Vistas de página en total

jueves, octubre 06, 2022

Dietario laboral: memorias

Estuvimos tres años juntos. Más juntos el primero que el segundo y más este que el tercero. El horario era cómodo y no había que estudiar mucho. Yo, al menos, encontraba que todo era poco exigente y que era fácil engañar a los profesores. La recompensa que esta habilidad procura es siempre una mezcla equilibrada de ignorancia e incompetencia que uno administra como buenamente puede y de cuya administración se cansa.

El engaño a los profesores se puede hacer de muchas maneras, no todas intencionadas. Recuerdo a quien corría a la biblioteca para durante semanas, el préstamo convenientemente renovado, pasear las fuentes más conspicuas de la bibliografía selecta. Recuerdo a quien no entendía absolutamente nada, aunque quién sabe. Recuerdo a quien no lo sabía y a quien sí que lo sabía.



draco et muralis nunquam titillandus


De los que estuvimos juntos, algunos habrán muerto, una fue asesinada horriblemente, comienzan a abundar los jubilados. Algunos no hemos aprendido nunca. Como es de esperar, unos pocos hemos permanecido juntos, más por trabajo que por amistad. Los convencionales fueron a Gran Bretaña. Que yo sepa, uno marchó y sigue en Rusia. De no pocos, nunca supe nada, aunque varias horas de martes a viernes permanecíamos sentados a poca distancia unos de otros, escuchábamos y escribíamos lo que decía aquel al que escuchábamos. O quizá supe lo esencial, que varias horas de martes a viernes... el lector conoce el resto.

Porque quizá lo de menos era lo que oíamos y los que escribíamos. Lo que nos define era que escribíamos al dictado no sé qué doctrinas, qué filosofemas inauditos y sorprendentes, que se perdieron en papeles mojados, en casas abandonadas, en caligrafías cambiantes y dormidas, según la dicotomía eterna, en bic naranja o en bic cristal.

No hay comentarios: