Vistas de página en total

miércoles, septiembre 03, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXVI

Pla. Aquí en este volumen breve como en general lo han de ser todos los de esta selección, nos las vemos con un catalán en Madrid. Érase una vez la prehistoria. Los breves escritos de este volumen tienen un poco más de cien años y no si sabemos si ha llovido mucho o poco, secularmente hablando.



cap a la part del Guadarrama

Hay un recurso objetivo en Pla, un modo de hacer, de escribir o de parar de escribir, que contrarresta los efectos negativos que la presencia de los tópicos habituales pueda tener. De costumbre, estos tienen efectos buenos y efectos malos. De los buenos, sabe sacar provecho el autor. Lo distintivo es que los malos no suelen producirse, o si se producen, lo hacen transformados en efectos benéficos, lo que no es un resultado ni lugar demasiado común. O sea, que Pla sabe lo que se hace hasta cuando va en piloto automático.

¿Y cual es este recurso sobrehumano sobre el que se basa tamaño alejamiento de la platitud que Pla protagoniza? Pues muy sencillo y para eso hay que saber: Fijarse en lo que no se fija nadie y hacer de ello oficio, virtud y manera.

Como yo me he fijado más bien en demasiadas cosas que no en escasas y a mayor abundamiento en las de siempre, no estoy en condiciones de aportar ejemplos que el sufrido lector hará bien en cosechar de a puñados en estas colaboraciones mesetarias y mediterraneasiológicas. Solo me detendré en la clase de Ortega (aquí evitaré lo del caserón de la calle San Bernardo como me correspondería mimética y bacherilmente), aunque en lugar de subrayar las céntricas lateralidades de las que Pla habla, si se trata de resultar mimético habrá que fijarse en lo que se parece que se fijó este, o en lo que nos cuenta.

Como no sabemos en qué se hubiera fijado otro cronista de esa lección posprandial con su fauna variada, no nos queda nada para destacar, tampoco quedamos nosotros, disueltos en la perspectiva oscura de un aula antigua, una atmósfera revenida, unos compañeros de graderío o de púpitre en sotana o con corbata y vaya a saber uno qué otras novedades indumentarias, mientras lo inaudito sale de la boca del maestro y se traslada como un suave ectoplasma a los oídos, a tal vez alguna boca abierta y no por el vergonzante bostezo.

martes, septiembre 02, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXV

En este libro de 1976, un entonces muy joven lingüista se muestra muy familiarizado con los principales nombres de la filosofía española de aquel entonces y plantea nítidamente una tarea por realizar en el título de su opúsculo que podría parafrasearse así: "si la lingüística es una ciencia, la historia de la lingüística debe realizarse justamente sobre tal hipótesis, esto es, debe ser la historia de una ciencia".


nitya > anitya


Ahora bien, como las ciencias son realidades históricas, pueden tener prehistoria y será importante la demarcación no solo entre lo que es ciencia y lo que no lo es, al modo sincrónico, sino también, al modo diacrónico, entre lo que es ciencia y lo que todavía no lo es, pero que damos por instrumental en su desarrollo, un desarrollo que creemos contemplar como una referencia indiscutible, escasamente afectada por las múltiples perspectivas desde la plataforma del presente como ya ingresado en el dominio de lo que sí es ciencia.

El autor estaba informado incluso acerca de cosas de las que no era tan fácil estar informado en los años mil novecientos setenta, pongamos por caso, la Teoría del cierre categorial de Gustavo Bueno, y mejor informado aun acerca de los territorios intersectantes de la lingüística, de la filología y de la teoría literaria. Lo que es mejor, y tan raro, el autor construye una argumentación en su obra.

He prestado atención a las exiguas páginas del librito varias veces a lo largo de los años, incluso diría que he manejado más de un ejemplar, aparte del que sigue rondando por mi casa y lo que más me toca de esta lectura veraniega, indolente y perezosa, es que me conecta con un yo lector con el que no dejo de dejar de identificarme, lo cual me hace pensar que ya soy antediluviano.

En cuanto a la demarcación sincrónica, aplica Abad Nebot las filosofías de Popper y de Gustavo Bueno. Diría que él mismo formula esto a modo de ensayo y encontramos el valor del intento justamente en la crítica que se le puede hacer. Así, por ejemplo, dudamos que Popper encontrase satisfactoria la conclusión de que con la lingüística de Chomsky acata la lingüística teórica el criterio de falsabilidad, básicamente porque el criterio de falsabilidad por sí solo sirve también, y muy bien, para cosas que no son teorías  científicas, por lo cual es preciso aplicarlo cuando se tiene ya una idea de los requisitos estructurales y semánticos de una teoría, y ello sin contar con que para un popperiano de pro, el recurso a oraciones más o menos desviadas de la norma sería algo metodológicamente dudoso y los ajustes en las gramáticas le parecerían poco menos que epiciclos.

Sería más certero el juicio basado en la teoría del cierre (para Abad Nebot y para el mismo Bueno, habría de apuntarse a Saussure), aunque habría que aclarar qué identidades sintéticas categoriales debemos al gramático suizo.

Cuando la demarcación se establece diacrónicamente, y esto coincide con el momento en que la dialéctica del autor funciona a un mayor régimen de revoluciones, sucede que en lugar de una disciplina, tenemos varias (o varias teorías, lo que es un problema para la teoría del cierre: ¿el cierre es de la ciencia, de cada teoría, de la física, de la mecánica newtoniana, de la termodinámica?¿Si es así, como operan los términos compartidos entre una región y otra de una ciencia?).

En la página 40, por ejemplo, se observa que "con la obra de Andrés Bello se cumple para la lingüística española su cierre categorial (en el término de Gustavo Bueno) como -por ejemplo- para la filología lo constituye Menéndez Pidal", tesis en la que parece pesar mucho la faceta institucional de una disciplina. En cualquier caso, no es difícil apreciar la cantidad de problemas que se plantean en lo aquí dicho, sobre todo porque no deja de ser bastante certero, o lo bastante certero desde el punto de vista histórico, pero no demasiado fino desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia.

