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viernes, septiembre 30, 2022

Dietario laboral: batallas

Como conviene recordar, las victorias muestran en según qué ocasiones su mala costumbre de ser pírricas. Las derrotas suelen ser peor, no obstante. Cosas sabidas y que quizá corroboren la tesis de que el resultado de un conflicto es más apariencia que otra cosa.



Dominum meum adiuturus sum


Trivialidades, pero en este asunto se entremezclan no pocas ideas de las gordas, apariencia, realidad, fin, causa; pero esta entremezcla y también su pretendido desentrañamiento pueden dar lugar a resultados aparentes, no ya pírricos, sino pirrónicos. Alguno imaginaría que de tal concierto resulte una idea dormida y dejará que la naturaleza le acune y le arrope, también las ideas tienen frío. Pero esto nunca sucede, porque las ideas se enzarzan en la batalla y ya nunca se separan.

[continuará]

jueves, septiembre 29, 2022

Dietario laboral: el recreo

Esto es, el patio. Quizá no, si lluvia. O si mucha lluvia. Y entonces el aula está caliente y húmeda y más desordenada. Y las bufandas están por un sitio y los abrigos por otro lado, pero los niños nunca han usado paraguas. El vaho. Alguien abre una ventana que otro cierra.

Hay otros patios, los de luces y los de la cárcel. Las lunas en Zaragoza y la prisión de Torrero. Pero la cárcel se aproxima siempre exquisitamente a su arquetipo. Podemos sospechar incluso que algunas cosas han emprendido una carrera ontológica que mejora a su arquetipo. Puede que lo hagan todas y que el arquetipo siga a sus copias con la lengua fuera, à bout de souffle.


Ut pictura, fabrica


Esto es el aula, las hay con más o menos cachivaches, pero ya se sabe que cambian de tamaño con los años. Así, las aulas intentan sobrepasar a su arquetipo por la vía cuantitativa. Su arquetipo, se sabe que espeleico, pero pintado de colores claros.

miércoles, septiembre 28, 2022

Dietario laboral: Alea iacta est

Es algo conocido que nuestra intuición se engaña ante ciertas situaciones digamos que problemáticas y que han de tratarse con las herramientas propias del cálculo de probabilidades. Incluso se diría que, en los terrenos de la lógica elemental nuestra intuición propende a falacias de tan fácil desentrañamiento como es la de la negación del antecedente, sin ir más lejos. Que tales tendencias se dejen explicar evolutivamente puede tener su interés. Además, es sabido que también estimamos muy poco certeramente la probabilidad si no estamos educados en la disciplina que la estudia y si no estamos familiarizados con los fenómenos a los que se hace referencia.

Viene esto a cuento del llamado 'Problema de los 100 prisioneros',  problema que se deja formular de manera muy sencilla y entendible y que tiene una solución precisa, pero que a varios niveles resulta chocante cuando se conoce. El lector puede raudo acudir a la wikipedia para saber de una cosa y de la otra. Sucede que cien prisioneros numerados del 1 al 100, cada uno conocedor de su número, se salvan todos o mueren todos tras cierto proceso, consistente en que uno por uno entren en una sala donde hallarán cien cajas cerradas y numeradas del 1 al 100, cada una de las cuales contiene una ficha cada una con un número del 1 al 100. Las fichas han sido colocadas al azar dentro de las cajas. Así, la caja 50 pude congtener la ficha 17, por ejemplo, y en una larde escadas imaginación la caja 80 puede esconder la ficha 80. Cada prisionero puede mirar el interior de cincuenta de las cajas, las que quiera. Al acabar no puede comunicarse con los demás, pero antes de iniciar la prueba sí que pueden hablar los cien entre sí para establecer una estrategia.



 Ὁ κύβος ἀνερρίφθω


El asunto es que, si todos ellos dan con su número en una de las cajas que abren, se salvan todos; pero si uno solo no lo hace, son ejecutados todos. Creo que lo he explicado bien, aunque tampoco importa mucho porque el improbable lector puede ir a la fuente indicada o a otras muchas.

Nuestra intuición suele mostrarse al principio pesimista, la prueba parece extraordinariamente difícil y no poco cruel. Sin embargo, existe una estrategia que garantiza más de un 0,3 de probabilidades de éxito, lo cual no está mal del todo dadas las circunstancias. En peores ruletas rusas se ven en ocaciones los prisioneros de guerra y otros desfavorecidos de la fortuna.

Ahora bien, esa estrategia es fija, todos deben seguir unas mismas reglas al entrar en sala de las 100 cajas. Aquí no la explicaré. Que inventen ellos. Nótese, con todo, que es más verosímil que uno de los prisioneros o unos pocos conozcan o den con esa estrategia y se la expliquen a los demás, que no que emerja limpia, fijada y espléndida tras un proceso asambleario. Mejor dicho, una hipotética asamblea se coagularía en unos grumos o grupos que podrían generar ideas interesantes, pero eso ya no sería una asamblea, sino un conocido métoido de resolución de problemas.

Y aquí llega el mío. ¿Cuál es la probabilidad de que todos entiendan correctamente la técnica a emplear y cuál es la probabilidad de que ninguno meta la pata? Ciertamente, uno puede meter la pata y tener suerte, y así tenerla todos, pero es algo que nunca conviene para que las cosas salgan tan casi terciadas, como se señaló.

Me temo que ese es otro componente del problema que no resulta nada despreciable. Quien se dedique a la enseñanza y haya dado alguna vez instrucciones sencillas acerca de una tarea a un grupo no demasiado pequeño de individuos tirando a competentes, sabe que alguno meterá la meta, que pondrá el nombre, pero no el DNI, o que lo pondrá donde no es. De ahí, que sea yo un tanto pesismista sobre los cien y me tema una hecatombe sin bueyes.

martes, septiembre 27, 2022

Dietario laboral: divulgación

Esa forma excelente de halagar a los espíritus de pan llevar, al tiempo que hábilmente escamotea la realidad de lo divulgado, al tiempo que crea un culto llamado a triunfar, porque todo lo confunde en un sincretismo con cretinos.

La divulgación, en que incurrimos de dos maneras, a modo del sufragio activo y del sufragio pasivo -que para eso estamos en una democracia-, asistiendo boquiabiertos al gabinete de maravillas que se nos ofrece, o añadiendo algún grano de arena a la pila que se derrumba eternamente sobre sí misma.

