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viernes, enero 19, 2007

Iluso

No el de la inteligencia frente o contra humanos, sino el iluso que cree haber solucionado un más o menos difícil (difícil para él) problema matemático y no lo ha hecho. Él nos permite el análisis de un contexto más sencillo o que no depende, en principio de las acciones de otros sujetos. Acuda el lector a una experiencia de instituto, recuerde esa ocasión en que creyó haber contestado bien en un examen o en el que un compañero ilusionado le contó como y cómo lo había hecho bien y él prefirió no sacarle de su engaño. Lo dijo un famoso historiador de las matemáticas; y hablaba de personas de notabílisimo talento ("même les savants se trompent"): "Pues siempre surgirá un Liouville/ y los errores brotarán del encerado".
Puede pensarse en que la inteligencia o su aplicación o la suerte han sido insuficientes, pero la calidad de iluso es casi ortogonal a la inteligencia. El iluso vive en un cuento de la lechera no orientado a lo crematístico. Sí quizá a un mundo o a una biografía futura suave como la crema de la leche y sonrosada. El iluso vive su modulación del egoísmo tranquilo, del egocentrismo preptolemaico y también prearistárquico. Al iluso le ha correspondido una providencia que cura las escrófulas sin la molesta sombra de la ambición. Esa es la principal ilusión. La bondad. El iluso es el que cree estar ahí cuando en realidad está ahí.

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