En fin, al final del libro (lo leo como buen globero con la etapa de la Vuelta delante y los escapados acaban de cruzar Isaba), nos recuerda Abad Nebot que Propp en su morfología hace algo parecido a lo que hace Chomsky. Esta es quizá una observación reveladora, no por la evidente analogía, sino más bien, porque lo que pone de manifiesto es que una gramática concreta (o una morfología) por sí sola no puede ser nunca una ciencia. Habrá de concluirse que el principal problema al que se enfrenta el epistemólogo o gnoseólogo o bloguero, es demarcar qué parte de lo que hacen los lingüistas es o puede llegar a ser ciencia y no filosofía, no meras aureolas o, más esforzadamente y aunque no sea poco, seria descripción de una lengua.

lunes, septiembre 01, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXIV

Un biógrafo. Un biógrafo español que inventa un arte nuevo de escribir biografías escribe también sobre un personaje de ficción, o tal vez un mixto de individuos históricos y comprobables. En cualquier caso, lo hace con las ventajas de universalidad y mayor ciencia que la ficción acredita frente a la ciencia peregrina de la historia.



ensayar y ensayar

Cuando en 1940 publica Marañón su ensayo (o los tres en que se desenvuelve el trinitario y también mestizo conjunto del volumen de la fotografía), ya había dedicado tiempo y publicaciones al personaje, a su taxonomía, a sus determinaciones biológicas, al mito y los mitos generados en su torno. Así, el segundo ensayo, de un modo muy claro, se desarrolla como una de esas actividades revisionarias y un punto melancólicas que intentan no dejar ningún flanco descubierto, expurgando casuísticas dudosas o confundibles, curándose en salud en algún balneario retórico, recortando síntomas como las criaturas independientes del sujeto que son. Pueden figurarse en el texto marañoniano precisiones que debemos a otros autores (que don Juan no podía ser pobre, apud Torrrente, por ejemplo), por no mencionar la cercanía de la figura de Don Juan al adolescente desnortado de tanta literatura de Shakespeare a Radiguet, pasando por los inefables guionistas de Física o química y otros practicamente del Ars Combinatoria.

Si deja algún ángulo en desenfilada, tal cosa sucede precisamente por su fe en el método que ha creado, con su tributo a un determinismo biológico, eso que llama psicohistoria, propio de un internista de la época, pero poco importa porque Marañón no excluye nunca, navegando a favor de un profundo conocimiento histórico, otras circunstancias, otros órdenes de las cosas, que construyen o afectan a la vida de los hombres. Es como si advirtiera prudentemente: "He creado un remedo de ciencia, pero esta llega hasta donde llega".

Otra cuestión es que de manera muy natural todas sus argumentaciones extra psicohistoriam se hallen próximas a lo que vamos a llamar en clara falta de diligencia espíritu de su tiempo.

O de sus tiempos en plural, porque se podría sospechar que en el prólogo y en las páginas sucesivas, a un Marañón de cincuenta y pocos años quiere alcanzarle, sin lograrlo, alguna dosis de acedía, un quiebro en la voz en los apartes mundanos de su ensayística, que no podemos achacar únicamente a la edad madura, sobre todo si aquel aparece firmado en París en enero de 1940.

domingo, agosto 31, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXIII

El orden alfabético, una torre de armónicos inesperados aunque tendentes a la inaudibilidad. Hoy tenemos este diccionario filosófico de juguete, lectura ligera y vamos a postular un modo en que nos resulte reveladora, no sabemos de qué pero de algo.



saxo cere comminuit brum (1)

De las 83 entradas que, si he contado bien, presenta su autor, del que algún lector esperaría acaso ingenuamente una mayoría dedicadas a la filosofía, hay bastantes dedicadas a la matemática y también bastantes a la gramática y al lenguaje. Naturalmente, se dirá con razón que no pocas de las entradas no directamente filosóficas, lo son oblícuamente y hasta, por paradoja y posiblemente, más filosóficas que algunas de las otras. Es más, se observará que no esde extrañar que Quine hable de números y  de lenguas siendo la clase de filósofo que es.

Pero lo que me interesa destacar es que las preocupaciones gramaticales de Quine, pongamos por caso, no propenden a la filosofía por el hecho de que este sea filósofo; más bien, diría que la filosofía de Quine es la que es porque entre sus intereses  principales están los que se muestran en las entradas no filosóficas de su pequeño diccionario de bolsillo. De modo más general, este filósofo nos da la clave de su filosofía cuando nos habla de fonemas, de la pronunciación del latín o de la extravagancia, asuntos a los que dedica sendas entradas y que aquí son citados como meros ejemplos, no por su especial representatividad.

Y no será que esos intereses ajenos al departamento de filosofía sean unos intereses afilosóficos de los que se pueda sacar algún partido más o menos retórico o ilustrativo. Más bien, habrá que avisar de que esos intereses no se reducen a un círculo estrechamente personal, como de hobby o afición poco molesta. Lo que sucederá más bien es que en los dominios discutidos por Quine se estarían ejercitando las ideas a las que dedica mayor, ni no exclusiva, atención en sus obras filosóficas.

La primera entrada es "Alfabeto" en una suerte, según se nos antoja, de autoreferencia a la ordenación de la obra, y la reflexión de su autor se cierra con un juego famoso con el orden del discurso (atribuido a Ennio, pero la cosa les parece más clara a Peter Geach y a Quine que a los filólogos en general), otro orden que se puede romper, que para eso se ordenan las cosas, para luego poder desordenarlas.


(1) Así en los Spuria? de Ennius recién consultados en https://www.loebclassics.com/view/ennius-fragments_not_assigned_any_work_spurious_fragments/1935/pb_LCL294.447.xml.

Igualmente en Servio y en Donato como ejemplo de tmesis. Curiosamente, escribe Quine (p. 3) "Saxo cere-comminuit-brum", quizá como queriendo recomponer al modo del algebrista los miembros dispersos que ha encontrado.

sábado, agosto 30, 2025

Lecturas veraniegas XXXII

Cuando se escribe poco sucede que muchas ventajas de la escritura se consiguen con la sola lectura. Si tres mujeres han de escribir sendas y cuidadas cartas en la estela de una confesión un tanto obsesiva o de una indebida expiación, también entones un azar a medias cinegético hace que al doblemente ficticio Sr. Misugi le baste con remitir dichas cartas a un escritor al que identifica justamente por identificarse a sí mismo, convertido en los ordenes paralelos de un poema impertinente y de su propia vida sin espejo en un sísifo armado y al fin y para siempre pesaroso: de te fabula narratur entiende el hombre.



最初の欺瞞

と死の欺瞞の間

戦争と死


Pero supongamos que el cazador recibe tres cartas de las tres personas que le son tan próximas, pero no reconoce en su memoria ninguno de los hechos, que no puede creer en el amor clandestino y el adulterio continuado de que hablan las cartas, que son cartas de despedida y por tanto irrefutables, que aunque solo destinadas a él no dejan en su conspiración alternativa alguna a su irreformable biografía.