La divulgación con su filosofía espontánea, que se antoja objetiva, impuesta a quienes la cultivan desde la maquinaria misma de su empresa, empresa que hoy adelanta que es una barbaridad. En tudesco: Die völlige Umänderung, welche die philosophische Denkweise seit etwa fünf und zwanzig Jahren unter uns erlitten, der höhere Standpunkt, den das Selbstbewußtseyn des Geistes in dieser Zeitperiode über sich erreicht hat, hat bisher noch wenig Einfluß auf die Gestalt die Form des gesunden Menschenverstandes gehabt. (1)



Corporibus caecis igitur natura gerit res

(propterea actiones eius secreto observabat)

((passer mortuus est))


La divulgación, cada vez más metafísica, nos recuerda a esos procesos en que algo se lleva a un límite que se reconoce como absurdo y, al tiempo, inescapablemente atractivo. Sepamos todos todo, mira que es muy sencillo, y sepamos que ese todo habita bajo el mismo techo. Es decir, simplifiquemos para lograr la proeza que los enciclopedistas ni olieron, la que a Neurath le robó tiempo, que a Haskell, en fin, a Haskell. Volvamos a la divulgación.

La divulgación y su aire de anáfora de la ciencia, de la ciencia, de la ciencia, que solo hay una, proclama y que se ve, salvo honrosas excepciones, llamada a reclamar que todo es uno y a ti ni te he encontrado, ni te voy a encontrar. ¿Cómo ha de ser esto, si unificaciones las hay y las habrá en plural? ¿Cómo ha de ser esto uno si necesita unificarse? La gran cadena del ser. ¡Vivan las cadenas!

La divulgación, en fin, que consiste en seguir sin saber nada, pero mintiéndonos.


(1) El lector apreciará que esto no es del todo el comienzo de la Ciencia de la lógica.

lunes, septiembre 26, 2022

Dietario laboral: viaje de estudios

El viaje, su extraño prestigio, arrumbado ya definitivamente por la uniformidad de los hoteles para la clase media de casi todo el orbe y parte del extrarradio. 

El viaje de estudios, como semana o semana y media "inolvidable" de la juventud estudiosa, tal vez de la adolescencia imposible o de cierta madurez entre rústica y menesterosa que llegaba retrasada al grand tour en su variante contemporánea de autocar y agencia de viajes, descripción que nos lleva a la enorme distinción existente entre el viaje de unos pocos, o de uno solo, y el viaje de un grupo númeroso y con jerarquías, si acaso muy vagamente, establecidas.

De hecho, observará el lector que el relato que se acoge a esta última variante es muy reciente en términos históricos y no parecería ajeno a la implantación de instituciones no solo democráticas, sino -también y sobre todo- situadas más allá de la mera subsistencia del individuo, del grupo y de la sociedad en su conjunto, asegurada por un excedente que realimenta la propia reproducción incrementada de este. Es muy posible que el lector pueda aducir ejemplos en contra, pero a primera vista parece que en la épica que tenemos por clásica el viaje se centra o bien en grupos poco númerosos (uno, dos, tres individuos, o en grupos con un jefe o capitán e incluso una jerarquía escalonada, cosa que no excluye conflictos dentro de la misma).


Hannibal, relicto in Hispania fratre Hasdrubale, Pyrenaeum transiit. Alpes,

adhuc ea parte invias, sibi patefecit.

Quizá, si nos alzamos bajtinianos podríamos contraargumentar con literaturas más o menos polifónicas, menipeas, la nave de los locos y los autos locos, ese tipo de cosas, pero lo interesante del caso es que la unidad del relato y su sentido vendrán entonces dados por la misma ocasión que reúne y hace permanecer unidos, aun sea en movimiento de acá para allá, a los cabras locas de turno. De otro modo, ese motor de unificación, el autobús, el barco, la sociedad europea de grandes expresos y coches cama, es una exigencia lógica del relato. El mehari y la kombi son los jefes de la partida.

Como oscilamos entre la explicación extrínseca y la intrínseca, acabamos el viaje de estudios (sin ninguna baja por el síndrome de Arrrigo Beyle) con el encargo académico de dilucidar cuál de las dos es más incorrecta y, por eso mismo, más propensa a establecerse como la hegemónica.

domingo, septiembre 25, 2022

Dietario laboral: las excursiones

Las excursiones, en realidad incursiones de las que se regresaba con un botín entre enciclopédico y rapsódico, si bien en el listado atestado de fósiles, líquenes, osículos de córvidos y otros esdrújulos, no se contaban nunca cagarrutas ni otras deposiciones -siempre tan informativas- , ni tampoco artificiosos vacíados de huellas de carnívoro o de herbívoro despistado.

Las excursiones combinaban naturaleza, cultura, su intersección y el espacio que dejan vacío entre sí, de un modo ejemplar. Ahora bien, la naturaleza era más bien lo que llevábamos con nosotros para dejarlo disperso por las zonas no asfaltadas que nos sorprendían, si la estación era propicia, con frutos conocidos y otrs más misteriosos, quien sabe si astringentes o todo lo contrario.

Si bien organizada, la escapada habría de incluir el concurso de algún fraile portero, sacristán, pastor o más raramente agente forestal interino -avatares todos, quizá con la excepción del último, de la idea de sapiencialidad en su variante rústica-, quienes esparcían admoniciones del más diverso carácter entre la dudosamente dispuesta muchchada, ante la indiferencia de profesores, profesores en prácticas, monitores y a mayor distancia el conductor del autocar.



(Pan etiam, Arcadia mecum si iudice certet,
Pan etiam Arcadia dicat se iudice victum.)


Y si bien o mal organizada, a la excursión se añadía siempre un rato libre (la concesión de libertad era mutua entre las partes allí reunidas) en los terrenos anejos a un monasterio, en el glacis de algún castillo próximo al siniestro total, o en una pradera salpicada con alguno de los elementos señalados al principio de este escrito.

Curiosamente, la llamada al orden y al autocar solía tener éxito. En algunas ocasiones quedaba un último lugarejo que se debía visitar ya en un estado francamente crepúscular, y en otras se trataba de volver a casa, a pie una vez que el amable chófer y sus secuaces pedagógicos nos hubieran despedido frente al colegio, allí donde solíamos acabar cada jornada, por no hacer mudanza, se entiende, en tal costumbre.

