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viernes, marzo 31, 2006

Anuncios por palabras

A más palabras más dinero, pero la oferta y la demanda mejor definidas, extensionalmente e intensionalmente, se supone. Ese gasto nos pone en circulación y con él buscamos también minimizar los precios de transacción, fricciones, corretajes, energías que podíamos habernos ahorrado.
Pero el gasto en palabras es también un gasto que paga un peaje a los géneros y convenciones establecidos (vehículos a motor, coches y motocicletas), ya sea por la redundancia o por el desajuste que eventualmente pueda producirse entre los códigos de los antiguos y los nuevos compradores.
¿Y qué sucede en los casos en que no hay precio o el corretaje es inexistente? El balance hay que establecerlo muchas veces para el conjunto y no para un individuo, al menos cuando las conductas las vemos como perfectamente determinadas. Ahora bien, asistimos también a dispendios semióticos que parecerían inasumibles. El reto entonces es explicar por qué sucede lo que sucede desde, digamos, alguna especie de la razón analítica, ya pongamos velas a Marshall o a Elster.
En ocasiones, el código utilizado es para muy pocos. Dos posibilidades se abren. O bien, si alguien acude es quien debe acudir, con lo cual todo parece funcionar perfectamente, o bien ese código no excluye que muchos interpreten que se les ofrece lo que buscan. Miran las palabras y no el secreto o neurótico rabillo de la tercera vocal según se comienza a leer. ¿Negaremos la racionalidad al que se pasea de tal manera por la plaza? Más bien habremos de contemplar la posibilidad de que no sabe lo que quiere y que su mercancía secreta es un signo de interrogación o un hueco en una fórmula que desconoce. Una estrategia como otra cualquiera.
Ya dijo un conocido fabricante de quiasmos que el hombre es el bicho que, en lugar de desear lo que necesita, necesita lo que desea. Un objeto eclipsado. Criptograma alado. Nos estamos poniendo ñoños. Même the savants.

jueves, marzo 30, 2006

… Y una íntima tristeza bayesiana

Nos fijamos en la relación entre el prototipo detallado y nuestra ineficacia bayesiana. El lector encontrará aquí otra alusión a tan importante asunto. Básicamente, al postular prototipos detallados (una mujer universitaria, que viste traje chaqueta, feminista pero no radical, etc. versus una mujer), estamos haciendo menos probables los sucesos en que participe una mujer. Pero esto, que podemos tomar como una tendencia generalizada en sujetos no advertidos (y en experimentadores que no advierten), muestra una preferencia por el pensamiento en marcos intensionales. O a la inversa, que por lo que decimos es fácil que sea distinto, si no apreciamos que las probabilidades condicionadas “inversas” pueden ser muy diferentes, entonces nos convencerán más esos prototipos detallados de las que ya no quedan. Qué distinta la verosimilitud de la verosimilitud.

miércoles, marzo 29, 2006

Bank holiday

Marzo es el mes más cruel, después de los últimos estudios. Que haya desbancado a abril no puede habernos sorprendido. Ya lo dice un cancionero dudoso: Los vientos de marzo / las lluvias de abril / llegan a setiembre / por ver a San Gil. Un marzo muy largo y que nos llena de brisas vagamente atlánticas el verano, que a cierta edad es, sólo, todos sus incordios.
Por otro lado, de los días de la semana, el viernes lleva varias décadas ganando adeptos. Los meses son de Marte y los días son de Venus (quién lo diría, Dr. Fliess), pero días y meses van por el mismo camino, sinódicos, peregrinamente, como una caravana que nos deja atrás. Los abuelos inuit que esperan poblar alguna leyenda blanca.
En próximas entregas: Amalgama dos.

martes, marzo 28, 2006

Amalgama (capricho para lingüistas aficionados)

Un ejemplo clásico (John invited you’ll never guess how many people to his party) que adaptamos al español:
Juan invitó no te imaginas a cuánta gente a su fiesta.
La primera explicación es, claro, que podemos hacer un sintagma nominal de cualquier cosa. Si eso funciona, ya está todo explicado, dirán algunos. En español se notan muy poco las amalgamas con otro orden de palabras (y un ligero énfasis):
Ni te imaginas (a) cuánta gente invitó Juan a su fiesta.
Lo interesante es que no podemos saber cuál es la oración principal a partir de un criterio gramatical. Supongamos que nos decidimos según el elemento que aparezca primero. Si aceptamos esto incluso en una lengua como el español, nos encontraremos con que el procesamiento dicta la gramática. Sea ésta cuál sea, la supeditamos a lo que acabamos por hacer. La estructura viene determinada por lo que se hace. ¿Dónde está entonces su autonomía? Precisamente, habría de responderse, en los principios que regulan la actuación. Lo que podemos hacer con las piezas son las reglas del juego.
Amalgamemos: ¿por qué árboles? Demos más de una raíz al conjunto: tenemos dos verbos cuyos objetos respectivos incluyen al sujeto del otro verbo. Cada raíz es una hoja o un conjunto de ramas del otro. No pasa nada. Esquejes cruzados. Fascer el aleph. Ponerle cualquier nombre. Quién le dice a quien habla que comience por un único nudo raíz. A mí no me lo advirtieron nunca. It's my party.

lunes, marzo 27, 2006

Gramáticas

Las más difíciles son las de aquellos lenguajes que dicen todo lo que se puede decir de ellos. Lo que no es exactamente el arte de la cita, pero sí algo que se le parece. Digamos que todo lo que se puede citar son unidades del lenguaje y todo se cita dentro de una unidad del lenguaje y las dos partes forman una unidad del lenguaje. En determinadas circunstancias amalgamamos cualquier cosa con casi cualquier otra. ¿Cómo distinguir el texto de la cita? Cuestión de misunderlying.

