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miércoles, febrero 28, 2007

Primavera india

Dos días de calles como amenos huertos. Se fueron las camelias y se acabaron los polvorones, que son una maldición repostera de hoy para todo el año. Adiós, invierno de nuestro desconcierto. Entramos en la breve temporada de la ilusión y las cigüeñas cruzan la ciudad hacendosas.
Hasta aquí la prosa liricoide. Ahora toca el documento antropológico. No nos referimos a que las buenas gentes ocupan la calle hasta horas más tardías. Ni a que se beba más cerveza y menos vino, que vaya uno a saber. Tales señalamientos tal vez no sean objeto de la antropología.
Y es que pensamos mantenernos dentro de los límites de tan augusto recinto. Y estamos razonablemente seguros porque nos balanceamos sobre el filo de la navaja que corta el salchichón entre lo universal y lo particular. Lo nomotético y lo idiográfico o lo macro y lo micro, y así lo decimos como un clown en plenas facultades. Lo que no deja de ser un prolegómeno para ese otro paralipómeno de todo intercambio lingüístico, que es a lo que íbamos: Ya verás como la semana que viene nos helamos, que aquí las primaveras son como si no lo fueran. Que hasta junio con abrigo.

martes, febrero 27, 2007

Ejercicio sobre un motivo o chiste de Kierkegaard

En su discreta página web personal incluyó algún material gráfico bajo copyright. Fue advertido por los propietarios y retiró dicho material. O lo sustituyó por un aviso en que se señalaba la razón por la cual el pie de foto no tenía foto. Ese aviso lo tomó también de Internet. Se trataba de un diseño no demasiado atractivo, bilingüe (español e inglés) y a dos colores (rojo y azul). Su propietario actuó muy seriamente contra él y su insignificante página web personal fue clausurada por la autoridad.

lunes, febrero 26, 2007

Preguntas del público

En el público de las conferencias funciona una particular especie de la vergüenza ajena, una que se incrementa por la proximidad. En general, y salvo casos de grupo militante, los que ocupan asientos cercanos al de quien o bien hace una pregunta en el correspondiente turno o bien se lanza a una interminable disquisición previa a la pregunta, se recluyen en un sólido hieratismo de póker del Valle de los Reyes: "no conozco yo a éste".
El razonamiento subyacente tiene que ver con lo que se le presupone a la proximidad: "si está cerca, es que tiene que ver. Su ridículo es el mío. Al no pensar yo eso o no atreverme a pensarlo, no quiero que nadie piense que lo pienso o se atreva a pensar que no me atrevo."
La sospecha metonímica es una notable arma del bagaje policial y también del arsenal de la paranoia. O eso creemos. Y actuamos en consecuencia en un intento no solicitado de borrar inexistentes vínculos y, también, de crearlos cuando nos parece oportuno.
En el teatro político y en el parlamentario, la metonimia funciona a todo trapo. Si un grupo aplaude o silba, lo hace para señalarle apoyo o desaprobación a su interlocutor. Sin embargo, puede ser también cierto que cada parlamentario individual lo haga por mostrarse cerca de unos y lejos de otros, que lo que que haga sea simplemente eso que se conoce como sumarse al coro.

P.S.: Nos ponemos a pensar en un modelo que explique esta conducta de las individuos. Uno muy simple. Los individuos, que se distribuyen al azar en una cuadrícula, tienen a su disposición dos conductas. Éstas se producen en instantes discretos de tiempo al unísono y una y otra con una probabilidad del 0.5 en una primera ocasión. Éste valor se modifica para cada individuo dependiendo de las conductas de los individuos más cercanos. Esperaríamos, si la cercanía de una condcta incrementase su probabilidad, que las fluctuaciones se reforzasen.
Note el lector que en este modelo han aparecido el espacio y la distancia, como en nuestra metonimia vulgar de la sala de conferencias. Y, de hecho, nos aparecería siempre, ya fueran el de la cuadrícula un espacio y una distancia altamente abstractos, metafóricos o fuera de lugar.
Cabe señalar también que los individuos socialmente más exitosos sean aquéllos que identifiquen mejor el espacio relevante para cada ostentación de afinidades.

