Parece ser que el Gobierno Vasco ha aprovechado la ocasión del aniversario del bombardeo de Guernica para instar al Gobierno Español a que pida perdón por el mismo, pues no estaría de más que pidiera "perdón por todos los crímenes cometidos en nombre de España". Las entrecomilladas se citan como palabras pronunciadas por Azkarate, locutora o portavoz del primero de los gobiernillos antedichos.
Como era de esperar, los comentarios -que no han faltado, como también era de esperar- han acusado de mala fe a la misma y a sus portavoceados. Pero la mala fe suele requerir de algún disfraz estratégico que supera los saduceísmos de tercera división con que se reta al Gobierno de la memoria histórica.
Porque lo cierto es que estas que para muchos son simples provocaciones pregonan bastante a las claras cuál es la lógica del nacionalismo fraccionario continuo, incesante en su murga. Y esta lógica parte del axioma de que ellos no son España ni parte de España, lo cual no importa demasiado, y después se asienta sobre el borrado o la reinterpretación de cualesquiera hechos, siempre a favor de un relato que calificaríamos de anti-paranoico: pues lo que hace es construir o simplemente manifestar una y otra vez un relato delirante, pero extraordinariamente simple, sin arabescos o complejidades, un relato que es pura negación de la historia, de la historia que ha sucedido y, por así decir, de la capacidad de suceder, de ser real, de la historia.
Así, los argumentos que se han podido leer contra semejante petición o, como decimos, provocación del Gobierno Vasco están condenados a que nos parezcan a algunos muy bien y a que a los nacionalistas les resbalen, les resbalen hasta la opacidad absoluta. Y si se permiten el lujo de que les resbalen, será porque han elegido otro campo de batalla para que arreglemos nuestros, como se dice, desencuentros.
Como era de esperar, los comentarios -que no han faltado, como también era de esperar- han acusado de mala fe a la misma y a sus portavoceados. Pero la mala fe suele requerir de algún disfraz estratégico que supera los saduceísmos de tercera división con que se reta al Gobierno de la memoria histórica.
Porque lo cierto es que estas que para muchos son simples provocaciones pregonan bastante a las claras cuál es la lógica del nacionalismo fraccionario continuo, incesante en su murga. Y esta lógica parte del axioma de que ellos no son España ni parte de España, lo cual no importa demasiado, y después se asienta sobre el borrado o la reinterpretación de cualesquiera hechos, siempre a favor de un relato que calificaríamos de anti-paranoico: pues lo que hace es construir o simplemente manifestar una y otra vez un relato delirante, pero extraordinariamente simple, sin arabescos o complejidades, un relato que es pura negación de la historia, de la historia que ha sucedido y, por así decir, de la capacidad de suceder, de ser real, de la historia.
Así, los argumentos que se han podido leer contra semejante petición o, como decimos, provocación del Gobierno Vasco están condenados a que nos parezcan a algunos muy bien y a que a los nacionalistas les resbalen, les resbalen hasta la opacidad absoluta. Y si se permiten el lujo de que les resbalen, será porque han elegido otro campo de batalla para que arreglemos nuestros, como se dice, desencuentros.
1 comentario:
Aunque no habrá conseguido usted mejorar el rozamiento de ninguna cabeza resbaladiza (que los aceites pesados son así, pesados), le felicito por la claridad de su exposición, maestro Santana. Y además me declaro completamente de acuerdo con usted.
Un saludo.
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