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sábado, mayo 26, 2007

Teoría de la sierra

El secreto del aserrado es operar casi al aire, con la ligereza de un violinista que, bien plantado, se eleva y estrecha la cintura, aunque esto último en la tarea que nos ocupa no es ni imprescindible ni, en realidad, recomendable. En otras palabras, el aserrado contradice al rodillo soviético y nos recuerda a un Gustavo Adolfo adecuadamente angulado.
Ligereza y eficacia mecánica, las analogías con el cepillado están disponibles y no convendrá insistir demasiado en esta línea, ni siquiera acompasadamente y de soslayo armónico.
La sierra, por su lado de sierra, aporta el necesario grado de fractalidad para que los ángulos se multipliquen en busca de la mayor atrición de la madera.
En cuanto al resto del aparato teórico, para más doctrina, vayamos a la coreografía de Siete novias para siete hermanos; para sinusoides, a las sabinas que el viento azota.

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