls arenas movedizas, las inencontrables arenas movedizas. No podemos ser Arquímedes que en pelota gritemos que las hemos encontrado. Ignoramos si la ficción hidróstatica ha parido episodios de arenas movedizas que expulsen cadáveres hinchados o con la cintura estrecha de un reloj de arena, ya sea para que un Tom y un Huck los encuentren o teman encontrarlos.
En el coche no nos hemos topado con arenas movedizas ni con sal derramada. Con aprensión he colocado el CD de Nino Bravo en el lugar adecuado. En la guantera estaba el CD de Nino Bravo y creo que también, junto a la documentación y una bombilla de repuesto, otras memorias movedizas.
Cuando se cantan canciones de Nino Bravo, la memoria de la Laguna Negra expulsa al fantasma de Emilio Romero. Qué le vamos a hacer. Con mi voz de bajo le quito a la mandarina de la afinación un gajo (encuentre el lector el origen de la rima bajo y gajo, camino de Pénjamo) y pienso en los duos de muerto y mortal con que los ingenieros de sonido entretienen sus ocios y los horteras de las discográficas dan su ultimátum a la Tierra. Algunos emilioromeros del presente han glosado afalta de mejor ocupación la inmortalidad que el registro o grabación procuran. Yo, no menos pueblo, sospecho que la cosmogonía de Frank J. Tipler, su postulación de la inmortalidad del alma como software de las estrellas, se le vino a las mientes cuando escuchaba, qué sé yo, a la difunta Bianca Castafiore (inmortal, nevertheless) cantando junto a Celine Dion algún horror compartido. No somos nada.

jueves, diciembre 21, 2006

Piedra de rayo

Piedra de rayo deja atrás su número 22. Veintidós mil novecientos es Joyce, el plasta de Ludovico Wittgenstein, las Elegías de Duino (Higueras, hace tiempo que comprendo tu significación, recitábase a un famoso profesor) , La piedra va al día (The Waste Land) y el mejor de todos, La rama dorada. No tanto (me acuerdo de muchas otras que me callo y que incluye -dejándose no pocas- Wikipedia Pérez), porque Richmal Crompton inició la publicación de su Tractatus Guillerminus. Dejo esta pesadez porque uno puede acabar pareciendo un híbrido moscatel de Fernando Savater y José María Valverde. Todo muy bonito, pero hay una aventura que ya ha cubierto el trayecto entre 2000 y 2006. Y no para.
El caso es que Piedra de rayo persevera en su ser mientras otros intentan aseverar ese mismo ser. O no ser.

miércoles, diciembre 20, 2006

El sueño de los traidores

No hay traidores. O hay muy pocos. El penoso traidor que no se ha convencido a sí mismo de la bondad de su traición y anda exhibiendo una retórica ineficaz por los mercados más bajos. El cadáver del inocente expuesto en una cuenta y muerto a manos de un traidor que se borrará.
No hay traidores porque los traidores son leales a su trayectoria. Todo fluye y también ha de perseverarse en el más adecuado fluir. Añadamos que no hay héroes. Sólo equivocaciones, perspectivas engañosas o necesidades inferiores. Si los hubiera, sintamos piedad por los pobres héroes que pudieron llegar a traidores y penan en la esfera inferior de la clase de tropa.
Y no habiendo héroes y no habiendo traidores, sólo nos queda pensar en la lluvia y en la goma de borrar. Se disuelve la piedra y se borra la inscripción. Las historias son borraduras que resumen torcidamente la realidad (que es la historia imposible). Surge un héroe o asoma un traidor entre las virutas. Las virutas de su memoria conservan el rescoldo del azar que les ha dejado allí, sobre el pedestal o bajo la escoria.

martes, diciembre 19, 2006

Cita diaria

Faltó a su cita diaria. Así dicho, no queda exento de ambigüedad. Pero lo que es innegable es que la misma expresión, “cita diaria”, denota una larga costumbre y una costumbre que involucra a dos partes, a dos sujetos, o –al menos– a un sujeto y a una situación objetiva que depende, seguramente, de otras partes que son otros sujetos comprometidos cotidianamente con el mantenimiento de las cosas.
Por eso, al decir que faltó a su cita diaria, hemos disuelto ya la mismidad del faltante. Él es –y por eso podemos hablar de la cita diaria– o era ya el otro, porque él es también su cita diaria. Y si falta no vuelve a ninguna esencia anterior, supuesta o, más bien, fantasmagórica, obligada a sus propias y fantasmagóricas citas. Sigue siempre moviéndose, no puede borrar ni borrarse.

El día que faltó a su cita, subrayó esa cita y su costumbre. El día que falte para siempre a su cita, aunque quién lo sabe si sólo sabe que ha faltado a su cita, habrá acabado con los otros, o habrá subrayado que son también un compromiso con alguna cita diaria.

lunes, diciembre 18, 2006

Infrecuencia del gabinete

Gabinete. Gabinete de curiosidades. Nos viene el motivo de otro lugar. No es posible que haya uno en cada casa (aunque lo hay y secreto e invisible para sus habitantes, esperando el bisturí de acero y plata del científico novelista o del pariente psiquiatra y psicópata). Así, la televisión, que sería el sucesor de la Wunderkammer, pues en aquélla seguiría residiendo el atractivo perdido por las ciencias naturales, pues la rapsodia caracteriza la presentación de los materiales en ese medio, que aún es capaz -a primera televista- de hacer que algo sea o adquiera la condición de curioso. Y si hubo en algún momento peligro de sistema, la televisión inventó el zapping para conjurarlo.
Su prestigio, el del gabinete, era el de la difícil visita. La televisión, en cambio, es pandoméstica, casi perfectamente distribuida en todos los hogares (así llamados, cuando debieran éstos decirse, por ejemplo, receptores). Pero entre la rareza y la universalidad se definen impracticables paradojas. Limitémonos a los quince minutos de fama, también y tan bien distribuidos como el predicado "mortal". La mayoría de los breves famosos de la televisión se catalogan como freakies (friquis eran también los free kicks que lanzaba Luis Aragonés, vida y discurso que se cierran en su comienzo), son los nuevos perros disecados con sus dos cabezas y media o el cocodrilo colgando del techo. Su misma abundancia les niega su condición: la democracia televisiva nos devuelve nuestro verdadero rostro, estadísticamente considerado. Corolario es la propia negación de la televisión como gabinete de curiosidades. Un receptor que sintonizase las emisiones originarias de Antena 3 con su abundancia de catedráticos y académicos sí nos proporcionaría un gabinete de curiosidades catódico. Raro y raro. Pero yo no lo recibo.

domingo, diciembre 17, 2006

Cómo está el servicio

En la televisión La costilla de Adán. El destino de la comedia es, en el mejor de los casos y siendo piadosos, la ambigüedad política. Propende la comedia al conservadurismo y, si parece hacerlo con alguna sutileza o disfraz, será por vía de paradoja y buenas intenciones o por el despiste del espectador.
Esta propensión es objetiva, viene determinada por las leyes milenarias del género. Así como cuesta trabajo imaginar una sátira centrista (que no es lo mismo que negar la posibilidad del oxímoron), el desequilibrio que plantea la comedia está condenado a reducirse, como se reduce una fractura o una luxación.
Spencer Tracy y Katharine Hepburn se ven obligados por la peripecia y sus cadenas a jugar con las maneras que hemos observado en gentes de más baja extracción. En lugar de nobles disfrazados de pastorcillas y zagales tañendo -que es verbo que aquí dejaremos en una desnuda intransitividad-, tenemos a burgueses de la Costa Este recorriendo las líneas del disenso sexual (lo que no es, precisamente, un oxímoron).
También es posible una interpretación revolucionaria de la comedia: la realidad es lo que aparece como un relámpago entre el planteamiento y el final feliz: durante unas horas hemos asistido a los conflictos desnudos y sin máscara. Cuando los actores dejan la escena ya han vuelto a colocárselas delante de su, de nuestro, verdadero rostro.

sábado, diciembre 16, 2006

Estupidotopía

El país de hoy, suplemento “El viajero", página 5 del mismo, firmado por Carlos Pascual. Resulta que las llamadas pirámides de Güímar son restos de la cultura guanche (Mesoamérica, planeta Marte, planeta Ummo, etc.), lo que corroboraría el peculiar arqueólogo Thor Heyerdal, que se encargó de pergeñar la teoría histórica al efecto.
Pese a su escala ciclópea, “[t]odo comenzó cuando la prensa local publicó un artículo, a principio de los noventa, sobre unas estructuras escalonadas en Güímar". No habían llamado demasiado la atención, lo cual sí que la llama si las cosas fueran como Pascual dice que son. Y las cosas son también que ahora existe, creado por iniciativa de Fred Olsen (el de los barcos y otras empresas) el parque Etnográfico Pirámides de Güímar. La gente paga, e rider vuole qua.
En el artículo no se cita el libro de César Esteban(1) y Antonio Aparicio , en el que se razona que se trata de obras del siglo XIX, motivada por la necesidad agrícola de liberar de piedras a los terrenos labrantíos, como es el caso de las acumulaciones de piedras de cualquier otro lugar, o de las mismas Canarias, en tiempos prehispánicos, y sin perjuicio de que alguien hiciera de esa necesidad virtud ornamental o ritual.
Ni se mencionan otras fuentes que resumen someramente de la realidad del asunto, la tesis de los citados Aparico y Esteban. Notemos que esta realidad es quizá una hipótesis, pero una hipótesis razonable frente a una teoría basada en la mala fe. El periodista ni la menciona y se permite aludir, como si lo conociera, a Juan Abreu Galindo, el autor de la Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, al que suponemos citado en algún lugar del parque.
Ya se ve. No inventamos la tradición; inventamos el turismo paranormal.

