Hemos vuelto sobre nuestros pasos pues sólo podemos bañarnos en el mismo río de toda la vida. Debilidad. Nuestra decadencia empezó con el volver, allá por el Ordovícico, más o menos. Sin embargo, volver es acción de muchas presuposiciones. Imaginemos un volver minkowskiano e imposible. Ya habríamos vuelto. Por cierto, una caminata inhabitual es también un hachazo en la cuadrícula cotidiana de calles y horarios. Pero ya decimos que las cuadrículas se cierran como en una regeneración anfibia y nada queda de la ruptura. Ninguna memoria quedará.
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