sábado, septiembre 24, 2022

Dietario laboral: quasi Dyck

Llevaba ya varias horas en la estancia, las venecianas tal vez cansadas de dibujar patrones que habían recorrido ya buena parte de la pared del fondo, más visible sobre el muro que sobre el óleo (pues este difuminaba las franjas de luz y sombra que hasta el mismo marco dividían -y esta es una descripción que consignó en su diario una de las solteronas Bouvier, como siempre ambas más interesadas en empresas y tareas inútiles que en remontar la salud de la hacienda Flanders, precisamente la que llevaba más años en la casa- la pintura tan clara cuando se proyectó y algo inevitablemente sucia a esas alturas de su historia, en áreas más claras y otras curiosamente mates y, sobre todo, grises) desde el que el coronel H. J. Simpson se entretenía



eorum hominum genera sunt duo



escudriñando entre burlón e inquisidor todos los ángulos del aposento desde hacía más de ochenta años y, por tanto, hacía lo propio con aquel visitante que, desde luego, no ignoraba que había sido allí mismo donde se consumó el escándalo que imprimió de manera ya definitiva -con una calidad temporal que iba más allá de lo humano y de lo geológico- las huellas imborrables que definieron no el destino de los Simpson, sino el modo en que desde todo el condado, e incluso muchas más millas al norte, las otras familias iban a imaginar ese destino, el aspecto con que iba a aparecérseles cuando alguien, fingiendo o quizá verdaderamente sintiendo un escalofrío de raíces atávicas, como si desde él hablase algún antepasado común que hubiera contemplado cómo se escindía su linaje en sagas que siempre ya favorecerían las perspectivas maniqueas, comenzase a relatar por enésima vez una historia que debería concluir con un agradecimiento clásico a la estremecida audiencia: e 'l pregio è vostro in tutto.

viernes, septiembre 23, 2022

Dietario laboral: los compañeros

Nos quedamos con el bocadillo, pues estamos -se supone- sujetos al mismo pan y algunos al mismo chocolate. Si fuéramos camaradas, dormiríamos según esta ley del sentido original en el mismo dormitorio. Los compañeros lo son en ocasiones durante años y, en consecuencia, se definen por un hilo que ha pasado por todas las tensiones y no escasos deshilachados, pero que deposita raras memorias (que los individuos cada uno por su lado no saben preservar) en su embrollo de inextricable historia. Ya dijo el filósofo que para deshacer un nudo es preciso saber cómo se hizo. Y nunca sabemos cómo los embrollos del tiempo han anudado el laberinto de los efectos y los decomisos. De hecho, podemos pensar que cada uno de nosotros ha vivido mucho más allá de las determinaciones de las que tiene noticia.


                                                                        J. M. Ballester

Ubi sunt?

Cuestión distinta es que ese nudo al final se taje, monta tanto, porque alguien tiene una espada. Y entonces no es que sigamos sin saber nada, es que nadie quedará para no saber.


jueves, septiembre 22, 2022

Dietario laboral: decadencia

Oíamos una pregunta y sabíamos (ahí estaba sin intento, pero objeto primero de esa intencionalidad nunca vacía desde el sofá ante el televisor) la respuesta. Después llega la etapa en que la pregunta nos suscita algo entre memoria y perpleja sensación cuyo contenido es algo así como "esto lo sabía, pero no me acuerdo", fórmula que incluso se profiere a modo de justificación, reivindicación y  cartela de miles gloriosus de las artes y de las letras. Llega, y no es lo último, la fase en que pensamos que nunca hemos sabido la respuesta de la pregunta que se lanza a concursante y a las ondas para, inmediatamente tras el anuncio o corroboración de la respuesta correctísima, recordar con razonable seguridad que aquello sí que lo supimos.



Videte quid audiatis


Después viene cuando ya no se puede dar cuenta de nada y no aparentaremos aquí una subjetividad sin apoyo alguno, ruido y furia, o murmullo y mansedumbre, no querremos fingir o edificar un necio y una solterona, un emperador, un avaro, un lexicógrafo o una meretriz, mit grossem Einfühlungvermögen
Tales son las señales de la ruina, inevitable y por ello siempre presente. Para ello se inventó la escritura -"como me ves, me verás", etc.- , porque no hay manera después. Si pudiéramos vernos y advertir a otros más allá de una mueca, si nuestra conciencia no fuera vano simulacro de lo absoluto con picatostes, otra postrimería nos cantara, otro concurso de televisión fuera espejo de una eternidad de andar por casa.

miércoles, septiembre 21, 2022

Dietario laboral: sic semper

La ley de hierro, la segunda ley de hierro, añade una perspectiva importante a los comentarios habituales. A saber, que lo que vemos decaer tuvo su ascenso, atrajo todas las alabanzas, movilizó las plumas y las cámaras y  ahora nadie recuerda que el desastre del que somos testigos, hubo un tiempo soleado y para algunos bonancible en que no se imaginaba o se situaba varios escalones más allá de lo imposible.

Es el poder, ese simulacro con fecha de caducidad que un día luce como un diamante, como emblema con su punto culterano y es así emblema de lo que no tiene otro o tiene a todas las imágenes y a todos los lemas por tal, así es de polimorfo, bruñido y único. En cuanto al individuo sobre su pedestal, apenas mortal, ese individuo que nos regaló una carrera de  aciertos, sucesivos e inmaculados, un día, tras quizá escasísimas y dudosas prefiguraciones, nos factura una secuencia de errores y mediocridades que apenas los alivian.



erit tantum una Ierusalem


Y, sin embargo, en ocasiones el panorama se demora en un lapso en que todo (brillos y catástrofes, triunfos y retiradas desordenadas, saltos adelante y hacia un lado, emblemas y naturalezas muertas con la consabida calavera) se ve sujeto a un tiempo lento, que parecerá dilatarse hasta la eternidad, pero que también obedece a la ley de hierro que todo lo domina, y un día esa drôle de guerre nos aparecerá extraña e increíble, zafio trampantojo que encontró un día a los ilusos más ilusos que nunca antes, al menos que se recuerde.

Pero conformémonos ahora con el cotejo de las alabanzas de febrero y los equilibrios de septiembre, siempre prestos a enfatizar el inestable y congestionado mantener el tipo, a facilitar diagnósticos médicos que resultarían increíbles en un rocambole del siglo XXI y, en cualquier caso, a subrayar una presencia tibia y un punto pusilánime.

Pero la segunda ley de hierro está sujeta  a la segunda ley de hierro y vivirá días de descrédito, como un tirano o un ventrílocuo cualquiera. Siempre podrá recurrirse a la primera ley de hierro: casi nada ascendió nunca. Casi nadie tuvo sus días de esplendor y gloria.


martes, septiembre 20, 2022

Dietario laboral: idiomas, mundos, equipaje en general

Me entretengo comparando una traducción al español de una conocida novela con el original. Aquella se encuentra en un volumen que aprecio y que me reapareció el otro día en una caja que llevaba muchos años cerrada. No sé cuándo me hice con él, pero aventuro que a finales de los 1970s o principios de la década siguiente.

