ÁRBOL DE LIBERTAD
Verano de la vida:
De la glorieta plácida
Pendemos como fruto ensimismado
Insecto, hierba, verde lejanía
Augurios favorables mostraron.
Verano de la vida:
Sin vuelta atrás cruzamos
La frontera inadvertida
Adiós huellas y arena luminosa
Decir no lo sabemos.
Verano de la vida:
Sin vuelta atrás cruzamos
una frontera siempre inadvertida
Se pierden nuestras huellas
que aún imaginamos en la arena.
¿Y dónde estaremos?
Estaré en la llanura
Su caprichos repetirán los vientos
Grises del gris invierno general.
Marcharon ya los gansos
Diré en cuanto al paisaje se refiere
Ya no humean los perdidos almiares
Los muros y osamentas que decaen.
Un erudito dormita al calor
De un tóxico brasero
Y crepitan muy cerca,
Anguilas con las cabras, algún hueso,
Los nudos del cerezo.
5 comentarios:
Hermoso poema, Pedro. Compruebo, no sin cierta envidia, que tú sí dedicas los domingos al cultivo del cuerpo y de la mente, sin descuido de las labores detectivescas que enfrentas para poner a los amigos en su sitio (literalmente, entiéndase). Y, si a lomos de tu Orbea con marco de grafito compones una bien rimada imagen, aún crece mi admiración cuando observo tu facilidad para componer endecasílabos a golpe de pedal.
Suscribo esas morriñas otoñales al cien por cien y estoy seguro de que no pasará mucho tiempo sin que me oiga a mí mismo citar, con tu permiso, eso de que "sin vuelta atrás cruzamos/ una frontera siempre inadvertida".
Salud y buena semana.
Rafael P. Foncea.
Qué buen poema, Pedro.
Vaya última estrofa. Cómo suena, por Dios.
Muchas gracias.
¿Está en La Unión, o La Unión está cerrada?
Es muy bello.
Pues a mi me gusta el título del poema, la tensión entre el título y el cuerpo. Si es que a eso se le llama cuerpo, que yo creo que si. Por las palabras de que está hecho.
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