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lunes, agosto 25, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXVII

En la foto 1 algunos libros de divulgación sobre mecánica cuántica, de un par de ellos tal vez con más justicia habría de destacarse su carácter ensayístico.



⟨ 1 |   

En la foto 2 libros que se aproximan un poquito a una tenue y venial exigencia: más matemáticas y ejercicios que el voluntarioso lector habrá de solucionar, o no. Hay más libros de ambas categorías, o de las tres categorías, que el lector puede recordar. Se nos disculpará una nómina más representativa o más extensa. Para muestra vale un botón, esa indiscernible pluralidad de desviación típica igual a cero. Obsérvese incluso que hemos dejado lugar para el tebeo (¿o será te veo?).



| 2 ⟩

Lo que nos llama la atención es que incluso los rudimentos de la disciplina de la mecánica cuántica, o los primeros pasos introductorios a los que ha de invitarse al sufrido lector, aparecen en cada uno de estos libros de manera ciertamente divergente: el autor o el libro mismo ha operado de tal modo sobre el campo disciplinar que el resultado varía de un caso a otro de modo aleatorio o quién sabe si según los más o menos ocultos objetivos de cada escritor.

La consecuencia, al menos para el lector profano, es que este asunto se antoja como especialmente intangible, como si reservase celoso su propio ser o como si no lo tuviera. Es cierto que tal situación es propia de cualquier ciencia o materia de la que tratemos pero tenderíamos a pensar que las diversas variantes didácticas o divulgativas que atañen a otros saberes se mueven más cerca las unas de las otras y así circunscriben el terreno más en corto.

También es posible, de todos modos, que lo dicho sea propio de todo conocimiento organizado visto desde la humilde perspectiva del observador ajeno y hasta del que no lo es tanto, a saber, que de cada tratado nos llegue solo uno de sus peculiares destilados, algo que parecería alejarnos más que acercarnos a un supuesto sancta sanctorum unívoco y a su manera abarcable para el infrecuente esforzado.

O tampoco, y sea el caso que el conocimiento objetivo ni está ni se le espera, que no es sino una armazón oscura, materia prácticamente inasible que adquiére las engañosas formas que el lenguaje de los gratuitos divulgadores, y antes el de los más gratuitos científicos, le concede. Algo así como, valga el oxímoron, un conocimiento gnoseológico general.

domingo, agosto 24, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXVI

El libro propio

El libro propio aparece en el día de San Bartolomé como aquel anuncio de las postrimerías que fue. Quien cuenta pocos libros en su ejecutoria celebra como raro e indescifrable hito biográfico la epifanía de los no tan codiciados remanentes que se acogen al sueño de las estanterías, de la cajas, de lo trasteros, de los cajones secretos con olor a material de oficina antiguo.




Nemo est tam stultus


Y allí están, impávidos e impasibles, estoicos, pues en ellos quedaron depositadas las correspondientes virtudes de las que, fuera de ese cajón, ya nunca se ofreció nada siquiera para hacer frente a una contingencia menor.

No leeremos el libro propio, pues al caer de tales lecturas se verifica un bien conocido trámite de carácter pendular, con algunas inflexiones maníaco-depresivas que no hacen bien alguno ni a los residentes ni a las visitas. Por otro lado, la vida acaba siendo maestra de todos nosotros, incluso de los más refractarios e indolentes. Así, convendremos, para en la dicción no separarnos demasiado de los clásicos, en que qué chorra más da.

Y, dicho sea de paso, anótese que la tirada, que tanto honor ha hecho durante décadas a su nombre, fue nuestra vecina, no siempre suficientemente dilapidada en la alegre ocasión de una mudanza o una catástrofe doméstica. Ahí quedan los escuálidos tomos para probarlo.

Resumamos la crónica en que, incapaces de detectar revolución cósmica alguna, los días siguieron a su paso cojitranco y nos fueron aportando las conocidas fronteras, los muros invisibles, favorecieron la conocida tendencia retráctil que, simétrica, hacia de sujetos y objetos un concierto de acordeones.

También es cierto que la grandeza del universo da lugar a extraños episodios en que alguien se acuerda de lo que hemos olvidado y nos da una palmada en la espalda como si hubiera pasado algo, en lugar de más bien nada.

Y entonces conviene no engañarse porque la nada nadea y siempre hay algo que duele.

sábado, agosto 23, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXV

De visita, de sobremesa, en casa ajena me encuentro con lo que ustedes ven y me da por pensar, pero ya saben que no sé. En este arrabal de agosto, recaigo en los otros libros de Farías y decido echar un vistazo.


tous les bureaux dans le monde 

Junto al libro breve, junto al tomo exiguo, caben también las lecturas de matute, unas páginas mientras el grupo conversa. En este caso, tan distinto suena el francés al español que vagamente se recuerda.

Esto nos hace pensar en la voz que imaginamos cuando leemos callados. Así, San Ambrosio quizá solo pretendiese alcanzar o que le alcanzasen otras voces, pero siempre tan aleatorias y tan inevitables, como un orador que se escapa de la cuarta dimensión y aparece en la noche a la altura de nuestras esperanzas.

De modo parejo, quizá toda lectura sea nocturna. Sin ir más lejos, he recorrido algunas páginas de este Farías francés que se me hace extraño y aún más cuando recuerdo un comentario sobre Vallejo en La metafísica del arrabal. Como siempre, estaba leyendo con buena luz, ed è súbito sera.

viernes, agosto 22, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXIV

En mi niñez Stock de coque no quería decir nada, era un nombre propio. Designaba, en consecuencia, una totalidad indiscutible, marmórea, granítica y de noche pizarrosa. Igual me hubiera sonado el Kohle an Bord de la foto o, pongamos por caso, Ikatz stocka, por poner una lengua donde no se hablase en el título demasiado falsa y analíticamente de los tiburones del Mar Rojo y, ya inmersos, de las Islas Brothers, como sucede en la mayoría de las traducciones.



Kehren Schulze und Schultze wieder zu dir?

En este álbum de 1958 son, al final, los americanos quienes ponen orden dos años después de la crisis de Suez. Esta aparición de los americanos como nuevos hegemones (tan agotados ya los británicos de Tintín en el país del oro negro) no ahoga, sin embargo, el motor de la historia, un motor balzaquiano, como es fama y según proceso bien estudiado por los eruditos, el de las reapariciones de antiguos personajes, recurso eficazmente secundado por otro mecanismo aún más potente, el de no cerrar definitivamente las cuentas, que ya las dejará abiertas la muerte del autor y un millón de tazas de café negro como la antracita.

En cuanto a la intervención del héroe, su intervención irreversible en la historia, su ruptura de la pequeña catástrofe burguesa, tal cosa se argumenta mediante una estupenda retórica, la de refugiarse en el ojo del huracán, lo que se comprueba en la versión alemana que he encontrado por casa, en un diálogo propio de un curso de idiomas: -Wohin? Nach Khemed, zum Beispiel! -Prima! Khemed! Sehr gut!, intercambio que algún escoliasta catalogará como otra referencia a Patmos (Wo aber Gefahr ist, wächst / Das Rettende auch...) después de la registrada en El tesoro de Rackham el Rojo.

