El fútbol, metáfora de todo o todo metáfora del fútbol, declina hacia la decadencia, hacia el agotamiento artístico, a un fracaso de la racionalidad de la competición y del reglamento.
Pero eso es el precio que tiene que pagar si pretende seguir siendo nada, esto es, una imagen de absolutamente todo. Ahora predomina la sensación de fracaso, de declive o de caída. Pero es sólo un sesgo necesario para la saliencia momentánea de algunas de las metáforas. Un ritmo en el que todo acaba siendo el fútbol, sin excepciones, incluidos el baloncesto y la petanca.
De donde se sigue que, como el fútbol no es agotado por la cosmología ni por la física, no puede existir una teoría de todo.
Pero eso es el precio que tiene que pagar si pretende seguir siendo nada, esto es, una imagen de absolutamente todo. Ahora predomina la sensación de fracaso, de declive o de caída. Pero es sólo un sesgo necesario para la saliencia momentánea de algunas de las metáforas. Un ritmo en el que todo acaba siendo el fútbol, sin excepciones, incluidos el baloncesto y la petanca.
De donde se sigue que, como el fútbol no es agotado por la cosmología ni por la física, no puede existir una teoría de todo.
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