La traductora justifica al comienzo algunas de sus decisiones. Según leo y cotejo me llaman la atención otras cosas, no quizá aquellas a las que se refiere esa nota inicial. Lo más curioso es que las imágenes que excita una y otra lengua resultan bastante divergentes, de modo que puede decirse que estoy viendo dos películas en paralelo, no dos versiones cinematográficas de la misma historia. Me pregunto si los personajes de una y otra se conocen o si son estos de verdad mundos posibles sin otras tangencias que las habilitadas por el lógico que, como si fuera Dios, les pone subíndices y cuantifica lo que sea menester.



Et haec est interpretatio sermonis: Ø


Es este asunto de los mundos posibles uno de los que más nervioso me pone. Si tomamos las tres grandes ideas de la metafísica y las sometemos a similar tratamiento, obtenemos también resultancias muy diferentes. Junto a los 'mundos posibles', tendremos un más bien preocupante 'dioses posibles' y un más moderado, aunque no del todo tranquilizador, 'almas posibles'. Se comprueba que el plural y este adjetivo modifican la idea, que para muchos requerirá obligatoriamente el singular.

Vuelvo a la novela y ato algunos cabos, unos internos y otros que se anudan con lo que sucede en otras novelas. El lector vaticina algebras más bien rurales y veraniegas, como corresponde a esa otra idea que se llama Sur, y no se extraña del regreso de algún nombre que hace algún tiempo que no le rondaba o que circulaba en hipotaxis ligeramente transmutadas.

Y aquí llegamos a una quizá clave de todo este asunto. Tendemos a ver el mundo, los mundos y lo que sea menester con sus partes conectadas por mero adosamiento, en una arquitectura que puede hacerse compleja, pero nunca demasiado sorprendente. En cambio, leo una frase en que la subordinada de una subordinada se expande hasta expulsar al espacio exterior su marco sintáctico y me pregunto si esta mi descripción no es sino fruto de mi prejuicio sintáctico. No se trata de que lo que importe (o bien el diablo) se encuentre en los detalles. Más bien, de que los detalles lo son porque nuestro mirar ya ha limitado, segado, mutilado lo que decimos que vemos.

lunes, septiembre 19, 2022

Dietario laboral: talento

Asistimos a la medición del talento, de un talento que psicómetras a la violeta trajeron a este mundo de ecos para que, desde él, los especialistas en 'Talent Management' y los comentaristas deportivos erigiesen sus retóricas absurdas y sus diagnósticos ajenos a cualquier hecho y cualquier sentido. 

Recordemos también las escasamente sutiles distinciones entre talento y genio, que solían acabar con el inconfesable recurso a la teoría de que las cosas por lo común se hacen de acuerdo con ciertas reglas o procedimientos reglados, cuando -como es sabido- las cosas se hacen como se puede, lo cual tiene mucha más miga de lo que parece, porque el "como se puede" introduce siempre un principio variacional que resulta siempre más estimulante que el asociacionismo, la papiroflexia y el arte de conservar flores secas, incluso junto todo ello.

Sucede, por otro lado, en lo que hace a los talentos, palabra que de significar cierto peso de metal pasó a significar la inaprensibilidad contemporánea que pretende significar, yo me acuerdo del Evangelio de Mateo, que es de mucho efecto, y de otra cosa. En cuanto al Evangelio, leemos en Cipriano y Casiodoro (que en Internet esta biblia protestante es la primera en asomar el hocico) del hombre que se va lejos y llama a sus siervos y que "A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos". Esto es, el talento se da "conforme a su capacidad", no cabría decir "conforme a su talento". Muy curiosamente, el "conforme a su capacidad" resuena tenue como ya le habrá resonado al lector.



unicuique secundum propriam virtutem, unicuique secundum propriam egestatem


Pero aquí el viajero (que en Lucas parte para recibir un reino, cuenta el monetario en minas y llama a diez siervos) distribuye sus talentos según un criterio que estimaría no del todo sabiamente las virtudes de sus siervos o, si lo hace, es justamente para poner en evidencia al siervo que evita cualquier riesgo inversor. Esa capacidad métrica o estimativa parece amplia y alegremente distribuida, como sugeríamos más arriba, entre los comentaristas deportivos, los cuales, sin embargo, suelen hacer mal uso de la misma, tal como el tercer y último siervo, que entierra su talento y así lo rebaja a la condición de tesoro, un mal uso contrasimétrico, que se agota en cábalas ventajistas. Eso sí, sin saber nunca qué están nombrando con palabra de marchamo tan prestigioso.

Y  me acuerdo también de otra cosa. En actitud un tanto escéptica ante las facultades y los méritos intelectuales, recuerdo la frase de aquel émulo de sombrerero cuerdo que, en moderada hipérbole, subraya, de un sujeto que la luce con majestad, que "tiene más cabeza que Dios talento".

domingo, septiembre 18, 2022

Dietario laboral: la piscina en otoño

Era un tiempo de intersecciones, tenía una consistencia traslúcida y más bien fría. Había desaparecido el socorrista, que habría atendido ya los exámenes que preparaba cuando nadie parecía que fuera a ahogarse y las sombras de la tarde llegaban demasiado puntuales y favorecían estremecimientos de tipo "no somos nada y menos en calzoncillos", pues la casi desnudez es imagen cercana a la ruina de la que uno no acaba aún de enterarse y ha de cruzar media urbanización para que le canten las cuarenta y alguna derrota más.





En efecto, la desnudez es correlativa al paraíso y el meyba, el torpedo o la lycra nos recuerdan las dos caídas, la filogenética y la ontogénetica, que recapitula a la primera y, lo que es más, la deja en nada. Si en junio, la literalidad nos servía para festejar varios triunfos (decíamos "todavía hay clases" y así era, mas que importaba), ahora reconocemos que "ya hay clases", como si alguna vez hubiera dejado de haberlas.
Ahora mismo, invitado a una piscina de clase media, decido escribir estas líneas en lugar de entregarme a una braza desengañada, un tanto asimétrica y de geometría variable. Mucho duraste al crawl, él te eternice. Dejo de escribir y me voy al agua. Era el único escribiente junto al lavapiés y ahora soy el único bañista

sábado, septiembre 17, 2022

Dietario laboral: hiedra

La hiedra defiende sus territorios en el reino de la mitología  y el simbolismo profesionales, pero fue Miguel Delibes quien hizo comprender a la España de la segunda residencia sus peligros y su significado verdadero, ya fuera en su caso otra la especie vegetal considerada y vanamente podada.

Es la hiedra emblema de la sorpresa en el crecimiento, que es también ruina y gasto, mayor ruina y gasto que ventaja y orden, como es sabido por todos los lectores de literatura divulgativa de quiosco.



magnus ab integro saeclorum nascitur ordo


Por mi parte, hoy he visto un lución en la zona más húmeda bajo la tapia, una serpiente frágil que no es una serpiente y que no espera tu mano descuidada bajo la hierba, como el cadáver no espera a los pájaros que no sentirá. Arriba, al sol, los abejorros visitan y se entusiasman en las explosivas flores de la hiedra, que busca la techumbre y acomete eupalina extrañas perforaciones que dejan su inevitable acúmulo de polvo, de revoque perdido para siempre o hasta después de la próxima ecpirosis.