domingo, febrero 25, 2007

Domingo sub rosa

El día había comenzado con agua. Con bastante agua y molesta, por el viento, para los transeúntes dominicales, una raza con el feo hábito de dar por acabado el invierno antes de tiempo. Él había salido a la calle, vuelto a casa, y al poco otra vez a la calle.
Avanzada la mañana, un Sol dubitativo sucedió a la lluvia. Más tarde se nubló nuevamente para que luego, en un segundo intento, el cielo mostrará un azul notablemente luminoso. Para entonces ya se había encerrado en casa y desatendido las peripecias meteorológicas que se representaban sobre su cabeza, sobre el tejado de su casa y sobre todo aquel suelo.
¿Existía ese día? ¿Existía él ese día? -Se trata de dos preguntas más o menos absurdas que llegó a formular en su teatrillo sesteante, tumbado sobre la cama sin abrir a una hora indefinida, aunque ya oscura, de la tarde. Desdeñó sus propias preguntas absurdas y su formulación aun más absurda: "Eso me lo debería haber preguntado el día de San Matías".
Pero era cierto que el tiempo de ese domingo se había convertido en un tramo mediocre y poco doloroso que había de pasar para ingresar en el lunes y sus incómodos afanes, en sus engorros que le revoloteaban por la cabeza como si fuera el personaje de un grabado prerromántico.
En el siguiente grabado de la serie, si había serie y si había grabados, tal vez se hablara de lo que le aguardaba después del vacío de esas horas. Sin embargo, sospechó que los grabados de los lunes serían obra de otro grabador, que no recrearían la vaga melancolía prerromántica de la impotencia social y que quizá le llegasen a aturdir con su sátira erigida sobre innumerables personajes que se movían en un remolino que no acababa por llegar a ningún sitio y que avisaba a gritos de lo ilusorio de los planes y cuidados de aquéllos.

sábado, febrero 24, 2007

Desolación de la encimera

Estar casado tiene pluma, se dijo al ver la desierta cocina y las migas viejas junto a la sartén, el aceite -o la mancha del aceite- sobre la piedra artificial.
Salió a la terraza. Allí, en los vastos jardines, la tumbona y la toalla ("Malibu Beach") abandonadas. Los claveles chinos arruinados como corresponde. Recordó un viejo apunte de Alfonso ("Luis II de Viguera escucha a la Orquesta Amanecer") y otro de su inseguro servidor de ustedes ("Así la tendrás de pasa cuando me vaya yo").
Volvió dentro y recorrió, sin leer los lomos, la estantería. Estaba empeñado en un apunte propio, algo como "Nerds in the Night", pero nada se le ocurría. Era el momento crucial para un romance estepario y que añorase una primavera que nunca llegaba, pero no podía pasar de algo así como "Cuando se esperan los marzos para ir a coger las marzas me remango bien los bajos aunque me rasquen las zarzas..."
De hecho, el motivo le venía de Pepe y sus intermedios micológicos. Nada. Ni sentarse. Entonces se saltó el interruptor diferencial. Bajó a conectarlo mientras comenzaban a abrumarle las horas de espera que hasta hacía media le parecían tan felices.
Se acercaba la hora oscura de la cena y se acercaba el hambre. Llevaba rato en un rincón del salón. Sabía lo que debía hacer, pero necesitaba atesorar voluntad como el que atesora achaques o cicatrices. Finalmente, tras un rigodón absurdo por el pasillo, llegó a la cocina. Aún lo dudo durante un tiempo pasmosamente congelado como la pescadilla de un menú atroz. Pensó que nunca sería capaz. Pero la curiosidad pudo más que el miedo, y abrió el frigorifico.

