Piensa que llega a alguna conclusión categorial por el paradójico atajo de sobrepasar la categoría. Que tal epifanía intelectual se produzca, fata morgana, tiene que ver con un asunto de representabilidad. En general, los atajos son una cuestión de dos sistemas de representabilidad que se complementan al menos parcialmente: Un mapa y otro mapa añadido al mapa . Pero él piensa que llega a alguna verdad por el camino de negar que exista otro sistema de representación y así cualquier solución está vedada fuera de los existentes. El suyo es un superatajo o un meta-atajo.
Añadamos que el asunto que se traía entre manos tal vez no careciera de alguna relevancia, pero, según nos ha confesado, lo ha olvidado por completo. Lo olvidó no después, sino antes de llegar a su inspirado resultado. Pero si éste es correcto, lo será de problemas que nosotros, como él, podemos llegar a formular. Supongamos que lo fuera también de algún problema que ni imaginamos. Eso le daría su importancia absoluta. El resultado sería sólo una representación convencional y asistemática de ese problema desconocido. Nos inclinaríamos ante su monumento, pero habrá más problemas impensables que formulables. El monumento sería pálido símbolo de una vasta legión. Y también una representación con su propia área de conocimiento. Las paradojas, ya se sabe, no llevan a nada bueno.
1 comentario:
Las paradojas no llevan, se dan. Y lo digo como apreciación propia no necesariamente compatible con otras.
Tengo una extraña sensación cuando le leo que me sucede a menudo aunque no siempre: me siento todo un personaje por el simple hecho de leerle.
No es desagradable, descuide. Al contrario, inspira.
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