Con todo, es de temer que la hiedra se acomode a las extrañas demarcaciones de allá donde y cuando lo que se siga moviendo, se mueva tan lentamente como el reposo, y que allí y en ese dilatado entonces se muestre indiferente a los transtornos consiguientes al fin de ciclo cósmico. Y si no, al tiempo.

viernes, septiembre 16, 2022

Dietario laboral: the fisherman's sundials

Y cada uno con su lema. Y cada palabra con su cosa a estas horas. Alguien incurre en un juego de palabras y la realidad le da la razón a su modo, al que no es ajena una distorsión o un especial requerimiento al que ha de atender el oyente.



Piscor in turbido, numero serenas

Por un motivo no demasiado claro, encontramos más familiar la situación cuando el sentido en juego es el de la vista. Así los relojes son emblema de la caída y de la mutabilidad, de hombres, estados y equipos de fútbol.



legati nec coguntur nec violantur

Y, como apuntamos más arriba, aquello que más le cuesta apreciar, al requerir del espectador una posición más esforzada, más le señala.




anamorphosis anamorphosis

Eso mismo decía el poeta:

La verdad que tú descubres
la descubres en la alfombra,
que si miras por debajo,
verás luz y poca sombra.


jueves, septiembre 15, 2022

Dietario laboral: tutorías

Qué magníficas criaturas verbales engendró tueor, aquel estupendo verbo deponente de nuestro bachillerato, ambiguo ya en los diccionarios escolares, más bien moderados cuando se trata de administrar escándalos léxicos. Así, tal vez, desde su homólogo hastío al otro lado del tabique, el profesor de lenguas sueñe con “tuer le tutorat” y sus alumnos fantaseen con “tuer le tuteur”.
Yo, desde mi propio aburrimiento en la desierta sesión de tutoría, tropiezo con un fragmento en que no queda claro si Eugen Fink y Martin Heidegger conocían o desconocían el aikido. Es interesante porque se meten en este jardín tras recordar Fink la distinción aristotélica entre movimiento natural y movimiento violento y tras que Martin marease a Eugen con palabras que contenían la misma raíz que el nombre de este:




Quam terribilis est, inquit, locus iste!

Fink: Lo que determina el fenómeno humano del gobernar es el momento de la regulación violenta y previamente calculada. Éste se relaciona con el saber calculador y la intervención violenta. El gobernar de Zeus es otra cosa. Cuando él gobierna no calcula, sino que impera sin esfuerzo. En el terreno de los dioses puede darse un gobernar sin violencia, mas no en el de los seres humanos.
Heidegger: ¿Existe realmente una relación necesaria entre el gobernar y la violencia?
Fink: El timonel de una nave es el conocedor. Él sabe qué hacer frente a las corrientes y los vientos. Debe saber utilizar el impulso de los vientos y las corrientes de modo correcto. Mediante su gobierno libra violentamente a la nave del juego de los vientos y las olas. En ese sentido debe uno entonces ver y situar el momento de violencia en el fenómeno del gobernar.
Heidegger: La cibernética actual ¿no es gobernada también ellamisma?
Fink: Si se piensa en la εἱμαρμένη [destino] o, incluso, en la suerte.
Heidegger: ¿Acaso este gobernar no está libre de violencia? Debemos tener presentes los diversos fenómenos del gobernar. Gobernar puede ser, por una parte, el mantener un rumbo con violencia, pero, por otra, también el gobierno sin violencia de los dioses. Los dioses de los griegos no tienen, desde luego, nada que ver con la religión. Los griegos nunca creyeron en sus dioses. Una «fe de los helenos» —como quería Wilamowitz— no existe.




Qui cum videret quod eum superare non posset, tetigit acetabulum femoris eius, 
et statim luxatum est acetabulum femoris Iacob, cum luctaretur cum illo. 

Concluyo que ni siquiera la educación es violenta, porque cómo va a haber un movimiento violento si lo hay natural. ¿Cómo se escapa un proyectil de su trayectoria natural? Solo si la naturaleza no agota la realidad, parece. En fin, una tutoría da para meterse con la Física del filósofo y razonar justo al contrario de como él lo hacía. En nuestros tiempos se dan al menos dos modos de entender esto del movimiento natural. Al modo aristotélico, esto es, suponiendo que cada cosa tiene su sitio, al que propende si una causa (no según la naturaleza) le ha separado previamente del mismo. Así, el movimiento del dinero hacia los ricos es natural. Hacia los pobres, no lo es. El otro es el diferenciable: los movimientos naturales tienen siempre tangente, incluso en el más catastrófico de los escenarios. Es de sospechar, sin embargo, que ambos modos no aguanten el choque entre ellos, Eso sí, la tutoría no me ha dado para averiguar cuál de los dos saldría ganando.

miércoles, septiembre 14, 2022

Dietario laboral: inauguraciones, aperturas, celadas

Los augures reúnen a su modo pasado y futuro. Al suyo, quienes dan en abrir los años fiados al renvalse del dios Jano y al suyo, por último, quienes preven cómo emboscar a otros y llevan a cabo su plan. Todos ellos trabajan en sus suaves trabajos con la materia elástica de los relojes y los calendarios atque in se sua per vestigia volvitur annus. Mientras transitamos por la tierra de nadie de las ceremonias, figuramos ese sujeto que vuelve sobre sus huellas y siempre nos encuentra en cada momento agachados sobre el mismo terrón o sobre el mismo pupitre. Apenas sí levantamos la vista del quehacer y ya ha huido como huyen los que no necesitan hacerlo. Campos y papeles se deslizan bajo nubes que se deslizan, pero también retornan como la noche y el día, que se acercan siempre por el mismo sitio, disfrazados de atardecer o de alba, dando esperanza o anunciando, quién sabe, al verdugo o  a alguien que vuelve también tras muchos años y construye así un círculo más amplio que nos proporciona un cierto desasosiego geométrico porque no vemos cómo encaja un tiempo y otro tiempo.



Inter verba et actus, magnus quidam mons est


Y seguramente no tienen por qué, porque lo que hay no encaja con lo que hay, el ser se dice de muchas maneras, me están sonando las tripas y (a juzgar por algún otro signo para arúspices) ya están acabando los discursos.

martes, septiembre 13, 2022

Dietario laboral: el doctorado son los otros

Con el retraso con el que a menudo suceden estas cosas, acabo de saber que Juan Jesús González Lada murió en la primavera de 2020. Licenciado en filosofía y, una vez licenciado, culo de mal asiento, Juanje (que así se le abreviaba en un exceso de jotas) había sido de joven un estudiante modélico, sabio y hábil, cumplidor con alguna astucia de sus compromisos y hombre (joven) de recursos.

