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sábado, octubre 29, 2022

Dietario laboral: vacunas

En no pocas ocasiones los dislates se construyen sobre analogías bien intencionadas. No es difícil desvelar el modo en que una analogía simplificadora con pretensiones didácticas ha acelerado el mecanismo de constitución de explicaciones tan catastróficas como populares, ilógicas y desinformadas.

Lo que tenemos entonces es que las teorías absurdas, pseudocientíficas, las llamadas conspiracionistas no son absolutamente ajenas a los métodos que se les oponen, condición esta que dota a aquellas ideas, tesis y floridos razonamientos de una potencia retórica inesperada.

En consecuencia, aquellos numerosos individuos que se dedican a la llamada vulgarización o divulgación han de ser conscientes de lo peculiar de su empresa, la cual no tiene nada que ver con la enseñanza de los rudimentos de una disciplina.




"piccolissimi quanti"


Una prueba de esto último es que padecen los llamados divulgadores de una propensión notable hacia el desparrame ideológico y hacia la ostentación de una cierta filosofía, de la espontánea de los científicos o de alguna parecida.

Por lo demás, cómo no recordar las imágenes populares de las pruebas clínicas. Mi favorita es aquella transformación interpretativa que llevaba a decir a una nuera del paciente que la cosa era seria porque "tiene velocidad en la sangre", esto es, que el flujo sanguíneo echaba unas carreras por venas y arterias que dejaban a la paradoja de D'Alembert y a la de Diderot en un par de tonterías, aunque yo, que recuerdo haber oído más de una vez la expresión entrecomillada, siempre me he preguntado si los que corrían eran los glóbulos y demás corpúsculos por una corriente no demasiado brava, o si esta era, al contrario, estruendosa y sorteaba hábilmente los obstáculos que eritrocitos, plaquetas y demás le suponían. No puedo volver a aquellos años y preguntar a mis involuntarios informantes, informantes no sé de qué.

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