(1) Véase este interesante artículo para ver como los científicos también patinan, y no al estilo Boltzmann.

viernes, diciembre 15, 2006

I letterati

EL RETORNO MALÉFICO A REGIÓN

ovviamente

Águilas pequeñas como vencejos
Asimétricos fresnos despoblados
En perpleja agonía y trampantojo
Al peregrino agnóstico saludan,

Con su retumbar de pájaros roncos
Y su vislumbre de mochadas troncas
En su eterno marchar a tierra santa,
Obuses y motores ya en sordina.

Con una cuarta de agua ante la fosa
Se detiene grave y como quien sabe
Que ni le acecha muerte ni le roza:

(Más arriba del puente y de la torre
Fusiles que bostezan su desgana
Ahora espantan moscas a un cadáver.)

jueves, diciembre 14, 2006

Campos gravitatorios, magnéticos, de pan llevar

Los de pan llevar son campos que pueden acogerse a multitud de modalidades. Los campos magnéticos -al proporcionar con los pequeños imanes una rara aunque controlable experiencia-
se reservan su prestigio invisible de gabinete frente a las chispas, los papelitos o los pelos de punta de su contraparte eléctrica. Pero el campo gravitatorio no se lo salta uno. Lo "hay donde quiera que vas", como la gente de Viva la Gente, Up with People, que parece que ha perseverado en su ser, pese a que algunos identificamos a ese conjunto innumerable de músicos o lo que sean con una época y una edad que pensábamos que sólo eran de carácter alucinatorio o quizá virtual avant la lettre.
En mi caso, los correspondientes campos estaban apantallados, aunque quizá únicamente por un no tan raro azar. No estuve. Oí relatos de su concierto en un lugar del que nos separaba un campo de ir con bocadillo; apenas sentí el magnetismo que había inundado a los narradores histéricos del evento músico-angelical y la aceleración gravitatoria tampoco se dio por aludida aquel clinamérico año. La gente a cuerpo gentil; pero sayones arriba, como Los Inhumanos.

miércoles, diciembre 13, 2006

Marginalidad académica

A propósito del pandemónium teheraní de estos días se ha hablado, por eufemismo irónico y generoso, de marginalidad académica. Tal etiqueta encierra, desde luego, situaciones contradictorias y que merecen muy distinta valoración y aprecio.
Una de esas marginalidades sería la de los Faurisson y compañía, la cual tendría algo en común con la de los vendedores de misterios ufológicos o paranormales. Y esa nota común sería la eficacia, para la calidad del paño que venden, de su retórica, su capacidad para convencer más allá de cualquier infinitesimal potencia que pudiera quedar de racionalidad en sus tesis.
El convencimiento que logran opera a favor de factores sociológicos varios, pero hay uno que merecería destacarse: Y es que se atacan las dificultades de la tesis contraria. Se simula criticar una posición establecida, como si lo establecido por el hecho de serlo fuera malo y criticar fuera bueno, aunque sólo lo fuera formalmente. Esto es, se aprovecha el aura que el disfraz del espíritu crítico aportaría. Otra cosa es que no se engañe a quien no se deja.
Esto a su vez enseña algo sobre la pragmática de la ciencia, que es empresa colectiva, y enseña algo sobre la capacidad de los científicos revolucionarios (o no tanto), un día marginales. No se basan éstos en la negación simple de lo establecido, sino en la subsunción de lo aceptado en un esquema más amplio. Esto es es señal también de que cuando se indica que una "revolución científica" produce una simplificación, tal cosa sólo se da en apariencia, en una parte del todo, pero no en el todo.
La rebeldía de los negacionistas, de los ufólogos, etc. es una rebeldía de simplificación. La prueba de la racionalidad sería una ganancia de complejidad conjunta semántica y sintáctica de las teorías, que no es lo mismo que el barroquismo inútil. Una sintaxis compleja no es una sintaxis con muchas reglas ad hoc, sino una sintaxis con principios muy potentes, capaz de coordinarse con una semántica talmente rica. Si la navaja de Ockham fuera tanto sintáctica como semántica sería una navaja viciosa y no virtuosa.
Habrá que reconocer que queda por explicar qué es eso de la complejidad conjunta sintáctica y semántica. Anotemos, por sucedáneo y ejemplo, que el creacionismo es menos complejo que casi cualquier teoría evolucionista porque su sintaxis es ridícula: cualquier relación se explica por una sola causa, un sólo símbolo aparece al final de todos los teoremas. En el evolucionismo, las causas son las contingencias que se dan en cada caso concreto, de manera que no se contradigan los mecanismos que operan a cada nivel.
La comparación es también posible entre dos teorías racionales: el copernicanismo es más complejo que los sistemas anteriores porque su sintaxis recoge más económicamente los mismos fenómenos (la misma semántica) que el sistema ptolemaico: éste tendría más palabras, pero menos gramática. Finalmente, los hechos de los que habla la mecánica de Newton serían esos fenómenos más las esencias que se representan en la teoría, etc.
Por eso, el negacionismo, el creacionismo, la ufología... son más sencillos, más fáciles de aprender y complican menos las meninges que sus alternativas, aunque lo importante no sería sólo este aspecto subjetivo de la cuestión.
No hay iluminado que no simplifique, aunque esto –hemos de decir– no es, ni mucho menos, la teoría completa de los iluminados.

martes, diciembre 12, 2006

Santidad de Ginés

Parece que longevos dictadores que abrieron sus ejecutorias con la aplicación de una violencia extrema (Mola) se sumaron a última hora y reluctantemente a los procesos que abruptamente les facilitaron esa misma posibilidad de ser lo que fueron (vulgo golpe de estado quizá prolongado por una guerra civil).
Si destacaron entre los que un día fueron sus pares por crueldad, ¿cómo se compadece eso con su timidez, prudencia o cobardía o con su falta de entusiasmo? O, por hablar un lenguaje menos arrojado, ¿cómo se compadece la frialdad o incluso el profesionalismo de principio con esa violencia extrema que parece visceral o irracional? La respuesta primera es que la violencia extrema de Mola era método y no era cuestión de aficionados, al menos en su gestión global. Como se sabe, los paradójicamente llamados incontrolados son siempre bienvenidos.
Pero una segunda respuesta es que esa reluctancia era la mejor capacitación posible que un sujeto puede presentar para esa tarea. Su aterrizaje tardío en las conspiraciones no sería sólo prueba de cálculo frío y de saber tentarse la ropa, sino también presagio de que el sujeto adoptaría un rol, un papel, que ejecutaría con competencia y energía inigualadas. En otras palabras, personajes de este tipo (Franco, Pinochet, con algún punto más en común del genérico, como -al parecer- una academia no demasiado bien aprovechada) se moverían como los individuos más "metidos en su papel" en experimentos como el de la prisión de Stanford o el de Milgram. Incluso, serían individuos que comenzasen como actores, pero que en su actuación fueran mucho más allá de los sujetos "sinceros", sin doblez.
Esto llevaría a pensar, por extrapolación, que los líderes suelen ser de este pelaje, que asoma como pelo de dehesa cuando el registro no excluye el histrionismo, la oratoria abracadabrante y otros fuegos de artificio. Para santo, San Ginés.

lunes, diciembre 11, 2006

Pynchoniana

Ya se habrá dicho, pues suele haber de todo (y como se verá la obra de Pynchon puede ser sólo (¿sólo?) la tesis de que hay de todo1), que lo que puede suceder con Pynchon (A heavenside blast of light y Heaviside's ham-fist attempt to de-Quaternionize [e]the[r] Maxwell Field Equations, suponemos que con las consiguientes anomalías en las emisiones de radio, si las hubiera. Hemos transformado ligeramente dos citas de Against the Day.) es lo que la teoría de Ramsey viene a decir: If there are enough things, then you are bound to find a pretty salient structure2.
Si esto es así, la conclusión es que la narrativa de Pynchon es abstracta (mejor será decir sintáctica, endocéntrica), es una representación que un mal intencionado tacharía de bruta, tal el pintor que dijera representar con sus manchas de pintura, manchas de pintura y mostrar a la afición cómo son las manchas de pintura.
Pero a esto se ha de añadir la tesis de que el mundo son esas manchas de pintura que representan manchas de pintura. La endocentricidad es global. Hay semántica, pero cierta propensión a la metafísica. En las manchas de pintura se descubren muchas estructuras que están ahí fuera. Y con lo que está ahí fuera, es sabido que el mejor consejo es "Hey, let's be careful out there".

1. If (not only in Van's way) we wonder on what there is, Pynchon's answer would be that what there is, is, or what there may be, there is, the ground for this not being a matter of spirit deploying its wings, but a matter of matter, which is always too complex and too much. (Rudolf R. Deer, On what there is not any, Woking, Elmir Editions, 1987).
2. Salient viene a significar que posee la propiedad en la que estabas pensando. Es curioso el lenguaje epistemológico al que puede traducirse o traicionarse la teoría, como aquí se ha hecho. Como la propiedad se pide de principio, también se puede hacer como que se pide y ver qué propiedad sale con un número de elementos dados.

