Arcadi Espada escribe hoy de la llamada Carta de Principis per a l’Actuació dels Mitjans de Comunicació de la CCRTV, imposible acrónimo que es de la Corporació Catalana de Ràdio y Televisió. Si parasitamos el blog del periodista catalán es porque la ocasión lo merece. Copia Espada unas palabras de dicho documento, cita que reproduzco: “Els mitjans de la Ccrtv seran especialment curosos a evitar ambigüitats quan transmetin informació sobre els actors individuals, col•lectius o institucionals que integren el nostre país, utilitzant una terminologia que remeti prioritàriament a l'espai català de comunicació. Així els termes país, llengua, nació, nacional, govern o parlament, sempre faran referència a Catalunya.” Espada no las traduce y no se traducirán aquí. Espada no las traduce “para evitar la cárcel". Nosotros, para que nadie piense que estamos hablando de otro referente, por más que tal cosa difícilmente sucedería y menos una vez que se ha alcanzado la última palabra de la frase, y así pasamos sin más al núcleo de nuestra discusión.
Sucede que el texto completo de los Principios y el sitio Web de la Corporació nos colocan en una difícil situación teórica, como pasamos a explicar al paciente lector.
Y es que, a la vista del pasaje reproducido por Espada, pensábamos adelantar que esas palabras fungían de símbolo coleridgeano, que eran una parte del todo que contenía a éste en su infinita totalidad. Pero según vamos leyendo el texto completo de los Principis, nos vemos más y más sorprendidos. Debemos retirar la hipótesis. Pero si volvemos al fragmento entecomillado, “Els mitjans de la Ccrtv seran especialment curosos a evitar ambigüitats quan transmetin informació sobre els actors individuals, col•lectius o institucionals que integren el nostre país, utilitzant una terminologia que remeti prioritàriament a l'espai català de comunicació. Així els termes país, llengua, nació, nacional, govern o parlament, sempre faran referència a Catalunya.”(1), éste nos parece otra vez infinito. De los conjuntos infinitos, sabemos que son biyectables con un subconjunto propio. No está tan clara la cosa para otras totalidades, pero en el caso del efable (effaçable) documento mitjanero debemos pensar que su infinitud es la del motor que satura todo un espacio, con todas las ocurrencias posibles y pensables.
Pero esto es algo así como la creatividad del tonto. Una ideología que corresponde a un algoritmo muy simple, pero muy eficaz a la hora de producir y llenar todos los puntos y todos los recintos de ese espacio escasodimensional y progresista que mana de la Generalitat de Catalunya. Cuestión de tiempo como en la evolución.
Ciertamente, en clave Chomsky se tratará de una rule-governed creativity más que de una rule-changing creativity (que tendrá su propio lugar, sin duda, pero esta es otra historia).
En código Borges, concluiremos que el infinito y siempre desordenado libro de arena contiene, no podía ser menos, la historia universal de la infamia.
(1) Bis repetita non placent, pero la cita ya disgustaba a la primera. La antonomasia es la figura retórica central del "vehicle que obre les empreses de la CCRTV al món". El mundo no sabemos si es el mundo por antonomasia. Como es sabido, Mauthner no admitía la antonomasia para el mundo, porque sólo hay uno. Pero la propuesta terminológica de la Corporación término-estética no es una antonomasia más que en apariencia. Es una convención impuesta. La antonomasia delata lo plural. Negar la antonomasia por su misma imposición es negar la pluralidad.
Sucede que el texto completo de los Principios y el sitio Web de la Corporació nos colocan en una difícil situación teórica, como pasamos a explicar al paciente lector.
Y es que, a la vista del pasaje reproducido por Espada, pensábamos adelantar que esas palabras fungían de símbolo coleridgeano, que eran una parte del todo que contenía a éste en su infinita totalidad. Pero según vamos leyendo el texto completo de los Principis, nos vemos más y más sorprendidos. Debemos retirar la hipótesis. Pero si volvemos al fragmento entecomillado, “Els mitjans de la Ccrtv seran especialment curosos a evitar ambigüitats quan transmetin informació sobre els actors individuals, col•lectius o institucionals que integren el nostre país, utilitzant una terminologia que remeti prioritàriament a l'espai català de comunicació. Així els termes país, llengua, nació, nacional, govern o parlament, sempre faran referència a Catalunya.”(1), éste nos parece otra vez infinito. De los conjuntos infinitos, sabemos que son biyectables con un subconjunto propio. No está tan clara la cosa para otras totalidades, pero en el caso del efable (effaçable) documento mitjanero debemos pensar que su infinitud es la del motor que satura todo un espacio, con todas las ocurrencias posibles y pensables.
Pero esto es algo así como la creatividad del tonto. Una ideología que corresponde a un algoritmo muy simple, pero muy eficaz a la hora de producir y llenar todos los puntos y todos los recintos de ese espacio escasodimensional y progresista que mana de la Generalitat de Catalunya. Cuestión de tiempo como en la evolución.
Ciertamente, en clave Chomsky se tratará de una rule-governed creativity más que de una rule-changing creativity (que tendrá su propio lugar, sin duda, pero esta es otra historia).
En código Borges, concluiremos que el infinito y siempre desordenado libro de arena contiene, no podía ser menos, la historia universal de la infamia.
(1) Bis repetita non placent, pero la cita ya disgustaba a la primera. La antonomasia es la figura retórica central del "vehicle que obre les empreses de la CCRTV al món". El mundo no sabemos si es el mundo por antonomasia. Como es sabido, Mauthner no admitía la antonomasia para el mundo, porque sólo hay uno. Pero la propuesta terminológica de la Corporación término-estética no es una antonomasia más que en apariencia. Es una convención impuesta. La antonomasia delata lo plural. Negar la antonomasia por su misma imposición es negar la pluralidad.
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