Pero algo se torció cuando emprendió sus estudios de doctorado. De hecho, si algo tuvo de doctor, lo tuvo gracias a mí, como referiré en seguida: Apenas sí aprobó un curso de doctorado, y ese se lo aprobé yo.

En el invierno de 1987 los más cercanos pudimos percibir algún cambio en él, sutil dirán algunos. Yo recuerdo alguna ocasión de esos días en que parecía haber ingresado en una cofradía cínica. Decía alguna verdades primitivas, quizá socialmente incovenientes de vez en cuando, pero, sobre todo, yo diría que neutras, impertinentes en el sentido de que no hacían al caso, aunque no eran, incluso con ello, hirientes ni molestas.

Un día de febrero me lo encontré, diría que había bebido, a eso de las dos de la tarde y sin mayores preámbulos, me pidió "un gran favor, bueno un pequeño favor".

Al parecer, esa tarde a las cinco tenía la última sesión de un curso de doctorado y, puesto que no había comparecido en clase o seminario alguno, era "absolutamente indispensable, o sea, de vital  importancia" que alguien asistiera por él, ya que él mismo no podía por razones que no aclaró, y que ese alguien bien podía ser yo.

Le expliqué, como si él y todas las demás personas que me conocían no lo supieran, que eso era imposible, que yo no sabía nada de filosofía, que me iban a desenmascarar (¿O más bien le desenmascarían a él?), que qué se había pensado.

-Nada, ningún problema. El curso es de filósofos presocráticos, creo, una parida. Si te preguntan, di cualquier cosa o repite alguna frase que hayas oído antes. Eso sí, al final o al principio te presentas al profesor. No te equivoques. Tienes que ser yo.

El lector desde hace unas lineas y yo mismo, desde las dos en punto de la tarde de aquel día, sabemos o sabíamos que no iba a poder rechazar la proposición, análoga a otras muchas que se relatan en el más bien insípido corpus del folklore universitario. La casualidad quería, además, que esa fuera la única tarde de la semana en que el colegio donde simulaba ser profesor de inglés no hubiera clases. Ciertamente, la única excusa que, a falta de verdaderas razones, podría haber dado.

Cuando llegué, estaban comenzando, todos sentados y el profesor de pie. Presidía el aula una pantalla en que se proyectaba un texto en griego formado por líneas que formaban un rectángulo más estrecho de lo normal. Así que no era difícil colegir que se trataba de versos. El profesor hablaba de Parménides y recordé vagamente algo del poema de Parménides. Algunas palabras aparecían subrayadas,  múltiplos de cinco a los márgenes numeraban los versos y unas letras latinas (a, b, c, d,...) ordenadamente parecían jalonar puntos o momentos capitales del poema.

Durante bastante tiempo, el profesor Henares, que ese era el nombre del sabio que tenía delante, comentó asuntos bastantes ininteligibles. Habló, recuerdo, de las musas jonias o de las itálicas, pero no estoy muy seguro, mencionó un nombre alemán con el que mostró un desacuerdo quizá sobreactuado. Se trataba de algún otro sabio del que recuerdo que tenía nombre de músico y al que decía que había conocido, ya muy anciano, en los años cincuenta en Alemania. Siento no poder relatar nada más de aquella escena, pero tampoco creo que esta diversión sea muy importante.



Ego sum Esau primogenitus tuus


En fin, el momento culminante de la aventura llegó. Hacía rato que, para mi ya completo desasosiego, había fijado su mirada en mí, como suelen hacer las mayoría de los profesores: van a la caza de una mirada poco imaginativa, a la que no se le ocurra cómo desasir los ojos propios de los ajenos. Miró un papel, la lista de alumnos probablemente, y se vino hacia donde yo estaba.

- Doctorando González Lada, supongo. Es usted como el perro de Crisipo. Un honor después de tanto tiempo.

Debí de asentir porque Henares siguio adelante. Señaló a la pantalla en un gesto circular, como queriendo abarcar todo lo allí reflejado.

-Bien. Vamos a comentar el poema. Ya sabe usted que he señalado varios momentos (¿Quizá me reconfortó tenuemente que usase la palabra que yo ya entonces habia utilizado y que el lector encontró más arriba?). Eso sí, Lada. Puede usted empezar por el momento, por la letra que quiera.

Sobra decir que entonces el tiempo se detuvo, mi vida o lo que quedaba de ella pasó por delante de mis ojos, vi álbumes de cromos y balones de reglamento, el aleph de Borges y creo, dado que éstábamos donde estábamos, el mismo ser de Parménides y parte del extranjero y de la cordillera Carpetovetónica. Delante de la pantalla, de donde solo era capaz de extraer con el mínimo sentido que tenían, aisladas, unas pocas letras del alfabeto latino y quizá la alpha y la omega y la pi, que alguna había al principio me parece, no sé si llegué a balbucear alguna sílaba insensata.

-Venga, comience usted por donde quiera -insistió Henares.

No sé por qué, quizá porque debía adoptar una actitud estoica (estos no entraban en el programa) ante la catástrofe final, la debacle de un imbécil en un remolino absurdo, dije algo en voz suficientemente clara, y no sé por qué dije lo que dije:

- Me es igual dónde comience; al poco estaré allí mismo otra vez.

Y no había tampoco comenzado a arrepentirme de lo que estaba diciendo, cuando Henares soltó una carcajada al principio ambigua, pero luego claramente aprobatoria. Se acercó rápidamente a mi rincón, me dio unas palmadas en la espalda, se volvió a todo el mundo y dijo.

-Por fin, señores, alguien dice algo inteligente y oportuno en este curso. Este es, sin duda, su punto culminante. Así que hemos acabado, señores. Ya les llegarán sus calificaciones. Lada, mi enhorabuena. Ya nos veremos.

No me atreví a llamar al auténtico González Lada. Durante unos días traté de convencerme de que algún conocido me había comentado que nuestro común amigo había cambiado de número y, asi, era inútil llamarle. Él me llamó a mí a cabo de un mes.

- Sobresaliente, tío, sobresaliente. O eres muy bueno o se ha confundido. No quiero pensar mal. Ja, ja.

No me dejó explicarle nada, parecía que prefería no saber qué había pasado ni cómo habían concluido la clase y el curso.