domingo, marzo 26, 2006

Flânerie

El sutil observador que debe un punto relajar su discreción, para que le observe bien el observador tal vez ficticio que le observa siempre bien. El caballero maduro (perdón por la alusión criptozoológica) que en estos tiempos, y en otras épocas quizá, evita mirar a las mujeres o a la mujer que acaba de pasar con modos demasiado visibles o propios quizá de quien no es un maduro caballero, un maduro caballero que no ha entrado en el selecto –e inexistente– sindicato de los viejos a los que se les permite mirar a Susana. No le sirve mirar y ver sin que le vean mirar, pero así avanzan estas artes: debe halagar a su observador, que éste se juzgue a sí mismo sutil por haber percibido la sutileza observadora –del ojeo o de la espera, de la pasa y la contrapasa– del caballero maduro del que venimos hablando, y del que a estas alturas deberíamos ya poder prescindir.
Pero esta vanagloria de la vigilancia sutil no es sólo la de este caballero del que ya no hablamos o no debiéramos, que se cruza con chicas y mujeres, cotejando (1) bustos, traseros cuando se siente popular, los afeites y su supersumación en el conjunto. La consumación es el saberse observado por un observador más sutil aún, que aplaude al provecto meritorio su observancia hipócrita de la corrección política.
Por lo menos no lo anuncia: “Saldré a la calle a realizar discretamente mis observaciones, que sepáis que estoy inspeccionando atributos juveniles por parques y avenidas.” En este caso, podría pensarse que la sustancia era la sutileza y la discreción, y no el panorama (2). Que el superobservador sólo está en el ojo del observador, allí solito, porque en el ojo del observador no hay nada.
(1) coteja / centímetros picheros en alzada (Del "Soneto a la menopáusica progre", de Roberto Iglesias Hevia)

sábado, marzo 25, 2006

Espace publicitaire

Vos vacances à Memez-sur-mer.

Unha dama entrou aquí,
Un pícaro entrou con ela.
Xa xe foi, mais está aquí.
Qué diremos que foi dela?

Citado por Juan Uriagereka en su Rhyme and Reason (Pies y cabeza, a su decir mismo).
No debe identificarse a Manuel Rivas con ninguno de los intervinientes, ni por metonimia ni por sinécodque, ni por si acaso.

Sombras

Al volverse, o posiblemente al girar la cabeza. Su propio movimiento o algo que se movía. Todo depende de la forma que se haya dibujado, de la condición de la luz que se filtra en ese atardecer, repuesto de la incomodidad, insidioso desasosiego, que le hizo levantarse, traicionar a Mr. Hawks y a Mr. Hawkins que le llegaban en el canal de eitb2.
A la tierra de faraones llegaría la tregua, el alto el fuego de la Edad de Bronce, la arquitectura de J. R. Justice, el sigilo de Alex Minotis, los decorados que parecían piedras pintadas por Ambrós. El espectador, traidor como Nellifer, como Joan Collins, que comienza a temer que al guión de William Faulkner le hayan crecido treguas o altoelfuegos, alegrías de qué contentos estamos y qué de esperanzas tenemos.
Perseguido por el fantasma de un fantasma, la emisora en su más grado de arrobamiento histórico. Publicidad, la pirámide tendrá que esperar, pero Bobby Vinton (kitsch, camp, teletienda y subiendo) declama:

Ya se acerca pues, jaun, o es ya llegada
tregua gloriosa en que promete el cielo
un herri, un artzain plantao en el suelo
a esta legislatura reservada.

Pues lehendakarito en tal jornada
De la oenegé os muestra el fin del celo
Y anuncia a Gara, para más señuelo,
Un petardo, una mesa y una espata

Dantza el orbe del Gorbea y una parte
Espera la gabarra por la ría
Tan soberano el herri en justa juerga.

Que a quien ha dado Arana su estandarte
Dará el bigarren más casposo eguna
En que, vencido el bar, venza la lurra.

Se despierta remasterizado y de la pantalla de televisión sólo sale ruido blanco. Esto es de Herrera, allí donde Loroño no podía con el Águila, o el Águila no podía con Loroño. Se ha quedado dormido y apenas recuerda nada de la acuña (la dirección no se responsabiliza de esto último) publicitaria. El teléfono. Su amigo Unai, que viene a verle acompañado de su hija. Críos. Que no conoce la ciudad, que vaya, cancerbero, a la salida de la autopista, que en media hora llegan. La putada más bella.
¿Son molinos o gigantes? ¿O son molinos gigantes? Wild is the Wind. Entonces, al volverse quizá, sabor de boca de un mal sueño, escasas gotas de agua, insuficientes, por la cara, Robertson Justice le dice que espere. No mirará bajo el coche, pero mirará el maletero. Otro recodo de escalera (At the first turning of the second stair, Eguren) y al fin reunió fuerzas: "Mr Hawks, Howard, where can it be- This land of Eldorado?"
CODA: “Over the mendiak / near Irun, / Down the Valleys of Goiherri, ride, simply write,”/ the shade replied­ / “if you mock at Eldorado”

viernes, marzo 24, 2006

Encapsular vs. destaponar

El tratamiento eficaz –y honesto, dirían algunos, sin intenciones ocultas, tan evidentes siempre al parecer de unos y de otros– de ciertas situaciones supone su encapsulamiento: cancelar, cortar sus nexos con otros problemas o conflictos. Lo cual puede también ser un imposible: no se puede encapsular nada. Una forma surge de la contribución de fuerzas que nos cuesta más trabajo percibir, pero que son la realidad en que aquélla tiene sus raíces. Una forma no es más que la forma de estas tensiones y estos empujes. Su aislamiento es idealismo, por decir lo menos. Limitar el alcance de un tumor a una forma conexa y convexa no es factible en todas las geometrías.
Sin embargo, sea como sea, se observa muchas veces que esas mismas cuestiones cuya resolución cabal exigiría su encapsulamiento pretenden presentarse como si su presencia no hubiera sido sino un freno para la resolución de otros conflictos. Se goza así de una retórica con el prestigio de lo real, de lo real en el sentido del párrafo anterior. Se considera pues que lo que se trata más bien con la cancelación rápida de las primeras sea el destaponamiento de los segundos, que habrían permanecido bloqueados (1).
Por más que sospechemos que la encapsulación o encapsulamiento es una ilusión, puede ser –sin embargo– el nombre que le demos a la reducción de conflictos o contradicciones a otros terrenos. Parece claro también que se ha de dar una cosa u otra: no puede haber cápsula si se ha quitado el tapón, y si se ha quitado el tapón no hay cápsula.
Aplíquese el esquema a situaciones presentes o pasadas. Encapsular supone un partido poderoso o algo del estilo de eso que se llama consenso. Naturalmente, ni cápsula, ni tapón. Ni los problemas son los que se nombran. Al cava en particular puede dársele muy malos usos. Quizá es que algunos vayan al descorche.

(1) Véase también este otro aspecto de la retórica en cuestión.

jueves, marzo 23, 2006

M1, M2, M30

En la ontología de Gustavo Bueno, las emes de M1, M2, M3 significan materialidad. Mi es el i-ésimo género de materialidad. A veces, alguien concluye o imagina que M es abreviatura de mundo, lo cual nos desvía hacia ontologías triplemundistas como las de Popper. Sin embargo, parece difícil que una ontología plurimundana sea estable y no se desvíe hacia una metafísica con más mundos que las esculturas estacionales o estacionarias de Úrculo. La metafísica de las autoridades madrileñas. Emes para un flujo inacabable. Volviendo, los pluriversos de los teóricos de cuerdas y otros gnósticos tienen capacidad para unas cuantas variables. Aumentado su número, nos crece el contenedor conceptual del pluriverso, burbujas, M & M. Véase el último extra (Temas 43) de Investigación y ciencia.

