Manuel. Una cátedra para Manuel vitorean los funcionarios menos maleados. Pedro vuelve a las mañanas de veinticinco años atrás. Las grandes lecciones con su vuelo de entusiasmo, las perdices y las garzas 20000 pies por debajo. José y sus poemas platónicos, intocables ya. Y sus comentarios que a algún asistente le hacen adoptar la postura pequeño saltamontes. La vestida desnudez. Si se permite la enmienda, a todos nos ha costado desnudarnos, nunca vestirnos. Nuestra definición como monos: los que llevamos hábito, comme d'habitude. La paradoja de lo concreto y particular en el mundo de las ideas ya vacías. Las ideas son las cosas. El vacío, la nada, chamarileros. Grandes poemas con lencería clásica.
Hoy las sillas escasean, pero no hay koanes por el suelo. Dos sillas aisladas, paralelas, su eje en el ángulo preciso frente a la madera del muro ilustra jardines de arena. Bourbon in the jar in Tennessee. Carlos y su rata en un jardín japonés. El nudo navajo en la gravilla peinada. O algo más que eso. María, doctora en ciernes, nos explica las serpientes de Kekulé que reptan por la escalera. El vino sufí que nunca es suficiente. Era verdaderamente muy necesario. Era el más necesario de todos. Álvaro sigue con la misma cuerda, lo que no es contingente. Alcides se va. Continental Garray elude. Es el día sexto, el vacío del eje que hace andar el carro descansa. A César, José no le convence. Sería entonces o César o nada. Cristina recorre el Ebro. Los niños pescan las opacas carpas. Su sabor a barro, llega Luis Manuel. Cuerpo a tierra.
(Shelley, Sacristán. Viktor o Victoria)
6 comentarios:
Aunque no debiera confundirse desnudez con inexistencia. Al final se queda el poema (lo que pretende serlo) tan exento, tan arduamente desconectado de todo, que sólo es ingenio, puridad de la nada, nada en sí. Das Ding an sich: eso quisiera.
Ah: respecto a César. Se mueve tanto, está tan agitado que dudo mucho que preste atención debida para juzgar a lo que se lee o se dice, sea la cosa en sí o la cosa que no.
Puro ingenio mío, supongo.
Rectifico: "para juzgar lo que", claro. QWERTY me jugó una mala pasada.
Querido anónimo,
ayer mismo estuve leyendo Carta a Li-Po (me parece) y la verdad, algunos pasajes me deslumbraron. En cuanto a que estoy muy inquieto, es cierto. Tanto, que tuve que abandonar la lectura del buen José antes incluso de que comenzara, acontecimiento que me deja muy poco margen al juicio. Del individuo José, y de su señora, sólo puedo decir maravillas.
Att.
César
César,
nunca es tarde para llegar a Corredor. Ahora bien, estarás conmigo en que hay caminos y caminos. Eso sí, te aseguro que me alegro mucho que vayas creciendo en tus lecturas. Es triste a veces llegar a una vía muerta.
Deja de correr tanto, reflexiona.
Tampoco paraste mucho con Peri Rossi. Aunque tampoco te perdiste nada. Seguro que Piquero te gusta más. Aunque tampoco sé por qué.
Pues no, Piquero me gusta más bien poco.
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