Tiempo después, averigüé que mi intervención fue especialmente adecuada por razones no sé si filológicas o filosóficas o vaya uno a saber, pero el lector sabrá ahorrarme ulteriores aclaraciones, que -la verdad- tampoco recuerdo muy bien. A Lada no se lo pregunté y la verdad es que no lo vi nunca más.


lunes, septiembre 12, 2022

Dietario laboral: mimético

 Tan vasto espejo

 

Recordó que el primer día de trabajo había hecho exactamente lo mismo que hizo muchos de los que lo siguieron, por ejemplo, este mismo en que ha subido por las escaleras, con desprecio del ascensor o tal vez por evitar cualquier compañía y en que, en clara contradicción con una secuencia invariable ha dado en recordar lo que se acaba de decir. O, con seguridad, debería decirse al revés. Pues fue aquel primer día cuando, sin saberlo, inauguró una serie de muchas mañanas en que, al pasar por delante de la puerta abierta del despacho del profesor Tirapu, le saludaba con un entusiasmo más bien ingenuo, pero que nunca decayó.

Y tras ello, hubiera respondido o no a su saludo el profesor Tirapu, sacaba del bolsillo izquierdo de su chaqueta la llave de su puerta. La miraba por un lado y por otro y después la utilizaba del modo en que se utilizan las llaves.



 καὶ οἶνον καὶ σίκερα οὐ μὴ πίῃ

En ocasiones, la respuesta del colega veterano (quien, pese a serlo, el lector ya habrá colegido que era más madrugador que nuestro héroe) se retrasaba lo suficiente como para que oyera su voz* cuando ya había traspasado la puerta y, tras haber utilizado la llave como se utilizan las llaves, se encontraba justamente en el momento de devolverla a su bolsillo izquierdo, al bolsillo izquierdo de su chaqueta.

Este día en que ha recordado su constancia, o quizá la constancia de sus hábitos -que, desde luego, no es la misma cosa- un poco más tarde, él y todos sus colegas, que ya han devuelto sus respectivas llaves a sus respectivos bolsos o bolsillos, reciben una circular en el que se les indica que han de mudarse de despacho, de planta y hasta de edificio. Salvo el profesor Tirapu, que falleció solo unos pocos años atrás, aún en servicio activo.

 

* Hay que indicar aquí que la única palabra que Tirapu emitía como cariñoso saludo era un más bien contundente ¡Privatdozent!

domingo, septiembre 11, 2022

Dietario laboral: conspiraciones

Siempre nos quedará alguna verdad que solo conocemos unos pocos, quienes un día nos entregamos a tramar una inmensa trama con escasa sutileza en los tiempos muertos del partido, tramando no se sabe qué, tal vez la trama de la trama, como corresponde a nuestra generación adormecida por los cantos de sirena de las muñecas matrioshkas o de las mises en abîme, que eran una especie de ociosidad de todas las ociosidades de la vida para funcionarios en ciernes y para académicos más bien ignorantes, si se admite esta última lenidad.

Aquí nos interesa plantear el asunto de la relación entre conspiración y traición. Para ello, simplemente nos fijaremos en que la conspiración no puede ser universal. Cuando lo más florido de la conspiranoia habla de "conspiración universal", precisamente se están excluyendo de la misma esos honrados denunciantes. Cuando "universal" se refiere a la materia de la conspiración y no a los conspiradores, la conspiración unviersal ya no es conspiración, sino ley científica. Así, todo conspirador debe basarse en una vocación sectaria, de sinécdoque, debe conspirar contra alguien, incluso por el peor de los procedimientos. A saber: la tenaz indiferencia.



Οὐρίατθος δὲ Καιπίωνι περὶ συμβάσεων

τοὺς πιστοτάτους αὑτῷ φίλους ἐπέπεμπεν,

Αὔδακα καὶ Διτάλκωνα καὶ Μίνουρον

De este modo, cualquier grupo a partir de cierto cardinal, va a verse dividido en dos partes según tantas lineas de fractura como conspiraciones haya en marcha. Presentan particular interés las conspiraciones de uno contra el mundo. La historia registra no pocas de esta clase, las cuales suelen acabar descubiertas por la traición de su único militante, incapaz de ahorrar o evitar rol alguno de los que una conspiración como Dios manda exige. Para evitar un non sequitur insalvable o quizá una paradoja de varios kilotones, Defoe llevó a Viernes a la famosa isla.


sábado, septiembre 10, 2022

Dietario laboral: Formación del personal

Tenemos aquí varios asuntos del más alto interés. No entraremos en la pragmática del estupendo vocablo 'personal' que durante algún tiempo supo adquirir alguna resonancia geórgica cuando, sustantivo, aparecía en el habla rústica ("Los domingos en verano baja mucho personal a estas pozas"), procedente tal vez de los años (hablamos de tiempo propio, pero que transcerre ajeno) más allá de los límites del Grupo Local de Galaxias, esto es, en el servicio militar.

Nos quedamos más bien con 'formación', voz que apunta de vez en cuando hacia el pasado en que el personal alcanzó la formación que ahora luce, al menos cuando ostenta los respectivos diplomas; voz que señala también al presente y al futuro que se le solapa, y entonces se refiere a la notabilísima institución de los "cursillos".



Ya me los has dejado así. Ahora voy yo.


Los cursillos corresponde a saberes hábilmente fraccionables y llamados a celebrar como emblema a la píldora y al comprimido, y al conceptismo asintótico,  disuelto en sí mismo: "lo breve, si nada, dos veces breve". Corresponden también los cursillos a la evaluación graciosa y benévola, al control laxo, a la asistencia schrödingeriana, incluso -ya que estamos- a la falta de comprobación de las listas y registros diarios, que, sin embargo, colapsan siempre en una presencia constante de todo el alumnado numerario, interino o del tercer estado. Corresponden, en fin, al regalo.

Son así un triunfo de la instanciación burocrática de la productividad. Impagablemente contribuyen a que resulten altamente satisfactorias las mediciones de aquello que se puede medir, porque lo que es importante, pues es el caso que no se puede medir.


PS: Añadamos acerca del 'del' que en el caso que nos ocupa es difícil entender la frase titular en el prometedor sentido del genitivo subjetivo.

viernes, septiembre 09, 2022

Dietario laboral: don de lenguas

El Marco Común de Referencia para las Lenguas viene a sustituir al Espíritu Santo con notable desventaja. Mas, como resulta que el espíritu sopla donde quiere, etc. tenemos que contentarnos con estas soluciones propias de las sociedades credencialistas.
El don de lenguas genuino, ya sea pneumático o ya sea esforzado, halla su correlato patológico-recreativo en la glosolalia, la cual posee algunas  características comunes con otros símbolos de reconocimiento intragrupales, aunque con la ventaja de un no sé qué de misterioso, carismático o como se diga.