Estrategia

No que a uno le roben el plan de batalla o que no encuentre el camino al campo de batalla, o el puente de plata. Lo peor es quedarse de un plumazo sin estrategia y descubrir así que no se tuvo nunca.
Ahora bien, se replicará, peor es no saber cuál es la batalla o de qué clase, o incluso, aun sabiéndolo, no poder decirlo. La retórica correspondiente a estas situaciones es la de la explotación de la contradicción, de la contradicción ligeramente desviada, clinaminosa. La que se da, por ejemplo, entre escepticismo y esperanza. De ese choque, cualquier cosa, manos libres. Se cierra el manual y sólo queda la tómbola del cheque en blanco, del préstamo de confianza a fondo perdido. Pero en esa retórica ayer estaban todos. Piense el lector en una representación gráfica de esperanza y entendimiento medibles, uno en abscisas y otra en ordenadas. Podemos pensar que las dosis respectivas ocupan una línea cóncava hacia arriba: a mayor esperanza, menor escepticismo y viceversa. Pero los puntos “intermedios” corresponderían a valores bajos de una y otro. Si la curva fuera cóncava hacia abajo, estaríamos diciendo que hay gente muy esperanzada y muy escéptica al mismo tiempo. De las dos curvas, la primera recordaría a las habituales curvas de invariancia de las utilidades de dos bienes según sus cantidades. Pero la segunda representa una suerte de sinrazón, mucha insistencia en la esperanza, mucha en el escepticismo.
Agenda: ¿Tiene la microeconomía algo que decir de la retórica? ¿Por qué no aceptamos, si la concedemos, la prudencia muda? Esperanza, sólo sabes bailar.

miércoles, marzo 22, 2006

Junto al fuego, las sombras contra el muro

–Lo malo son las ideas.
Estábamos esperando uno de los largos silenciosos que convertían sus intervenciones en un modelo inamovible de lo sentencioso. Dejábamos, como de costumbre, que sonase alguna crepitación del fuego antes de que alguien, en un turno tácito pero bien pautado, buscase con sus ojos los de los demás. Era la segunda parte de la ceremonia y que consistía en una interrogación también tácita, como de quien quiere asegurarse del carácter novedoso de lo recién escuchado, o quizá de que no se trataba sino del renacer sorpresivo, inesperado, de un tópico que había sido considerado con algún detenimiento días, semanas, meses o incluso años atrás.
Esa noche, sin embargo, el silencio no fue tal, uno, dos o tres segundos, que supimos aprovechar como si aguardásemos durante una pausa solemne:
–Las mismas ideas en cuyo nombre se hacen guerras, quieren hacerse servir para las paces. Todo es malo, pero eso que llamamos ideas es lo peor.
Ahora le dio por remover las brasas con el atizador, como quien dibuja en el suelo. Por un momento, pudimos pensar que lo alzaría para que su sombra dibujase trayectorias sobre el muro posterior, pero decididamente siempre había pertenecido a otra escuela de actores.
–Las ideas no son esos substantivos sublimes. Nuestra especie lo justifica todo por ellos. No borran, anulan el peor crimen. Cuando una palabra se gasta, viene otra. Las ideas no habitan el cielo, son las cosas. Las más bajas. Bastante más honradas. La guerra no se hace por lo que las palabras indican. Las peores paces son las que suelen acompañarse de las retóricas más sublimes.
Ese fue uno de sus discursos más largos. Por un instante, pareció que esa vez sí iba a levantar el atizador.

martes, marzo 21, 2006

Augustos clonos

El farmacéutico Hwang no clonó. Se le condena por publicar sin haber clonado. En el ámbito académico está muy extendida, sin embargo, la publicación clónica. Gloria a aquéllos cuyas páginas ya han sido escritas por otros: el noble arte del plagio, que tan puntualmente nos recuerda la contingencia de nuestra firma, in ictu calami. No tanta gloria a quienes como Alberto Hidalgo dijo a Borges (cuenta Borges) escribieron la primera página de su segunda página. La publicación académica, como el coito o los espejos, multiplica el número de los hombres, el de los funcionarios y el de otros semovientes eiusdem generis.
La multiplicidad de los textos se ordena en una taxonomía impredecible: las versiones de antes de la presionante clonación de Gutenberg o de después que el ecdota ordena, los textos que enlaza en su ovillo o rizoma el hipertexto ven sumarse a la lista la modalidad de las familias de artículos que son otro y son el mismo, como en cualquier currículum interminable. Los artículos tan parientes que tanto se recuerdan y que tanto se apoyan.
De paso, O bitter Dichtung, si no es cierto que los autores sean las herramientas que los artículos utilizan para reproducirse y multiplicarse, bien pudiera ser que el recurso por el que éstos pelean no sean las revistas sino las citas de otros (1). Pero la probabilidad de que un artículo cite a otro crece con el parecido entre los dos artículos. La constelación bien definida de citas mutuas de la estirpe de los artículos ultracuerpos. Lo peor es clonar sin haber publicado. Fue más feliz el que menos clonó. ¡Se copien, clono!
(1) Un artículo puede visitarse como se lee una casa.

lunes, marzo 20, 2006

Burle

En un viaje reciente a Brasil, acompañado de unos conocidos y colegas del país, sin otra cosa que hacer y tantos años después, al final de una comida que va de Roberto Carlos a Roberto Carlos, y de ahí a de Campos pasando por Britto, se mete en un jardín marxista.
Como en un juego que alterna tablero visto y tablero imaginado, el damero ofrecía texturas diversas y una salida fácil pero también el deseo oscuro de permanecer en un lugar donde las rectas son alabeadas y las curvas un camino óptimamente breve. Jardín no precisamente vertical, aunque arriscado tal vez. Sólo había que seguir la conversación. El damero y sus configuraciones diagonales de damas. En otro juego imagina diversas zonas del tablero en finales, aperturas y medios juegos simultáneos. Curvas de nivel a nivel, sitio de sitios, metasitios del go, diversas zonas del tablero en finales y, aperturas y medios juegos simultáneos, ciencia de visión, paths that lead to an overwhelming question, and the feeling we were being pioneers for a short while. Así lo resumía meses después la carta que le remitió uno de los anfitriones, pero el laberinto no está ahí para comprenderlo. O el paseante no está para comprenderlo, sino para salir de él. Conocimiento declarativo: gato por liebre. Crítica de arte. Lo que es peor, libros de Oteiza. Un cierto marxismo tridimensional y a gran escala logarítmica. Texturas en suelos y paredes.