No news, bad logic

En el diario El pais, leemos un titular del que eliminamos alguna información para proteger a los inocentes:
Los especialistas piden incluir X en la formación de los Y,
donde se supone que los especialistas lo son en X. Como se decía antes: "¡Qué van a decir los pobres!". No es de extrañar que cada cual defienda los intereses colectivos de su gremio, "soprattutto se paga il governo"... y se busca un chollo eterno.
Por eso, a los especialistas (Gloria a Dammers y los suyos, para que luego digan que no hay message to you en este blog) no se les debería tomar demasiado en consideración cuando nos cuentan lo importante que es que nos gastemos más dinero en los bienes y servicios que ellos nos procuran. No es noticia que lo pidan. No es buena lógica pensar que su demanda se basa en buenas razones. Lo que no quita para que esto pueda ser el caso, etc., etc.

domingo, diciembre 10, 2006

Sudoku

Ve algunas estructuras sencillas como resultados fáciles de una cadena. Piensa que así rehace el proceso que llevo al planteamiento final del acertijo. En este caso, más bien, al rellenado de los 81 recuadros, no al borrado en diminuendo sin llegar a diecisiete de la mayoría de los símbolos.
Puede preguntarse acerca de lo certero de su hipótesis, que versa acerca de una diferencia cara a nuestra percepción: dos símbolos distribuidos de modo que nos suena irregular en, pongamos, una columna, frente a diagramas en que aparece la pareja contigua e invertida arriba y abajo. Supone que esto último es más resultado a que obliga haber comenzado el planteamiento de cierta manera que pareceira irregular que a haber comenzado de esa manera regular.
Se complace vagamente con la aparición de las ciencias históricas al solucionar un sudoku. Se complace también, al reparar en lo erróneo de su hipótesis y, luego, en lo infundado de su empresa gnoseológica. Se complace en ello porque proyecta semejante descrédito a toda la historia.

sábado, diciembre 09, 2006

Subproducto

La pérdida de las llamadas certezas conduce al triunfo del subproducto. Sin las teleologías que nos alimentaron, el panorama quedó despejado para los resultados inesperados y felices. Se produjo así el triunfo de dios de maneras un tanto indolentes pero, en el fondo, claramente responsable. La esperanza salió también muy reforzada de esos movimientos. De hecho, las filosofías de la sospecha rebotaron hacia una mayor satisfacción de la afición, agradabilísimamente sorprendida con las maravillas de la naturaleza y hasta de la historia.
Digamos, de paso, que no poco es el interés lógico del movimiento cuando se trata de justificar la propia inepcia y de atribuir los marros a nuestra grandeza: colateralidad, que se dice, y que se obtiene simplemente desconectando nuestras intenciones declaradas y sus resultados de la realidad, y ésta del coro y de las fanfarrias.

viernes, diciembre 08, 2006

Nos ponemos poéticos

PSICOLOGÍA DEL CADÁVER

Y en su laberinto, a actuar se le mueve
Y un ir y venir se entiende por conducta
De matiz exploratorio y sobre un fondo oscuro
Aquí un premio o un castigo simples

El observador actúa y es histrión a veces
Imaginad unas gafas y un peinado
Civilizado pero de plástico incipiente
Trazo sutil desvanecido casi

Al cadáver deja solo y también vacío
En un mundo de elementales engranajes
Dónde sólo es hábil tal vez la rata que le horada

Aunque de las notas que aquí quedan siempre escapa
Como escapa el aire si hace falta
Como acudimos al laberinto siempre ingenuos

jueves, diciembre 07, 2006

Pint of view

El local de amplios ventanales, de paradójico calor en diciembre, hermoso en mayo, cercano a Russell Square, se convirtió enseguida en uno de sus favoritos. Desde fuera, cuando miraba a los parroquianos ya le parecía estar dentro. Ya dentro, no padecía por abandonar el lugar, porque veía la calle y veía casi siempre a alguien mirando y como si pensara que ya está dentro o que si entra -y ha de entrar- no sentirá la necesidad de salir, imperiosa como una neurosis.
Durante un tiempo fantaseó con la idea de que el local junto al mercado era el local de amplios ventanales no tan lejano de Russell Square (o, más bien, bastante lejano según se considere). Que entraba a aquél y no le apetecía dejar éste. Que miraba incluso cómo algún viandante se detenía y , de vez en cuando, entraba a acompañarle.
Ésa fue su única manera de frecuentar el local de Russell Square (ya sabemos que el pub no estaba en Russell Square, pero para entendernos). Hasta que empleó dos de los tres días de una breve excursión a Londres para darse por vencido y no encontrar el local de amplios ventanales, tan diáfano recordaba y, por cierto, no lejano a otros lugares que sí supieron acudir a su cita con una memoria con un cincuenta por cierto de melaza y lo demás olvido .



A la vuelta, el local del mercado fue el lugar cercano al mercado y nada más. Ese lugar no es más aquel tiempo de despreocupación, promesas y amistades que iban a perdurar más allá de los servicios de correos y la pereza. Quizá también, cerca del mercado, sea para alguien el local en el que entra y está tan cómodo, en el que está como dentro y fuera, cuando casualmente tiene tiempo y está cerca de Russell Square.

miércoles, diciembre 06, 2006

Diciembre

El duodécimo mes y sus trampas atmosféricas. Del invierno a la paradójica sorpresa de alguna mañana templada o algún sol protegido. El duodécimo mes y los cierres de balance que ya dimos por imposibles en los ejercicios de juventud ociosa.
Diciembre es un mes que nos invita a mirar a enero y eso nos libra de algún disgusto de sabor retrospectivo y aspecto amargo. Miramos a un vacío ridículo en sus oropeles de triunfos renovados, de evitados errores.
Diciembre y su cielo con un cazador y algún animal fiel, o peligroso, o escondido. Las sombras de las noches de diciembre, la gris luz de sus mañanas en el valle. La niebla que lame despojos con la elegancia geométrica de un meteoro lento e inasible.

martes, diciembre 05, 2006

La semana inglesa

Recuerdo los tiempos en que oíamos asombrados e incrédulos las explicaciones que seguían al uso de la misteriosa expresión: "semana inglesa".
En una semana como ésta, la semana española de democracia coronada y dogma de la Inmaculada Concepción, vuelve la ridícula nostalgia de la pobreza, cuando no consumíamos y cualquier alivio era una promesa inabarcable.

lunes, diciembre 04, 2006

Two-tailed tales

Es modélica -¡cómo no!-, son modélicas las fábulas "Décima y décima bis" de las Trece fábulas y media y Fábula decimocuarta de Juan Benet.
Un metódico y cunctator estratega vence al enemigo que su rey le designa hasta reducirlo a su última fortaleza. Él había retrasado el comienzo de la campaña pues, meticuloso, todo requería preparación minuciosa, si bien las presiones de todos le habían llevado a iniciarla sin que su plan incluyera el asalto final a una fortaleza previsible, final y definitiva.
La noche anterior al consiguiente asalto (la campaña, por tanto, casi concluida y si no desarrollada según lo previsto, lo determinado, tal contravención al plan estratégico se debía sólo a su excesivo éxito, lo que significa alto ritmo y velocidad en la persecución), y sin haber confesado a superiores ni advertido a subordinados que no había planificado la operación, reúne a su estado mayor y les ofrece como regalo esa planificación y sucompetente ejecución. Que el cansancio que siente le aconseja, además, dormir durante la mañana de la verdad.
Se nos dice que hay dos versiones del final, igualmente sangrientas para nuestros gustos contemporáneos e ineducados, pero de signo contradictorio. En la primera, el general sale a mediodía y contempla la victoria de sus tropas, su bandera en la más alta torre, enemiga hasta quizá sólo minutos antes:
-No podía ser de otra manera.
Esa es la misma exclamación del general en la otra versión, donde se nos revela que contempla el campo sembrado de los cadáveres de los que hasta poco antes eran su ejército, aniquilado en el glacis frente a los muros:
- No podía ser de otra manera.
La fábula de Benet y la otra fábula de Benet tienen una tercera en que las palabras del estratega no son cínicas y de un borde paternalismo (que es un diagnóstico por el que no pocos lectores están tentados) sino laplacianas, calculadas, deterministas. Pero si cada hecho se sigue de los anteriores y conduce, con ellos, al siguiente, el hecho de las palabras del general es determinado por dos cursos que diferenciamos perfectamente. Pero el determinismo nos parece exigir la unicidad. Se concluye que victoria o derrota propias son sólo apariencia, un símbolo añadido y despreciable en el relato.
La tercera versión tiene una revisión en clave que hemos llamado entangled. Ambas cosas suceden. Por tanto la determinación lo es de la posibilidad de los dos (o infinitos más) resultados consignados. Común a ellos es que "no podía ser de otra manera", pero el hecho que es esta proferencia ya desdeñosa, ya estoica, sería un resultado determinado por la misma serie (o por la serie del campo de batalla más la serie de los razonamientos del general) que los anteriores.
Aunque quizá lo único no determinado fuera esa invariante de todas las versiones, "no podía ser de otra manera", y que eso, como los razonamientos de bronce y mármol, se quedara en pura apariencia, determinada por una causalidad insolente, por alguna ley de conservación y conversación de alguna cantidad que se parece a la mera ilusión.
Pongamos que las condiciones para el resultado de la batalla están perfectamente determinadas hasta el momento en que el resultado se vence misteriosamente para uno u otro lado, momento que se traduce en multitude de momentos a lo largo de toda la mañana de la batalla, pero que esto último no nos pudiera enseñar nada, que no nos dijera nada nuevo sobre lo sabido. Y que no aprendiéramos nada de las experiencias decisorias, de las evidencias nítidas y aplastantes. No podía ser de otra manera.

