Se sentó en el sofá y se colocó el portátil sobre el regazo, la espalda muy hacia atrás. Para hacer el encaje de bolillos se pone entre las piernas el mundillo del modo que usted ve. Escribía o rellenaba un formulario, como se dice. Su posición invitaba a la melancolía en que desemboca todo, y contradictorio, ejercicio de la pereza. Descubrimos así la esencia de ese incrementadamente melancólico, y así también contradictorio, ejercicio. Rellena otro formulario. Multiplica las actividades irrelevantes y que están hechas para no distraer al ejecutante de su propia falta de concentración, que es un oxímoron en ejercicio.
Se va reclinando cada vez, sus fémures son un voladizo y lo es su trasero. La cabeza parece nacer del pecho. Se entrega a jurisprudencias vagas, que decía el poeta. A jurispendecias, que no sé si es un oxímoron en ejercicio o una redundancia.
Tomado de Antonia Franco Maisonave, El club de los solitarios busca sedes, Zaragoza, Libros del pájaro chogüí, 2009.
Se va reclinando cada vez, sus fémures son un voladizo y lo es su trasero. La cabeza parece nacer del pecho. Se entrega a jurisprudencias vagas, que decía el poeta. A jurispendecias, que no sé si es un oxímoron en ejercicio o una redundancia.
Tomado de Antonia Franco Maisonave, El club de los solitarios busca sedes, Zaragoza, Libros del pájaro chogüí, 2009.
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