El argumento de los hombres correctos en el día internacional de la mujer. Regulaciones, baremos, reglamentos, cuotas con sus consecuencias barrocas, salomónicas como columnas y fantasmagóricamente salomónicas como dictámenes. Día internacional, un punto; día nacional, cero cinco puntos, peer-reviewed, of course. La función pública con sus prevenciones y garantías ineficaces, contraproducentes, como pentasílabo de la generación de mi padre, d'la jeunesse de mon père, et aussi... Caemos en la tentación del aforismo de los hombres correctos. No hay problema, hombre es hombre y mujer, aunque, claro, el modo de hablar es problemático para otros hombres correctos, tal vez del sexo femenino. El chiste sobre el término marcado hablaría de mujeres de sexo o género masculino; aunque inevitablemente ahora se entenderá otra cosa.
En fin, el asunto es que no somos correctos; no hay hombres correctos de cualquier filiación que resistan la prueba del algodón. Sólo se trata de que el grupo cante sus himnos durante una temporada: somos los chicos y chicas correctos. Boys and girls, sing together... Boys and girls, sing to get her. A estas alturas somos unos pirrónicos de la autoestima, pero reunamos fuerzas contra los psicólogos industriales y los gestores de recursos humanos. Ya lo dijo Kowalski: Pronto seré uno de ellos (Delbert Monroe es un invariante, salvo en el delta). Las mujeres desaparecieron del Seaview cuando se pasó del largometraje a la serie televisiva. Tras el precedente de Operation Pontchartrain, digo Operation Petticoat, desaparecieron las camas variadamente calientes (hasta Down Periscope, al menos).
Ya que los varones no emergemos de la grosería, quépanos la esperanza de que las mujeres sean alegre, impuntualmente incorrectas.
En fin, el asunto es que no somos correctos; no hay hombres correctos de cualquier filiación que resistan la prueba del algodón. Sólo se trata de que el grupo cante sus himnos durante una temporada: somos los chicos y chicas correctos. Boys and girls, sing together... Boys and girls, sing to get her. A estas alturas somos unos pirrónicos de la autoestima, pero reunamos fuerzas contra los psicólogos industriales y los gestores de recursos humanos. Ya lo dijo Kowalski: Pronto seré uno de ellos (Delbert Monroe es un invariante, salvo en el delta). Las mujeres desaparecieron del Seaview cuando se pasó del largometraje a la serie televisiva. Tras el precedente de Operation Pontchartrain, digo Operation Petticoat, desaparecieron las camas variadamente calientes (hasta Down Periscope, al menos).
Ya que los varones no emergemos de la grosería, quépanos la esperanza de que las mujeres sean alegre, impuntualmente incorrectas.
1 comentario:
Habrá que esperar, entonces, que no aprendan de nosotros, los hombres-hombres. Aunque ya se ve que van por mal camino.
Saludos.
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