domingo, diciembre 03, 2006

Der Untergang

Vuelvo a ver El hundimiento. Historia revelada como teatro del absurdo y su preferencia por los espacios cerrados como escenarios vacíos y propensos a la poética del hormigón, de las sillas en alguna sala de espera y de los animales del zoológico. El Tercer Reich cerrado en los años de sus horizontes más abiertos y eurasianos y cerrado en su contracción final y paranoica.
Esta película (más que el libro de Fest y sus otras fuentes literarias) es una obra, como al final lo son todas sobre el régimen nazi, sobre la normalidad. Por ella fluye pesado y ostinato el tema de la inercia de las naciones y de las gentes y de los individuos. Nos comportamos, parece, como si nada, como si no apoyásemos a un régimen asesino o como si la vida continuase tal y como la veíamos conociendo. Después de Auschwitz se pueden organizar todas las fiestas de debutantes que se quieran. Y se pueden organizar primeras comuniones. Se puede hasta escribir buenísimos poemas. Esa es la realidad y es de suponer que es una realidad no demasiado alejada de ese lado un tanto oscuro de la resiliencia ciudadana. No somos unos asesinos -es un suponer-, no hemos podido acabar con el gran asesino, tampoco le hemos negado la colaboración, pero él no nos ha arrebatado la capacidad, no tanto de volver a empezar, sino de seguir.
Se trata, en fin, de una película sobre continuidades profundas, telúricas diríamos , o como lo dijeran Stefan George, Ratzel o Haushofer. Vaya uno a saber. Tierra y destino. O no.

sábado, diciembre 02, 2006

Inmortales por un día

Puede resultar un dato fantástico, pero es una constante registrada que a las agonías de los dictadores suele acompañarlas el paradójico contrapunto de sus fieles con sus eufóricas ceremonias, voluntariosos profetas de la posible e inobjetable inmortalidad de aquéllos, tan absurda como, se diría (pero sólo a primera vista), deseada. De manera conversa, que también se diría, las declaraciones en tal sentido, son síntoma claro de agonía. Todo tirano corre el albur de ser el primer tirano inmortal, pero no se recogen apuestas, salvo para levantar a otros jugadores de desventaja. Asunto éste, como puede verse, de gran interés científico, desde la teoría de las probabilidades hasta la práctica del palimpsesto.
Por lo que se refiere a las ciencias naturales, la etología de los llamados dirigentes del régimen es sorprendentemente pareja sea cual sea ese régimen. Son gallos frente al gran gallo; por otro nombre, vacío. Una ceremonia condenada al ridículo. Tal vez, el arte de la caricatura les absolverá.

viernes, diciembre 01, 2006

When I heard the biass'd cosmologist, I asked for demonstrations and proofs

Un wormhole (engrasado con algún Lorentzian oil) hacia las palabras de Stephen Hawking, quien "se postula como turista espacial", titula el redactor:

O colonizamos planetas en otro sistema solar, o correremos la misma suerte que los dinosaurios, ha afirmado el cosmólogo en una entrevista concedida a la radiotelevisión pública británica.

La aparición de un nosotros en las declaraciones marcianas o postmarcianas de este personaje. Todos (l'humanité o la selección resto del mundo) corriendo hacia la nave, con muy mala educación, atropellando niños, rodando sobre ancianas, mientras se acerca el aerolito tremebundo y un altavoz (puede que telepático) nos asegure repetidas veces que tranquilos, que nuestro genoma queda a salvo. Hacia donde volamos es hacia Moscú.

Poema

RECADO

En la tarde que se deja ir como de rutina
Quien sólo así se conoce y se encuentra
Como en un desmayo galán de vaya uno a saber quién coño
En el verdor y el amarillo de los tilos que brisa suave
Filtran que luz renace, pequeña entre hojas y ramas.
Con un sombrero de paja del bulevar vacío y destemplado
Convengo en un sendero con el primer temblor del crepúsculo.

Estoy en un día de ignota fiesta y me atrevo con el mundo
O con las sombras del Sol poniente
Y se avisa tal vez en la brisa y en los futuros tilos
El ridículo dolor de ese día y esa hora
Como cualquier otro. Como el latido
Incesante al oído martillo que crece que dobla
(Sin tino la marcha pesada de pueblos y ríos)
Como el que repite la consigna vieja
¿Es que de otra calle es la fiesta?
¿Miro a la Luna como a un sombrero?
¿Reclama sin duda sus derechos la Luna?
¿Bocadillos de clientes?
Todas las horas esa hora que el pasado busca
Que hora redimirse quiere.

Y si ahora os dijera que todo vuelve a no ser
A no ser este desfile impreciso de vagas nostalgias
Y si me levantara y os dijera erguido
¿Qué chorra os hais creído? O más bien en un amago
Si ahora yo digo hemos jugado y aunque recuerdo
Cuando yo era un campesino en las fiestas
Ahora soy fuerte que aquí estoy yo otra copa
Como el que gritase en un paisaje descarnado
(pues es figura, no tiene lugar y sí paisaje)
Allí donde la niebla ama la tierra gris, la turba, la planicie
Cuando un caminante apresurado sin rostro no fue testigo

De la voz que se hace aguda y de graja
Y anuncia corneja en poste parada
Nunca bastó haberlo querido y nunca haberlo intentado
Nunca de nada sirvió haberlo logrado
Para así encontrar consuelo en la vana paradoja
O en forzar y retorcer un lugar común que se preserva
Thou shalt be a man, our son
Pero hasta el desprecio desprecia.
Como el que luego calla o el que calló siempre
Como el que alzó su puño o alzó su copa
Y como aquél que no volvió de su copa o de su puño,
Que ahora tal vez yace en una tierra vacía y muda
Como el que ha regresado y sabe que en otro lugar sigue
Vacía su copa su puño y su voz sin fuerza.

Mañana has de volver. Eso es mañana.

jueves, noviembre 30, 2006

Microsaga

En aquel mundo monótono el esfuerzo de los narradores se dirigía fundamentalmente a fingir variedad y complejidad de los espacios (del espacio único) ocres y sin contrastes, infinitos e indistinguibles.
Ahora bien, se afanaban en tal empresa no solicitada sólo porque eran extranjeros. Los naturales no habían reparado nunca en una inexistente monotonía. Siempre habían celebrado, en cambio, la agotadora pluralidad de las planicies y las suaves ondulaciones (estos dos sustantivos sólo aparecían en la literatura, nunca en la conversación, nunca en la geografía, donde eran sustituidos por un léxico numerosísimo, aunque ecoico y demasiado consonante para algunos oídos), o la habían lamentado, por los numerosos problemas que la diferencia introduce siempre en las sociedades políticas y el problema que supone para su estabilidad a largo plazo.

miércoles, noviembre 29, 2006

Extraño

Si el olfato es el sentido de la memoria inesperada y el tacto, el de los jardines de la diplomacia, la vista sigue siendo el sentido de la decepción. Un sabor o un olor conocido nunca nos será extraño, pero podemos no reconocer a los más próximos cuando nos hacen señales desde el otro lado de la calle o cuando nos hablan desde el otro lado del teléfono. Y eso sin forzar demasiado las circunstancias, la luz, la escasa luz, la jaqueca o los atavíos.
Cuando no vemos sino un extraño en el amigo que no reconocemos, nos convertimos inmediatamente en unos extraños para nosotros. Me explico: Yo me convierto en un extraño para mí. Algo ha cambiado. Al menos durante unos segundos, el mundo y nuestra biografía ha cambiado como si otras hubieran sido las opciones ante las bifurcaciones (caudinas siempre) de la vida.
Sin embargo, la cosa no es grave porque solemos tener el entrenamiento matinal del espejo para recibir siempre la mirada y la visita de un extraño. El más extraño de todos.

martes, noviembre 28, 2006

Inteligencia artificiosa

La inteligencia artificiosa, como corresponde a este adjetivo, se ha de tomar siempre en el sentido débil. Sin embargo, podíamos decir que nada es fuerte si nos referimos a inteligencia, ese invento que el loco Frederico no dudaría en atribuir a Sócrates, a Cristo, o a otros reos. Frederico seguramente sería partidario de los algoritmos genéticos, porque le sonarían a muta, a horda germánica, a ante la duda, la más cojonuda, como si esto último no fuera sino el simulacro de un lábil jugador de tute, chinchón o julepe. Pero la inteligencia ciega de la voluntad es un invento del narrador, como lo es la armonía que sabe encontrar el conductor de pueblos y de autobuses:

Sucedió que Oraa dispuso que se diera el toque de alto, y el corneta de órdenes, sin saber lo que hacía, distraído o alucinado, ebrio quizás del frenesí batallador, tocó ataque, y lo mismo fue oír el estridor guerrero, lanzáronse unos y otros monte arriba con ordenado y rápido movimiento, rivalizando en ardor los que el General traía con los que allí encontró. Quiso Oraa contenerles y que se cumpliera su mandato, mal interpretado por el corneta; Espartero, con mejor instinto y rápido golpe de vista, se aprovechó de aquel felicísimo arranque de la tropa, y con llama de inspiración, vio que era llegado el momento de seguir el impulso de los inferiores, de la gran masa bélica. Esta tomaba la iniciativa; esta, en un fugaz espasmo colectivo, dirigía y mandaba. Procedía, pues, favorecer este arranque, dirigirlo, extremarlo, y no permitir que desmayara.

