Para algunos la vida es cerrar etapas, capítulos quizá necesarios pero engorrosos o incómodos, por decir lo menos. Se trataba de conseguir una vida tal que ninguna preocupación, salvo la elegida por un yo que se hubiera al fin elevado y depurado, rompiese el apolíneo discurrir de un día eterno.
Más tarde se podría descubrir que una vida sin lucha no es vida, pues de eso se trataba, de no luchar batallas engorrosas con enemigos pequeños como si uno estuviera por encima por la gracia especial de la primera persona del singular. Cuando, en realidad, lo que no se tenía era ni la altura ni la capacidad para las batallas grandes.
De Jorge Luis Pérez Montón, Memorias de un solitario frustrado, Vitoria-Gasteiz, Beri Beri Ediciones, 2003.
Más tarde se podría descubrir que una vida sin lucha no es vida, pues de eso se trataba, de no luchar batallas engorrosas con enemigos pequeños como si uno estuviera por encima por la gracia especial de la primera persona del singular. Cuando, en realidad, lo que no se tenía era ni la altura ni la capacidad para las batallas grandes.
De Jorge Luis Pérez Montón, Memorias de un solitario frustrado, Vitoria-Gasteiz, Beri Beri Ediciones, 2003.
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