De todas maneras, quizá Hölderlin estuviera pensando justamente en esta aventura de Tintín. De otro modo formulado, si no buscasen algunos el peligro porque solo el peligro paga, no habría historia, no habría héroe, qué sería de los lectores y de la revelación final de los tiempos, página 62 como siempre, a saber que todo acaba en una comedia incluso más atroz, más caótica, más juvenilmente intranquilos los mayores, que el escándalo de los días alterados, de las afueras de Occidente como un entremés triste donde una escondida armonía que algún guionista ocioso postuló, devuelve a los viejos, pacientes y tiránicos emires a su tienda, a su percha, a los traficantes de armas de toda la vida. 

jueves, agosto 21, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXIII


Paradojas, parábolas y apólogos

florecían lozanos de tu boca; 

no silogismos, no pedruscos lógicos 

al cuello de la mente cual collar.


Unamuno. El difícil Unamuno poeta, doblemente Unamuno por lo Unamuno y menos que menos leído, cada vez menos, si alguna vez algo. En este verano de lecturas tenues, no corresponderá leer y volver sino al afilado volumen que preparó Valverde y allí nos encontramos el verso crístico del rector y los palancazos isosilábicos del vasco, verdades trabajadas a hachazos y cabezonadas repetidas como rimas en reconsonante.

Lo tengo emparedado entre un libro de los más estilizados de Puente Ojea (quien discutiendo el lado pajaritológico que Jesús tenía del Cristo, no sé si se daba cuenta de cuánta razón le daba a Unamuno) y el magro opúsculo del amigo Feuerbach (quien  combatía las hipérboles luteranas, que son como el envés bárbaro de las paradojas congestivas del Rosario de sonetos líricos, sin darse cuenta de que el hombre hizo a Dios a semejanza de Unamuno).

Este por su parte (ya lo dijo Navarro Tomás) remezcló la estrofa alcaica de todas las maneras menos una y voceó su sampling wordsworthiano con prosodia tronera como un chimbero desde la Plaza Nueva, tan cuádruplemente cuadrada como uno de los Cristos de Dalí. Y, en fin, en este día frío y húmedo del agosto serrano, las endrinas aún duras como piedras, los arces de Montpellier y los espinos albares (mientras los prados reclaman esdrújulos asfódelos y esperan a los cólquicos),  nos repiten la atemporal pregunta: ¿Por qué existe Unamuno y no más bien nada?

miércoles, agosto 20, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXII

Al libro desconocido

No se engañe el lector por la foto. No voy a hablar de Teofrasto en divinos sintagmas. Voy a hablar del libro desconocido. Está libro que llamamos olvidado pero que no hemos olvidado si hablamos de él. Así, de Luciano Rincón, nada menos que Cartas cruzadas ente Paul Éluad y Teofrasto Bombasto de Hehenheim llamado Paracelso (con páginas del diario de Robinsón leídas por Scherezade en las difícil tertulia del Califa), que recuerdo quizá vagamente, pero no tengo demasiada idea de la esquina en que mi ejemplar se esconde. No lo he olvidado: paradójicamente no pudo aventurar juicios téticos sobre él, pero tampoco categoriales.



κάποια πράγματα είναι γνωστά επειδή είναι άγνωστα


¿Cómo olvidado?¿Si lo recordamos? Después, el libro que sí que hemos olvidado puede habernos dejado alguna impronta, su verbo podrá salir de nuestros labios sin que lo sepamos.

¿Y si no queda nada? El olvido absoluto, ¿lo puede haber? ¿Puede ser el no haber sido? De lo que decimos habernos olvidado, no no hemos olvidado del todo, no lo hemos conseguido.

Pero aquel primer Teofrasto quizá se preguntase también sobre las inconsecuencias del recuerdo y del malogrado olvido, quizá encontrase algún argumento para quebrar el lomo de los académicos reluctantes, soltarle una fresca a su amigo de Estagiria, declarar, por ejemplo, que la idea del olvido no puede recordarse y, lo que es más, hemos de olvidarnos de nuestro olvido y de este segundo olvido, olvidarnos en un tercer olvido.

Pero el libro desconocido cayó en un campo de batalla donde las estanterías se baten a escarpiazos y se descerrajan los frágiles tomos, y todas las letras se dispersaron en una retirada infernal hacia sus tinteros de invierno. Sus despojos yacerán en arruinado gabinete, vencido el abrecartas. El libro olvidado dejará atrás su aparato de citas, reolvidadas, lo que otra vez suena a Teofrasto. El lector abandonará la fiesta sin saber que aquella fue la nunca bien ponderada última curda.

martes, agosto 19, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXI

Este libro de 1984 recoge cinco relatos sin demasiada violencia calificables de juveniles, anteriores a su primera novela y, en buena y lógica y redundante consecuencia, a todas ellas. Pynchon escribe un prólogo notable que nos ayuda, o ayudaba al lector de hace cuarenta años a entender la grippe espagnole (para la inteligencia de esto último léase dicho prólogo) de la época, los 1950 de Truman y Eisenhower.




to increase both, or to decrease both


Yo solo voy a a hablar de “Entropy”, publicado en 1960, escrito algo antes, el relato emblemático de todo Pynchon, esa magnitud (esencia sin medida que decía otro taxista) con la que tanto nos hemos columpiado (“pero el desorden es mayor / en el indispuesto mobiliario”, que decía un poeta microscópico de la antología) para diversión de ese ramal del paleoceno que atendía al cerril apelativo de "postmodernismo".

Entre otras cosas, Pynchon es un maestro de las citas, los ecos, las menciones. Contemplo mis vergonzantes atentados en los márgenes, siempre en exceso generosos del claudicante volumen, entre los explícitos Henry Adams, Gibbs, Faulkner, Barnes, la música, muchos otros, palabrotas en un húngaro un tanto perjudicado y sin código corrector de sol sostenido a mi menor, Dante (“in the sad dying fall of middle age”), un conocido arranque ("Downstairs, Meatball Mulligan lease-breaking party…”), o el Conrad recreativo del prólogo again (“So to my shipmate, as senior member of the patrol, fell the obligation to pass the time telling sea stories”).

La contraposición entre una fiesta desmadrada y el intento imposible de mantenerse en un santuario a salvo de la decadencia, nos descubre la paradoja del desorden pintoresco como panorama muy gratificante para el observador (porque este no está a la escala de los microestados de lo descrito) y la fría espada del equilibrio final que nos amenaza, salvo si somos lectores o termodinámicos a la violeta.

Podemos pensar desde luego que desde la muerte térmica ya no se puede contar nada, pero lo más grave es que todo lector sufre un calentamiento que incrementa su desorden (“las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio”). Como se sabe, lo costoso en estas condiciones es el borrado, como variedad bien milimetrada del olvido.

Porque aquí tenemos otra paradoja suprema, conocer solo es posible pagando con la moneda del olvido.

lunes, agosto 18, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XX

Camino cuesta arriba, algo tarde ya, y no me cruzo con nadie ¿Qué hay de quienes acostumbran a madrugar y que deberían estar ya de vuelta? Debe de ser un día raro, pero el caso es que llegó al punto donde una curva convexa del camino cruza un cortafuego a medio ladera  -un banco de piedra y madera marca su vértice-, cortafuego que mucho más abajo desemboca en el pueblo, que se me figura en el valle tal un abanico de magnitud geológica e incontrolable alabeo.