El azar de un corneta piripi hace acortar la batalla y batir a los carlistas sitiadores. Don Benito había adelantado la interpretación sintética: "O la casualidad o un imprevisto accidente produjeron hechos contrarios a lo que la rutinaria lógica de los caudillos disponía." Pero él sabía bien que la enálage servía para destacar al hombre del momento, ese conocido jugador en el casino a decir de alguno, al hecho que no era rutinario. Pero, ¿quién acierta?

lunes, noviembre 27, 2006

El demiurgo incesante

Yo dejé de leer con la fotocopiadora. Las carpetas de fotocopias miden la cerchas de mi casa. Lo dejé todavía más con internet. Mis descargas y el trabajo de mi impresora desafían a los cuberos de los bosques de Siberia. Pura fragmentación. Todo fue rapsodia. Elevé el zapping a mi única televisión con el mando a distancia y las numerables emisoras. Mis dedos se fortalecieron con digitación tan creativa. Dejé de escribir con los blogs. La multiplicidad me abraza. Incesante, como a un cesante borges.

domingo, noviembre 26, 2006

El planeta de los monos

Por último, el único miedo que nos tenga es el que nos provoca la inteligencia colectiva. La que, en algunas narraciones, aparece y no puede asignarse a un solo cuerpo. Conspiración de los fluidos, de las hormigas, del bosque o de Fú-Manchú en un laberinto de espejos.

sábado, noviembre 25, 2006

¿Quién escribió realmente las obras de William Shakespeare?

Consideraremos dos hipótesis, que pueden hacerse equivalentes o mantenerse separadas. Pensemos en un escritor cuya obra consiste en una sucesión de un millón, pongamos, de signos tomados de un alfabeto de 10 símbolos (veinticinco estaría mejor, pero por si echamos alguna cuenta, lo dejamos en diez). Podemos ahora pensar en un millón de monos escribiendo cada uno uno de esos símbolos en una cuartilla. Más higiénicamente, podemos pensar en un sólo mono que escribe sucesivamente el millón de símbolos en un rollo de papel.
En este segundo caso, no se nos oculta la dificultad de la empresa: un acierto entre un 1 seguido de un millón de ceros de posibles resultados. Esto sería equivalente al escenario de un millón de monos (si en el escenario hay un millón de monos, nos preguntamos cómo estará la platea), si las cuartillas o, alternativamente las bestezuelas, estuvieran numeradas de uno a un millón. Notemos, en cambio, que si podemos reordenar las cuartillas a nuestro gusto, la cosa pinta (o escribe) ya más favorablemente. Reconozcanmos que esto sería posible también con un solo mono con un millón de cuartillas a su disposción o con un rollo que se pudiera dividir en el adecuado millón de cachitos. En fin, tendríamos factorial de un millón de permutaciones dividido por el producto de los factoriales del número de ocurrencias de cada símbolo. Al menos, si no me equivoco, pero eso tampoco importa mucho (como se verá más abajo no es que no importe mucho de hecho, es que no importa nada filosóficamente, según veremos).
Sucede que la situación es incluso más favorable si los monos eligen los símbolos con la probabilidad que asignaríamos a cada uno de ellos a la vista de sus frecuencias en las antes citadas obras completas del millón de símbolos. Con un poco de suerte, tendríamos, por así decir, las letras justas para reordenándolas reescribir las obras cuasi completas de nuestros desvelos. Dado que autores como el citado Shakespeare son una mina de problemas filológicos, no es relevante que cambiemos algo. Si, además, hacemos que nuestros monos nos imprima unos cuantos simbolillos de más, seguro que tendremos de sobra.
Ahora bien, no se le escapará a nadie que es trampa, partiendo de unas obras ya escritas, decir que las reescriben unos menardianos monos que, en todo y el mejor caso, podríamos comparar a los fundidores de los tipos de imprenta. Y a nadie se le dejará de dejar de escapársele que la tarea del ordenador de las letras es más ardua que la del Bardo y la de Carlos Argentino Daneri juntos. Pero esta trampa tiene su propia trampa, porque antes de tener las obras, sean las de Shakespeare o las de cualquier otro, no las teníamos, como es evidente pese a los rastreadores de fuentes y manatiales. Por tanto, no podemos excluir que éstas se produjeran por un mecanismo como el citado. Ahora bien, caben aquí dos posibilidades: la primera es que nadie reordenase las letras escritas por el millón de monos, hipótesis a la que, personalmente, me apunto; la otra es que alguien o algo las reordenase.
Podemos asimilar (1) este alguien o algo a un programa de ordenador, del mismo modo que podemos hacerlo con nuestro libro del millón. Podemos preguntarnos si la sucesión de símbolos del programa puede haber sido escrita por un millón de monos y aquí creo yo que apetecería ser más capaces de prescindir de un reordenador de símbolos impresos. Acuden los biólogos evolucionistas en nuestro auxilio, pues vendrán éstos a sostener que los grandes programas crecen sobre el éxito que algunos de los pequeños (1) tienen sobre sus semejantes en longitud.
Tacita a tacita, y acabamos pareciendo Richard Dawkins. Si nos ponemos estupendos, podemos incluso parafrasear una chuminée famosa y decir que a uno de esos programas lo llamamos Shakespeare 1.616.
A los programas que llamamos nihilistas les parecerá, encore au dedans de la chuminée, que todo es lo mismo y que el éxito de algunos programas es el nombre de la respuesta que, ante ellos o con ellos, producen otros programas. Es decir, sospechamos que todo es caos, somos caos, y que no somos capaces (¿cómo?) de distinguirlo (2). Que este es mundo de muy poca calidad, habitado por piedras, palabras, hombres y nubes que se piensan cimas de alguna perfección. Por eso, los principios antrópicos se debilitan o se ven ridículos si se admite que sólo es una pequeña y oscura habitación barrida por confusas alarmas de asalto y retirada. Si aparece alguna grieta aleatoria en el caos, pensamos que todo es grieta. O que esta historia, sonido de feria, pensamos que no está contada por un idiota, o por unos monos particularmente imbéciles en un papel lleno de borrones.

(2) Si lo sospechamos es por el número de monos y de símbolos, no por especial virtud.
(1) La solución es muy clara. Esto es falso. No podemos extender la categoría de la información fuera de su campo de aplicación. Nada es un programa de ordenado, aunque un mundo de programas de ordenador pueda ser un modelo de algo. Los pequeños programas no se enfrentan a otros programas. Las causalidades se contradicen en planos distintos. El programa que sabemos de la pé a la pá es, a otro nivel, un oráculo. La contingencia se monta sobre procesos deterministas que no pueden escalarse hasta el nivel donde aparece aquélla. Como decía un poeta y un tipógrafo: Abajo los tres reinos de la naturaleza. Viva el perder.

viernes, noviembre 24, 2006

Le magasin des citations

El millón de monos llamados a escribir Shakespeare completo (por decirlo de esa estúpida manera: "escribir Shakespeare", etc.) o a escribir, al menos, Hamlet o algo así, todos esos monos están escribiendo un blog que se escapa del azar indisimulable a través de los mecanismos habituales. Al puro azar le sustituye la selección o la restricción que aparenta la razón, y la razón se corresponde con el determinismo que se reserva su imperio, que como imperio ha de ser creciente.
Azar indisimulable es una contradicción en los términos. Podemos simular el azar, pero no podemos pensar en un azar no acotado, que todo lo abarque. Al decir "azar indisimulable" nos referimos a una parcela que nos parece puro azar y donde podemos quedar encerrados.

Anselmo Hahn, La suerte de Azarías, Alfatara Editorial, 2007.

Poemastro

NARCISO EN AGUAS PODRIDAS

Esculpe indigno consejas viejas
Como un no sabrás decir cuándo o cómo
Nunca cercano oíste y necesario
El estruendo en el golpe del cincel
Que lector inatento ya revive
Y cierto es que mano a espíritu guía
No lo contrario, no lo previsible
Y otra mano la esencia barrerá
–pues que de tal cosa aprendiz se ocupa–
Muerta naturaleza que olvidada.
Añade que el instante después
El cielo miras, de mirarlo dejas
Cuando indica tu desgana, ese hilo
Con el pasado que se avecina
Como vuelven al sur las grullas,
Esto es, a saber, los días fríos.


De vez en cuando el paso refrena
Hacia atrás mira y calcular parece
Míralo como miras el grabado
Tan rápido, rápido y sorprendente
Como la vuelta aquélla del camino
Que no alcanzas ni alcanza tu jadeo
Mientras puede que la leyenda rece
En la orla como un fúnebre carnal ramo
No se pierde de golpe la inocencia
Es un acúmulo de pequeñas defecciones
Ahora sientes la pereza, de apartar
La vista necedad es tanta pero
Sigues y las despreciadas huellas
Que en fiel crüel retrato precipitan
No sabemos quién ve y quién busca
Y el agua corre y si encontramos
Más tarde nocturno ya sabes bajo la Luna
Cómo decir dónde llevó mi rostro
O ese detritus que fue que es tiempo
Arrojado con gesto inevitable
O que allí, allí donde levantar la vista puedas,
Creció rostro y máscara del tiempo ido
Ese teatro sombrío que yo me construí.
Ese jardín y sus cegados muros
Así un compromiso cansino y unos pies cansados
Son para el tacto hojas y misteriosas flores
Pero es la hora gris en que el Sol de Mayo
Sobre la loma parda indiferente contempla
Cómo cae yerta tu mano y cómo
En las aguas una vez más, sic semper,
Astuta y fría
la trampa se ha cerrado.

jueves, noviembre 23, 2006

Scifi

Se encontró con sus recuerdos un día como cualquier otro. Aún le quedaba la lejana memoria del eslogan que le llevó a vender: "enajene sus recuerdos sin convertirse en un enajenado". Nada especialmente grave, porque los recuerdos, algunos de ellos, nos pueden sobrar, pueden sernos menos útiles que el dinero o que algún dinero urgente. Incluso, algunos hubo que, por altruismo, cedieron sus incompartibles recuerdos a alguien que parecía andar más necesitado.
Lo que no habían previsto autoridades públicas, ni empresas, ni particulares era que los recuerdos adquirirían capacidad jurídica y recursos para emanciparse, para llevar su propia vida. Encontrarse con los antiguos recuerdos, ahora independientes, adultos, no era bueno porque, de hecho, somos parte de su propia memoria, y les podría interesar comprarnos.

miércoles, noviembre 22, 2006

Marxismo y marrismo analíticos

Dialéctica: desconfiar de las figuritas de nuestro belén. Descubrir en un axioma el futuro fruto de la contradicción colgante de la rama del quiasmo. Desconfíese de los dialécticos analíticos: son los que han sufrido, por el incremento de su grado y cantidad de dialecticidad, un cambio cualitativo hacia la analiticidad. Analítico es no remontar y no segar la hierba bajo nuestros postulados. Por donde pasa la dialéctica no vuelve a crecer el césped artificial.

martes, noviembre 21, 2006

By the way

Darth, James Darth.