O supongamos que Inoue envía, al tiempo que nos habla del señor Miura en su historia 闘牛, que ya saben lo que quiere decir, las tres cartas que acaba de escribir a la revista El compañero del cazador, revista de la Sociedad de Cazadores del Japón, y que uno de sus lectores, adúltero y obsesivo, escribe un poema en que retrata el encuentro con un escritor vagabundo durante una solitaria partida de caza, ciertamente mayor.

O, en fin, admitamos, que tres mujeres cercanas a un escritor se confabulan para acabar con él y contratan a un cazador para ponerlo en peligro o en evidencia.

O que los lectores piensan que si un conocido escritor da una forma precisa a su escrito, que es epistolar y se inscribe en un marco o coartada narrativa (instrumental, pero que se quiere cargada de significado), lo hace solo después de no encontrar ni sobres ni sellos ni papel dignos para hacer llegar a su esposa o a su amante las cartas que ellas debieran haberle remitido, lo hace solo después de haberlas escrito él mismo como si una carta fuese un espejo, y lo hace solo tras verse a sí mismo reducido a una cierta impotencia literaria y con la triste intención de que su cuaderno llegue pronto al escritorio de su editor .


viernes, agosto 29, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXI

Leemos  a Cíntora muy de paso al sorprender su libro en alguna estantería al fondo del pasillo. Parece ser que la racionalidad no tiene dónde sostenerse. Cita a Sexto Empírico: si no queremos que nos llamen dogmáticos, esto es, si no adoptamos previamente unas tesis que no se discuten, o incurrimos en circularidad o en regreso al infinito.





Κάμιλλος Σέξτος Ἐμπειρικός

Sin embargo, tal planteamiento oculta la hipótesis de que la racionalidad tiene que sostenerse en un absoluto que la envuelve. Queda claro que esa racionalidad es ya una hipóstasis. Se da además una curiosa retórica por la cual la racionalidad vendría a ser para algunos como un objeto de la intuición sensible: Vemos la racionalidad enterita en una conducta concreta, por ejemplo. La vemos y no hay por qué ir más allá. Es evidente. Pero si nos queda claro que esa conducta es racional, es porque la hemos explicado más allá de ella misma -hemos hablado de fines, quizá-, pero el ser racional de la conducta no exige la prolongación de la demostración de la racionalidad de esos fines. La racionalidad es inmanente a un círculo de operaciones que, además de los fines del sujeto, dibujan los suyos propios: sus resultados son un fin que nos asegura su ser racional.

Me levanto de siesta tan poblada de fantasmagorías y me llego al bar a buena hora. Una tríada algo desesperada me invita a completar el grupo de la partida, a lo que manifiesto mi preocupación por la posición de Cíntora, que les señalo me traía ya de casa. Se produce un amago de tumulto que se serena asintóticamente hacia un inquietante equilibrio de opiniones contradictorias.

La partida se desarrolla al principio de un modo funcionarial. Los jugadores bajo la severa vigilancia de algún espectador umarell (estas cosas las trae Bolonia) no nos alejamos de una inexpresividad muy lograda. Tras un dos a cero, parece acercarse el empate y se diría que planea la sombra de la  zaragozana sobre el rincón que ocupa nuestra mesa. Hay uno que advierte: "es mejor dejar ganar al principio. Luego es más fácil". Yo pensaba que se trataba solo de que las remontadas son siempre especialmente memorables.

El caso es que el mus es un juego que, como otros, ha capado el infinito potencial de cada partida, pero el de la serie de partidas que pueden jugar cuatro jugadores solo lo refrena la muerte de uno de ellos. Perdido en estas consideraciones, sigo atendiendo al círculo de voces que giran en torno al tapete, aguardando tal vez un terminante: hor dago.




jueves, agosto 28, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXX

Los filósofos no están libres de la estupidez ni de la locura. Tampoco sus filosofías. O las estupidceces y las locuras de aquellas no son necesariamente ajenas a sus filosofías. No podemos excluir que se hallen a su origen, crezcan con ellas o sean su resultado.



Μωρίας Ἐγκώμιον 


¿Hay un género de estupideces particularmente filosófico, perdón, propio de los filósofos? ¿Y un género de locuras o de insensateces? Manifestaré mi ignorancia y confesaré mi pereza si se trata de abordar el asunto. 

Solo relataré que ayer fui testigo de una conversación sobre ser diferente. Todos coincidían en las paradojas -por ser suave en la taxonomía- a que nos lleva lo diferente y el predicarlo a diestro y siniestro. Alguien apuntó que no es lo mismo la diferencia dado un parametro, y habló de números naturales diferentes, y la diferencia en general, máxime cuando se predica de un individuo que es diferente (se supone que respecto a un grupo dado o imaginado). El lector seguramente apreciará lo correcto y lo trivial de la advertencia.

Quizá menos trivialmente, alguien añadió que tratamos el verbo ser como si ya contuviera su propio parámetro, y así con ser se es siempre del mismo modo. Me percaté entonces de que estaba rodeado de filósofos y, como las reflexiones ofrecidas en los dos primeros párrafos ya las venía yo rumiando, me dio por pensar si estos filósofos y y estas filósofas ocasionales de la amena reunión veraniega se encontrarían a salvo de locura y estupidez. 

No será difícil recordar aquí una famosa tesis acerca de la consistencia lógica que afecta a los locos y también alguna otra que hay por ahí sobre la no menor capacidad deductiva de los estúpidos, pero tal consideración nos lleva a preguntarnos qué es lo que han perdido unos y otros, lo que habría de responderse mediante enumeración detallada, al modo constructivista, podría decirse, y aquí no hay tiempo ni ganas para tal cosa.

La conclusión desoladora es que, al amor de la diferencia y de su propio fuego, los estúpidos y los locos lo son cada uno a su manera, pero que solo es posible una manera de ser cuerdo y sensato tesis que enunciamos con la salvedad de que nos hallemos ante un conjunto sin elementos. En efecto, conclusión tan desoladora como inaceptable, debe ocultar un fallo en su génesis,  un fallo que no podemos identificar y que no sabemos si causado por alguna demencia imponderable  o por la inagotable estulticia.

miércoles, agosto 27, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXIX

Compré el libro que ustedes ven el día 2 de abril de 1997. Hacía COU y al día siguiente cumplía los 17 años que solían cumplirse durante los promisorios meses de dicho curso. Seguramente, pero no del todo, lo compré en la librería Pablo Neruda de Logroño.