domingo, marzo 19, 2006

Même les memes

En El País de hoy, Javier Sampedro vuelve con Darwin y sus alternativas dígase sensatas. Concretamente, las que se centran en torno a la biología del desarrollo. Mire aquí el lector el artículo, que nosotros no lo resumiremos.
Lo que nos resulta más interesante de todo él un día domingo viene en un recuadro. El autor cita a Stephen Jay Gould: que para éste la evolución tenía que ver con la lógica interna del sistema de preservación de la información genética y de su lectura. Pero los promotores de la alternativa se desmarcan. Así Eric Davidson: "Steve Gould no trató ningún mecanismo real. Sus impresiones fenomenológicas no han influido en la generación de nuestras ideas".
Pero pasa con la lectura que el cambio surge de pronto. Después de darle vueltas al texto descubrimos una clave a todo el razonamiento y no sólo de los que salen de las trincheras de los biólogos del desarrollo, algo que parece el reflejo de no poco de la génesis y de la estructura del pensamiento biológico. Y esa clave está en las palabras de Doug Arnold:
Los datos no implican necesariamente que el origen de los grandes grupos de diseño animal fuera brusco o saltacional, pero mi sospecha es que, en efecto, fue un proceso rápido. Entre nuestras ideas y las de Gould no hay una conexión directa, aunque sí una conexión conceptual parcial.
Conexión directa. Todas las clasificaciones convertidas en genealogías, heráclidas hijos de heráclidas. Pero la conexión directa es una copia y la copia exige conexión metonímica (el sexo es obviamente una metonimia). Pero los libros que se leen y se copian ofrecen un modelo demasiado cercano a los bioecdóticos. Los memes, por su lado, son lo que su nombre viene a indicar. Son palabras que parecen traducir un obsesivo miedo a la contaminación, lo que es un miedo terrible en mundo en el que desde Goethe no hace falta leer a nadie para haberse enterado de lo que dice, promiscua es la topología de las ideas. No me marque usted.
¿Cómo serían pues las conexiones entre teorías o entre ideas? "Directas" sólo alude al contacto de los cuerpos, de las voces y los oídos, o de las páginas y los ojos. No es ése mi linaje.
La biología recorre un camino en que le precedió la filología. Leamos entre bases.

sábado, marzo 18, 2006

Weekendopedia

La particular coloración de los conocimientos del fin de semana con su miscelánea que una energía remanente intenta negar:
ansía eclipsada rapsodia
que sueña el cadete nervioso
la suave lectura del viejo
decía en sus eneasílabos postmodernistas Menard Valderrama, hace de eso ya demasiados años de domingos y de sábados. Pero la lectura de los poetas olvidados merece algo más que un desplazamiento reluctante hasta la estantería del fondo. Quitémosles de la Weekendopedia, ese repositorio del conocimiento donde yace nuestro pasado y las horas perdidas. Weakendopedia: so many articles –definite, indefinite– and still growing. Devolvámosles al Proyecto Gutenberg o al Cervantes Virtual, leámoslos de lunes a viernes o dejémosles a la deriva en su ancho río de barro y de olvido, till the future dares.

viernes, marzo 17, 2006

Memoria

El momento de la decisión. Después de años de fantasear con los futuros recuerdos, arrojar al jamás los objetos que no logramos (aunque quién sabe) que fueran cifra de tantas cosas y que sólo son ya signos del olvido.
Junto a la memoria, su compañero inseparable, el error. El error que los años construyen despaciosamente o tal vez a impulsos impredecibles. Y el error originario: nuestra mala inteligencia de una situación o de un gesto, redimida por la suave memoria.
Pero construir a quien recordará, a quien fija unas tachuelas en puntos de un mapa como si eso le devolviera un territorio inaccesible, esa tarea prepara quien va recogiendo los inanes guijarros de las noches y los días. La falsa iluminación del yo ahí estuve. Mejor, claro está, el habitable olvido (1).
(1) Pues, como habrá deducido el perspicaz lector, en pocos días tendré la casa en obras. Si el señor contratista no construye la casa, undichterisch wohnet der Mensch damunt d’aquesta terra encesa (un farol como Diógenes). Todo lo débil quiere ignorar la sucesión de gremios, carpinteros incluidos, que seguía diciendo Lluís Llach.

jueves, marzo 16, 2006

Baile de disfraces

El problema previo para nuestro juicio no es el de discriminar los que merece el sujeto de los que convienen a quien le aconseja. A fin de cuentas, alguna responsabilidad transitiva habrá siempre en este esquema, eligiera el asesor a su asesorado o éste acudiera a aquél, y luego siguiera acudiendo.
El problema es el de la multiplicidad de objetivos, unos patentes y otros ocultos de cada actuación o intervención. A lo que puede sumarse la combinatoria de objetivos que se eclipsan unos a otros en las exégesis habituales.
¿Para qué es el disfraz, para lo declarado o para lo oculto, en una latencia que el profeta presume que ha desvelado aun con palabras inciertas? ¿Y para qué unas palabras que apuntan a una interpretación siempre más baja (Oxenstiena)?
Sin embargo, el desarrollo de una doble o múltiple hermenéutica que atienda a todas las partes y a todos los detalles en cada uno de los contextos en que puedan aquéllas darse lo que nos descubre es un invariante que, desde luego, siempre estuvo ahí: el estilo, que es el hombre.

miércoles, marzo 15, 2006

Del perro de Crisipo / no nos moverán

Josep Call cuenta de un perro que un día:
Cuando lo conocimos sabía unas 200 palabras y ahora debe estar por las 300. Pero, lo más interesante es cómo aprende. El perro tiene unos 200 juguetes diferentes, le pones 10 en una habitación sin que los vea y le dices: "Tráeme la pelota". El animal va a la habitación, mira los objetos que hay y vuelve con la pelota. Ahora, le pones siete objetos que conoce y uno que no ha visto nunca. Le pides el nuevo: "La taza". Se va a la habitación, los mira todos y, por eliminación, vuelve con la taza. Lo más increíble es que cuando se colocan en la habitación sólo objetos nuevos que ha aprendido de esta forma y le pedimos otra vez: "La taza". La vuelve a traer, y ya no por eliminación.
Volvemos a nuestro motivo de hace unas entregas. Cuando no nos queda otra, es ésa. Ahora bien, cuando el inventario no está cerrado y hay que ser constructivista es otro cantar. Yo tuve un perro constructivista. Su inventario de palabras conocidas era de aproximadamente cero. Cuando le pedía algo, construía en su entendimiento significado y referencia del significante que yo profería y siempre me traía algo. Cierto es que mi casa la poblaban objetos y cachivaches en inextricable formación (Cole Thornton a Mississipi, cuando éste probaba su puntería en El Dorado). No he logrado averiguar cómo lo hacía ni que reglas seguía, las cuales imagino terriblemente complicadas. Mi perro pasaría el test de Turing. Y lo que hiciera falta.

