Resuelto a protagonizar un acontecimiento extraordinario, y más cuando ya concedía que él era un personaje ordinario, tanto que “personaje” era término que sonaba incongruente si le era aplicado, resuelto a que el relato de sus hechos se singularizase entre otros relatos, recorre el camino de todos los días y no hace nada distinto de tantos otros hombres y mujeres ordinarios. Porque sólo de ahí puede salir algo extraordinario, descartada la vulgaridad del acto heroico, psicopático, escandaloso, descartada la performance y el toreo de salón a los autobuses urbanos
Tomado de Antonio Urruti Uría, ¿Por qué nadie ha escrito su historia?, Bilbao, Gil Bert Editor, 2005.
Tomado de Antonio Urruti Uría, ¿Por qué nadie ha escrito su historia?, Bilbao, Gil Bert Editor, 2005.
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