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domingo, julio 16, 2006

Los días del perro

La canícula nos aguarda como una constelación de fuentes agostadas pero que conserva el brillo de un espejismo. Las amenas madrugadas que Sirio, se supone, ha de presidir oculta. Acudimos a las bodas térmicas del secarral y del asfalto. Tenemos todo preparado para las furtivas noches, para el agobio infantil de los días.

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