viernes, febrero 23, 2007

Ikea

Estos lugares, aunque nazcan de una vocación específica (o genérica, mejor dicho, y de un amplio género), son los lugares de la totalización. El mundo en una colección con voluntad de recubrir el mundo y los alrededores de cada uno de nosotros. La totalización que afirma que todo ente es mobiliario y que aquí está todo y la totalización comercial que va agregando géneros diversos procedentes del país donde el Capitán Trueno perdió el mechero.
Los abedules y las patatas fritas escandinavas. Los libros en sueco, los libros de Christopher Fry traducidos al sueco. He llenado la furgoneta. No he podido hacerme el sueco. El lector ya conoce el resto de la historia.

jueves, febrero 22, 2007

Negacionismo

Los negacionistas sufren mucho. La propia represión y todas sus malas consecuencias. En efecto, se les nota que piensan que las víctimas lo tenían bien merecido, pero defienden la tesis de que no hay, de que no hubo víctimas.
En algunos casos, se observan las correspondientes declaraciones contradictorias potentemente vociferadas, que tal vez se concilien si se entienden como el aplauso a una acción de asesinato masivo virtual, que nunca tuvo lugar salvo en un mundo ideal que no pertenece al terreno de la responsabilidad común.
Los negacionistas también se prodigan en considerandos inabarcables acerca de las dificultades que opone la realidad para dejarse encerrar en un relato sin fisuras, las dificultades que su propio relato vence inmune a las inverosimilitudes.

miércoles, febrero 21, 2007

Un soneto bifásico

Trash Wednesday

Poeta de la Sota en un soneto
sueña veto que brota de la teta
o que rebrota inquieto de la seta
si cometa veloz acota prieto,

Que presu Sota seto que secreta
corre neto hacia la meta y devota
sangre discreta y escueto vaga mota
de polvo azota y quieto ya receta,

Como el que de bar en bar va impecune
y sale por el ojo de la aguja
cargado, ciego, solo, tinto a tiento,

Tondonia trasegado habiendo y CVNE
invitado por Maite y por Maruja
este miércoles calmo y ceniciento.

martes, febrero 20, 2007

Errábamos ayer

Errábamos ayer, como vamos a errar hoy. A propósito del pensamiento conspirativo, parecimos concluir que el pensamiento conspirativo es inestable en esencia en el sentido de que ha de crecer siempre, huir hacia adelante a perpetuidad. Esa huida, no obstante, es la situación de estabilidad que encuentra ese pensamiento.
Lo cual vendría a demostrar que la energía del pensamiento conspirativo se extrae siempre de las mismas fuentes. Muy vulgares, por otra parte.
Cabría pensar que mala es la suerte de la tesis a la que le vienen en su defensa argumentos conspirativos. Sin embargo, este pensamiento no se plasma en ninguna tesis positiva, que compita con sus análoga. Sus tesis son infinitas y, por tanto, lo suficientemente borrosas como para poder transformarse continuamente o para parecer que lo hacen, proteicas como aquello que suelen denunciar.

lunes, febrero 19, 2007

Dilapidación de febrero

Su brevedad y su sombreado (busca la sombra el perro, sombra canicular), su inmiscuirse, hacen que febrero más que transcurrir, haya siempre y ya siempre transcurrido. No nos apetecerá demasiado reformar la flexión verbal para adecuarla a los meses, de tan frumentaria casuística, del año solar.
En el caso del español y sus conjugaciones, las opciones hemisféricas nos conducirían a pasmosas decisiones. Decisiones que no condicen con según qué meses y no serían soportadas ni por el febrero del Sur ni por el del Norte.
El de febrero es también el mes variable del día veintinueve, que es un Jano que aparece y desaparece, especialmente para los nacidos ese día que retorna con la contumacia periódica de los múltiplos de cuatro, de cien o de cuatrocientos. Febrero, estrechado entre enero y marzo, se completa con recuerdos notables que algún día dejan de retornar, ni siquiera ya disueltos en la bruma de unos u otros días.