Jalisco canta en Cameros

a Juan Villoro, a Agustín Sánchez Vidal y al Dúo Gala

Junto a la carretera metafísica
con facha de maniquí de de Chirico
asciende oneroso, único y onírico
cual algo que cojitranca mula tísica.

Es el solista, que persigue –el grupo ya llegado–
con insana intención su epifanía
protagonizar en la sesión vermut mirífica
cuando entre la balumba el terrorífico
trabajo haya concluido de los técnicos.

Asciende con un contoneo funambúlico
y descansa con ectoplásmico descaro,
concluye junto a la torre su jornada
que orgásmica la plaza rúnica acentúa.

En la enseña que acompaña la campana
que la torre corona espadañosa
con silueta entre aragonesa y maña
encuentra la clave de su esfuerzo:

Cantará la jota como un reto
cantarála boina en mano cual torero
que cita al mala bestia de un alcalde
o a un concejal cornudo de festejos
la boina será negra y como roja daltónico
en su trémolo ultrasónico podrá verla
en su trémolo un sí es no es a ratos místico.

Tras el veloz entreacto enciclopédico
de mejicano se vestirá ibérico
y cantará entre borrachos
que a veces son foráneos forasteros
corridos de caballos, de juanes y de villas.
La plaza solanácea donde rúnicas
de bandos del alcalde que ya vimos
se entrepudren inscripciones
escuchará atónita los chasquidos
de los pistones pistolones que acompañan
el concierto gordo de la banda
como los negros tordos corifean
el vuelo jayosneuma de la urraca.

El bajista siempre ecuánime en el trasfondo
marca un tiempo que no cambia
–por eso ahora el futuro se soslaya–
y puntúa las cagarrutas que dejaron
como fusas que cayeran de un perdido pentagrama
en el frontón de irregular chaflán las cabras.

Pero volvamos a la torre y a su enseña
que la clave dijimos fuera del solista
¿Qué icono la bandera suministra?
¿Qué vio el atenorado y gárrulo garrulo
que trocó la fábrica por la orquesta?

No diremos qué vio porque no vio nada:
una fantasma de algún párroco perdido
un efluvio anímico del osario
que la torre contrafuertea como un risco
la bandera de un pirata de secano
o una broma de algún César premoderno.

Vio la nada de una radio que olvidó
un jugador de tute clandestino,
un libro de arena real, complejo, por fascículos,
el brazo de un campanero que perpetuo ronda

el aposento desde el que mira
los trigales, los setos y las frondas
los triales ahora de los amigos de Foronda
como mira el vigía destemplado
el relevo que llega y reconforta.
Vio todo en un aleph
que se sumía en su onanismo,
el de ese aleph digo aunque otro de cualquiera
también para el caso nos valiera
como el del monago que fricciones
hasta la epilepsia alcanforado
entre novenas se aplicara
en su cascársela de universo de ropero,
en ese aleph seráfico y bethélico
que le permitió en el pueblo de ese año y de ese día
de tarde narcótica y nicotínica
con párpados que la última siega
llenó de raspas granosas y gramíneas
comprender que siendo nada o aún menos
su música todo le alcanzaba,
como aquel otro verano soñó que dijo
riesgos arriesgando electrogénicos:
“no, al pilón, no. No con estos músicos instrumentos
que las letras
las estamos pagando todavía.”

martes, marzo 14, 2006

Hechos

Disciplinas cuyo objeto viene a sortear la individualidad: Azúa en su blog habla hoy de la estadística y se remite a un libro, el último (tan reciente que no le han puesto las cursivas al título en su página web académica) de Richard Fumerton. Y es que la estadística habla de cada uno de nosotros sin hablar de cada uno de nosotros. O ese valor se le supone.
Aquí la tentación es marcarse unos pasos de teoría. Incurramos, teoricemos, un día es un día. Aceptemos que las operaciones que no son las ocultas de la naturaleza son de dos órdenes distintos que pueden ser aplicadas a clases e individuos. Primero están aquellas que son de carácter deíctico, manipulador, baconiano: tomamos, separamos, contraponemos. Luego, las de carácter categorial: aplicamos un predicado a un sujeto. Como ve el lector, hoy nos hemos levantado de la siesta en plan Brentano. Como estamos teorizando, seguimos con la siesta, con el orinal y el pijama.
En el caso de la estadística, estos dos órdenes se administran de manera muy peculiar. El juicio estadístico se aplica a clases según métodos en que no vamos a entrar. Del individuo, o se toma a efectos de muestreo y lo que se hace entonces es pasar a afirmaciones no aplicadas a él, o se dice cuál es la probabilidad de que pertenezca a una u otra clase: es decir la asignación de un predicado viene mediada por precisamente un modo particular de evitar, de sortear a los individuos. Lo interesante no son estos dos párrafos, sino darle a todo ello la vuelta. Adiós pijama, orinal adiós y adiós documental de la dos.
Conversely, que se refiere a darle la vuelta al asunto de una cierta manera, deberíamos obtener un individuo siempre que aplicásemos los dos órdenes de operaciones a una misma estructura, lo cual no siempre sería posible. La cuestión es si podemos o no podemos y nos dedicamos a la estadística. Porque lo que viene a ocurrir es que tenemos individuo cuando operaciones de estos dos tipos se pueden hacer sobre la misma referencia. Si no, seguimos teniendo algo parecido a individuos, pero lo que sabemos de ellos, lo sabemos oblicuamente, por el espejo de la estadística, y no cara a cara: más bien diríamos que los sabemos a cara o cruz. Y eso que sabemos de un individuo a partir de la estadística nos permitirá jugar a la ruleta con ventaja, y eso a la larga. Porque siempre nos podemos colar: lo contrario es la comprobación directa, sobre el individuo, sobre el hecho individual que se perdió en el pasado. Ahí reaparecerán las probabilidades de que determinada clase de testigos se equivoquen en determinadas situaciones, de que nos equivoquemos al clasificar al testigo o de que nunca estemos en lo cierto. El error (cuadrático medio) son los otros, probablemente.

