De visita, de sobremesa, en casa ajena me encuentro con lo que ustedes ven y me da por pensar, pero ya saben que no sé. En este arrabal de agosto, recaigo en los otros libros de Farías y decido echar un vistazo.
tous les bureaux dans le monde
Junto al libro breve, junto al tomo exiguo, caben también las lecturas de matute, unas páginas mientras el grupo conversa. En este caso, tan distinto suena el francés al español que vagamente se recuerda.
Esto nos hace pensar en la voz que imaginamos cuando leemos callados. Así, San Ambrosio quizá solo pretendiese alcanzar o que le alcanzasen otras voces, pero siempre tan aleatorias y tan inevitables, como un orador que se escapa de la cuarta dimensión y aparece en la noche a la altura de nuestras esperanzas.
De modo parejo, quizá toda lectura sea nocturna. Sin ir más lejos, he recorrido algunas páginas de este Farías francés que se me hace extraño y aún más cuando recuerdo un comentario sobre Vallejo en La metafísica del arrabal. Como siempre, estaba leyendo con buena luz, ed è súbito sera.
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