domingo, febrero 18, 2007

Objetos perdidos

Es una contradicción. Si es objeto es que está ahí, delante, tridimensional, tangible. Y es que los objetos perdidos han sido encontrados por alguien que no sabe quién los perdió o a quién pertenecen. Nosotros podemos perder las llaves o un candado. El mechero, la agenda o el paraguas. Pero no podemos perder objetos.
En su sabiduría burocrática, el lenguaje reserva el negociado de objetos perdidos a los que ya han sido encontrados. Quien recupera allí su posesión hace que el objeto vuelva a ser las llaves o el maletín y pierda esa genericidad callada y obsecuente del objeto mudo que, en ese lugar rapsódico, admite ser clasificado junto a otro objeto igualmente mudo.
Los objetos encontrados son el destino por analogía de una aventura tan desprestigiada como es la del llamado arte moderno. El arte clasifica por origen; el artista les ha contaminado de arte. Cuando la época del artista se evapora, nos fijamos en la contundencia de la llamada obra. Está ahí delante, soberbia pero anhelando que continuen las preces de los adoradores postrados. Tan capaz de establecerse en los anaqueles polvorientos del negociado del arte, tan genérica, tan vacía de todo lo demás.

sábado, febrero 17, 2007

Periódico

Entre los roblecillos, que compiten con algunos pinos jóvenes, la senda es irregular, propensa a la disolución, a la pérdida, suya y del caminante. En los tramos llanos, el piso está cubierto de las hojas de aquéllos, muy amarillo claro. En las cuestas o en las hondonadas, la humedad ha creado un mosaico en que las hojas sugieren motivos más complejos al tiempo que se distribuyen tonalidades oscuras: algunas grises, otras del catálogo de los ocres. Las maderas. Escher está en este pavimento resbaladizo que, cuando el bosquecillo quede atrás, será sustituido por una hierba que las vacas se empeñan en convertir en barro, yendo y revolviendo.
Las vacas han bajado al barranco -más tarde han de volver a esta praderita de menta y chocolate- y componen también una composición de periodicidad móvil. Móvil a favor de sus miradas alineadas como una escuadra o de la otra periodicidad, vagamente lírica, de los cencerros.

viernes, febrero 16, 2007

Parque

Esta tarde de febrero es una tarde de otoño. El tenue invierno retrocede a luminosidades y actitudes que nos parecen del último octubre o propias de alguna tregua de noviembre. Tal cosa se debe con seguridad a nuestra inexperiencia del frío riguroso y a algún desasosiego consiguiente que no escapa a la ensoñación vagamente apocalíptica de los noticiarios.
Las conversaciones en el parque ya no son sobre el tiempo. Son sobre el clima. Sobre los pavorosos destinos globales o sobre una nueva primavera (como es de sobra conocido, algunos esperan su venida multimodal, cabalgando sobre los elementos). Los nietos de los abuelos que conversan tanto vuelven como siempre al tobogán y a los columpios. Thanks God it's Friday, la película de pronto hará treinta años y que encierra casi tanta sabiduría semanal como el "C'était un très-au vent d'octobre paysage,/ que découpe, aujourd'hui dimanche, la fenêtre..." de Jules Laforgue.
Yo me temo que estos ciclos semanales pronto se verán afectados del spleen planetario que convierte el milenio en un torbellino. Este parque se llenará de ancianos en inverosímiles madrugadas, desorientados como ancianos o como brújulas en tiempos de desolación. Tal vez mueran los castaños de indias o vuelvan los cisnes de su exilio epidemiológico, pero como si los hubiera pintado Frank Miller y otras mutaciones. Los lunes serán una fabulosa semana inglesa, la de los mitológicos años en que nuestros padres trabajaban a sabiendas de que el ocio dolía como el hambre.
Los miércoles seguiré con la monodia tontamente profética de estos futuros y sus futuros desperfectos. O, por fin, me levantaré del banco despintado, dejaré el parque y las canciones de Nino Bravo y me iré con la música a otra parte.

