Fernando Trueba en El país a Juan Cruz:
1) Hay unos papeles incautados, pues no hay nada que discutir: ¡Se devuelven a sus legítimos dueños y punto!
2) He intentado no gastar tiempo con esto del Estatuto. Es otra especie de delirio de los medios de comunicación, que se convierten, algunos sin quererlo, en altavoces de la derecha. Lo único que puedo decir es que me gustaría ser catalán. Probablemente es Cataluña el lugar donde mejor se vive del mundo. Es una sociedad muy equilibrada, que tiene lo mejor del norte, lo mejor del sur y lo mejor del Mediterráneo, y creo que lo que el resto de España tiene que hacer es aprender de Cataluña.
3) ...he cumplido 51.
Hubo un tiempo en que no era difícil encontrar inteligencia en la izquierda sedicente; su lucha por un lugar en el presupuesto convertía el discurso sintácticamente aceptable en una necesidad ecológica. Si ahora la inteligencia sigue estando, es porque se disfraza convenientemente de imbecilidad: "qué sencillito es todo y que teoría más apotorrante la mía." O, sencillamente, los cerebros gallináceos son adaptativos.
1) Hay unos papeles incautados, pues no hay nada que discutir: ¡Se devuelven a sus legítimos dueños y punto!
2) He intentado no gastar tiempo con esto del Estatuto. Es otra especie de delirio de los medios de comunicación, que se convierten, algunos sin quererlo, en altavoces de la derecha. Lo único que puedo decir es que me gustaría ser catalán. Probablemente es Cataluña el lugar donde mejor se vive del mundo. Es una sociedad muy equilibrada, que tiene lo mejor del norte, lo mejor del sur y lo mejor del Mediterráneo, y creo que lo que el resto de España tiene que hacer es aprender de Cataluña.
3) ...he cumplido 51.
Hubo un tiempo en que no era difícil encontrar inteligencia en la izquierda sedicente; su lucha por un lugar en el presupuesto convertía el discurso sintácticamente aceptable en una necesidad ecológica. Si ahora la inteligencia sigue estando, es porque se disfraza convenientemente de imbecilidad: "qué sencillito es todo y que teoría más apotorrante la mía." O, sencillamente, los cerebros gallináceos son adaptativos.
Mientras, podremos sostener que equivocarse de causa es gratis, pues no nos equivocamos nunca. El artista de la moral insufla su virtud en el partido que él toca y condena a quien quiera, contundente y ru(f)ianesco.
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