Pass me the trowel  -  把抹子递给我


Yo, sin ir más lejos, he sido testigo de varios fenómenos notable en un terreno que guarda alguna relación con este. Me refiero al reconocimiento que hablantes informados otorgan al ignorante perfecto como hablante nativo de una lengua. Este fenómeno se puede producir de varias maneras. Naturalmente, hay que decir poco y mantenerse más bien dentro de un recinto interjeccional, sobriamente gutural y hacer uso inteligente de apoyaturas tácitas en el sobreentendido
Si, por otra parte, la maniobra propende a dar la razón al interlocutor o a la audiencia, la probabilidad de éxito se incrementa de modo significativo. Se consiguen así dos significatividades donde no había ningún significado. Cabe la posibilidad de que esto suceda siempre que alguien habla con otro y, no digamos, cuando lo hace consigo mismo.

jueves, septiembre 08, 2022

Dietario laboral: Órganos colegiados

Alguien con su carrera a la espalda aludió en alguna ocasión a las tribulaciones y servidumbres del joven investigador o del joven profesor. Ciertamente, habla de una época difícil y lo hace al comienzo de un razonamiento en el que aquí no entraremos, pero aun así nos permitiremos el subrayado que apreciará el lector.

In the depression of the early thirties a Harvard doctorate brought only even chances of appointment to a college faculty. One of my contemporaries won the degree in philosophy with flying colors and turned at once to train for the civil service, rather than court frustration in the field of his choice. If a man did get a teaching job, his struggles continued. He would prepare nine to fifteen hours of lectures a week, besides grading papers and serving on committees. He would do his professional writing in the evenings and on Sundays and during such weeks of vacation as were not taken up with summer teaching. He would type it himself and buy the eventual reprints out of a meager salary.*

Lo que importa en este asunto es que, en esta visión consoladora, las tareas administrativas y burocráticas ocupan ontológicamente una posición bastante lateral con respecto no ya a los intereses subjetivos de un académico, sino con respecto a la esencia de su dedicación. O incluso con respecto a los pilares o misiones esenciales de la universidad. Aquí nos apresuramos a declarar que excluimos de las mismas la función de mandar, sustentada en la capacidad conveniente desarrollada para tal cosa, desarrollo del que algunos, como es sabido, hacen responsable a la universidad.




Pero nos equivocamos gravemente si pensamos que el objetivo de la institución y el engranaje eficaz de los individuos en la misma son asuntos centrados en la ciencia, en la enseñanza o en la más bien volátil "extensión universitaria". Sí que veremos que se dan individuos que se toman con las dosis alopáticas y sobrediocesanas de conllevanza y café de la máquina su obligada intervención en las tareas de gestión y tráfico de papeles, pero tales individuos no pueden engañarnos. El verdadero propósito de la universidad y su función es la administración de asuntos que progresivamente se vean reducidos a la nada, al menos en la razón que guardan con esa misma administración, que ya dejó muy atrás las proporciones elefantiásicas y nos recuerda cada día más al Dios de Aristóteles, salvo en la no menor cuestión de que éste es el que mueve sin ser movido y las memorias, libros blancos, guías, informes, cronogramas, rúbricas, solicitudes, tronos, potencias, dominaciones… tienen que ser movidos y no mueven nada. 


* V. O. Quine, 1974.




miércoles, septiembre 07, 2022

Dietario laboral: per sacculos sacellorum

Se han sentado en los bancos del vestíbulo y la máquina de las bebidas está dispuesta para revelarles su futuro. Ahora son filósofos, más que humanos y transhumanos, hasta transhumeanos, ellos también dispuestos a rondar con sus coplas una verdad infinita con el auxilio de unas cuantas monedas o, en su defecto, con la tarjeta de que se les ha provisto para fotocopiadoras, guillotinas y otros artilugios.

- Dado que esa inmortalidad casi ya a nuestro alcance no se ve menoscabada por las muertes debidas a traumatismos, es posible que toda muerte violenta corrobore en algún grado la tesis de la inmortalidad del género humano.

- Y si es tras un umbral temporal que estamos a punto de alcanzar, más la corroborará.

- Pero sabes que no todo el mundo está de acuerdo con estos argumentos.

- Sí, pero la mayoría de esos pretendidos refutadores han muerto.

- A la hora de defender la tesis convendrá entonces acabar con la vida de un buen número de individuos.

-Y, lo que es más, si se quiere asegurar la inmortalidad propia, lo mejor es suicidarse.



Todas las beatas van de negro. Si una persona impía va de blanco, nos fortaleceremos en nuestra convicción cromática sobre las beatas.


A su espalda, al fondo del vestíbulo una mesa petitoria exhibe en un cartelito las instrucciones para el oportuno bizum

martes, septiembre 06, 2022

Dietario laboral: trabajo en equipo

Viene a enseñar algo doble e importante. Aporta a los jóvenes un conocimiento de primera mano de la emergencia de desigualdades en esfuerzo, en renta, en rendimiento y un muestrario práctico de tipos humanos, entre los que destaca el gorrón o parásito y su avatar más refinado, el escaqueador. Ignoramos si aporta también algún conocimiento propio y dizque autorreflexivo, esto es, de aquellos saberes que que se acogen al imprudente lema o divisa Γνῶθι σεαυτόν.


Para que vengan los hijos / con plumas de pavo real

En el caso de los equipos de adultos, consolidados, durables, su misma estabilidad nos habla de una conjunción feliz en el que cada cuál ha sabido convertir su vicio particular en virtud colectiva, como si de la pereza individual surgiese una poderosa diligencia grupal, movida por ignotos mecanismos de emulación o vergüenza. Al final, el resultado, ya que estamos, adquiere las trazas de un deus ex machina. Lo ves ahí delante, nacido de la cooperación humana, e coelo descendit, que recordaba el otro amigo*. De lo que se infiere, que conviene no quedarse en la mínima máxima tan citada, ya te vayas a casar (Γάμους κράτει) o a meterte en política (Κριτὴν γνῶθι)**.

* El amigo aquí aludido es Samuel Taylor Coleridge, que si comenzó con Juvenal, por algo sería:
 
Self Knowledge

—E coelo descendit Γνωθι σεαυτον.—Juvenal, xi. 27.

Γνωθι σεαυτον—and is this the prime
And heaven-sprung adage of the olden time !—
Say, canst thou make thyself?—Learn first that trade;—
Haply thou mayst know what thyself had made.
What hast thou, Man, that thou dar'st call thine own?—
What is there in thee, Man, that can be known?—
Dark fluxion, all unfixable by thought,
A phantom dim of past and future wrought,
Vain sister of the worm,—life, death, soul, clod—
Ignore thyself, and strive to know thy God!

** Consúltese al amigo Estobeo