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domingo, agosto 31, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXIII

El orden alfabético, una torre de armónicos inesperados aunque tendentes a la inaudibilidad. Hoy tenemos este diccionario filosófico de juguete, lectura ligera y vamos a postular un modo en que nos resulte reveladora, no sabemos de qué pero de algo.



saxo cere comminuit brum (1)

De las 83 entradas que, si he contado bien, presenta su autor, del que algún lector esperaría acaso ingenuamente una mayoría dedicadas a la filosofía, hay bastantes dedicadas a la matemática y también bastantes a la gramática y al lenguaje. Naturalmente, se dirá con razón que no pocas de las entradas no directamente filosóficas, lo son oblícuamente y hasta, por paradoja y posiblemente, más filosóficas que algunas de las otras. Es más, se observará que no esde extrañar que Quine hable de números y  de lenguas siendo la clase de filósofo que es.

Pero lo que me interesa destacar es que las preocupaciones gramaticales de Quine, pongamos por caso, no propenden a la filosofía por el hecho de que este sea filósofo; más bien, diría que la filosofía de Quine es la que es porque entre sus intereses  principales están los que se muestran en las entradas no filosóficas de su pequeño diccionario de bolsillo. De modo más general, este filósofo nos da la clave de su filosofía cuando nos habla de fonemas, de la pronunciación del latín o de la extravagancia, asuntos a los que dedica sendas entradas y que aquí son citados como meros ejemplos, no por su especial representatividad.

Y no será que esos intereses ajenos al departamento de filosofía sean unos intereses afilosóficos de los que se pueda sacar algún partido más o menos retórico o ilustrativo. Más bien, habrá que avisar de que esos intereses no se reducen a un círculo estrechamente personal, como de hobby o afición poco molesta. Lo que sucederá más bien es que en los dominios discutidos por Quine se estarían ejercitando las ideas a las que dedica mayor, ni no exclusiva, atención en sus obras filosóficas.

La primera entrada es "Alfabeto" en una suerte, según se nos antoja, de autoreferencia a la ordenación de la obra, y la reflexión de su autor se cierra con un juego famoso con el orden del discurso (atribuido a Ennio, pero la cosa les parece más clara a Peter Geach y a Quine que a los filólogos en general), otro orden que se puede romper, que para eso se ordenan las cosas, para luego poder desordenarlas.


(1) Así en los Spuria? de Ennius recién consultados en https://www.loebclassics.com/view/ennius-fragments_not_assigned_any_work_spurious_fragments/1935/pb_LCL294.447.xml.

Igualmente en Servio y en Donato como ejemplo de tmesis. Curiosamente, escribe Quine (p. 3) "Saxo cere-comminuit-brum", quizá como queriendo recomponer al modo del algebrista los miembros dispersos que ha encontrado.

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