lunes, marzo 13, 2006

Una vittima dello stato

Durante mucho tiempo ignoraron que el arma definitiva era la pose de cimarrón, de proscrito, perseguido y acosado. Todo el poder en sus manos no era todo el poder si no se acompañaba de la doliente lamentación del héroe que el redundantemente corrupto estado señala como víctima indelegable. Pero todo se alcanza, o todo nos alcanza.
Acción política sublime, integrada ya en la panoplia de los artistas de la política, repertorio de combinatoria inagotable que verá portentosas puestas en escena.
Los doctos nos advertirán de los antecedentes, de prefiguraciones de esta fabulosa metamorfosis de la política contemporánea, pero, generosos, nos dejarán insistir en la especificidad del estado moderno.
Ahora, señor de verdugos y victimarios, esa víctima podrá dejar a éstos en manos de la asamblea de fieles, orientados, desorientados o simplemente acomodaticios, mutantes en su muta de sencillo enrolamiento. Quizá no abunden, entre los asesores, los artistas. Pero un artista no debe dejarse asesorar, el arte debe ser suyo. Que todo es disfraz.

domingo, marzo 12, 2006

Autodiógenes

Recuerda una leve conversación de hace ya bastantes años, en el trastero de la casa de un amigo. Apiladas contra una de las paredes, un buen número de cajas de cartón habían de constituir sin duda el activo principal de la estancia.
–Mi hermano, que colecciona todos los Interviús desde que salió la revista.
Su hermano mayor, estudiante o ya trabajador en lejanas tierras, quizá con esa colección –si seguía con ella– escindida, con pocos fotorreportajes juntos, soñando con su reunión final, devaluada tal vez la enormidad de su volumen (the big, the good, the beautiful, decía Addison: grande es sublime) por el DVD. Me sorprendió porque era un tipo más bien serio, con fama de beato, quizá de doctrino de alguna pía congregación.
Era su historia autosentimental, podría decirse, los posters de las madres que amé tanto hijas hoy retratan, no sé por cuánto. Seguiría con la colección. Seguirá hasta hoy, desbordado el trastero. Esa fidelidad impresa era signo de sus acendradas creencias, del método, del esprit de géometrie, fina estampa.
N.B.:El tópico aparece metonímicamente en alguna película cuyo recuerdo fíamos a la memoria del lector.

sábado, marzo 11, 2006

El gol de Cardeñosa

Años después, al volver a verlo, comprobó que no estaba tan cerca, tan despejado el camino como él, con una seguridad sin fundamento y sin duda, lo había estado recordando. Después, años después, es posible que el vaivén le llevase, por el contrario, a alejar demasiado de la portería al jugador del Betis.
Pero lo que pudo haber considerado memoria visual inalterable había sido alterada por la hipérbole de de los discursos. Y el recuerdo de los discursos pudo haber sido deformado por las imágenes que sugerían. Ahora bien, los recuerdos tienen a veces su punto fijo y, si no pueden volver a él, es que hay nuevos puntos fijos en el mercado.
Otro efecto es el de no poder soportar lo percibido y lo entendido. Puede entonces reclamarse la verdad. Quien reclama la verdad lo hace desde la coartada formalista de que la verdad es siempre la verdad y, al tiempo, se ampara en el valor que se sigue de la relevancia que a su reclamación se le supone. Antes debiéramos preferir discursos llenos, afirmaciones contundentes, falsedades como puños que al menos no se escuden en una cáscara aérea.
Así, de la ocasión perdida ante Brasil pasamos a la épica estelar de la victoria que tuvimos en la mano y se nos escapó. De la épica que da forma al deseo de tantos fantasioso pasamos a la superación absoluta: no fue Brasil, no era Cardeñosa, el balón era cuadrado y nosotros no estábamos ante el televisor. Pero ya nos contará alguien la verdad sobre Kubala. Los ases buscan la paz.

viernes, marzo 10, 2006

Plantas de los pies, palmas de las manos

El caso de los cinco hermanos turcos ha permitido mostrar no sólo la incultura de los periodistas españoles sino también la falta de escrúpulos de algunos. Las consideraciones de Luis Alfonso Gámez al respecto son indignadas y pertinentes. A pesar de alguna espressione infelice y del barrer para la propia casa teórica, el artículo en el Corriere della Sera de Massimo Piatelli-Palmarini es de lectura también interesante.
Esos periodistas que confunden ataxia con ataraxia y la gimnasia con la magnesia, con las Magnesias de aquella parte del mundo tan atractiva, de las que una ve como el Olvido abraza el Tórax; según sentencia de la confusión, claro.
(Gustavo Bueno definió mesa como el suelo de las manos; lo verdaderamente interesante serían las imágenes de los hermanos sentados: una postura normale ricurva e a testa china, anche quando sono seduti.).

jueves, marzo 09, 2006

Grafo de la teoría de grafos

La historia es descubrir que el suelo es un espejo. Pues suena esto tan poético como idiota, vamos a decirlo técnicamente: la historia es descubrir que los árboles son pocos (nihil nouum sub sole) y que los troncos (los mal llamados root nodes: como un árbol se bifurca, el tronco es un punto porque no hay heterogeneidad de parte a parte, no hay extensión en él, lo de mal llamado lo decimos por lo rooty, no por lo nody), los troncos -digo, es un decir, qué pasa, tronco- son cuellos de botella (mal llamados; bloody spirituous metaphors) en la mayoría de los casos. El origen común es el resultado de una convergencia previa. Lo cual es particularmente interesante cuando se habla de lenguas, aunque la atención se fija en el punto central del haz de flechas, esperemos que sin yugo. Icónicamente, sheaves of grass, estamos perdidos.
Una rama se forma por agregación de ramas más pequeñas que se aproximan en el espacio de la dinámica lingüística (además, a medida que cabeza abajo remontamos el árbol (el climb down que a don Eugenio Coseriu no le causaba el menor problema) se nos volatilizan muchas dimensiones de ese espacio, de cuya ausencia ni nos enteramos) (1). Nuestra inconsciencia suponemos que se debe a lo poéticas (que no idiotas) que resultan las introducciones a la lingüística indoeuropea, las laringales distinguidas y unificadas con una sutileza que ni Henry James, el juego de las sillas musicales alrededor del Protoponto Euxino y todas esas cosas. Pero notemos que esa proyección, aplastamiento o difuminación del espacio equivale a heterogeneidad de los grupos de hablantes: perspectiva, la lingüística sin su Desargues. El perro de Crisipo es el maestro de las trifurcaciones y le cede un tópico a A. C. Doyle (2); un perro gallego (3) ante la muerte de su amo revive los caminos que le devuelven a su antiguo dueño: lo suyo es deducción, inducción y abducción. Por gratuitos (de dinero, no de fundamento) recomendamos, si no los libros, los artículos al respective de Franco Moretti en la New Left Review y la discusión que publicó en su blog Cosma Rohilla Shalizi. Uale.
(1) Ejercicio: Dibújese el árbol (o los árboles) equivalentes a estos paréntesis.
(2) Véase, que también lo dice –nihil novum sous la lune-, Luciano Floridi.
(3) Comunicado por M.C.G.C.

