La historia es descubrir que el suelo es un espejo. Pues suena esto tan poético como idiota, vamos a decirlo técnicamente: la historia es descubrir que los árboles son pocos (nihil nouum sub sole) y que los troncos (los mal llamados root nodes: como un árbol se bifurca, el tronco es un punto porque no hay heterogeneidad de parte a parte, no hay extensión en él, lo de mal llamado lo decimos por lo rooty, no por lo nody), los troncos -digo, es un decir, qué pasa, tronco- son cuellos de botella (mal llamados; bloody spirituous metaphors) en la mayoría de los casos. El origen común es el resultado de una convergencia previa. Lo cual es particularmente interesante cuando se habla de lenguas, aunque la atención se fija en el punto central del haz de flechas, esperemos que sin yugo. Icónicamente, sheaves of grass, estamos perdidos.
Una rama se forma por agregación de ramas más pequeñas que se aproximan en el espacio de la dinámica lingüística (además, a medida que cabeza abajo remontamos el árbol (el climb down que a don Eugenio Coseriu no le causaba el menor problema) se nos volatilizan muchas dimensiones de ese espacio, de cuya ausencia ni nos enteramos) (1). Nuestra inconsciencia suponemos que se debe a lo poéticas (que no idiotas) que resultan las introducciones a la lingüística indoeuropea, las laringales distinguidas y unificadas con una sutileza que ni Henry James, el juego de las sillas musicales alrededor del Protoponto Euxino y todas esas cosas. Pero notemos que esa proyección, aplastamiento o difuminación del espacio equivale a heterogeneidad de los grupos de hablantes: perspectiva, la lingüística sin su Desargues. El perro de Crisipo es el maestro de las trifurcaciones y le cede un tópico a A. C. Doyle (2); un perro gallego (3) ante la muerte de su amo revive los caminos que le devuelven a su antiguo dueño: lo suyo es deducción, inducción y abducción. Por gratuitos (de dinero, no de fundamento) recomendamos, si no los libros, los artículos al respective de Franco Moretti en la New Left Review y la discusión que publicó en su blog Cosma Rohilla Shalizi. Uale.
Una rama se forma por agregación de ramas más pequeñas que se aproximan en el espacio de la dinámica lingüística (además, a medida que cabeza abajo remontamos el árbol (el climb down que a don Eugenio Coseriu no le causaba el menor problema) se nos volatilizan muchas dimensiones de ese espacio, de cuya ausencia ni nos enteramos) (1). Nuestra inconsciencia suponemos que se debe a lo poéticas (que no idiotas) que resultan las introducciones a la lingüística indoeuropea, las laringales distinguidas y unificadas con una sutileza que ni Henry James, el juego de las sillas musicales alrededor del Protoponto Euxino y todas esas cosas. Pero notemos que esa proyección, aplastamiento o difuminación del espacio equivale a heterogeneidad de los grupos de hablantes: perspectiva, la lingüística sin su Desargues. El perro de Crisipo es el maestro de las trifurcaciones y le cede un tópico a A. C. Doyle (2); un perro gallego (3) ante la muerte de su amo revive los caminos que le devuelven a su antiguo dueño: lo suyo es deducción, inducción y abducción. Por gratuitos (de dinero, no de fundamento) recomendamos, si no los libros, los artículos al respective de Franco Moretti en la New Left Review y la discusión que publicó en su blog Cosma Rohilla Shalizi. Uale.
(1) Ejercicio: Dibújese el árbol (o los árboles) equivalentes a estos paréntesis.
(2) Véase, que también lo dice –nihil novum sous la lune-, Luciano Floridi.
(3) Comunicado por M.C.G.C.
(2) Véase, que también lo dice –nihil novum sous la lune-, Luciano Floridi.
(3) Comunicado por M.C.G.C.
1 comentario:
O cuídate.
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