Existe también la posibilidad de que los inmigrantes y los residentes extranjeros voten, incluso los irregulares, pero de tal manera que sólo voten ellos. El modelo democrático nos lo aporta el festival de Eurovisión.
Por otro lado, aunque The Former Yugoslav Republic of Macedonia no votase al artista formerly known as Prince, lo cierto es que era evidente el apoyo masivo mutuo entre los países resultado de la desmembración de otros. ¿Amor mutuo malgré tout, o armonía final en los contrapesos étnicos internos? ¿Refutación o corroboración de los odios balcánicos que durante el titismo esperaron que el tapón saltase por fin y de una vez por todas? ¿Solidaridades escandinavas y bálticas? ¿Fino-ugrias con alguna inflexión tomada del samoyedo? Predecimos una melancólica iniciativa en pro de jurados escabinados. O, alternativamente, de extender el sufragio telefónico a los Mundiales de fútbol.
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