Tenue mitología

En alguna superficie eventual contempla el ciclo indefinido de algunas historias inconexas. Como la ciudad, o sus luces, en el sucio charco, tras esa primera lluvia que despierta el polvo y la grasa (ajo, algún zafiro) de los días anteriores. Ninguna historia nos satisface sino por un espejismo de detención. Se trata de que esa historia sea todas las historias posibles, de que un mecanismo concreto ocupe su lugar en el más amplio dispositivo lógico a nuestra disposición. Para un panóptico de todas las posibilidades que se nos pasarían por la cabeza si nos pusiéramos a ello.

lunes, noviembre 20, 2006

Ilusionismo

Las historias, especialmente cuando nos recuerdan a una maquinaria de relojería precisa, quizá sean sólo la ilusión a la que contribuye la retórica de un narrador que se confiesa engañado durante algún tiempo o que se descubre aún engañado, pero que nos invita a asistir a una revelación ya pasada, ya por venir. En medio, dei ex machina, o ex machinis, que no necesariamente son todos de la misma máquina. Todas las historias como una ajustada cosmología con todos sus componentes campanudos. El hombre nos demuestra un principio cósmico, que es lo mismo, una vez armado el universo, que ver en éste un principio antrópico.
Así las historias, una fábrica que el demiurgo acompaña de un relato que nuestro ojos corroboran y que es absolutamente falso. Como un romanticismo de cristal de roca y metacrilato. Como Hölderlin frente a los Montes Metálicos.

Lluch

El aniversario del asesinato de Ernest Lluch da lugar a artículos de no poco interés, lo que quizá se explique por más razones que por el cariño y respeto que el personaje pudo despertar entre sus próximos y también entre muchísimas otras personas. Así el artículo de Antoni Segura en El País. Por desgracia, "interesante" es adjetivo que no implica un juicio positivo en todos los ejes: La mecánica de una estafa o el curso de una enfermedad pueden ser interesantes o muy interesantes, pero no se trata de procesos agradables, deseables o laudables. Así, un artículo puede ser interesante por ser un modelo de lo que a su lector le hubiera gustado decir y argumentar; o puede serlo por todo lo contrario.
También es interesante aquello que nos resulta incomprensible una vez que hemos retirado la plataforma desde la que se nos habla y la que nos sostiene, esto es, si damos en pensar contra toda evidencia que todo el mundo comparte una misma y bien intencionada plataforma. Es interesante porque nos muestra de qué conflictos está hecha la realidad. Y es interesante el hecho mismo de que, por la razón dicha, algo nos resulte incomprensible. Y lo es porque nos muestra lo absurdo de la empresa: por debajo de los discursos y su lógica se mueven demasiados supuestos que marcan una división irreconciliable, irreconciliable sobre todo si nos olvidamos de ellos, si los mantenemos ocultos en nombre de una bondad tan luminosa como inexistente.
Seguramente, por lo que hace al conflicto vasco, la vida y la muerte de Lluch son la historia de un fracaso, de un fracaso popperiano, cabría decir, y de un fracaso que continúa con algunos de quienes le toman como guía en la estela de la Gemma Nierga de "ustedes que pueden, dialoguen". Cualquiera diría que Lluch se equivocó con los asesinos -y así lo recuerda Segura: "Creía que no volverían a matar"-, pero para no pocos no hay refutación en este terreno, sino una sucesión reforzada de corroboraciones, y no en un terreno teórico, más o menos ajeno a lo que hemos de hacer, sino precisamente en lo que respecta a la política que se ha de enfrentar a un problema muy serio, porque el terrorismo de ETA cuestiona la integridad, y por tanto la esencia, de la sociedad política a la que se enfrenta.
Y es que Lluch era seguramente muy coherente: si el terrorismo era verdadera, realmente, causado por un conflicto originado no sólo por la inadecuación de la España y el Estado español reales a algo así como "su ser verdadero", sino por su ilegitimidad de fondo y su indeseabilidad frente a otras posibilidades, había que actuar neutralizando este factor, lo que sería positivo a muchos efectos y también para que el terrorismo etarra desapareciera.
Sin embargo, es posible que el diagnóstico histórico de Lluch fuera erróneo -tanto en lo que hace a la realidad histórica de la España moderna como a los nexos causales de esta realidad con el terrorismo- y que la política que propugnaba no fuera sino voluntarismo. Así, la sustancia de la posición de Lluch no consistía en sus reclamaciones de "generosidad" para con los presos en tiempos de la tregua anterior, sino la idea de la "verdadera lealtad constitucional" que no se aferra "a las palabras, sino [que se atreve] a escribir palabras nuevas", según nos recuerda también Segura. Pero es posible que la España de Lluch sea una ilusión, que sea una imposibilidad como unidad política.
En ese sentido, acaba por resultar ridícula -aunque adivinemos o reconozcamos la ironía de la autodenominación en la pluma de Lluch- la vindicación de la alternativa "austrohúngara". Segura se refiere a un artículo de Lluch que data en octubre de 2000 ("Por qué soy austrohúngaro") y cierra su escrito con palabras que ya no nos sorprenden: nos habla del "empeño del presidente del Gobierno por conseguir la paz y la libertad y por avanzar hacia la España "austro-hungara" con que soñó Ernest Lluch".
Seguramente, la variable vacía del diálogo es entendida de muchas maneras y de modo que coincida con lo que cada uno espera, con sus intereses. De modo que a cada uno le moleste tan poco como, después de 1918, nos ha molestado el imperio austro-húngaro.

domingo, noviembre 19, 2006

Vasili Semionovich

Beevor y Luba Vinogradova editan, comentan fragmentos de cuadernos inéditos (la Gran Guerra Patria) de Vasili Grossman. Fragmentos. Los fragmentos están hechos para la intensidad de la impresión, para la impresión intensa. Toda una teoría de vida y una filosofía -conocida- de la composición. Una teoría que se alimenta de frases más cortas cuanto más cortos son los fragmentos. Contingencia, en fin, de la represión tras la guerra. Todo es cuestión de darse cuenta de que todo lo que no es fragmento es ilusión. También en Iasnaia Poliana. Y, al parecer, durante bastante tiempo pensaron eso también en la Stavka y en el Kremlin.

sábado, noviembre 18, 2006

Relato breve

No diríamos tanto que la puerta no se había acabado de cerrar. Era que todavía no había sonado el portazo. Pero esa fracción de tiempo se refiere al retraso habitual de la conciencia, que con sus múltiples espejos a veces lo vive como un adelanto o revestido de los andrajos de la profecía, tal como hay muchos que revisten sus palabras con las guirnaldas del torpe verso.
Se imaginó a sí mismo lamentando la puerta cerrada, infranqueable, y él fuera. Así estaba, estuvo, estoico, unos segundos hasta que recordó haber ya recordado la obvia solución.
Y se recordaba también cuando recurrió al vecino, balcón con balcón, para forzar levemente la puerta que daba a éste, apenas protegida por dos macetas y mal cerrada, como siempre. Sobrevivía aún la memoria del vago alivio que sintió, tras cabalgar no sin cierta agilidad sobre la verja que separaba -a unos quince metros sobre el suelo- las dos propiedades, sobrevivía agridulce entre la desolación y el tenue eco de la mera constatación: la de comprobar que, pese a algún indicio menor, insiginificante casi, aquélla no era su casa, que de allí no había salido nunca, que no se le esperaba.

viernes, noviembre 17, 2006

Sin doblez

En aquella lejana land of dreams de 1980 y otras fata morganas habitaban también admirados personajes cuyo rostro no nos era conocido o nos era aún dudoso: algo que se daba, por ejemplo, si sólo conocíamos dos fotografías del sujeto no demasiado coherentes entre sí. En consecuencia, algunos de nuestros dobles conciudadanos procedían no de alguna adecuación de orden moral o ético o etológico, no digamos ya estético o meramente sensitivo (1), sino de una hipótesis azarosa que aprovechaba alguno de nuestros numerosos ocios para visitarnos, pues ya se habrá percatado el lector de que postulábamos a nuestro capricho no tanto la vida y los milagros de los habitantes de nuestro parnaso como el cupo de ficción que les correspondía a nuestros desconocidos, anónimos paisanos, paseantes correspondientes de la gloria en nuestro espejuelo ciudadano.
Hay que decir que no teníamos dobles de personajes abiertamente deleznables, repulsivos u odiosos. Complementariamente, a quienes podíamos odiar o despreciar nunca nos molestábamos en encontrarles pareja, quizá tan sólo -en ocasiones por lo general poco memorables- en el reino animal, o en sus regiones de más dudosa fortuna fabulística.

