Pues ninguna le complacía se permitía fantasear sobre una hipotética elección. Las cuatro hermanas compartían una vocación secreta –sobre todo para ellas- seobre su presente y su futuro. Serían longevas pero siempre mostrarían los signos –sutiles, no evidentes, no primarios- de un cierto retraso, seamos grandilocuentes, histórico. Parecerían pertenecer a alguna década anterior y sus esfuerzos sólo servirían para acentuar ese tiempo de nadie entre ellas y el mundo. Cuatro hermanas que reproducirían algún esquema añejo con el encanto cierto y también con el reparo propio de esa salvedad cronológica: todo en ellas hablaba para quien quisiera escuchar de otra época, de una ciudad borrada por gentes y por avenidas que se habían transformado. O, mejor, todo lo intangible en ellas hablaba a gritos inaudibles de un pasado que no se había ido. Inaudibles o inauditos porque quizá era sólo para él para quien los inasibles signos proclamaban esa distancia insalvable, esa tentación –sexual, pero incómoda- de un mundo anterior, o posiblemente de una prosa anterior, de unas antiguas lecturas, de alguna identificación que le quedaba por asegurar.
2 comentarios:
mmmmm... Mujercitas? :-)
Mmmmmmmm... Todo es ficción, aun el deseo.
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