jueves, febrero 15, 2007

Los obligados

El hombre no es tanto el animal que necesita lo que desea (en lugar de desear lo que necesita, luego la microeconomía es sobre animales no humanos), como el animal que se crea obligaciones a las que nada ni nadie le obliga. Así, si nos obligamos al que será un hábito que nos agrade, nada encontraremos más lógico. Nos obligamos también, sin embargo, a hábitos que nos resultan odiosos y desagradables. Nos obligamos nosotros; nadie nos obliga.
Postulamos ahora que tal cosa es imposible. Que sí hay algo que nos obliga o bien que el desagrado es agrado, gusto el disgusto, o el displacer, placer. Esto es la filosofía de la sospecha. Empezamos con Marx y seguimos con Freud. Corren malos tiempos para estos personajes otrora ilustres como ellos solos en el cielo y nos conducimos todos tan racionales como los triángulos isósceles.
Lo preocupante (y en esa preocupación andaría lo humano) es que si sólo deseamos lo que necesitamos y sólo nos obligan de fuera, seremos animales, demasiado animales.

miércoles, febrero 14, 2007

Satélite

Los artificiales y su casuística zoológica. Sus antiguas dinastías, de cuando el I, el II, el III eran fundamentales en su épica bip-bip. La Luna es otra cosa. Y además nos proporciona una curiosa demostración de cátedra campestre o suburbana cuando, sobre el horizonte, nos parece tan grande como una tierra de promisión hecha de algún queso dubitable.
La Luna, que nos concede la primera demostración de cómo caer puede darse sin caerse, es grave y. al decir de algunos, grávida. O ligera, como el que danza bajo la luna. O qué sé yo, como el que llora bajo la Luna, la cual siempre está ahí cuando de se trata de iluminar cementerios pálidos o trochas que no llegan a senderos.
Aunque nunca bailaremos en los marciales bailes de Marte, alunizaremos algún día en un sereno mar de la Luna. Cuando se pueda ir en hidroavión.

martes, febrero 13, 2007

Conspiración global

Ya se sabe que una conspiración universal es una ley de la naturaleza. Sabido es también que el delirio conspirativo está condenado a hincharse. No puede mantenerse en un dominio bien determinado porque se convertiría en otra cosa o se evaporaría. Es decir y por paradoja, toma la energía que precisa de la expansión.
Lo primero se compadece con lo segundo merced a un arreglo epistemológico. Los conspiradores son muchos y poderosos y, lógicamente, se mantienen ocultos. Son más porque, aunque nosotros seamos la mayoría, sólo unos pocos somos conscientes de la realidad tras los decorados. Los demás no cuentan salvo para ser salvados.
Pues resulta que la ley universal de marras versa sobre sujetos que conocen o desconocen y tales leyes es lo que tienen, que parecen afectadas de seísmos impredecibles. Pretender explicar la totalidad más asombrosa y metafísica mediante una historia es salirse de esa totalidad. Luego la ley trataría de sujetos y fuera de la totalidad de los sujetos habría otro sujeto análogo moviendo los hilos. Como la ley padece de esta inestabilidad, sólo quedará seguir huyendo hacia adelante, hinchándose, que es Fray Gerundio de Campazas.

lunes, febrero 12, 2007

Charade by Northwest

Incluso en notables películas, los trampantojos para los ojos del entendimiento del guión no pasan de perdonables. Son una arquitectura pintada que es imposible y además no se puede erigir. Son verosímiles sólo por la suspension of disbelief que es producto de la mera acumulación de inverosimilitudes.
Inverosimilitudes, las hay también globales. En Charada, de 1963, unos militares ful esperan pongamos que dieciocho años tras el suicido en el famoso búnker para ajustar cuentas por unos misérrimos 250000 dolares, los que no han necesitado para vivir mal que bien entre tanto. En Con la muerte en los talones, no sabemos si denunciar la estrategia de los unos o la de los otros. Es notable que las dos compartan un motivo con El golpe, a saber, la suplantación de personalidad, domicilio o despacho mediante. En los tres casos, parece que la circunstancia es el elemento fundamental para que el yo sea el que se busca.
En la realidad, la inverosimilitud es una suerte de error categorial. Si lo verdadero es inverosímil es que nos hemos equivocado, lo que vale para las anécdotas o los irrelevantes sucedidos. Si en la realidad se da también un trampantojo global, éste debe de incluir muchos espejos y a saber por dónde nos andamos.