es kommt aber darauf an, sie zu interpretieren 

En aquellos tiempos de fuentes más restrictas era más difícil deshacer entuertos como el que me procuraba la coincidencia onomástica entre el Luis Martín Santos  de este título y el más famoso novelista y psiquiatra Luis Martín-Santos, muerto en 1964, autor de Tiempo de silencio (y de obras que interesaban el territorio filosófico para mayor entuerto), lectura que ese año o el anterior habíamos completado, se supone, varios compañeros de clase, hay que decir que impulsados por la inteligente política al respecto de nuestra profesora Luisa Iravedra.
El caso es que si algo nos llamaba la atención, fácilmente sería el marxismo, un artefacto atractivo en el escenario de las adolescencias franquistas y la ignorancia perenne que les era propia.
De todas maneras, además del precio, lo más efectivo del título era lo de “epistemología”, vocablo al que el autor adscribe dos significados tradicionales, solo para proponer, construir y defender un tercero con una herramienta mediadora que se define sobre la plataforma heredada de la fenomenología.
Para Luis Martín Santos, materialismo dialéctico y ciencia o ciencias son relativamente independientes y regidos o inscritos en el materialismo histórico, que es algo así como el super saber de los saberes.
En un capítulo dedicado a las matemáticas, capítulo quizá lateral dentro del conjunto, puede verse la actitud general, el estilo de razonamiento del autor: las etiquetas habituales en filosofía de las matemáticas, y también digamos las descripciones de aquellas, designarían inevitablemente posiciones históricas periclitadas, ajenas a cualquier filosofía beligerante contra la, ay, filosofía burguesa, incapaces de impregnar sin ser reaccionarias las filosofías contrarias. En el mejor de los casos, algo próximo al vertedero del libro de historia de la filosofía.
Por otro lado el tema del sujeto se ha de reforzar en la época del estructuralismo, el cual es vetado porque para él, no hay sujeto -dicho por sinécdoque: solo para la epistemológica foucaultiana- y parece que el marxismo precisa que haya sujeto, pero el sujeto, incluido el de la fenomenología, es siempre algo misterioso al que se imponen unas condiciones históricas, lo cual es justo si no es arbitrario. Y  si se evita sobre todo  cualquier mística del sujeto.
Así, la mediación como operación que se inscribiría en un contexto fenomenológico lleva a que la epistemología sea la base y el centro de todo el edificio de la filosofía que se propone.
El descubrimiento o la propuesta de Luis Martín Santos tiene en cierto sentido menos y en cierto sentido más potencia de la que se le supondría. No se trata de que la filosofía marxista haya de completar el hueco o el nicho “teoría del conocimiento”.
Se trata de que es imposible no redefinir el conjunto y en él la epistemología es la clave porque, incluso cuando se preserve nominalmente la primacía del materialismo histórico y el materialismo dialéctico, estos quedan particularmente indefinidos o en cualquier caso son alterados por la idea de Martín Santos, propuesta que habría estado llamada a reformular, por mera consistencia y completitud y no sabemos con qué acierto, toda la filosofía marxista.

martes, agosto 26, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXVIII

Balzac en muy breve (y cuanto más breve, más filósofo) y para los que nos creíamos avisados y avispados, no ya Bataille con su ZZ Top, sino desde luego Roland Barthes y su S/Z con las divinas palabras del estructuralismo, sus secuelas y sus secuaces.


Et le sujet du roman?

Y con los signos tipográficos inesperados, con su promesa de ciencia y misterio, mistagogos reunidos y sus latines un poco acme.

En Balzac, el resumen del argumento no hace, y aquí menos, justicia a las capas que acumula la narración. No sabemos qué importa. No la historia romana, no el modo en que las figuras se introducen, no los ecos o las sombras románticas. En Barthes, las pertinentes consideraciones y las ideas seguramente fructíferas se disfrazan a la espera de un Luis Felipe de lo chic y un es no es, con aires simultáneos de dos caballos y tiburón. 

Pero esto último es un recuerdo de lecturas antiguas y ya descontadas. Sarrasine ya no es lectura antigua porque lo que se le ha descontado es el tiempo, un extraño artilugio que, por cierto, engrana mal con la empresa estructuralista, pero esto debe de ser otra historia. Una divagación a la que habrá que volver, dentro de un tiempo si lo hay. Y ¡ay! lo que hay se lleva también muy mal con el estructuralismo y con sus disparatados hijos e hijastros.

lunes, agosto 25, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXVII

En la foto 1 algunos libros de divulgación sobre mecánica cuántica, de un par de ellos tal vez con más justicia habría de destacarse su carácter ensayístico.



⟨ 1 |   

En la foto 2 libros que se aproximan un poquito a una tenue y venial exigencia: más matemáticas y ejercicios que el voluntarioso lector habrá de solucionar, o no. Hay más libros de ambas categorías, o de las tres categorías, que el lector puede recordar. Se nos disculpará una nómina más representativa o más extensa. Para muestra vale un botón, esa indiscernible pluralidad de desviación típica igual a cero. Obsérvese incluso que hemos dejado lugar para el tebeo (¿o será te veo?).



| 2 ⟩

Lo que nos llama la atención es que incluso los rudimentos de la disciplina de la mecánica cuántica, o los primeros pasos introductorios a los que ha de invitarse al sufrido lector, aparecen en cada uno de estos libros de manera ciertamente divergente: el autor o el libro mismo ha operado de tal modo sobre el campo disciplinar que el resultado varía de un caso a otro de modo aleatorio o quién sabe si según los más o menos ocultos objetivos de cada escritor.

La consecuencia, al menos para el lector profano, es que este asunto se antoja como especialmente intangible, como si reservase celoso su propio ser o como si no lo tuviera. Es cierto que tal situación es propia de cualquier ciencia o materia de la que tratemos pero tenderíamos a pensar que las diversas variantes didácticas o divulgativas que atañen a otros saberes se mueven más cerca las unas de las otras y así circunscriben el terreno más en corto.

También es posible, de todos modos, que lo dicho sea propio de todo conocimiento organizado visto desde la humilde perspectiva del observador ajeno y hasta del que no lo es tanto, a saber, que de cada tratado nos llegue solo uno de sus peculiares destilados, algo que parecería alejarnos más que acercarnos a un supuesto sancta sanctorum unívoco y a su manera abarcable para el infrecuente esforzado.

O tampoco, y sea el caso que el conocimiento objetivo ni está ni se le espera, que no es sino una armazón oscura, materia prácticamente inasible que adquiére las engañosas formas que el lenguaje de los gratuitos divulgadores, y antes el de los más gratuitos científicos, le concede. Algo así como, valga el oxímoron, un conocimiento gnoseológico general.

domingo, agosto 24, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXVI

El libro propio

El libro propio aparece en el día de San Bartolomé como aquel anuncio de las postrimerías que fue. Quien cuenta pocos libros en su ejecutoria celebra como raro e indescifrable hito biográfico la epifanía de los no tan codiciados remanentes que se acogen al sueño de las estanterías, de la cajas, de lo trasteros, de los cajones secretos con olor a material de oficina antiguo.