miércoles, marzo 08, 2006

El argumento

El argumento de los hombres correctos en el día internacional de la mujer. Regulaciones, baremos, reglamentos, cuotas con sus consecuencias barrocas, salomónicas como columnas y fantasmagóricamente salomónicas como dictámenes. Día internacional, un punto; día nacional, cero cinco puntos, peer-reviewed, of course. La función pública con sus prevenciones y garantías ineficaces, contraproducentes, como pentasílabo de la generación de mi padre, d'la jeunesse de mon père, et aussi... Caemos en la tentación del aforismo de los hombres correctos. No hay problema, hombre es hombre y mujer, aunque, claro, el modo de hablar es problemático para otros hombres correctos, tal vez del sexo femenino. El chiste sobre el término marcado hablaría de mujeres de sexo o género masculino; aunque inevitablemente ahora se entenderá otra cosa.
En fin, el asunto es que no somos correctos; no hay hombres correctos de cualquier filiación que resistan la prueba del algodón. Sólo se trata de que el grupo cante sus himnos durante una temporada: somos los chicos y chicas correctos. Boys and girls, sing together... Boys and girls, sing to get her. A estas alturas somos unos pirrónicos de la autoestima, pero reunamos fuerzas contra los psicólogos industriales y los gestores de recursos humanos. Ya lo dijo Kowalski: Pronto seré uno de ellos (Delbert Monroe es un invariante, salvo en el delta). Las mujeres desaparecieron del Seaview cuando se pasó del largometraje a la serie televisiva. Tras el precedente de Operation Pontchartrain, digo Operation Petticoat, desaparecieron las camas variadamente calientes (hasta Down Periscope, al menos).
Ya que los varones no emergemos de la grosería, quépanos la esperanza de que las mujeres sean alegre, impuntualmente incorrectas.

martes, marzo 07, 2006

Elephant & Nessie

Criptozoólogo estáis; y no poco.
(E)sticomitaos a gusto; no basta
.
(El caballo de Charlton Heston al de Raf Vallone)

La hipótesis circuló ayer: Nessie era un elefante, o varios, en la nómina de circos de gira a la redonda de Escocia. Pero eso nos descubre el ser de este mamífero tan cariñoso: la elephantness, una ilustración para fenomenólogos en apuros.

Divino Argüelles

A día de hoy Wikipedia en español suma 99630 artículos, a punto de pasar al superior escalón logarítmico; pero Agustín Argüelles no tiene entrada en la wikipedia y pronto la tendrán los más de cien mil hijos del sujeto colectivo. Argüelles descabezado por Madrid, un conductor muerto no lejos de la casa de las flores, por ponernos poéticos, no lejos del Oeste. Torrijos sí que tiene. Él y sus 48 compañeros fueron forty-niners del año 31. A Gisbert, el número le permitió una adecuada representación icónica de las cuotas regionales, pero no está en la wikipedia de logaritmo decimal inferior a 5 (salvo error u omisión).

lunes, marzo 06, 2006

Mondo cane

Hoy El mundo venía mundial, diría redundante el lector que sabe de la mina de contento y pasatiempo que es el gran diario madrileño, pero nos vamos a limitar, a efectos benéficos, al obituario de Henry M. Morris firmado por Miguel G. Corral. Nos abstenemos de buscar las fuentes de un escrito donde se dicen todos los disparates que pueden decirse sobre Darwin, ciencia, biología y filosofía de la ciencia cuando se muere un creacionista (q.e.p.d.), menos alguno que se reserva para los días festivos. Baste el titular: "Un científico contra Darwin".
Mayor solaz se halla en el artículo de la última página (más un trozo de la 26 en el interior: peaje) dedicado al criptozoólogo canadiense John Kirk. Un criptozoólogo se dedica a buscar especies ocultas o escondidas, no precisamente en la imaginación del buscador sino en los montes y en las selvas. Decía el poeta: "la montaña /donde moraban -se supone- los conejos". La foto que ilustra el artículo -firmado por Ruth Molina- aparece también en una página web del criptozoólogo propiamente dicho, quien no parece ser animal que se oculte demasiado. Destacaremos aquí su sensacional revelación, a propósito de yetis, bigfoots o abominables hombres de las nieves: "Pocos españoles saben que viven al sur de los Pirineos en la frontera con Andorra". El escalofrío es directo: "¿Seré yo, que anduve por allí hace unos fines de semana?" No recordamos que Pajares y Esteso hayan protagonizado una película sobre el sub-mundo de las estaciones de esquí (Los pisteros, podría haberse titulado), cosa a la que sí se atrevió Tony Leblanc. La mala suerte del esquí en el cine, la escheriana suerte del esquí en el cine, algo sobre lo que volveremos, como volvemos ahora a John Kirk después de haber dejado la pista en estas últimas diagonales. Kirk no construye presencias sobre indicios, sino que construye indicios. Morris pretende hurgar en los edificios, pero no con el sano propósito de mostrar sus debilidades, sino con el de afirmar un sombrajo pintado en una hoja de papel. Vivimos en un mundo donde los criptozoólogos no se esconden y los creacionistas adelantan, evolucionan, lampedusianos mutan, que es una barbaridad.

domingo, marzo 05, 2006

His Own Spanish Prisoner

Contaba cómo le había sacado una pequeña cantidad de dinero con la improbable teoría de la propia redención del peticionario. Nada demasiado nuevo en el modelo del timo, si lo era, en sus componentes psicológicas, en el conocimiento intuitivo o en la experiencia acumulada del prisionero y redentor. Nada especial salvo la individualidad de cada caso, de cada historia, ese rasgo que hacía a la situación perfectamente reconocible y, como un espejismo, al tiempo absolutamente nueva y distinta. Ni siquiera merecería reseña la oscilación entre una ambición convencional y la ambición de un alma caritativa por lo que hace a la “víctima” del asunto.
Un paso más allá: Yo me concedo lo que por mi propio interés me pido. Pero ése es el asunto. Un timo no es más que el desdoblarse de todos esos roles. Pero como sabemos que lo reflexivo procede de lo transitivo, hemos refutado la teoría del consumidor racional. No esta vez por la imposibilidad de conmensuración entre distintos conjuntos de bienes y servicios, sino porque somos incapaces de pensar en nosotros sin que eso sea un timo: donde la ilusión nunca se desvanece porque nos ha comprometido y habitará ya entre nosotros.