Extending the Blessings of Civilization


Estoy en un centro, un centro de algo es de imaginar, y me siento en el banco de piedra y madera ya algo estropeada. Voy a sacar un plátano, pero en la mochila descubro tres libritos que debí poner allí no sé cuándo, antes del plátano y la botellica de agua. El chocolate no se ha derretido. No se me ocurre qué preocupación o qué precaución me llevó a guardarlos allí quizá en vísperas de un viaje en autobús o de una excursión del fin de semana. El caso es que por la mañana no vi que dejaba el plátano y las nueces juntos a tres livianos volúmenes que no voy a leer, que quizá leí o medio leí, pero, en fin, sentado en el banco selecciono a medio plátano el título más ligero y lo leo un poco. A los dos minutos veo que baja un caminante a buen paso, cumplida casi la jornada de agosto. Vuelvo a las hipótesis. Tal vez en rara superstición acompañé el libro de M. con el de dos llamemos críticos, uno más o menos coetáneo y otro mucho más joven. Faltaría un crítico más viejo y a medias profético. Suárez, der ist der Mann, demasiado para el macuto concluyo y acabo el plátano desayunero, allí en ese centro: quien domina el banco, domina el cortafuego y quien domina el cortafuego, domina el pueblo, secuencia pareja a otra famosa de muchos padres putativos, pero recaigo en M. (la memoria es así, señoras):

Por eso, la pregunta acerca del ente como tal en la totalidad, la pregunta por la pregunta del ser, es una de las condiciones básicas esenciales para un despertar del espíritu y, con ello, para un mundo original de existencia histórica y, con ello, para una dominación del peligro del oscurecimiento del mundo y, con ello, para una asunción de la misión histórica de nuestro pueblo como centro de Occidente. (1)

Así que los librillos a media ladera han encontrado el lugar propio para su baile de máscaras, pero si alguien es capaz de cifrar lo que está más allá de la especie, de los géneros, más allá de donde me estoy desayunando incluso, en una bagatela, ¿cómo fiarnos de él? Si un dios puede ser un perro, ahora resulta que el ser es anejo a lo que me resulte más conveniente siempre que tengamos asegurada la retirada. Kehren die drei kleinen Schweinchen wieder zu dir? El paseante, que hace un momento ha sobrepasado el banco se detiene y veo como vuelve sobre sus pasos y sin presentarse, pregunta: ¿No nos están dando sino una versión algo más analfabeta de esas respuestas tan profundas como un charco, pero de la misma ralea, quienes nos hablan de su identidad, de su otra identidad, de esa revelación apocalíptica -valga el retruque- que les ha llevado a su política de guardarropía?

(1) Para el improbabilísimo censor: "Daher ist das Fragen nach dem Seienden als solchem im Ganzen, das Fragen der Seinsfrage, eine der wesentlichen Grundbedingungen für eine Erweckung des Geistes und darnit für eine ursprüngliche Welt geschichtlichen Daseins und damit für eine Bändigung der Gefahr der Weltverdüsterung und damit für ein Übernehmen der geschichtlichen Sendung unseres Volkes der abendländischen Mitte." página 38 de Einführung in die Metaphysik, que en 1953 publicó la  editorial Max Niemeyer, fragmento que el joven antedicho cita en su librito, en un texto que es un prólogo de cierta fama.

domingo, agosto 17, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XIX

¿Cómo se ordena el conocimiento? De otro modo, ¿es solo algo así como mera pareidolia del entendimiento o de la razón cuando una lista o un diccionario nos hacen sospechar, a favor del recetario mnemotécnico, de conexiones extrañas y, por ello, de mayor entidad estructural que el quasi-azar del alfabeto? En el caso literario, (en la foto, sobre todo lo que corresponde a la parte de Memories del volumen de Gilbert Adair, en la estela del Je me souviens de Perec) se intuye fácilmente una voluntad o un antojo inconsciente, que viene a ser lo mismo, por parte del autor. En algunos diccionarios, un sistema de llamadas y reenvíos nos revela que el autor o el editor fían mucho de la forma diccionario, pero que no se abstienen de complementarla de un modo trabajoso en el papel y de tramposa agilidad en el soporte electrónico.



Pero se han confundido dentro del alma mía / el alma de Pitágoras con el alma de Orfeo


Sea como sea, viene a ocurrir que las complejas estructuras ocultas se multiplican en una huida perpetua de la recomendable parsimonia e incluso paranoia. Recordemos la locura de algunos, el reconocimiento de un hermano, como les pasa ante un animal maltratado a los filósofos más reputados:"παῦσαι μηδὲ ῥάπιζε, ἐπεὶ ἡ φίλου ἀνέρος ἐστὶν ψυχή, τὴν ἔγνων φθεγξαμένης αὐδῆς", o el diseño de una proporción áurea, uránica y feldespática que se le ofrece a un excursionista que remonta el valle hasta su fondo: "Sorgen, wie diese, muß, gern oder nicht, in der Seele / Tragen ein Sänger und oft, aber die anderen nicht.", mas basta de citas absurdas que solo sirven a ilustrar las caóticas revueltas de internet y parte del extranjero.

Pero el festival de relaciones que el lector o el paseante ocioso pueden enarbolar algo de bueno tiene y es que quizá allí obtengamos una demostración económica de la imposibilidad de una integración jerárquica total de la realidad, de un mundo de niveles perfectamente determinados, al modo promocionado y discutido en la famosa reunión de Huntington Beach en 1968. Cuando allí Bunge afirmó que “La realidad (=el mundo) es una estructura de niveles tal que todo existente, pertenece, al menos a uno de sus niveles”, la frase clave es “una estructura”, donde “una” es un numeral. Para algunos participantes, había entidades libres (un electrón libre, por ejemplo) en busca si no de su nivel (así Bill Wells, que en el volumen con las actas que en España publicó Alianza (1) es presentado bajo la especie de un agente académico libre), al menos de una entidad superior, pero esos versos sueltos son los componente dinámicos del universo. Dice el citado caballero: “por no ser parte de nada mayor que sí mismas, están listas para una integración. Así, el comunismo reconoce la necesidad de desintegrar la sociedad no comunista, con objeto de que sus componentes (las personas) queden listas para integrarlas dentro de las pautas comunistas”. Una revolución lisológica, se diría.

La relación de orden de los diccionarios, la ordenación temática en algunos casos, las variantes onomasiológicas y semasiológicas de los trabajosos lexicógrafos, el curioso capricho del memorialista fragmentario o bien nos dejan tranquilos con una estructura aparente que se impone, o bien nos insinúan una arquitectura que creemos construida en un lugar privilegiado; de ahí solo queda un paso hasta imaginar que imaginamos un teatro del universo todo, un paso que se facilita por la curiosa expulsión hacia el no ser de las incongruencias, las inconmensurabilidades, los desperfectos, o se suaviza por su curiosa absorción en una institución que reducirá todo ello al olvido con el sabio propósito de que no se entere la servidumbre.


(1) Lancelot Law Whyte, Albert G. Wison, Donna Wilson, Las estructuras jerárquicas, Madrid, Alianza Universidad, 1973EL volumen que en 1969 había publicado Elsevier (Hierarchical Strucutres. Proceedings of the Symposium hel November 18-19, 1968, at Douglas Advanced Research Laboratories, Huntington Beach, California) había sido traducido por Víctor Sánchez de Zavala.

sábado, agosto 16, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XVIII

¿Y qué decir del aventurero político, esa figura que lo mismo se toma un Niccolò di Bernardo on the rocks que se fuma un Weber? La semántica en su mutación lexicográfica, con sus ocios propios, nos indica que el aventurero, convenientemente desclasado y aun así acompañado de un halo compatible con cualquier temperamento, melancólicos incluidos, no posee o no se halla poseído por ideología alguna o, si es de los nuestros y está en posesión de los certificados correspondientes a algunos cursillos o seminarios de al menos 18 horas de reloj, será denigrado y acusado del pecado de lanzarse a la acción sin el previo análisis imprescindible de la situación real con las herramientas adecuadas.