Nemo est tam stultus


Y allí están, impávidos e impasibles, estoicos, pues en ellos quedaron depositadas las correspondientes virtudes de las que, fuera de ese cajón, ya nunca se ofreció nada siquiera para hacer frente a una contingencia menor.

No leeremos el libro propio, pues al caer de tales lecturas se verifica un bien conocido trámite de carácter pendular, con algunas inflexiones maníaco-depresivas que no hacen bien alguno ni a los residentes ni a las visitas. Por otro lado, la vida acaba siendo maestra de todos nosotros, incluso de los más refractarios e indolentes. Así, convendremos, para en la dicción no separarnos demasiado de los clásicos, en que qué chorra más da.

Y, dicho sea de paso, anótese que la tirada, que tanto honor ha hecho durante décadas a su nombre, fue nuestra vecina, no siempre suficientemente dilapidada en la alegre ocasión de una mudanza o una catástrofe doméstica. Ahí quedan los escuálidos tomos para probarlo.

Resumamos la crónica en que, incapaces de detectar revolución cósmica alguna, los días siguieron a su paso cojitranco y nos fueron aportando las conocidas fronteras, los muros invisibles, favorecieron la conocida tendencia retráctil que, simétrica, hacia de sujetos y objetos un concierto de acordeones.

También es cierto que la grandeza del universo da lugar a extraños episodios en que alguien se acuerda de lo que hemos olvidado y nos da una palmada en la espalda como si hubiera pasado algo, en lugar de más bien nada.

Y entonces conviene no engañarse porque la nada nadea y siempre hay algo que duele.

sábado, agosto 23, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXV

De visita, de sobremesa, en casa ajena me encuentro con lo que ustedes ven y me da por pensar, pero ya saben que no sé. En este arrabal de agosto, recaigo en los otros libros de Farías y decido echar un vistazo.


tous les bureaux dans le monde 

Junto al libro breve, junto al tomo exiguo, caben también las lecturas de matute, unas páginas mientras el grupo conversa. En este caso, tan distinto suena el francés al español que vagamente se recuerda.

Esto nos hace pensar en la voz que imaginamos cuando leemos callados. Así, San Ambrosio quizá solo pretendiese alcanzar o que le alcanzasen otras voces, pero siempre tan aleatorias y tan inevitables, como un orador que se escapa de la cuarta dimensión y aparece en la noche a la altura de nuestras esperanzas.

De modo parejo, quizá toda lectura sea nocturna. Sin ir más lejos, he recorrido algunas páginas de este Farías francés que se me hace extraño y aún más cuando recuerdo un comentario sobre Vallejo en La metafísica del arrabal. Como siempre, estaba leyendo con buena luz, ed è súbito sera.

viernes, agosto 22, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXIV

En mi niñez Stock de coque no quería decir nada, era un nombre propio. Designaba, en consecuencia, una totalidad indiscutible, marmórea, granítica y de noche pizarrosa. Igual me hubiera sonado el Kohle an Bord de la foto o, pongamos por caso, Ikatz stocka, por poner una lengua donde no se hablase en el título demasiado falsa y analíticamente de los tiburones del Mar Rojo y, ya inmersos, de las Islas Brothers, como sucede en la mayoría de las traducciones.



Kehren Schulze und Schultze wieder zu dir?

En este álbum de 1958 son, al final, los americanos quienes ponen orden dos años después de la crisis de Suez. Esta aparición de los americanos como nuevos hegemones (tan agotados ya los británicos de Tintín en el país del oro negro) no ahoga, sin embargo, el motor de la historia, un motor balzaquiano, como es fama y según proceso bien estudiado por los eruditos, el de las reapariciones de antiguos personajes, recurso eficazmente secundado por otro mecanismo aún más potente, el de no cerrar definitivamente las cuentas, que ya las dejará abiertas la muerte del autor y un millón de tazas de café negro como la antracita.

En cuanto a la intervención del héroe, su intervención irreversible en la historia, su ruptura de la pequeña catástrofe burguesa, tal cosa se argumenta mediante una estupenda retórica, la de refugiarse en el ojo del huracán, lo que se comprueba en la versión alemana que he encontrado por casa, en un diálogo propio de un curso de idiomas: -Wohin? Nach Khemed, zum Beispiel! -Prima! Khemed! Sehr gut!, intercambio que algún escoliasta catalogará como otra referencia a Patmos (Wo aber Gefahr ist, wächst / Das Rettende auch...) después de la registrada en El tesoro de Rackham el Rojo.

De todas maneras, quizá Hölderlin estuviera pensando justamente en esta aventura de Tintín. De otro modo formulado, si no buscasen algunos el peligro porque solo el peligro paga, no habría historia, no habría héroe, qué sería de los lectores y de la revelación final de los tiempos, página 62 como siempre, a saber que todo acaba en una comedia incluso más atroz, más caótica, más juvenilmente intranquilos los mayores, que el escándalo de los días alterados, de las afueras de Occidente como un entremés triste donde una escondida armonía que algún guionista ocioso postuló, devuelve a los viejos, pacientes y tiránicos emires a su tienda, a su percha, a los traficantes de armas de toda la vida. 

jueves, agosto 21, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXIII


Paradojas, parábolas y apólogos

florecían lozanos de tu boca; 

no silogismos, no pedruscos lógicos 

al cuello de la mente cual collar.


Unamuno. El difícil Unamuno poeta, doblemente Unamuno por lo Unamuno y menos que menos leído, cada vez menos, si alguna vez algo. En este verano de lecturas tenues, no corresponderá leer y volver sino al afilado volumen que preparó Valverde y allí nos encontramos el verso crístico del rector y los palancazos isosilábicos del vasco, verdades trabajadas a hachazos y cabezonadas repetidas como rimas en reconsonante.

Lo tengo emparedado entre un libro de los más estilizados de Puente Ojea (quien discutiendo el lado pajaritológico que Jesús tenía del Cristo, no sé si se daba cuenta de cuánta razón le daba a Unamuno) y el magro opúsculo del amigo Feuerbach (quien  combatía las hipérboles luteranas, que son como el envés bárbaro de las paradojas congestivas del Rosario de sonetos líricos, sin darse cuenta de que el hombre hizo a Dios a semejanza de Unamuno).

