Una cierta velocidad de crucero. Los cursos, como todo, se adaptan a su frecuencia natural. Los transitorios ceden. O somos nosotros los que cedemos. Además, los detalles se escapan, o se escaparían. O no podemos percibir ya, de puro y progrsivo cansancio, los fallos. O no nos importan.
Por ello, es ahora cuando podemos apreciar la verdadera esencia del asunto que nos traemos entre manos. Y es que las esencias tienen las dimensiones de las velocidades, y su magnitud se aprecia en la franja intermedia de la vida o de las instituciones. Sea dicho porque el final está previsto o pautado. Un ser para la velocidad media.
Por ello, es ahora cuando podemos apreciar la verdadera esencia del asunto que nos traemos entre manos. Y es que las esencias tienen las dimensiones de las velocidades, y su magnitud se aprecia en la franja intermedia de la vida o de las instituciones. Sea dicho porque el final está previsto o pautado. Un ser para la velocidad media.
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