(1) Los admirados eran siempre estrictos contemporáneos: ni, como hipótesis metafísica, se nos ocurría la existencia de un doble de Rubén Darío.

jueves, noviembre 16, 2006

Dobles

En aquella época nos aficionamos al juego venialmente paranoico de los dobles. Hablo de más o menos 1980, 79 en Canarias habríamos añadido entonces. En nuestra ciudad habíamos identificado a un Bertrand Russell, a un Hans-Dietrich Genscher y a muchos otros personajes del mundo que entonces seemed / To lie before us like a land of dreams.
Por estas calles sigue con su pacífica vida un Ariel Sharon y suele pasear un Gorbachov inmaculado. Teníamos también un Roland Barthes (éste nos parecía particularmente exacto y cartesiano), que tenía o regía un bar. Así que, de vez en cuando, visitábamos el bar de Barthes.
Yo tenía también un Alberto Cardín. Cuando años después conocí a Alberto Cardín (fue un año antes de su muerte) comprobé que el mío y el suyo propio no se parecían nada ni en nada. A mi Alberto Cardín le he vuelto a ver, después de muchos, este año. Lo vi hace unas semanas y hoy me lo he vuelto a cruzar. Ante mi ridículo tribunal, él es él y es otro, como ante la divinidad indiferente eran uno los dos teólogos famosos.
El Cardín doblado está como siempre -el siempre es aquel 1979 canario-, pero con el pelo blanco, homogéneo y robusto. Inevitablemente me hace recordar a Cardín y me hace recordar aquellos tiempos cuando yo todavía no había sido sustituido por éste que les escribe. Un saludo.

miércoles, noviembre 15, 2006

Tres motivos para un tratado

1. La arqueología no se las ve con la horterada. Simplemente la borra y sólo una categoría estética intersecta la labor del arqueólog: la categoría de lo bello. Hasta el mal gusto, la obscenidad o lo chocarrero adquiere un aura pompeyana, con la fuerza de un volcán, claro. La arqueología redime y la arqueología futura redimirá las urbanizaciones con estatuas de los padres del promotor. Luego dicen que el mundo avanza.
2. Si los rendimientos del trabajo se incrementan, es posible por el efecto sustitución que muchísimos individuos decidan trabajar más horas. Depende, pero es una contingencia que los economistas contemplan en sus manuales y puede que en más sitios. Los economistas suelen ilustrar el efecto con un empleo al que todos pueden acceder. Creo que Stiglitz (y tantos otros) recurren a la figura del taxista. Habría que repasar la literatura desde Marshall - si no antes- para acá y catalogar las profesiones comodín que se han sucedido, las vocaciones ocultas de cada autor, época o escuela, su violín o su azadón de Ingres. Volviendo a la invisible y gran manaza, piénsese en la utopía de un país que produce sobre todo un bien: carreras en taxi. Un mundo de taxistas, algo que no contravendría a los intereses de alguna emisora, según es fama.
3. La experiencia más importante de las que nos suceden y la que más nos maravilla es la de pasar de no entender algo a entenderlo. Además, nos gusta porque nos permite mirar a aquel extraño, a aquel otro con la ternura que se tiene para con el que ha ido dentro de nuestra misma ropa.

martes, noviembre 14, 2006

Intransitivo

Juan M.R. Parrondo, en su entrega de noviembre en Investigación y Ciencia habla de situaciones intransitivas. Al lector le transitarán por la memoria la paradoja de Condorcet, el teorema de Arrow, todas esas cosas. Puesto que aquello de lo que habla Parrondo nos recordará otra cosa, que, a su vez, convocará una tercera a las candilejas de la memorieta, para de aquí volver a los dados de los que habla nuestro autor, etc. etc, et eadem et alea.
Apuntamos aquí que la de intransitividad, al menos por metáfora en dominios donde ni una aparente relación de orden podría ser pergeñada, es idea ubicua. De la moda es esa intransitividad exacta y el tiempo y sus temporadas doblan el orden totalitario de las horas y de los años con la sustituición del sustituto del sustituto por el sustituido; ¿o debe decirse al revés?
Otro caso es el de las tácticas deportivas: el sistema que expulsa a las viejas tácticas es expulsado a su vez por otro que irá al exilio a manos del primero. La intrasitividad y sus ruedas, sus ciclos atroces, más ordenados que cualquier otra cosa. La caducidad de la palabra mejor, forsan miseros meliora sequentur, que se dice desde Al Bano, ¿o desde Romina?

lunes, noviembre 13, 2006

Report entanglement

En relación con el informe elaborado por XXX y que le llegó a vd. después que el remitido por este servicio y que coincide punto por punto con éste, y a propósito de su interés por saber si podía éste ser copia de aquél, o aquél de éste, o ambos de un tercero, debo aclararle lo que sigue, no sin antes manifestarle mi extrañeza como responsable del servicio ante el hecho de que, contra las normas de procedimiento vigentes, XXX investigue y emita un informe sobre las actividades llevadas a cabo por un sujeto que está bajo la vigilancia de este servicio:
1. Nuestro informe, tal como se indicaba en el mismo, no está cerrado y, de acuerdo con el protocolo establecido, puede completarse con las informaciones cifradas contenidas en el documento anexo B, que también le remitimos y que vd. deberá hacernos llegar de vuelta con las indicaciones precisas si así lo juzga oportuno.
2. El método de cifrado utilizado implica las características físicas de la impresión sobre el papel y el mensaje cifrado no es reproducible por los métodos ordinarios de reproducción del material gráfico, esto es, el mensaje cifrado no es reproducible.
3. Podemos optar por dos procedimientos de descifrado, alfa y beta. Si lo desciframos mediante el procedimiento alfa, no sabremos qué se pude obtener mediante beta, pues el descifrado supone la destrucción física del documento. Lo mismo cabe decir si se opta por beta. Aunque el testigo cifró información sobre dos acciones distintas del sujeto, lo hizo sólo esta vez, en este documento, y ha de elegirse sólo un método de descifrado, lo que elimina la información sobre la otra acción. Así permanecermos en la ignorancia con respecto a una de ellas. Nos ahorramos nuestro juicio sobre el espíritu de colaboración de este testigo.
4. En consecuencia, le requerimos a que nos facilite su decisión sobre qué procedimiento de descifrado debe este servicio poner en práctica o bien si deja tal decisión en nuestras manos.
5. Así las cosas, aunque pueda registrarse una estrechísima, una exacta coincidencia entre nuestro informe y el de XXX, lo que incluye a los respectivos anexos B, no será posible aplicar en un caso el método alfa y el método beta, porque el anexo de XXX no puede ser una reproducción de todo nuestro anexo beta, incluido el irreproducible mensaje cifrado.
6. Sostenemos que nuestro anexo B es el auténtico. Que si el anexo B de XXX contiene un mensaje cifrado no puede contener información facilitada por el testigo antes referido, pues reiteramos que éste sólo plasmó su testimonio en dicho anexo y que cualquier coincidencia, si se opta por el mismo descifrado, será poco más que casual y, si se opta por procedimientos distintos, nos estará igualmente hablando de sujetos distintos.
7. En resumen, el informe remitido por XXX , o al menos el anexo 3 no puede ser una verdadera copia y entonces se ha de referir a otra cosa que el nuestro. Es decir, aunque tanto el suyo como el nuestro se refieran a todos los sujetos, a todos los hombres, etc. siempre estarán referidos a un hombre distinto, el nuestro y el suyo.

domingo, noviembre 12, 2006

Entangled tale

El sujeto salió no muy temprano. No sabríamos decir exactamente cuándo, pero le vimos regresar a las 15:35. Como el operativo ya había sido organizado adecuadamente a esa hora, estamos seguros de esto último. Algunas consideraciones sobre acontecimientos correctamente datados nos permiten afirmar que estuvo fuera más de cinco horas y menos de seis y media.
En estos momentos (son las 19:28) seguimos intentando completar la información disponible sobre dónde estuvo y qué hizo durante el lapso de tiempo apuntado.

P.S.: Esperábamos que cada nuevo dato convenientemente contrastado eliminase todas las demás posibilidades que, en principio, podrían (y de modo ciertamente ocioso) contemplarse. Además no encontramos contradicciones y así fue bastante sencillo establecer algunos hechos indubitables sobre lo que nuestro sujeto hizo, dónde y cuándo, con quién estuvo y qué ropa llevaba.
Sin embargo, al cabo de algún tiempo, empezamos a recibir testimonios de una naturaleza totalmente inacostumbrada. No le habían visto en el Café del Puerto. Le habían visto en un café, y no en uno especificable aunque el testigo ignorase en ese momento su nombre, sino que se le había visto en un café genérico que era al tiempo todos ellos: No se podía decir de ningún café de la ciudad que no hubiese estado en él a cierta hora. Había hablado con una mujer que era todas las mujeres, al menos de cierta edad, de cierto aspecto. Otra vez, todas esas mujeres, cuyo número ignoramos, habían intercambiado algún secreto con él. Es cierto, es seguro, que a las 15:35 estaba de vuelta en su casa.
De momento señalaríamos que nuestro sujeto no es un individuo. Es uno que es todos ellos. O todos nosotros.

sábado, noviembre 11, 2006

Gargarisma

La antigua comarca que memoria visita
Es un sueño de nunca que pasado musita.
Es un fuego callado que tibio se quiere,
Nos señala un punto que eterno preside
El camino que andamos y que no es camino
Y nunca dibuja el mapa que somos
Y a veces soñamos.