Este por su parte (ya lo dijo Navarro Tomás) remezcló la estrofa alcaica de todas las maneras menos una y voceó su sampling wordsworthiano con prosodia tronera como un chimbero desde la Plaza Nueva, tan cuádruplemente cuadrada como uno de los Cristos de Dalí. Y, en fin, en este día frío y húmedo del agosto serrano, las endrinas aún duras como piedras, los arces de Montpellier y los espinos albares (mientras los prados reclaman esdrújulos asfódelos y esperan a los cólquicos),  nos repiten la atemporal pregunta: ¿Por qué existe Unamuno y no más bien nada?

miércoles, agosto 20, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXII

Al libro desconocido

No se engañe el lector por la foto. No voy a hablar de Teofrasto en divinos sintagmas. Voy a hablar del libro desconocido. Está libro que llamamos olvidado pero que no hemos olvidado si hablamos de él. Así, de Luciano Rincón, nada menos que Cartas cruzadas ente Paul Éluad y Teofrasto Bombasto de Hehenheim llamado Paracelso (con páginas del diario de Robinsón leídas por Scherezade en las difícil tertulia del Califa), que recuerdo quizá vagamente, pero no tengo demasiada idea de la esquina en que mi ejemplar se esconde. No lo he olvidado: paradójicamente no pudo aventurar juicios téticos sobre él, pero tampoco categoriales.



κάποια πράγματα είναι γνωστά επειδή είναι άγνωστα


¿Cómo olvidado?¿Si lo recordamos? Después, el libro que sí que hemos olvidado puede habernos dejado alguna impronta, su verbo podrá salir de nuestros labios sin que lo sepamos.

¿Y si no queda nada? El olvido absoluto, ¿lo puede haber? ¿Puede ser el no haber sido? De lo que decimos habernos olvidado, no no hemos olvidado del todo, no lo hemos conseguido.

Pero aquel primer Teofrasto quizá se preguntase también sobre las inconsecuencias del recuerdo y del malogrado olvido, quizá encontrase algún argumento para quebrar el lomo de los académicos reluctantes, soltarle una fresca a su amigo de Estagiria, declarar, por ejemplo, que la idea del olvido no puede recordarse y, lo que es más, hemos de olvidarnos de nuestro olvido y de este segundo olvido, olvidarnos en un tercer olvido.

Pero el libro desconocido cayó en un campo de batalla donde las estanterías se baten a escarpiazos y se descerrajan los frágiles tomos, y todas las letras se dispersaron en una retirada infernal hacia sus tinteros de invierno. Sus despojos yacerán en arruinado gabinete, vencido el abrecartas. El libro olvidado dejará atrás su aparato de citas, reolvidadas, lo que otra vez suena a Teofrasto. El lector abandonará la fiesta sin saber que aquella fue la nunca bien ponderada última curda.

martes, agosto 19, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXI

Este libro de 1984 recoge cinco relatos sin demasiada violencia calificables de juveniles, anteriores a su primera novela y, en buena y lógica y redundante consecuencia, a todas ellas. Pynchon escribe un prólogo notable que nos ayuda, o ayudaba al lector de hace cuarenta años a entender la grippe espagnole (para la inteligencia de esto último léase dicho prólogo) de la época, los 1950 de Truman y Eisenhower.




to increase both, or to decrease both


Yo solo voy a a hablar de “Entropy”, publicado en 1960, escrito algo antes, el relato emblemático de todo Pynchon, esa magnitud (esencia sin medida que decía otro taxista) con la que tanto nos hemos columpiado (“pero el desorden es mayor / en el indispuesto mobiliario”, que decía un poeta microscópico de la antología) para diversión de ese ramal del paleoceno que atendía al cerril apelativo de "postmodernismo".

Entre otras cosas, Pynchon es un maestro de las citas, los ecos, las menciones. Contemplo mis vergonzantes atentados en los márgenes, siempre en exceso generosos del claudicante volumen, entre los explícitos Henry Adams, Gibbs, Faulkner, Barnes, la música, muchos otros, palabrotas en un húngaro un tanto perjudicado y sin código corrector de sol sostenido a mi menor, Dante (“in the sad dying fall of middle age”), un conocido arranque ("Downstairs, Meatball Mulligan lease-breaking party…”), o el Conrad recreativo del prólogo again (“So to my shipmate, as senior member of the patrol, fell the obligation to pass the time telling sea stories”).

La contraposición entre una fiesta desmadrada y el intento imposible de mantenerse en un santuario a salvo de la decadencia, nos descubre la paradoja del desorden pintoresco como panorama muy gratificante para el observador (porque este no está a la escala de los microestados de lo descrito) y la fría espada del equilibrio final que nos amenaza, salvo si somos lectores o termodinámicos a la violeta.

Podemos pensar desde luego que desde la muerte térmica ya no se puede contar nada, pero lo más grave es que todo lector sufre un calentamiento que incrementa su desorden (“las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio”). Como se sabe, lo costoso en estas condiciones es el borrado, como variedad bien milimetrada del olvido.

Porque aquí tenemos otra paradoja suprema, conocer solo es posible pagando con la moneda del olvido.

lunes, agosto 18, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XX

Camino cuesta arriba, algo tarde ya, y no me cruzo con nadie ¿Qué hay de quienes acostumbran a madrugar y que deberían estar ya de vuelta? Debe de ser un día raro, pero el caso es que llegó al punto donde una curva convexa del camino cruza un cortafuego a medio ladera  -un banco de piedra y madera marca su vértice-, cortafuego que mucho más abajo desemboca en el pueblo, que se me figura en el valle tal un abanico de magnitud geológica e incontrolable alabeo.


Extending the Blessings of Civilization


Estoy en un centro, un centro de algo es de imaginar, y me siento en el banco de piedra y madera ya algo estropeada. Voy a sacar un plátano, pero en la mochila descubro tres libritos que debí poner allí no sé cuándo, antes del plátano y la botellica de agua. El chocolate no se ha derretido. No se me ocurre qué preocupación o qué precaución me llevó a guardarlos allí quizá en vísperas de un viaje en autobús o de una excursión del fin de semana. El caso es que por la mañana no vi que dejaba el plátano y las nueces juntos a tres livianos volúmenes que no voy a leer, que quizá leí o medio leí, pero, en fin, sentado en el banco selecciono a medio plátano el título más ligero y lo leo un poco. A los dos minutos veo que baja un caminante a buen paso, cumplida casi la jornada de agosto. Vuelvo a las hipótesis. Tal vez en rara superstición acompañé el libro de M. con el de dos llamemos críticos, uno más o menos coetáneo y otro mucho más joven. Faltaría un crítico más viejo y a medias profético. Suárez, der ist der Mann, demasiado para el macuto concluyo y acabo el plátano desayunero, allí en ese centro: quien domina el banco, domina el cortafuego y quien domina el cortafuego, domina el pueblo, secuencia pareja a otra famosa de muchos padres putativos, pero recaigo en M. (la memoria es así, señoras):

