Kevin Watkins:
Cuando necesitas beber, vas al grifo y te sirves un vaso. Cuando necesitas lavarte, abres la ducha, que está en tu propia casa. Pero en muchos países pobres, mujeres y niños, casi siempre niñas, caminan horas para llevar agua a sus hogares. En ese tiempo, no pueden trabajar ni ir a la escuela, y eso, por supuesto, será una traba para el desarrollo futuro de esas regiones.
Y, cuando hay letrinas separadas para niños y niñas en los colegios, está demostrado que ellas acuden más a la escuela; en caso contrario dejan de ir.
La explotación sabe lo que se hace. Pero, en su dialéctica el momento fundamental es, como saben y nos han mostrado los cuentistas, los fabulistas y los filósofos en bata y con bacín, es el de la aceptación de la propia debilidad por el explotado. Su debilidad es esa aceptación, que no es casi nunca individual sino una marca que define al colectivo. El grupo explotado es más grupo por la aceptación de su estatuto presente que, por así decir, por sus condiciones iniciales. Sin embargo, sorprenden siempre los resultados de una situación en origen sólo levemente asimétrica, la extensión y profundización, muy coherente, de las diferencias. Y lo que suele constatarse también es que los explotados tienen que explotar su propia e interiorizada definición para que pasemos a otra cosa, mariposa.
La otra cosa es que si no somos ni cuentistas, ni fabulistas, ni filósofos y nos falla también lo de la bata y el bacín, nos tocará más bien decir que la explotación se dice de muchas maneras y de más todavía que no se dicen nunca.
Cuando necesitas beber, vas al grifo y te sirves un vaso. Cuando necesitas lavarte, abres la ducha, que está en tu propia casa. Pero en muchos países pobres, mujeres y niños, casi siempre niñas, caminan horas para llevar agua a sus hogares. En ese tiempo, no pueden trabajar ni ir a la escuela, y eso, por supuesto, será una traba para el desarrollo futuro de esas regiones.
Y, cuando hay letrinas separadas para niños y niñas en los colegios, está demostrado que ellas acuden más a la escuela; en caso contrario dejan de ir.
La explotación sabe lo que se hace. Pero, en su dialéctica el momento fundamental es, como saben y nos han mostrado los cuentistas, los fabulistas y los filósofos en bata y con bacín, es el de la aceptación de la propia debilidad por el explotado. Su debilidad es esa aceptación, que no es casi nunca individual sino una marca que define al colectivo. El grupo explotado es más grupo por la aceptación de su estatuto presente que, por así decir, por sus condiciones iniciales. Sin embargo, sorprenden siempre los resultados de una situación en origen sólo levemente asimétrica, la extensión y profundización, muy coherente, de las diferencias. Y lo que suele constatarse también es que los explotados tienen que explotar su propia e interiorizada definición para que pasemos a otra cosa, mariposa.
La otra cosa es que si no somos ni cuentistas, ni fabulistas, ni filósofos y nos falla también lo de la bata y el bacín, nos tocará más bien decir que la explotación se dice de muchas maneras y de más todavía que no se dicen nunca.
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