Situaciones que un mínimo conocimiento del mundo - el que aporta la lectura habitual del Marca, no más- revela como absolutamente inverosímiles, claves absurdas que no resisten la prueba de la materia de que están hechas, sobrecarga de tramas secundarias a la espera del cometa que acabe con ellas.
Y aun quitando todo eso, inverosimilitud intrínseca que se desenvuelve como una sintaxis incoherente, que danza al son de tres gramáticas contradictorias y una caja de ritmos.
Cosas que uno dice después de ver alguna serie española en televisión, con grave riesgo de recaída en el bruxismo agudo. Esto pasa por no estar leyendo, ya fueran las lecturas incontrastables de este verano.
Y aun quitando todo eso, inverosimilitud intrínseca que se desenvuelve como una sintaxis incoherente, que danza al son de tres gramáticas contradictorias y una caja de ritmos.
Cosas que uno dice después de ver alguna serie española en televisión, con grave riesgo de recaída en el bruxismo agudo. Esto pasa por no estar leyendo, ya fueran las lecturas incontrastables de este verano.
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