Por eso, la pregunta acerca del ente como tal en la totalidad, la pregunta por la pregunta del ser, es una de las condiciones básicas esenciales para un despertar del espíritu y, con ello, para un mundo original de existencia histórica y, con ello, para una dominación del peligro del oscurecimiento del mundo y, con ello, para una asunción de la misión histórica de nuestro pueblo como centro de Occidente. (1)

Así que los librillos a media ladera han encontrado el lugar propio para su baile de máscaras, pero si alguien es capaz de cifrar lo que está más allá de la especie, de los géneros, más allá de donde me estoy desayunando incluso, en una bagatela, ¿cómo fiarnos de él? Si un dios puede ser un perro, ahora resulta que el ser es anejo a lo que me resulte más conveniente siempre que tengamos asegurada la retirada. Kehren die drei kleinen Schweinchen wieder zu dir? El paseante, que hace un momento ha sobrepasado el banco se detiene y veo como vuelve sobre sus pasos y sin presentarse, pregunta: ¿No nos están dando sino una versión algo más analfabeta de esas respuestas tan profundas como un charco, pero de la misma ralea, quienes nos hablan de su identidad, de su otra identidad, de esa revelación apocalíptica -valga el retruque- que les ha llevado a su política de guardarropía?

(1) Para el improbabilísimo censor: "Daher ist das Fragen nach dem Seienden als solchem im Ganzen, das Fragen der Seinsfrage, eine der wesentlichen Grundbedingungen für eine Erweckung des Geistes und darnit für eine ursprüngliche Welt geschichtlichen Daseins und damit für eine Bändigung der Gefahr der Weltverdüsterung und damit für ein Übernehmen der geschichtlichen Sendung unseres Volkes der abendländischen Mitte." página 38 de Einführung in die Metaphysik, que en 1953 publicó la  editorial Max Niemeyer, fragmento que el joven antedicho cita en su librito, en un texto que es un prólogo de cierta fama.

domingo, agosto 17, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XIX

¿Cómo se ordena el conocimiento? De otro modo, ¿es solo algo así como mera pareidolia del entendimiento o de la razón cuando una lista o un diccionario nos hacen sospechar, a favor del recetario mnemotécnico, de conexiones extrañas y, por ello, de mayor entidad estructural que el quasi-azar del alfabeto? En el caso literario, (en la foto, sobre todo lo que corresponde a la parte de Memories del volumen de Gilbert Adair, en la estela del Je me souviens de Perec) se intuye fácilmente una voluntad o un antojo inconsciente, que viene a ser lo mismo, por parte del autor. En algunos diccionarios, un sistema de llamadas y reenvíos nos revela que el autor o el editor fían mucho de la forma diccionario, pero que no se abstienen de complementarla de un modo trabajoso en el papel y de tramposa agilidad en el soporte electrónico.



Pero se han confundido dentro del alma mía / el alma de Pitágoras con el alma de Orfeo


Sea como sea, viene a ocurrir que las complejas estructuras ocultas se multiplican en una huida perpetua de la recomendable parsimonia e incluso paranoia. Recordemos la locura de algunos, el reconocimiento de un hermano, como les pasa ante un animal maltratado a los filósofos más reputados:"παῦσαι μηδὲ ῥάπιζε, ἐπεὶ ἡ φίλου ἀνέρος ἐστὶν ψυχή, τὴν ἔγνων φθεγξαμένης αὐδῆς", o el diseño de una proporción áurea, uránica y feldespática que se le ofrece a un excursionista que remonta el valle hasta su fondo: "Sorgen, wie diese, muß, gern oder nicht, in der Seele / Tragen ein Sänger und oft, aber die anderen nicht.", mas basta de citas absurdas que solo sirven a ilustrar las caóticas revueltas de internet y parte del extranjero.

Pero el festival de relaciones que el lector o el paseante ocioso pueden enarbolar algo de bueno tiene y es que quizá allí obtengamos una demostración económica de la imposibilidad de una integración jerárquica total de la realidad, de un mundo de niveles perfectamente determinados, al modo promocionado y discutido en la famosa reunión de Huntington Beach en 1968. Cuando allí Bunge afirmó que “La realidad (=el mundo) es una estructura de niveles tal que todo existente, pertenece, al menos a uno de sus niveles”, la frase clave es “una estructura”, donde “una” es un numeral. Para algunos participantes, había entidades libres (un electrón libre, por ejemplo) en busca si no de su nivel (así Bill Wells, que en el volumen con las actas que en España publicó Alianza (1) es presentado bajo la especie de un agente académico libre), al menos de una entidad superior, pero esos versos sueltos son los componente dinámicos del universo. Dice el citado caballero: “por no ser parte de nada mayor que sí mismas, están listas para una integración. Así, el comunismo reconoce la necesidad de desintegrar la sociedad no comunista, con objeto de que sus componentes (las personas) queden listas para integrarlas dentro de las pautas comunistas”. Una revolución lisológica, se diría.

La relación de orden de los diccionarios, la ordenación temática en algunos casos, las variantes onomasiológicas y semasiológicas de los trabajosos lexicógrafos, el curioso capricho del memorialista fragmentario o bien nos dejan tranquilos con una estructura aparente que se impone, o bien nos insinúan una arquitectura que creemos construida en un lugar privilegiado; de ahí solo queda un paso hasta imaginar que imaginamos un teatro del universo todo, un paso que se facilita por la curiosa expulsión hacia el no ser de las incongruencias, las inconmensurabilidades, los desperfectos, o se suaviza por su curiosa absorción en una institución que reducirá todo ello al olvido con el sabio propósito de que no se entere la servidumbre.


(1) Lancelot Law Whyte, Albert G. Wison, Donna Wilson, Las estructuras jerárquicas, Madrid, Alianza Universidad, 1973EL volumen que en 1969 había publicado Elsevier (Hierarchical Strucutres. Proceedings of the Symposium hel November 18-19, 1968, at Douglas Advanced Research Laboratories, Huntington Beach, California) había sido traducido por Víctor Sánchez de Zavala.

sábado, agosto 16, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XVIII

¿Y qué decir del aventurero político, esa figura que lo mismo se toma un Niccolò di Bernardo on the rocks que se fuma un Weber? La semántica en su mutación lexicográfica, con sus ocios propios, nos indica que el aventurero, convenientemente desclasado y aun así acompañado de un halo compatible con cualquier temperamento, melancólicos incluidos, no posee o no se halla poseído por ideología alguna o, si es de los nuestros y está en posesión de los certificados correspondientes a algunos cursillos o seminarios de al menos 18 horas de reloj, será denigrado y acusado del pecado de lanzarse a la acción sin el previo análisis imprescindible de la situación real con las herramientas adecuadas.