Jeden 9. November, wie immer ohne Visitenkarte


Observaremos que se dibuja una contradicción maravillosa entre no tener ideología y el no hacer uso de las herramientas de que la vanguardia dispone. Se diría que la nuestra no es ideología porque somos la parte que ya no es propia, sino que es el todo y, por tanto, a todo alcanza.

Por otro lado, el descrédito de las herramientas dichas nos obliga a atender a la sutil inflexión entre análisis y acción, sobre todo en un mundo que reclama esta última y ya está bien de comprenderlo, coño. Así que cabe sospechar, que nada ni nadie más necesario que el aventurero político, catalizador de todas las salsas y que solo lo es porque siempre se columpia sobre el fracaso político o se la ha pegado ya y nos facilita un ya os lo decía yo, o mejor un los análisis de la situación nos lo indicaban.

Nos parece, pues, que el aventurero es al materialismo histórico lo que el trickster es a la mitología comparada, a los arquetipos recreativos o al estructuralismo geométrico. Cabría declamar "¿Qué sería de nosotros sin él? Solo su no saber nos salva de la inacción, seríamos todos Fausto, pero Fausto Papetti sin saxofón".

Recuerde también el lector que el aventurero político no se limita a una parcela de la taxonomía política. De hecho, la única debilidad del personaje es que no debe descuidar ninguna de las virguerías modernas que alimenten el aura precisa en horas de oficina y en las horas extra. Y si no habla de guerra, obras públicas, criptomonedas o vuelos suborbitales, es que nos enfrentamos a un aventurero de pacotilla, aunque quién sabe si creador de un nuevo género literario.

De hecho, este libro de 1852 prefigura, me parece, los refugios y los recursos últimos entre bufonescos y galantes de la especie, sujeta más que a la ley motriz de la historia a la primera ley de la termodinámica. Así tiene más razón el autor cuando nos aclara que “Bonaparte möchte als der patriarchalische Wohltäter aller Klassen erscheinen. Aber er kann keiner geben, ohne der andern zu nehmen”, que Engels cuando celebra que su amigo “das große Bewegungsgesetz der Geschichte zuerst entdeckt hatte, das Gesetz, wonach alle geschichtlichen Kämpfe, ob sie auf politischem, religiösem, philosophischem oder sonst ideologischem Gebiet vor sich gehn, in der Tat nur der mehr oder weniger deutliche Ausdruck von Kämpfen gesellschaftlicher Klassen sind, und daß die Existenz und damit auch die Kollisionen dieser Klassen wieder bedingt sind durch den Entwicklungsgrad ihrer ökonomischen Lage, durch die Art und Weise ihrer Produktion und ihres dadurch bedingten Austausches” y no digo más que todo está ya muy claro.


P.S.: A propósito de la historia, cómo no recordar el final de Adolfo:

On change de situation, mais on transporte dans chacune le tourment dont on espérait se délivrer; et comme on ne se corrige pas en se déplaçant, l’on se trouve seulement avoir ajouté des remords aux regrets et des fautes aux souffrances.  



viernes, agosto 15, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XVII

 Como ayer, y a cuenta de Juan Benet, nos pusimos matemáticos, convendrá hoy danzar con un librito de pocas páginas que algo intersecte con la materia. Como, por otro lado, nos referimos bastante crípticamente a la obra de un eminente matemático peruano, insertamos aquí un enlace donde se explica su mayor logro hasta ahora. De paso, no podemos dejar escapar la oportunidad de señalar otra vez (véase qué sucede en la página enlazada) que abundan en internet los lugares en que a Christian Goldbach (1690-1764) se le asigna un retrato de Hermann Grasmann (1809-1877). Las fechas de nacimiento de aquel demuestran que tal imagen no puede ser la suya, y ello con el rigor propio habitual en los tratados de moda masculina y disciplinas afines.

Cómo se ha multiplicado y extendido el error (a veces el retrato es el de Riemann, emasculationem teneatis) es fenómeno de interés que seguramente será objeto de estudio por mentes más capaces e incluso más ociosas que la mía, valga el posesivo.


should not mean but be

El librito de hoy tiene máquinas, tiene diagramas y vuelve a tener máquinas. Además, algunas máquinas vienen a ser diagramas móviles. Nada extraño que la lógica, sus términos, relaciones y operaciones puedan simbolizarse de múltiples maneras, algunas más adecuadas para un propósito y otras para otro. Ahora, que sea lógica todo lo que hay en el libro del gran Gardner requiere alguna prevención. Así, siempre habrá de señalarse de qué capítulo de la lógica se está tratando y a qué operaciones se limita el artilugio o, en su defecto, el usuario que se enfrenta a una disposición de signos o trazos sobre un plano. Por otro lado, una cosa es la generación de todas las fórmulas bien formadas de un sistema y otra la deducción a partir de unos axiomas. Y otra, la capacidad de llegar, en algunos casos, a teoremas indudablemente verdaderos que no se pueden demostrar dentro del sistema.

No precisamente porque el amigo Grassmann se dedicó también a la lingüística, que esto no tiene nada que ver, será interesante ver qué sucede desde el punto de vista de la generación. Por ejemplo, puede ser el caso que disponer de una gramática no suponga disponer también de un analizador.

Por otro lado, existe otro turno lingüístico o semiótico que pueda ensayarse, como propuso Gustavo Bueno, para demarcar matemáticas y lógica. Las operaciones en una y otra disciplina se distinguirían por los signos a los que sus respectivas operaciones (heteroformantes y autoformantes respectivamente) darían lugar: en una operación heteroformante habría a menos un símbolo nuevo en el resultado de la operación que no se daría en los operandos. Naturalmente, esta visión de las matemáticas las limitará a una semántica autogórica, pero sus símbolos no serían tanto los mismos trazos como sí lo serían las propiedades y aspectos de las operaciones, las cuales no se hallan propiamente representadas en el mero plano en que el matemático escribe. De ello, habría que concluir al menos que ciertas configuraciones en un dominio de símbolos se corresponde con otras ciertas configuraciones en otro dominio.

Por ello, volviendo ahora a los artilugios y esquemas de Gardner, será más importante en ellos el modo un tanto oculto en que se han reducido las operaciones mismas con sus propiedades y el cierre de los símbolos de partida. La posibilidad de borrado de signos intermedios usados en el cálculo tendrá lógicamente que ver con la potencia de cálculo, pero la escritura de símbolos que no se encuentren en la entrada será indicio más claro de esto último (dicho símbolo puede ser un functor).

Por último, en el caso de Llull, sus intentos tienen un carácter semántico, que el mismo Gardner señala, y muchos de ellos pueden entenderse como mecanismos para la subsunción de conjuntos de notas que caractericen a un sujeto. Ello nos sitúa en el terreno más bien de una semántica fijista y centrada en el significado de los términos, que no en el de los enunciados. De hecho, sobre todo al hablar de Leibniz, Gardner refleja la crítica habitual acerca de las limitaciones de la silogística y lo hace, me parece, no solo sobre la idea de las limitaciones deductivas del silogismo, sino también sobre la denuncia de que este se basa en sujetos fijos cuyas relaciones semánticas de inclusión o exclusión son ciertamente triviales. Los círculos de Venn podrían representar silogismos, pero también otros functores.

Por mi parte, voy a dedicar estoico lo que queda del día al ejercicio físico bajo un sol aristotélico, mientras las moras no se deciden a madurar en este agosto, pues el cuerpo es un dispositivo lógico implacable, como el tiempo mismo, ya lo dijo Lamartine, “des beaux jours d’autrefois rien n’y semble vivant”, y para que no se diga lo de Laforgue (lo de Lafargue (1) ya sé que no se va a decir):


Ô Loi du Rythme sans appel !

