Las enumeraciones son una aproximación sospechosa a las cosas que estudiamos: son una morfología secreta, una taxonomía clandestina, que se apodera del tierno mnemotécnico con la sabiduría parasitaria de un pasajero octavo.
La de la enumeración es taxonomía, además, con vecindades sugeridas, donde cuentan tanto la distancia o cercanía como todo lo que hemos aprendido antes de la enumeración o más que lo que aprenderemos después.
El título es género proclive a las enumeraciones, unas enumeraciones que son la anunciación de inauditas e inimaginadas aventuras. La fundación ab ovo de nuevas contigüidades que no podemos entender como fruto del azar, o de esa apariencia del azar que llamamos capricho.
Y así nuestros días son enumeraciones que yuxtaponen la repetición fidelísima de nuestras pautas invisibles y los saltos que la naturaleza dicen que no hace y que a veces son al vacío. El tiempo, esa enumeración. Las enumeraciones que se extienden a los lados; las enumeraciones cúbicas, las enumeraciones que de lejos parecen como anáforas.
La de la enumeración es taxonomía, además, con vecindades sugeridas, donde cuentan tanto la distancia o cercanía como todo lo que hemos aprendido antes de la enumeración o más que lo que aprenderemos después.
El título es género proclive a las enumeraciones, unas enumeraciones que son la anunciación de inauditas e inimaginadas aventuras. La fundación ab ovo de nuevas contigüidades que no podemos entender como fruto del azar, o de esa apariencia del azar que llamamos capricho.
Y así nuestros días son enumeraciones que yuxtaponen la repetición fidelísima de nuestras pautas invisibles y los saltos que la naturaleza dicen que no hace y que a veces son al vacío. El tiempo, esa enumeración. Las enumeraciones que se extienden a los lados; las enumeraciones cúbicas, las enumeraciones que de lejos parecen como anáforas.
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