domingo, febrero 11, 2007

Abulia

La abulia se recarga con las naftas más inesperadas y la peor abulia es la invernal, porque las primeras horas de las noches de invierno nos retrotraen a escenas muy anteriores y que anunciaban justamente estas acedías.
El verano, al menos, es el verano y eso salimos ganando. La abulia invernal más que ausencia de voluntad podría ser (debido sin duda a las más bajas temperaturas medias) una voluntad al ralentí e incapaz de revolucionarse convenientemente.
Invierno y verano comparten, no obstante su carácter programático y con su periodificación facilitan al abúlico futuras épicas de la voluntad. Épica por no decir triunfo, lo que nos resultaría problemático, y traslación que nos contenta, en cuanto abúlicos, porque nos pone delante de los peligros de la voluntad acelerada. Eso o permanecer en la higuera, dreaming little dreams o lo que sea menester.

sábado, febrero 10, 2007

Febrero de los leñadores

La leña es materia variable como cualquier otra. Más materia., más madera, que es lo mismo. La leña y los fornidos troncos que se resisten al hacha y al brazo inexperto que cree guiarla. La menuda leña que arde como un suspiro luminoso y fugaz. La materia de la que estamos hechos nosotros y el fuego fatuo.
La madera se consolida con el barro de las cunetas y los ribazos. Las herramientas se mellan y buscan un rayo de sol para brillar. La tarde cae veloz como la hoguera de los míseros palitos, mortecinos mientras esperan el tronco de manzano que venga a vengarlos.

viernes, febrero 09, 2007

The incredible shrinking man

Hay muchas maneras de empequeñecer. Y muchas de desaparecer. En un punto. De lo que se sigue que cada pequeña región -que es lo que podemos saber de un punto- es un universo. O todo el espacio, para decirlo distinto, pero igualmente aturullados.
Sirven de consuelo las paradojas de la infinita pequeñez. Pero yo me temo que son todas falsas y que la pequeñez es cuando a uno no le hacen caso. Con lo que la pequeñez pertenece a la familia de las invisibilidades timoratas. Ser o no ser. Aunque también está la peor forma de ser pequeño y es que uno no sea capaz de nada. Es lo de "bounded in a nutshell and..." and todo lo que sigue, pero al revés. Pues bien, lo peor es una cáscara de nuez con un cerebrito vacío.

NOTA: Triana no hablaba de Hamleto cuando le daba por cantar al "Señor de los espacios infinitos" etc. etc. O quizá sí.

jueves, febrero 08, 2007

El mundo en sus manos

La de mundo es noción sujeta a metonimia eterna. También a sinécdoque, lo cual es más fácilmente comprensible, pues no será raro que en las manos o bajo su control uno tenga una parte y no el difícil todo.
Tener en las manos algo relacionado con el todo por alguna contigüidad de las múltiples y contingentes contigüidades de las que estamos hechos es maniobra que desvela la ilusión del todo mundo, que en salmantino, se completaría diciendo "de todo el mundo".
El lector recordará sin duda, ante el título de arriba, la película de Raoul Walsh y de 1952, que tanto nos recuerda a un juego de palabras de Groucho Marx en Horse Feathers (lost in translation). El "his" se referiría al protagonista masculino de la misma. En cuanto a la sinécdoque desde "the world", mantendremos una imprudente discreción. El cine es como las palabras. Sirven para tener el mundo en las manos. Las que, a su vez, nos parecen palabras de doble dirección y sentido.

