Alguien (fue Carlos) aludió a Robert Burns. El caso es que Alfonso había estado hablndo de Gabriel y Galán y de Vicente Medina. Roberta sospechaba que su amigo logroñés deseaba volver a hablar de iberos tan fieros por el mejor procedimiento conocido, a saber, el de repetir el mantra esquinado de sus versos.
Pero como lo que Carlos había había realmente dicho era que cada vez le gustaba más el poeta escocés, Pedro pensó que se refería a Hugh MacDiarmid. Aclarado el entuerto, el mismo Pedro estropeó el primer verso de El embargo (“Señol jues, pasi usté más alanti”) con la introducción de algunas inflexiones tomadas del samoyedo y sólo para que Alfonso la tomara con El ama (“Yo aprendí en el hogar en qué se funda/la dicha más perfecta,...”) cuando todo el mundo esperaba con temor la costa africana y abandonada La Ñora (¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas /arroyás y pegás a la tierra;/pa ver los sarmientos rüines y mustios/y esnüas las cepas,/sin un grano d'uva,/ni tampoco siquiá sombra de ella..."). De hecho cuando Pepe no había llegado a la primera diéresis de La cansera, se oyó de alguien un lema perplejo “No es por no ir. Si hay que ir se va”, pero el que acabó yendo a buscar a Isabel fue el mismo Alfonso. Más tarde, en la calle, Ricardo convirtió a Javier el joven en otra persona, pero sólo para que César y puede ser que Paulino comenzarán a berrear Auld Lang Syne, ellos que no habían oído que antes Carlos quería hablar de Robert Burns. Pero si así lo hicieron, fue sin duda porque esas conversaciones de antes hay que recordarlas (no hablamos de las copas que se tomaron sin haberlas tenido que tomar), aunque a media canción se pasaron a la letra de Amazing Grace, lo que nos parece un caso claro de precesión newtoniana.
Sin embargo, Javier que aún no había aparecido en esta relación verdadera dijo que él sólo recitaría a Blas aquí, junto al río Ebro, ante cuya verdad, Pepe sólo pudo añadir “que esa esdrújula que oímos todos, ni es proparoxítona ni es azul”, con lo que Manuel, que antes había citado a Polnareff, le parafraseó como un galo legítimo “Ils sont fous, ces luddites”. Y todos, con la venia, se fueron a buscar una rima pour le vers solitaire.
Pero como lo que Carlos había había realmente dicho era que cada vez le gustaba más el poeta escocés, Pedro pensó que se refería a Hugh MacDiarmid. Aclarado el entuerto, el mismo Pedro estropeó el primer verso de El embargo (“Señol jues, pasi usté más alanti”) con la introducción de algunas inflexiones tomadas del samoyedo y sólo para que Alfonso la tomara con El ama (“Yo aprendí en el hogar en qué se funda/la dicha más perfecta,...”) cuando todo el mundo esperaba con temor la costa africana y abandonada La Ñora (¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas /arroyás y pegás a la tierra;/pa ver los sarmientos rüines y mustios/y esnüas las cepas,/sin un grano d'uva,/ni tampoco siquiá sombra de ella..."). De hecho cuando Pepe no había llegado a la primera diéresis de La cansera, se oyó de alguien un lema perplejo “No es por no ir. Si hay que ir se va”, pero el que acabó yendo a buscar a Isabel fue el mismo Alfonso. Más tarde, en la calle, Ricardo convirtió a Javier el joven en otra persona, pero sólo para que César y puede ser que Paulino comenzarán a berrear Auld Lang Syne, ellos que no habían oído que antes Carlos quería hablar de Robert Burns. Pero si así lo hicieron, fue sin duda porque esas conversaciones de antes hay que recordarlas (no hablamos de las copas que se tomaron sin haberlas tenido que tomar), aunque a media canción se pasaron a la letra de Amazing Grace, lo que nos parece un caso claro de precesión newtoniana.
Sin embargo, Javier que aún no había aparecido en esta relación verdadera dijo que él sólo recitaría a Blas aquí, junto al río Ebro, ante cuya verdad, Pepe sólo pudo añadir “que esa esdrújula que oímos todos, ni es proparoxítona ni es azul”, con lo que Manuel, que antes había citado a Polnareff, le parafraseó como un galo legítimo “Ils sont fous, ces luddites”. Y todos, con la venia, se fueron a buscar una rima pour le vers solitaire.
(Reales Octavas Jornadas de Poesía en Español, día 1: se formula el misterio Sacristán Shelley).
3 comentarios:
Amigos, supongo :-)
Madremíademivida, lo que yo daría por haber estado y verlo todo.
Sea como sea, tengo que conseguir hacer sonar a Polnareff (jesuifuuuuuuuuuuu) en la pagoda logroñesa.
Júrolo.
Excelente blog, un placer. Igual vengo a dar la lata si me dejan...
Beso.
M.
No fueron lapsus, Pedro, fueron coitus interruptus. Recuerda que en cualquier momento puedo llamar a tu puerta y entonar un Auld Lang Syne amenazante. Y un Love Me Please Love Me ululante. O un Chiclanera con gisante.
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