sábado, marzo 04, 2006

Paramnesia y un microrrelato

Paramnesia II
Volvía. Siempre volvía. Come prima.
Paramnesia II
Se dijo El mundo es nuevo y añadió Come sempre. Luego regresó por donde solía.
Escritor a lomos de una mula
Juan José Arreóla.

viernes, marzo 03, 2006

Idealismo

Una polémica recurrente es la que durante ya unos cuantos años enfrenta a los partidarios de la explosividad de los conocimientos con los partidarios de la explosividad de las tecnologías. Éstos vienen a sostener que las explosiones (el registro de crecimiento rapidísimo, de incremento fulgurante del ritmo de crecimiento, las aceleraciones straussianas en suma), las explosiones culturales, sociales, económicas, que suelen serlo a la vez -suponiendo que todos estos tres adjetivos signifiquen algo- proceden de una innovación tecnológica. Aquéllos preferirían fijarse en los nuevos conocimientos objetivos. El teléfono vale para los tecnólogos, no digamos internet o los weblogs; para los conocimentistas, que así se llaman, un ejemplo muy querido es el de la teoría de compiladores y lenguajes como conocimiento objetivo novedoso que explicaría la explosión de lenguajes de ordenador y dialectos de los mismos que se empezó a producir en los años sesenta.
Nótese que ambos casos suponen un aumento de conocimientos subjetivos: hay más gente, mucha más gente que sabe hacer algo más, sea un know-that o un know-how.
Por un lado, ha de pensarse que los procesos pueden relacionarse: una teoría crece al lado de varias otras teorías y varias tecnologías, y viceversa. Por otro, hablar de conocimiento objetivo es inexacto, hablar de know-that lo es igualmente. Nadie sabe desde el éter y se queda tranquilo (salvo, quizá, algunos que somos bastante vagos, y que además sabemos muy poco). La clave sería simplemente que la tecnología no es técnica y no puede hablarse de un crecimiento de la tecnología exento, ajeno a los desarrollos teóricos ni, otra vez, viceversa.
Naturalmente, los que hemos dejado la estrategia de café para abrazar la gestión de conocimiento de centro comercial solemos incurrir en distinciones terriblemente injustificadas. Por desgracia, muchos de nosotros han dejado el noble ocio para cobrar por la emisión, muy por encima del nivel de decibelios permitido, de teorías sin fundamento y por la impartición de seminarios. No les negaremos su capacidad para mandar en muchos hombres, pero el suyo es el tercer reino: Ciencia, tecnología y jeta.

jueves, marzo 02, 2006

Materialismo

En mi tierna edad había en la Villa de Allariz un Alferez de Milicias, que afectaba traer siempre grandes bigotes, aunque era hombre de muy pequeña cara. Encontrándole una vez mi padre, le dijo: Alferez, o comprar cara, o vender bigotes. Celebróse el donaire; pero realmente esto no era más que copia de lo que se cuenta de un Vizcaíno, que viendo sobre un pequeño río un gran puente, dijo a los del Lugar: O vender puente, o comprar río. El P. Bouhours en sus Pensamientos ingeniosos varía algo el dicho. Refiere, que un Español, pasando el Manzanares en el Estío a pie enjuto, y mirando el mismo tiempo el Puente de Segovia, dijo, que fuera bueno vender el Puente para comprar agua. (T.C.U., 6, 10)
Feijoo, vemos, trata del caso (léase completo). Y el caso es que a media mañana le ofrecen un bocadillo de jamón serrano con pimiento verde. El intercambio lingüístico es el que se reproduce a continuación
-Menudos bocadillos vendes. No puedo dar descanso al estomago.
-You make me feel like a nurtural woman.
-Only fools accept the distinction between nature and culture.
-D.F. M.O.T.G. (A.T. I.W.A B.)
Esto último en atención a James, su amigo bostoniano que le acompaña. Pero del exiguo bollo (en términos comparativos, come si verrà) sobresale por todos los lados salvo por uno llamado istmo la loncha, o lonchas, de jamón. “O comprar pan, o vender jamón”. Como diría un didacta estoico “un momento de reflexión bastará para convencerle de lo contrario”.
En efecto, nadie, nadie se dejaría llevar por el chiste durante más de un segundo ante el jamón con sus ondulaciones que contrapuntean la sobriedad de líneas, aunque sabrosa, del pan (a loaf of bread like wafers, which is different from bread-like wafers)
La identidad retórica de carácter formal no aguanta la prueba del algodón (ni aquí ni en Manderlay). El jamón serrano refuta toda tentación formalista.
N.B.: Aparentes formalismos son en realidad una vindicación de la materia (la materia sintáctica: Chomsky frente a Lakoff). Alabemos, no obstante, las curvas de utilidad de Bouhours, que en el caso de jamón y pan identificarán con inigualable precisión las rentas. Como no hay materia sin forma ni forma sin materia, remite el jamón a un mundo de metamorfosis no siempre silenciosas (Melville). Pues vendrá la Tarros y tendrá tu ojo.

miércoles, marzo 01, 2006

Demasiadas coincidencias

Un recurso retórico fundamental de la infamia política es el de las demasiadas coincidencias, pero la infamia es meramente aritmética. Ninguna coincidencia son ya demasiadas. De hecho la noción de casualidad y la de coincidencia se apoyan sobre una mala descripción o un mal relato, un olvido o una elipsis interesados. Naturalmente, se trata de que tengamos bien definido al enemigo. Lo demás es asimilar la política a la parapsicología, aunque alguno dirá que eso no es algo tan descabellado.
Notemos cómo el verbo coincidir no tiene la carga semántica del sustantivo coincidencia. Por el contrario, incidir es curiosamente más fuerte que incidencia. Pero quien denuncia coincidencias está diciendo que no son coincidencias; por eso, su selección del enemigo es la exclusión de éste del campo –en este caso- de la política (es enemigo, a fin de cuentas, schmittiano; no dijimos adversario). Ahí está la inquisición, los métodos policiales aplicados donde a uno le convenga, con la conclusión como punto de partida.