NOTA: El título original era, si Internet mal no recuerda, The World in His Arms.

miércoles, febrero 07, 2007

Quodlibet

El País se determina a ilustrarnos acerca de esa ilusión del libre albedrío. Los experimentos de Libet, tan citados, y donde correlación y causa concelebran con semifusas como en una misa mayor de las neuronas.
El libre albedrío, como cuestión que es de escala, se desplaza siempre y raramente desaparece. Así, ¿cómo explicar las determinaciones a escala de laboratorio para que al sujeto cada tanto le dé por apretar un botón y con mucha mayor frecuencia que en el resto del día o si no se le hubiera dicho que lo hiciere (1)? Una vez dadas aquéllas, que se traducirían en un modelo aparentemente aleatorio de la activación y que desembocarían supuestamente en el hecho de apretar el botón y darnos cuenta de ello, el libre albedrío reaparecería en los casos en que el sujeto (tal vez movido por otras determinaciones) se negase a colaborar.
Negarse es importante, como salirse del guión, porque la interpretación de la actividad neuronal vendrá siempre dictada por el guión previo. Supongamos que el sujeto elabora una teoría novedosa y compleja. El determinismo aquí no se dibuja igual que en el experimento del botoncito. Más bien, sucede que aquél no distingue entre los patrones de actividad y los potenciales correspondientes y que distinguirían imposiblemente una colección indefinida de botones. Por lo cual el argumento de la precedencia de la actividad neuronal inconsciente, no volitiva, sirve para otra cosa. No para la apología, en el fondo tan dulce, del determinismo, ni -y no es lo mismo- para disolver la voluntad libre, valga no sé si la contradicción o la redundancia.

(1) Probablemente el primer futuro imperfecto de subjuntivo de este blog. Estaba escrito.

martes, febrero 06, 2007

Jornada continua

Vista de lejos, continua por el carácter impasible de la ocupación. Sobre todo, por el lugar donde se está o por el lugar donde no se puede estar: el hogar, que se dice.
Así, lo continuo se acaba definiendo por una ausencia o una falta. Sin embargo, no es el caso que podamos vivir -por no decir trabajar en este valle de lágrimas- sin el paso, pautado, ritmado, una, dos y tres, una, dos y tres. Sin el batido discreto, ya sea irregular, de nuestras operaciones. Como decimos, se trata de ver las cosas a la suficiente distancia, para que la serpiente o el gusano se desplacen sin las pertinentes contracciones. Para que la vida siga igual, con sus ritmos disueltos y dulcemente insignificantes.

lunes, febrero 05, 2007

Hallada mente humana

Alguno pensará que hablamos de algún Averroes borgiano de dentro de algún tiempo. Esta entrega va a ser un manifiesto antimentalista y se acoge a un futuro donde la mente, la mente de Descartes y sus secuaces sea noción perfectamente opaca e incomprensible.
Ese Averroes se retuerce en sus esfuerzos por entender algo de lo que puede ser esa sustancia rígida y flexible, inextensa y sujeta a tiempos y lugares, esa maravilla de la que los antiguos libros hablan sin descanso. Algún lector espera que ese Averroes se traicione en este relato y que simplemente ignore el uso del vocablo. O tal vez piense que, por Averroes, se quiera disuelto en un entendimiento agente universal, que no agente comercial, pues no hay comercio de uno con uno.
Este Averroes puede tener de Mahoma y de Aristóteles lo que el Coloso de Rodas, quien con un pie en cada promontorio no era monumento de gálibo decente. Este mismo Averroes puede ser cualquiera de los filósofos que conocemos y sus hipóstasis. Sucede que han seguido sin desnudar al emperadorcito, lo que, por cierto, nos recuerda al famoso título de Penrose, que halló la mente en los microtúbulos. ¿Qué hubiera dicho el Coloso de Rodas?
Nuestro Averroes no se entusiasma con los engranajes y poleas que vemos y que sólo son engranajes y poleas. Anota en algún lugar, sin embargo, que, mientras el mecanismo no se mueva, no sabemos que ni qué es un mecanismo.