Que le moindre Astre certifie

Par son humble chorégraphie

Mais nul spectateur éternel. 


(1)  Como el fantasma que recorre la Europa de su suegro: “Une étrange folie possède les classes ouvrières des nations où règne la civilisation capitaliste. Cette folie trame à sa suite des misères individuelles et sociales qui, depuis deux siècles, torturent la triste humanité. Cette folie est l'amour du travail, la passion moribonde du travail, poussée jusqu'à l'épuisement des forces vitales de l'individu et de sa progéniture.”


jueves, agosto 14, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XVI

El libro de hoy no es delgado. Numeradas son 363 páginas, Incurramos en la facecia de que solo se cuentan las páginas impares. Podíamos haber acudido a volúmenes más magros, a Tres fábulas y media y Fábula decimocuarta, que aun con esta se mantiene dentro de los límites razonables. O al jovialmente autobiográfico Otoño en Madrid hacia 1950, que es donde su autor es menos el rey del plomo, que  era otro mérito que sumaba a los muchos otros que le reconocía creo recordar que José María Vaz de Soto.


defluit incerto lapidosus rumore rivus


La densidad de la prosa de Benet se atempera en estos artículos periodísticos reunidos y publicados en 1996, tres años tras su muerte (muchos de página impar, la que da al ojo, en los periódicos, de ahí el título). En ellos nos encontramos con asuntos para todos los gustos, especialmente para los suyos propios, se muestra más sutil que atento en ocasiones; en ocasiones también, más despistado que metódico. No falta la nota autobiográfica, así en “Región”, de 1980 en que relata como de su trabajo en León surgió esa región suya por antonomasia, descrita tiempo atrás y de la que acompañamos aquí carta que algo contradice en mi opinión alguna de las informaciones aportadas en su primera novela regionata.

No sé si la tesis que paso a exponer habrá sido ya formulada bajo las aguas, sobre las aguas o en algún desaguadero. Tengo para mí que la coartada frazeriana tan mentada a propósito de la mitología benetiana, el guardián del bosque sagrado, o sacerdote verdugo o verdugo por sacerdote, fue el motor entre retórico y gripado que permitió a Benet enlazar la peripecia a escala de los individuos con la visión histórica a escala secular, la ofensiva de gran estilo con la escaramuza no ajena al coñac de la más ínfima categoría.



si mucho poco mapa les despliega

En su biografía, J. Benito Fernández recoge y detalla la anécdota de un Benet mareando la perdiz en una discusión sobre un problema aparecido en el hormigonado de una presa. Ante sus colegas y otras partes interesadas, Benet propuso formular el problema “desde un punto de vista teórico más general”. Recurrió para ello (recurrió emic podría decirse, que nos tememos que no etic, según la distinción del profesor americano Pike) a las teorías del profesor soviético Vinográdov, con gran éxito pues al rato se dio por bueno el criterio de nuestro escritor y todos se fueron a celebrar una comida, cuyo segundo plato o sobremesa aprovechó este para confesar la completa ficción a que les había sometido con su Vinográdov y sus asombrosas teorías (el vibrado del hormigón se solucionó con un vacile de las ecuaciones diferenciales).

Naturalmente, el lector recordará a Иван Матвеевич Виноградов (que exista un importante matemático Vinográdov, que pudiera sonar -editorial Mir mediante- a algunos de los oyentes fue el elemento de verosimilitud que el engaño o la maniobra de distracción precisaba).

También recordará el sagaz lector que el teorema de Vinográdov afirma que todo número impar suficientemente grande puede ser expresado como suma de tres primos, lo que pudo demostrar en un año tan estaliniano como el de 1937, impar, compuesto y muy por debajo de la constante de Vinográdov, pero, como mayor que 5 y estamos en 2025, suma de tres primos. Este es ciertamente un asunto de los más impar, como las páginas de todos estos volúmenes aquí concitados.

miércoles, agosto 13, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XV

El libro de hoy es otro librito. De todas las biografías del gran hombre, se trata de volver a una más bien sutil, documentalmente hablando, unas paginillas para mis ocios estivales, hoy un tanto templados y renuentes.



such extreme sensitiveness

De mis años de estudiante creo recordar que Newton es el hombre que sabía demasiado y, por eso, escribió el Scholium Generale, lo reescribió y además no perdía ocasión de denunciar las insuficiencias y los vacíos o límites de su sistema, que precisaba de un Dios que hubiera dispuesto las cosas adecuadamente desde un principio, que algo tuviese que ver con el modo en que la gravedad opera, y que ya puestos corrigiese las inestabilidades a las que el sistema arrojado a sí mismo, podría conducir, sin perjuicio de que ya estuviesen previstas, pero vaya a saber como Dios puede echar cuentas que no se pueden echar. Como no hay Newton que pueda absolvernos de nuestros opera quotidiana, dejamos el académico desayuno y nos lanzamos más allá de los montes.

Al llegar al otro pueblo, otro valle aunque no del todo, aunque este se cierra por unas elevadas mesetas de altura media superior a los dos mil metros, caigo en la cuenta de que los fugitivos suelen ser alcanzados más bien en las divisorias, pero esto no tiene mucho que ver con el librito de hoy. Comienzan allí las fiestas, en attendant Saint Roch, y la mañana que finge tormentas nos regala con algo de eléctrico y esto sí tiene que ver. Nos vamos y no hay lugar a más fenómenos sabiamente reglados por los experimentos que bocetan la realidad para que esta aprenda cómo viene siendo ella misma, solo a un café y a un pincho de tortilla.

En el coche reparo en ese final del final (1) de los Principia, en la mera constatación de que faltan experimentos para convertir lo sutil y lo fluido en partículas como las de la lluvia que puntea el parabrisas como si intentara manifestar no sé qué fenómeno ajeno y que acabaran disueltas en una muchedumbre que se ha hecho otra vez fluida y así hasta que pare usted de contar, o tristemente advierta el desgaste de la goma del limpia.


(1) Adjicere jam liceret nonnulla de Spiritu quodam subtilissimo corpora crassa pervadente, & in iisdem latente; cujus vi & actionibus particulæ corporum ad minimas distantias se mutuo attrahunt, & contiquæ factæ cohærent; & corpora Electrica agunt ad distantias majores, tam repellendo quam attrahendo corpuscula vicina; & Lux emittitur, reflectitur, refringitur, inflectitur, & corpora calefacit; & Sensatio omnis excitatur, & membra Animalium ad voluntatem moventur, vibrationibus scilicet hujus Spiritus per solida nervorum capillamenta ab externis sensuum organis ad cerebrum & a cerebro in musculos propagatis. Sed hæc paucis exponi non possunt; neque adest sufficiens copia Experimentorum, quibus leges actionum hujus Spiritus accurate determinari & monstrari debent.


martes, agosto 12, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XIV



canis canem non est

Sobre el libro de hoy escribí y publiqué una reseña hace cuarenta años exactos. El otro día apareció por algún lado y me puse a leerlo. Lo cierto es que mi publicacioncita era una pseudo-reseña de tres libros a la vez, todos delgaditos. Se ve que yo pasaba también por fases estrechas en mi lejana pseudo-juventud. Esta mañana he dejado el libro y he bajado al pueblo.


parturient montes

De un camino a otro paralelo, he sido testigo de una escena extraña y un tanto ambigua, muy poco interesante y posiblemente escatológica, y me he puesto, como no podía ser menos, en modo Rashomon. Como parece que no había delito implicado, he tenido que buscarme otro entretenimiento andarín y así he vuelto a Berkeley. La historia de la filosofía nos recuerda a Kurosawa y a Akutagawa, por lo que no resultará inverosímil que solo unos metros más abajo, nos figuremos al mismo Berkeley sometido a perspectivas dañosas.


nascetur ridiculus mus

Nos imaginamos a su mismo trabajoso y matricial Dios llevando la contabilidad de las esencias y de las cualidades primarias y secundarias que llegan a cada cual, mientras incongruente se lamenta “¿por qué no habré creado yo la materia y me dejaba de tantas hostias?”

