Durante algún tiempo celebramos nuestra habilidad para no coincidir en días y horas, posiblemente tampoco en diversiones, con la mayoría inmensa de viajeros, turistas y veraneantes. En ocasiones, celebrábamos lo que sólo considerábamos suerte, la de poder escoger o ser escogidos por días de carreteras más tranquilas y mesones menos frecuentados.
Después las cosas cambiaron. Y no sabemos si empeoró nuestra suerte o si mejoró la de la inmensa mayoría, quiero decir, si ésta empeoró un poco más. A veces discutimos qué es peor: la gran pérdida de unos pocos o la pequeña de lo muchos. Nos ponemos de acuerdo en que no podemos sumar a los unos y a los otros para hacer un todo y comparar. Por precaución, hemos mantenido esta conclusión secreta, para nosotros sólo.
Tomado de Joan Martínez Oliver, Carreteras del Secundario, Lleida, Los libros de los que se van, 2001.
Después las cosas cambiaron. Y no sabemos si empeoró nuestra suerte o si mejoró la de la inmensa mayoría, quiero decir, si ésta empeoró un poco más. A veces discutimos qué es peor: la gran pérdida de unos pocos o la pequeña de lo muchos. Nos ponemos de acuerdo en que no podemos sumar a los unos y a los otros para hacer un todo y comparar. Por precaución, hemos mantenido esta conclusión secreta, para nosotros sólo.
Tomado de Joan Martínez Oliver, Carreteras del Secundario, Lleida, Los libros de los que se van, 2001.
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