domingo, febrero 04, 2007

Cheek to cheek

En noche de helada y de tormenta, si no junto al Monte de las Ánimas, desmontado el animo, tropiezo con un etíope televisivo que dice, más o menos: "En nuestros país se hablan entre sesenta y cien lenguas; eso quiere decir, por tanto, que hay entre sesenta y cien culturas". Ethnologue con su acostumbrada exactitud mistificadora, to say the least, dice que 89.
Contar y biyectar. Nos quedamos con el experto de la televisión en cuanto a lo de contar. Lenguas que son un continuo y que se le hacen difícil de contar. Reconocemos que a veces hay que dar una cifra y se da. O un intervalo o un número. No nos vamos a meter demasiado con los apocalistos de Etnologue. En cuanto al experto etíope -que cuenta con todas nuestras simpatías ( entre 60 y 100 simpatías)-, refutamos sus biyecciones. Biyectar es contar una cosa habiendo contado otra. Biyecte usted "entre 60 y 100" y diga que ha contado realidades tan separadas y tangibles como las culturas. Y es que hablar cuesta, ya sea uno pentecostalero. "Heaven, I'm in heaven, and my heart beats so that I can hardly speak", re do, si, re do, la, sol, tarararí... que no sé si las notas deberían ir entre comillas.

sábado, febrero 03, 2007

Porvenir de la nieve

De la nevada quedan manchas cuanto más cercanas más raramente traslúcidas. Ahí, justo a nuestros pies. Debajo, la hierba es muy verde y brilla por los boquetes del azúcar, brilla con el agua que era la nieve. Esperemos una nevada sobre la nevada. Un refuerzo que vuelva a blanquear los montes. A reflejar la luz del Sol con la generosidad que es propia de las situaciones elementales.
El porvenir se rebasa conceptualmente cuando nos disolvemos en alguna de las divulgadas metafísicas cosmológicas. ¿Qué quedará? La nieve o el agua o los principios comunes que, después de los eones, resultará que eran otra cosa. Pero sobre esos principios se edifican también estos pequeños cristales de la nieve helada, mal trabados. Para que esos u otros principios hagan que los eruditos a la edelweiss o a la violeta hablen de nieve polvo o nieve primavera. De una sopa, cósmica a estas alturas. Para que algún cenutrio hable de las portentosas virtudes léxicas de alguna lengua ignota. Para que la mirada se nos pierda y no encuentre ni la última flor del prado. The fifth pine tree. En este mundo de desmontes.

viernes, febrero 02, 2007

El secreto de la vida

La realidad es el sistema de representación último en llegar y capaz de hacer a los anteriores no viejos, sino desaparecidos y, lo que es peor, a tal punto desaparecidos que cuando nos encontramos con ellos -tanto tiempo después- o son arte o son una cutrez. Los capítulos del manual de Historia del Arte nos facilitan ejemplos de lo primero. Imágenes cinematográficas o televisivas, y de no hace tanto, de lo segundo.
Triste sino el de nuestra especie, pues a la postre no otra cosa es el progreso y las ciencias, que hoy como ayer retroceden una civilización. Nuestro mundo ambiente es la última moda o casi, pues nada muy distinto es el modo en que encuadramos, montamos. O iluminamos. O ponemos las comas. O las tildes sobre las íes.

jueves, febrero 01, 2007

Simmónadas

Insistamos en las simetrías que funda el relato, la relación y el relato. La captatio benevolentiae se alimenta de una simetría halagüeña. No es infrecuente la asimetría menor, la de la humildad cariñosa: "Atiéndeme, quiero decirte algo", la macrocefalia retórica: "Oigo, patria, tu aflicción y escucho...," como si la patria fuéramos los impávidos lectores. O bien el realismo despectivo: "y dende que todos cantan yo también quiero cantar."
Pero la simetría de cantor y público puede bifurcarse hacia la simetría entre ellos dos y protagonista o hacia la correspondiente asimetría. Aristóteles de Estagira dijo la misma cosa.
Pero yo me digo que tal multiplicidad sólo puede ser apariencia y que todo se resuelve hacia la simetría. Somos el del escenario: burro o gran profesor, términos de parecidísimas extensiones, por lo visto. O por Cristo, que corregía algún personaje de Echegaray, a quien le debemos también un verso de notable actualidad: " ¿Qué es lo que repite el mundo?" Por cierto, o por incierto, queda excluido el teatro de Echegaray de las consideraciones aquí ofrecidas.