Pero lo que sucede en realidad es que muchas imaginaciones son pseudo-imaginaciones y pensamos que tenemos representaciones de aquel infinito que es todas sus operaciones, la mismas que negamos a las mentes finitas. Curiosa paradoja a la que llega quien reparte la potencia de las operaciones humanas de modo poco meditado.

Como he llegado a una vaguada, es hora de ponerse en modo analista e imaginar una carrera cuesta arriba entre Berkeley y Hobbes. Que Hobbes quisiera hacer una matemática materialista en el sentido que él daba a la palabra no nos deberá extrañar. Que algo parecido planteara después Berkeley, comenzar con una imagen mínima perceptible, átomo de toda la geometría y luego, y no será por extensión, del álgebra y el cálculo, nos sume en cierta perplejidad justo al entrar en las calles del pueblo. En la panadería compro unas magdalenas integrales y la tendera me recuerda no sé si las de Wallis, sin venir desde luego a cuento, o la mala leche de este otro clérigo.

lunes, agosto 11, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XIII

Me he ido del mar y ahora estoy en la montaña, dos opuestos tantas veces y que forman una unidad superior gastronómica por ejemplo. Mar i muntanya dicen a este conjunto de yuxtaposiciones por algún lado. En previsión de una dietética más simple y por reunir a complementarios tan geológicos, me doy un paseo y me veo de pronto en el bosque, justo donde empiezan las hayas a sustituir a los robles.

No puedo menos que pensar en el libro delgado de esta mañana y evidentemente es cuando comienzo a poder estar equivocado. Consciente de que el error habita científicamente, se me pasa por la cabeza que de un lado del camino va a surgir un terrible guardia forestal que me va a obsequiar con un discurso como el del bañista alemán de ayer, uno de esos personajes de ficción -valga la redundancia- que, de vez en cuando, nos surten de alguna relajada tranquilidad preterexplicativa.



cum eam vellent ostendere


No es el caso, no hay guardia ni hay caminante esta mañana, incluso cuando he dejado la pista y, tras un ataque de tontería artrítica, me he puesto a bajar por el cortafuego, que es el lugar donde pueden revivirse las operaciones de la maquinaria pesada y uno puede verse acelerado de manera imprevista al descuido de los alegres tobillos.

Al otro lado de la sierra, cuesta abajo hace unos días giraban los danzantes sobre zancos. Los etnógrafos regionales erigen hipótesis de mayor o menor verosimilitud. Pero las faldas funcionalmente estabilizadoras de los danzantes entran en el juego de los significados de una manera perfectamente autónoma y si alguien en el pasado jugó este juego de lo contiguo y lo semejante podrá coincidir con nosotros solo por la conexión histórica entre ese alguien y nosotros, que es el tipo de contigüidad y discontigüidad mediata o inmediata más completa, eso en el caso de que la conozcamos. De cualquier modo, los ritos se nos aparecen como árboles bailarines que solo pueden ser reemplazados por una explicación sin pérdida solo si jugamos al juego de las explicaciones.

Así que lo que hay se nos aparece como histórico -con sus condiciones de principio y de contorno, para decirlo como un estudiante de segundo de ingeniería aeronáutica-, o se nos aparece como inescrutable, porque cualquier escrutinio rebaja su marchamo ecológico. Abajo del cortafuego, como al final del torrente, habita la deyección.

domingo, agosto 10, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XII

Si solo leemos libros delgados, pese a los esfuerzos de García Morente y la colección Austral, debemos dedicarle un rato a Kant, a lo bello, a lo sublime y a la ola de calor, tal como aparecen en las famosas Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime; no nos dejan llevar la Crítica del Juicio a la playa, como ya dejó claro el interesado (1).

Y allí en la numerosa arena, uno se las ve con casos y casitos de lo que es bello o resulta sublime, así en general, o para el bilioso, o para las mujeres o para los italianos. Las personas más leídas se acordarán del comentario cruel de Arturo: "Es ist daher, als ob er es ganz und gar nur von Hörensagen, nicht unmittelbar kennte." Se comprende que si uno prevé que en el futuro puedan decir esto de él, se apresure a abandonar cortes y salones con pasos milimetrados y escasamente copernicanos.



Multi pertransibunt et augebitur scientia


Ahora, en el agua y haciendo pie, mientras atiendo a las aguas más cercanas, medroso de alguna hipotética carabela portuguesa (Portugiesische Galeere, según mis informantes germánicos, quienes me desvelan que ellos auguran otro navío en tan singular y flotante colonia), se me acerca chapoteando un individuo antes acomodado sobre una tumbona cercana a mi toalla y que me había visto concentrado en la lectura. En un español excelente, me hace saber lo que expongo a continuación y que he conservado en mi memoria con mínimas alteraciones, supongo:

Veo que ha cambiado las gafas de sol por las de bucear con tubo y todo, Schnorchel le decimos nosotros. Ha de saber que no comparto las apreciaciones que el gran filósofo hacía de ustedes los españoles, aunque ciertamente su bañador, si me permite, algo de extravagante tiene. Afirmo que todas sus ilustraciones se me antojan abstractas, con aquella abstracción propia del individuo, ese pobre don nadie al que se intenta agotar como si significase algo en su abstracción. En cambio, las clasificaciones de la tercera crítica (que ha hecho bien en no aventurarse a leer en esta playa sometida a diversas plagas)  son concretas a fuer de hallar su lugar exacto según una clasificación necesaria, necesaria al menos si se aceptan canicularmente otras clasificaciones previas del, si una vez más me permite una expresión sentimental, señorito de Königsberg.

Tras unos segundos entre dos aguas, se dio la vuelta como si nunca hubiera estado allí. He de añadir que fuese y no hubo nada, que lo hizo nadando a braza, con un aire a lo Fritz Lang de su época interatlántica y desapareció como dicen que los veleros desaparecen sobre el inalcanzable horizonte. Más tarde, ya en tierra, no supe hallarle ni a él ni a su tumbona. Por mi parte, decidí -una vez concluido el magro librillo- dedicarme a asuntos menos arduos en lo que queda de este mes augusto.

(1) So viel ist klar: daß, wenn man diese als Zweck der Natur annimmt, man jenen Sand auch, aber nur als relativen Zweck einräumen müsse, wozu wiederum der alte Meeresstrand und dessen Zurückziehen das Mittel war; denn in der Reihe der einander subordinirten Glieder einer Zweckverbindung muß ein jedes Mittelglied als Zweck (obgleich eben nicht als Endzweck) betrachtet werden, wozu seine nächste Ursache das Mittel ist.

sábado, agosto 09, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XI

 Algunos clásicos pueden ser razonablemente magros volúmenes (un libro de bolsillo puede ser grueso si el bolsillo es capaz o es mera forma de hablar) y aparecer también en ediciones suntuarias y con su aquel de búsqueda de lo colosal y lo tirando a ciclópeo.

