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domingo, septiembre 18, 2011

Qué tiempo tan feliz!

¿Dónde están más locos? ¿En el geriátrico del manicomio? ¿O en el manicomio del geriátrico? ¿Y dónde son más viejos?

jueves, septiembre 08, 2011

Curl your hair as you can – ¿Cuál es la conducta racional?

Imaginemos que volamos pasajeros a bordo de una gran aeronave junto con otros pongamos que cien sujetos mutuamente desconocidos más la acostumbrada tripulación si no siempre atendida, siempre atenta.
Y que, émulos del difunto capitán de El Poseidón, escuchamos con la incredulidad hipócrita que procura el verse introduits dans une histoire al sobrecargo preguntar si hay algún piloto entre el pasaje. No hará falta imaginar que no lo somos, así que pilotos lectores, absténganse. Tampoco que alguna gravísima contingencia, y no necesariamente una intoxicación alimentaria, ha dejado fuera de juego a los pilotos.
¿Qué debemos hacer? Si, como es probable, no hay ningún piloto a bordo aparte de los uniformados y nadie levanta la mano y se ofrece para lo que sea menester pilotazale, nada se habrá ganado –y puede que perdido todo hasta pascalianamente hablando.
En cambio, si aseguramos –quiebro en la voz ahogado– estar en posesión de la envidiable acreditación de piloto, existe alguna probabilidad de que, una vez encomendada la tarea heroica que nos aguarda, la llevemos a cabo a satisfacción de todos los finales felices.
No se olvide que no podemos retrasarnos en presentarnos ante todo el pasaje asambleario más del lo debido, pues la duda puede crear sospecha acerca de nuestra impostura y de aquélla resultar un motín con todo su atavío y mito populachero y negatifo, lo que no dejara de dejar de parecer reprensible a los monopolistas ángeles de las alas.
Téngase en cuenta por último, si pareciera racional presentarse como piloto, que el triunfo –pobre triunfo pasajero– ecológico del argumento podría llevar a un overbooking de comandantes, entre los que incluso podría contarse algún piloto verdadero y experimentado, el cual habría de someterse al correspondiente concurso oposición antes de hacerse con los mandos, y esto sólo si finalmente él es el agraciado para enhorabuena –hipotética– de todos.