La comarca dibuja ribazos tranquilos
Donde mudan culebras camisa y salta
Hacia adentro entre piedras y hierba
El lagarto esquinado que siempre vigila
Esfinge pequeña que preguntas no hace
Y así enigma más grande se hace.
¿Qué dices?

Me alejo, la imagen precisa acude sin falta
Y así atesora el paso risueño y el soto
Que diseña más neto el paisaje sereno.

Aperos que apenas lo son de labranza
Reúnen la bruma y el rayo

En una umbría de chopos callados.


viernes, noviembre 10, 2006

Las chicas son guerreras

Kevin Watkins:

Cuando necesitas beber, vas al grifo y te sirves un vaso. Cuando necesitas lavarte, abres la ducha, que está en tu propia casa. Pero en muchos países pobres, mujeres y niños, casi siempre niñas, caminan horas para llevar agua a sus hogares. En ese tiempo, no pueden trabajar ni ir a la escuela, y eso, por supuesto, será una traba para el desarrollo futuro de esas regiones.

Y, cuando hay letrinas separadas para niños y niñas en los colegios, está demostrado que ellas acuden más a la escuela; en caso contrario dejan de ir.

La explotación sabe lo que se hace. Pero, en su dialéctica el momento fundamental es, como saben y nos han mostrado los cuentistas, los fabulistas y los filósofos en bata y con bacín, es el de la aceptación de la propia debilidad por el explotado. Su debilidad es esa aceptación, que no es casi nunca individual sino una marca que define al colectivo. El grupo explotado es más grupo por la aceptación de su estatuto presente que, por así decir, por sus condiciones iniciales. Sin embargo, sorprenden siempre los resultados de una situación en origen sólo levemente asimétrica, la extensión y profundización, muy coherente, de las diferencias. Y lo que suele constatarse también es que los explotados tienen que explotar su propia e interiorizada definición para que pasemos a otra cosa, mariposa.
La otra cosa es que si no somos ni cuentistas, ni fabulistas, ni filósofos y nos falla también lo de la bata y el bacín, nos tocará más bien decir que la explotación se dice de muchas maneras y de más todavía que no se dicen nunca.

jueves, noviembre 09, 2006

Tras aplicarse a la lectura de algún blog, llega a casa y recoge la correspondencia

El fiscal universal. Y así levanta sobre los demás la causa de sus propias obsesiones. Obligado tal vez por la urgencia o la diaria comanda del blog.
Sus obsesiones interpretando siempre en beneficio de su prejuicio y en perjuicio del otro el material sobre el que acusa y dicta sentencia. La justicia de la causa iluminando su entendimiento como el de un profeta. Oligoparanoia: la sospecha edificada sobre un mínimo detalle, sobre un párrafo lateral o sobre su ausencia.

Me escriben los bancos. Casi ninguna otra cosa aparte de eso y de la llamada correspondencia comercial en el buzón. ¿Me encontraré aquí con posts de los bancos? ¿Adquieren los blogs la mágica estatura de cliente de una entidad bancaria? Un banco sí está edificado sobre mínimos detalles de realidad incontestable. Una contabilidad nunca paranoica, en todo caso creadora de obligaciones.

miércoles, noviembre 08, 2006

Blue Moon

Javier Sampedro en El país nos informa de que "El investigador Bruce Lahn, de la Universidad de Chicago, lleva unos años analizando microcephalin, ASPM y otros genes cuyas mutaciones producen microcefalia", lo cual no se queda ahí porque:

Una variante del gen microcephalin aparecida hace 37.000 años tuvo tanto éxito que ella y su vecindad cromosómica (el haplotipo D) aparece ahora en el 75% de la población mundial (y no en el 1%-2% que le correspondería por azar).
Lahn ha reparado en que el haplotipo D tiene una estructura muy extraña. Por un lado, todos los haplotipos D son casi idénticos en las personas que los llevan, como cabe esperar por su reciente propagación.

Ahora bien, se acaba por casi concluir que el famoso haplotipo D "parece pertenecer a una especie distinta: un homínido que llevaba separado de nuestro linaje un millón de años. Pero que se cruzó con él al menos una vez hace 37.000. El único que cuadra con esos datos es el neandertal, y eso es lo que proponen Lahn y su equipo en su último trabajo (PNAS, edición electrónica)."
Llama la atención que el salto al paleolítico superior se apunte en el haber de los por entonces crepusculares neandertales. No se entiende muy bien que -y son palabras de Lahn las siguientes:

Teniendo en cuenta la función sumamente crítica que este gen tiene en el desarrollo del cerebro, es razonable proponer que esa nueva variante condujo a una función cerebral mejorada de alguna forma. La relación que pueda tener este acontecimiento con el gran salto del paleolítico superior es una cuestión especulativa, por supuesto. Pero no está fuera del abanico de posibilidades que aquel suceso genético y evolutivo contribuyera a la evolución cultural.

Cielos, la cultura, fenotipo sublime. Como yo soy del veintincinco por cierto de las variantes poco creativas, me temo que no puedo apuntarme demasiado en esa parte del curriculum vitae que se mapea con el árbol genealógico. Vaya uno a saber.
Sin embargo, en cuestiones de cultura yo tiendo al lamarckismo, en particular, los miércoles. En este sentido, no me parece irrelevante señalar que además de su filiación en la Universidad de Chicago, Bruce Lahn es investigador en el HHMI. De hecho, en la página web del HHMI, el curioso y ahora avisado lector encontrará bastante información sobre los hallazgos e invenciones de nuestro Doctor Lahn. En cuanto a la expresión fenotípica de HHMI, diremos que estamos hablando del Howard Hughes Medical Institute, una institución que nos sumerge en un ámbito de interés absoluto, Jane Russell y Leonardo di Caprio. El neandertal como The Outlaw (1). Howard Hughes, aviones como brontosaurios, homo aviator.

(1) Una población de machos neandertales, Buetel, Huston y Mitchell, que buscan una hembra desesperados y atentos, mozos viejos del musteriense y sus casinos. Anticuados, autoindulgentes.

martes, noviembre 07, 2006

Video deteriora proboque

El videoarte. Los millones lo ven a través de reportajes videográficos que muestran las disarmonías y contrapuntos de los escalonados receptores. Como la pintura de pinturas, se diría, pero no es así del todo. El fragmentarismo aparente como retórica perpetua del videoarte se dobla así en las prisas de la grabación y el montaje apresurados.
Cabe sospechar que el videoarte haya heredado falsamente un prestigio de la televisión, que es la capacidad de ver lo que está en otro lado y simultáneamente a cuando se da o produce (dentro de lo que cabe, que diría Einstein). Así, el espectador desavisado puede suponer contigüidad (la contigüidad que median la emisión y la recepción televisivas) a lo que ve en los parsiominiosos monitores del museo.
Lo cual nos hace pensar en la potencia, generalmente no reconocida, con que la mimesis sigue operando. Y eso sin contar con los innecesarios discursos legitimadores de un género artístico hace unas décadas novedoso: la realidad y su representación lo exigían.
Como nos llega el video dentro de un video, me limito a este conocimiento de antología apresurada, a mi felicidad filistea, a mi otro perro con ese hueso.

lunes, noviembre 06, 2006

Paseos y paralipómenos

La institución del paseo se ha disuelto como la memoria en la memoria. Seguramente, porque sólo paseamos en el pasado. O salimos a nuestras obligaciones, o a ejercitarnos, o a dar una vuelta. Pero el paseo corresponde a una figura humana que nos es tan próxima o tan ajena como nuestro propio pasado imaginado. No nos daremos un paseo. Nos habremos dado un paseo.
Si me voy a pasear, soy sospechoso de querer esfumar un conflicto doméstico. Me voy a tomar un café o a por tabaco. Si mañana nos damos un paseo, mi plan está expresado con una marca de obsolescencia que la buena voluntad redime.
Un paseo es ya siempre un paseo aleatorio, con la escenografía de la intención y de la ciencia -de la razón, que es determinismo-, todos flâneurs para vencer el pirronismo y el muro donde, al fin, es seguro que acaban ¿nuestros? pasos.

domingo, noviembre 05, 2006

Dos poemas para elegir, ¿o son uno?

DONDE YO NO ESTUVE

Donde yo no estuve
allí habita una verdad infinita
en un pequeño corazón

Donde nunca estuve
guardianes de la verdad
me miraron curiosos
como yo perplejo

Allí donde no acabé de entrar
donde mis pies dudaron
donde no sostuve la mirada

En todos los lugares
del pasado, al que sé
que regresar no puedo

En todos los rincones
de una memoria arruinada

En todos los relámpagos
en mitad de las sombras.



DONDE YO NO ESTUVE

Donde yo no estuve
nadas se enroscaban en ceremonias de nada
que lo eran todo

Pensé que yo no merecía

que los arduos secretos eran ajenos
que sólo a mí esa verdad negada
en el prado, la taberna, las conspiraciones

juventud loca o edad de sueños frescos
que a juventud ociosa dieron

Donde nunca estuve
reuniones fastuosas
en torno de la abundancia
que otros celebraran.

Pensé luego que acabé por trivializar
Señora, así son de estado los secretos

Minucias de pesantez extraordinaria
Seguí envidiando la vida con secretos de los otros.
Alta filosofía de otros.

Me despreciaré con método y locura.