Por tal cosa, la Poética de Aristóteles puede aparecer en esta nómina. No puede aparecer, por ejemplo, la edición trilingüe de Valentín García-Yebra en Gredos, pero sí la de Antonio López Eire en Istmo. La exigüidad del texto permite que dentro de un número pequeño de páginas y contando con fuentes tipográficas tendentes a la garrapatea, quepan prólogo, notas y texto en griego y en español más un epílogo de James M. Murphy, como es el caso.



risum teneatis


Umberto Eco a su modo y Richard Janko al suyo amenazaron esta economía editorial con sus más o menos fabulosos segundos libros perdidos y encontrados en algún templo del saber o de la infamia. Mejor así, imaginemos a Averroes preguntándose qué es un vodevil y dejándose vencer por un desentendimiento impaciente.

Cuando Aristóteles da ejemplos, el lector puede tener la sensación de que se mueve en la vecindad de lo que se llamarían trucos del oficio, del oficio de poeta en este caso, trucos que no son dones del dios ni de los entusiasmos recreativos. Cabe considerar, y más que muy seriamente, la posibilidad de que la esencia de todo arte se halle precisamente allí, en lo pequeño, en la artesanía de las horas y de los años, que la poesía sea más católica y más exacta que la historia porque los trucos del historiador se someten a una gramática de menores volatines y, aun así, a veces alza este el vuelo, no siempre porque lo que hay sea algo de tan reconocido prestigio como lo que debería haber. Por eso, el mayor fallo de las epopeyas y de las tragedias es la falta de unidad, que hay que saber alcanzar en medio de muchas cosas pequeñas, pero ni una más.

viernes, agosto 08, 2025

Lecturas veraniegas 2025 X

En un libro de 2008, publicado en España en 2010 con el título 50 cosas que hay que saber sobre genética y en una reedición de 2016, podemos leer que "El ser humano moderno no parece tener nada del ADN del hombre de Neandertal. Si alguno de nuestros ancestros se apareó con neandertales su descendencia no sobrevivió lo suficiente como para contribuir al genoma humano, tal como lo conocemos hoy día." (pág. 107 de la edición en Ariel - 50 cosas).Ya sabemos todos qué se sabe ahora al respecto y en qué queda lo dicho por Henderson, quien acertó al añadir la última frase del pasaje citado. No sabremos qué se sabrá en el futuro.

Sujetos a las mutaciones de nuestro conocimiento, hay razonamientos que perviven inmejorablemente, ejemplo mejor no hay que los de Nicolas Léonad Sadi Carnot, válidos pese a todo lo que aún arrastraban.



pulvis et stramina sumus


El magro volumen de hoy es el de la imagen, que acompaña en Tusquets a otros, uno muy famoso ¿Qué es la vida?, del mismo y ondulante autor.

Se me ocurre que la validez en la que pensamos es una validez categorial, que se mueve dentro de los límites de una disciplina científica, ya sea en su fase fundacional, como en el caso citado. Esa validez o ese interés son los del libro sobre la vida, cuyos lineamientos principales sobreviven a los nuevos conocimientos sobre el asunto, es decir, son igual de verdaderos o igual de falsos après la révolution: han conseguido cierta autonomía con respecto a los nuevos teoremas de la biología,  no importa que los rechacemos, tienen una sustancia propia de la que la  disciplina no logrará despegarse. Paradójicamente, es fortaleza se la aporta su conexión con los conceptos científicos.

En el caso del libro fotografiado, la cosa es diferente. El autor se mueve entre ideas, que conecta muy débilmente con el estado de las ciencias y la validez que encuentra es una validez de otro cuño, dependiente a su modo de las verdades científicas, pero que resulta mucho más frágil y también más vulgar.


jueves, agosto 07, 2025

Lecturas veraniegas 2025 IX

Este no es un libro de pocas páginas y así quizá no quede clara su presencia en esta nómina veraniega y caprichosa. Tira a grueso, digamos mejor que es robusto y sólido, pero asendereado. Así que ha merecido y precisado los honores de una nueva encuadernación. Fíjense, unos razonamientos bien vertebrados ahora con un exoesqueleto que les mantiene erectos entre las conformaciones de mesas, pupitres, divergentes estanterías.

Las páginas que nos ocupan quizá tracen las coordenadas del mundo, pero nos indican sobre todo que ese mundo, tan prestigioso, tan luminoso o tan sombrío, funge de superficie, cobertura, tal vez como un destilado de una realidad un tanto ajena, que habitamos ese mundo y también en una invencible ignorancia, que las formas que nos tocan son una fracción infinitesimal de esa realidad inagotable.




Liber manet

Nos enseña también que hemos de ordenar, o que nos vienen ordenadas, de algún modo esas referencias cuyas formas alcanzamos y nos alcanzan, pero ahí volvemos a la tentación de que ese orden sea una partición exclusiva o de que algunas de esas formas sean sombras de las otras. Lo que hay se despliega en géneros, en proyecciones cuyo foco es inasible, crece según gramáticas que se desconocen unas a otras.

Releo lo escrito y veo que varias veces he escrito 'forma' o alguna forma gramatical de esa palabra y no he escrito 'materia', ni siquiera para decir algo como "la materia de este libro es...", quizá porque la materia sea al fin y simplemente otro nombre para la inagotabilidad de las formas. Releo lo escrito y decido no borrarlo, pues agosto bien aguanta su ración diaria de disparates.

miércoles, agosto 06, 2025

Lecturas veraniegas 2025 VIII

Empeñado en la búsqueda de volúmenes magros, alcanzo el tenue tomillo de Tecnos cuya fotografía se acompaña. Leemos en sus páginas 18 y 19:



animula propendula vagula
nec, ut soles, hypotheses dabis


En aquellos días, Carnap y yo habíamos llegado a algo así como un acuerdo en relación con un programa común de investigación sobre la probabilidad basado en mi Logik der Forschung. Coincidíamos en distinguir netamente entre, por un lado, la probabilidad tal y como es empleada en las hipótesis probabilísticas de la física, en particular en teoría cuántica, la cual satisface el cálculo matemático de probabilidades, y, por otro, la denominada probabilidad de las hipótesis o, como prefiero ahora llamarla, su grado de corroboración; y coincidíamos en no dar por sentado, en ausencia de buenos argumentos, que el grado de confirmación o corroboración de una hipótesis satisface el cálculo de probabilidades, sino que, a la vista de mis argumentos en Logik, decidimos dejar abierto la cuestión: considerarla, en realidad como el problema central.
Tal era el estado de nuestra discusión en 1934-1935. Quince años después, Carnap me envió su nuevo y voluminoso libro Logical Foundations of Probability, y, al abrirlo, vi que su punto de partida explícito era precisamente el opuesto; la pura suposición inexplicable de que el grado de confirmación es una probabilidad en el sentido del cálculo de probabilidades. Me sentí tal como debe sentirse un padre cuyo hijo se ha unido a la secta Moon, aunque ésta no existía en aquellos días, claro.

