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domingo, octubre 02, 2022

Dietario laboral: jaqueca

El dolor de cabeza nos hace pensar en la errada concepción que conecta etimología con verdad. Así, nuestro moderno 'migraña' oscurecería el analítico 'hemicrania' (ἡμικρανία, para los pudientes), opacidad sobrevenida que, a su vez, promovería el uso técnico de 'hemialgia'). Lo mismo pasa con 'jaqueca', del árabe šaqīqa , شَقِيقَة para los aun más pudientes. Véase que 'axaqueca' y 'xaqueca' están registrados por filólogos, lexicógrafos y demás ralea, el primero ya en el siglo XIII).
Sin embargo, si hay algún dominio en que el subjetivismo esté legitimado es este del dolor de cabeza, y migraña o jaqueca son palabras mucho más dolorosas que aquellos términos que recuperamos ahora como si nos fueran a revelar alguna verdad inconmensurable y recreativa, varios horizontes más allá del sincero asombro.







Habes climacterium tempus sed evades. Quod ut tibi magis liqueat,
haruspicem consulam, quem sum frequenter expertus.



No hay tal cosa, el tono con el que oímos pronunciar por primera vez jaqueca o migraña o, por decir otra cosa, optalidón, ya presagiaba una verdad que encuentra sus propias sinestesias y volatines y fuegos artificiales en la habitación a oscuras, sobre la almohada, más allá y más acá del frontal, del temporal, del parietal, de la cabeza sobre los hombros y de los hombros sobre la cabeza. En ese tono, grabado en varias circunvoluciones a la redonda, habitaba ya toda la verdad posible, tan profética como aléutica y hasta aleutiana que podemos y debemos esperar.
Nos gustaría, con este breve discurso tan sentido, haber contribuido aunque sea tan solo un celemín al descrédito del método etimológico y caleidoscópico que tanto mal hace a la ontología, al fútbol, a la papiroflexia y al coleccionismo en general.

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