Imaginemos que las causas vinieran antes de los efectos in ordine cognoscendi. Entonces sí que seríamos sabios. Pero las causas vienen siempre después, y eso cuando vienen. ¿Qué causas elegimos si no sabemos de qué efecto hablamos? Así, conviene al filósofo hablar de la causa en singular. Una antigua y aún usada currificación.
2 comentarios:
No entiendo, no, no entiendo por qué hay una ausencia más que significativa de comentarios -o simples y cariñosas exaltaciones- en este Blog. No, no entiendo.
Qué quieres que le digamos al "maestro"? A mi de tanta efusión y de tan pesada que soy me puede acabar echando.
A mi este post (único, alucinante (exaltación)) me suena a que siempre la acabamos pagando. Y luego, ya se sabe, seguro que es porque habremos sido malos. Y toda la vida para corregir esta máxima tan puñetera.
Por cierto, el MetricalTanzai genial también. Ya quisiera tener yo uno!
Venga, anonymuos, y ahora ponte un nombre que yo pensaba que no eras mas que uno y resulta que mantenéis diálogos entre vosotros :-)
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