El país de hoy, suplemento “El viajero", página 5 del mismo, firmado por Carlos Pascual. Resulta que las llamadas pirámides de Güímar son restos de la cultura guanche (Mesoamérica, planeta Marte, planeta Ummo, etc.), lo que corroboraría el peculiar arqueólogo Thor Heyerdal, que se encargó de pergeñar la teoría histórica al efecto.
Pese a su escala ciclópea, “[t]odo comenzó cuando la prensa local publicó un artículo, a principio de los noventa, sobre unas estructuras escalonadas en Güímar". No habían llamado demasiado la atención, lo cual sí que la llama si las cosas fueran como Pascual dice que son. Y las cosas son también que ahora existe, creado por iniciativa de Fred Olsen (el de los barcos y otras empresas) el parque Etnográfico Pirámides de Güímar. La gente paga, e rider vuole qua.
En el artículo no se cita el libro de César Esteban(1) y Antonio Aparicio , en el que se razona que se trata de obras del siglo XIX, motivada por la necesidad agrícola de liberar de piedras a los terrenos labrantíos, como es el caso de las acumulaciones de piedras de cualquier otro lugar, o de las mismas Canarias, en tiempos prehispánicos, y sin perjuicio de que alguien hiciera de esa necesidad virtud ornamental o ritual.
Ni se mencionan otras fuentes que resumen someramente de la realidad del asunto, la tesis de los citados Aparico y Esteban. Notemos que esta realidad es quizá una hipótesis, pero una hipótesis razonable frente a una teoría basada en la mala fe. El periodista ni la menciona y se permite aludir, como si lo conociera, a Juan Abreu Galindo, el autor de la Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, al que suponemos citado en algún lugar del parque.
Ya se ve. No inventamos la tradición; inventamos el turismo paranormal.
(1) Véase este interesante artículo para ver como los científicos también patinan, y no al estilo Boltzmann.
Pese a su escala ciclópea, “[t]odo comenzó cuando la prensa local publicó un artículo, a principio de los noventa, sobre unas estructuras escalonadas en Güímar". No habían llamado demasiado la atención, lo cual sí que la llama si las cosas fueran como Pascual dice que son. Y las cosas son también que ahora existe, creado por iniciativa de Fred Olsen (el de los barcos y otras empresas) el parque Etnográfico Pirámides de Güímar. La gente paga, e rider vuole qua.
Ni se mencionan otras fuentes que resumen someramente de la realidad del asunto, la tesis de los citados Aparico y Esteban. Notemos que esta realidad es quizá una hipótesis, pero una hipótesis razonable frente a una teoría basada en la mala fe. El periodista ni la menciona y se permite aludir, como si lo conociera, a Juan Abreu Galindo, el autor de la Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, al que suponemos citado en algún lugar del parque.
Ya se ve. No inventamos la tradición; inventamos el turismo paranormal.
(1) Véase este interesante artículo para ver como los científicos también patinan, y no al estilo Boltzmann.
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