Hasta aquí Popper, quien cuenta esto a finales de los 1980s. Como solo persigo los libros delgados, me dirijo a la Autobiografía intelectual de Carnap, publicada en inglés en 1965, en claro desprecio a los volúmenes de referencia. Sé que R.C. dedica unas páginas de aquella al asunto, pero no voy a leerlas.
Solo me pregunto cuál es la probabilidad de que mencione a Popper en la sección 12 del capítulo II, que es la que va sobre esto. Y de ahí paso a interrogarme acerca de mi pesquisa, ¿no hurto al lector y a mí mismo una teoría que quiero corroborar?
Con todo, el criterio de Popper parece serio a primera vista. Nos salen las cosas si echamos las cuentas que hay que echar según el cálculo de probabilidades. Claro, el contexto que interesa a Carnap es más bien inductivo y habrá que ver por qué el filósofo de la ciencia se ha de apuntar a uno u otro. Al final, es posible que veamos aquí una cuestión de nombres: es probabilidad si seguimos la axiomática de Kolmogorov, etc. etc.
En cualquier caso, la probabilidad de que esto no interese a nadie es uno, y eso hasta según los cálculos más desacreditados, pero seguimos dejando que este verano de agosto haga su trabajo. Seguiremos informando.

martes, agosto 05, 2025

Lecturas veraniegas 2025 VII

El verano regresa también en nuestro otoño despintado. Tomo un librito cuya delgadez me llama la atención entre los otros lomos, más gruesos y vitandos a estas horas de agosto. David Hume, tan breve en su propia vida, en alguna carta y en un apéndice con vocación de Umstülpung.

Borges se esfuerza en algún lugar por conectar a Hume con el eterno retorno. Es más, cualquier día de estos se vuelve a esforzar.  Si en el poema “La noche cíclica”, que me viene a las mientes en esta siesta oblonga, la alusión presenta algunas serias dificultades de procesamiento, en “El tiempo circular”, el autor de Historia de la Eternidad declara un pasaje justificatorio:

Muy anterior es un lacónico pero suficiente pasaje de David Hume; consta en los Dialogues concerning natural religión (1779) que se propuso traducir Schopenhauer; que yo sepa, nadie lo ha destacado hasta ahora. Lo traduzco literalmente: "No imaginemos la materia infinita, como lo hizo Epicuro; imaginémosla finita. Un número finito de partículas no es susceptible de infinitas trasposiciones; en una duración eterna, todos los órdenes y colocaciones posibles ocurrirán un número infinito de veces. Este mundo, con todos sus detalles, hasta los más minúsculos, ha sido elaborado y aniquilado, y será elaborado y aniquilado: infinitamente" (Dialogues, VIII).

Vamos al original expandido:

Instead of supposing matter to be infinite, as Epicurus did, let us suppose it to be finite ·and also suppose space to be finite, while still supposing time to be infinite·. A finite number of particles ·in a finite space· can have only a finite number of transpositions; and in an infinitely long period of time every possible order or position of particles must occur an infinite number of times. So this world, with all its events right down to the tiniest details, has already been produced and destroyed and will again be produced and destroyed an unlimited number of times. No-one who properly grasps the difference between infinite and finite will have any trouble with this conclusion.




       unde haec est nobis innata potestas, 

de nilo quoniam fieri nil posse uidemus.

Yo tomo la cuestión del eterno retorno como muestra de un desapego profundo a la vida. Ya verás como esto me tenía que seguir pasando a mí. Así, una vez más el optimismo del que abraza la vida, el instante con todos sus alrededores se sustituye con ventaja por el pesimismo del que la mira con precaución, y  ambos se reúnen en una cifra que encierra el universo y parte de la luz de ese mes que decíamos antes. No vale tampoco decir algo así como que todas las veces son esta vez. Nos comemos nuestra mazmorra ergódica con patatas.

En cuanto a Hume, lo interesante aquí son las premisas que utiliza: finitud del espacio y de la materia en un tiempo infinito. Para alguien que lo de causa y efecto lo veía con alguna distancia no está mal pasar de una transposición de partículas a un evento que supone una serie ordenada de transposiciones (Bueno, es un diálogo, no adscribamos al autor todo lo que se dice, aunque lo diga el personaje que se le supone más próximo)

Por cierto, más interesante es lo que Philo dice a continuación, puesto a expulsar todo agente y todo agente preciso para mantener la estabilidad del mundo finito y que dejamos para otro eón. Estaría pensando en algún amigo de los relojeros. Y no me refiero solo a William, sino también a Isaac.

Se antoja materialismo después de casi todo en ese razonamiento, un materialismo que ama y tiene puestas todas sus complacencias en las partículas, que son capaces ellas solitas de conformaciones que nadie imaginó ni imaginará, imaginador incluido. El truco va a ser, ese. Un materialista de los de toda la vida es alguien que confía en las pequeñas cosas. O que esconde cómo funciona todo el asunto, pero sobre esto habrá que hilar más fino y aclarar las cosas.

lunes, agosto 04, 2025

Lecturas veraniegas 2025 VI

Yo fui lector sobre todo en los años de mi adolescencia y primera juventud. Ingenuo y crédulo, era capaz de aceptar como indiscutibles los logros que la trompetería anunciaba en las aulas o en la prensa. Paradoja de tener buenos profesores de literatura, pues así escuchábamos a un oráculo funcional que nos comunicaba unos arcanos no demasiado alejados de los habituales sancta sanctorum de las disciplinas más trabajosas y más aptas para la cohetería y la exclusión de los no iniciados, menesterosos ajenos a los cultos más prestigiosos en su siempre difícil equilibrio entre el secreto y la admiración pública.

Aquellos eran tiempos en que se hablaba bastante de, pare decirlo pronto y mal, la novela experimental, en referencia -me quedo en España- a autores como los Goytisolos o Benet, tal vez García Hortelano. No faltará quien corrija esta nómina extensional o intensionalmente, pero aseguro que hubo un tiempo en que por escritores de ese tipo de literatura se les tenía. De los cenáculos de provincias llegaban noticias acerca de la exigencia que autores venidos de las América suponían y, como era de suponer, no faltaba la esperanza de algún nuevo paraíso científico al que unos pocos y exquisitos representantes de la humanidad entera -rústicos también- accediéramos para después enviar una delegación de nosotros mismos a los retablos y las hornacinas de la fama. No pasaba algo muy distinto en la época con una pretendida ciencia de la literatura o de lo que hiciera falta, siempre dispuesta en extenderse en gráficos, diagramas y aspavientos generalizados.




 lupus est homo lupo, non lupus, quom qualis sit non novit


Reparo esta mañana en un libro de Alfonso Grosso. Como a otros, América les hizo virar de algún matiz del realismo social a una escritura que en este caso alguno se animó a describir, a favor de alguna brisa sevillana, como barroca. El lector recordará de aquellos años que eran muy de brisas a favor y así hasta nos llegaron curiosidades como La parábola del náufrago de Delibes, quien en 1969 pareció entregarse a la experimentación de segunda residencia.

Cuando uno escribe algo como lo que se acaba de leer, puede pensar que su resumen está a la altura, no sin bajeza, de los habituales inventarios, pero puede también estar seguro de que la falsedad histórica y crítica ha permeado con su inevitable inevitabilidad la breve noticia, que lo nuevo se disuelve hacia un tiempo pasado y se extiende también a lo ancho hacia otros autores que no hacen gala tan fácilmente de sus juegos.

Por lo que se refiere a Grosso, campeón de una prosa sin descanso y que aúna períodos que nos dejan sin resuello con las argucias propias de las vanguardias y los flanqueos, lo cierto es que nos hemos olvidado de él, pero la suerte de los Goytisolo o incluso de Benet no es muy distinta. Habent sua fata mythistoriae. El verano es época propicia a la épica lectora, a los planes de gran estilo que nos permitirán releer incluso lo que no leímos nunca, pero agosto nos mece en el abandono de los sudokus y su vocación inconclusa. En agosto, parece que nos movemos en la Cuba que retrató el mismo Grosso cuando le dio por ahí o que sobrevolamos Marruecos y entonces va y anochece.