Jeden 9. November, wie immer ohne Visitenkarte


Observaremos que se dibuja una contradicción maravillosa entre no tener ideología y el no hacer uso de las herramientas de que la vanguardia dispone. Se diría que la nuestra no es ideología porque somos la parte que ya no es propia, sino que es el todo y, por tanto, a todo alcanza.

Por otro lado, el descrédito de las herramientas dichas nos obliga a atender a la sutil inflexión entre análisis y acción, sobre todo en un mundo que reclama esta última y ya está bien de comprenderlo, coño. Así que cabe sospechar, que nada ni nadie más necesario que el aventurero político, catalizador de todas las salsas y que solo lo es porque siempre se columpia sobre el fracaso político o se la ha pegado ya y nos facilita un ya os lo decía yo, o mejor un los análisis de la situación nos lo indicaban.

Nos parece, pues, que el aventurero es al materialismo histórico lo que el trickster es a la mitología comparada, a los arquetipos recreativos o al estructuralismo geométrico. Cabría declamar "¿Qué sería de nosotros sin él? Solo su no saber nos salva de la inacción, seríamos todos Fausto, pero Fausto Papetti sin saxofón".

Recuerde también el lector que el aventurero político no se limita a una parcela de la taxonomía política. De hecho, la única debilidad del personaje es que no debe descuidar ninguna de las virguerías modernas que alimenten el aura precisa en horas de oficina y en las horas extra. Y si no habla de guerra, obras públicas, criptomonedas o vuelos suborbitales, es que nos enfrentamos a un aventurero de pacotilla, aunque quién sabe si creador de un nuevo género literario.

De hecho, este libro de 1852 prefigura, me parece, los refugios y los recursos últimos entre bufonescos y galantes de la especie, sujeta más que a la ley motriz de la historia a la primera ley de la termodinámica. Así tiene más razón el autor cuando nos aclara que “Bonaparte möchte als der patriarchalische Wohltäter aller Klassen erscheinen. Aber er kann keiner geben, ohne der andern zu nehmen”, que Engels cuando celebra que su amigo “das große Bewegungsgesetz der Geschichte zuerst entdeckt hatte, das Gesetz, wonach alle geschichtlichen Kämpfe, ob sie auf politischem, religiösem, philosophischem oder sonst ideologischem Gebiet vor sich gehn, in der Tat nur der mehr oder weniger deutliche Ausdruck von Kämpfen gesellschaftlicher Klassen sind, und daß die Existenz und damit auch die Kollisionen dieser Klassen wieder bedingt sind durch den Entwicklungsgrad ihrer ökonomischen Lage, durch die Art und Weise ihrer Produktion und ihres dadurch bedingten Austausches” y no digo más que todo está ya muy claro.


P.S.: A propósito de la historia, cómo no recordar el final de Adolfo:

On change de situation, mais on transporte dans chacune le tourment dont on espérait se délivrer; et comme on ne se corrige pas en se déplaçant, l’on se trouve seulement avoir ajouté des remords aux regrets et des fautes aux souffrances.  



viernes, agosto 15, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XVII

 Como ayer, y a cuenta de Juan Benet, nos pusimos matemáticos, convendrá hoy danzar con un librito de pocas páginas que algo intersecte con la materia. Como, por otro lado, nos referimos bastante crípticamente a la obra de un eminente matemático peruano, insertamos aquí un enlace donde se explica su mayor logro hasta ahora. De paso, no podemos dejar escapar la oportunidad de señalar otra vez (véase qué sucede en la página enlazada) que abundan en internet los lugares en que a Christian Goldbach (1690-1764) se le asigna un retrato de Hermann Grasmann (1809-1877). Las fechas de nacimiento de aquel demuestran que tal imagen no puede ser la suya, y ello con el rigor propio habitual en los tratados de moda masculina y disciplinas afines.

Cómo se ha multiplicado y extendido el error (a veces el retrato es el de Riemann, emasculationem teneatis) es fenómeno de interés que seguramente será objeto de estudio por mentes más capaces e incluso más ociosas que la mía, valga el posesivo.


should not mean but be

El librito de hoy tiene máquinas, tiene diagramas y vuelve a tener máquinas. Además, algunas máquinas vienen a ser diagramas móviles. Nada extraño que la lógica, sus términos, relaciones y operaciones puedan simbolizarse de múltiples maneras, algunas más adecuadas para un propósito y otras para otro. Ahora, que sea lógica todo lo que hay en el libro del gran Gardner requiere alguna prevención. Así, siempre habrá de señalarse de qué capítulo de la lógica se está tratando y a qué operaciones se limita el artilugio o, en su defecto, el usuario que se enfrenta a una disposición de signos o trazos sobre un plano. Por otro lado, una cosa es la generación de todas las fórmulas bien formadas de un sistema y otra la deducción a partir de unos axiomas. Y otra, la capacidad de llegar, en algunos casos, a teoremas indudablemente verdaderos que no se pueden demostrar dentro del sistema.

No precisamente porque el amigo Grassmann se dedicó también a la lingüística, que esto no tiene nada que ver, será interesante ver qué sucede desde el punto de vista de la generación. Por ejemplo, puede ser el caso que disponer de una gramática no suponga disponer también de un analizador.

Por otro lado, existe otro turno lingüístico o semiótico que pueda ensayarse, como propuso Gustavo Bueno, para demarcar matemáticas y lógica. Las operaciones en una y otra disciplina se distinguirían por los signos a los que sus respectivas operaciones (heteroformantes y autoformantes respectivamente) darían lugar: en una operación heteroformante habría a menos un símbolo nuevo en el resultado de la operación que no se daría en los operandos. Naturalmente, esta visión de las matemáticas las limitará a una semántica autogórica, pero sus símbolos no serían tanto los mismos trazos como sí lo serían las propiedades y aspectos de las operaciones, las cuales no se hallan propiamente representadas en el mero plano en que el matemático escribe. De ello, habría que concluir al menos que ciertas configuraciones en un dominio de símbolos se corresponde con otras ciertas configuraciones en otro dominio.

Por ello, volviendo ahora a los artilugios y esquemas de Gardner, será más importante en ellos el modo un tanto oculto en que se han reducido las operaciones mismas con sus propiedades y el cierre de los símbolos de partida. La posibilidad de borrado de signos intermedios usados en el cálculo tendrá lógicamente que ver con la potencia de cálculo, pero la escritura de símbolos que no se encuentren en la entrada será indicio más claro de esto último (dicho símbolo puede ser un functor).

Por último, en el caso de Llull, sus intentos tienen un carácter semántico, que el mismo Gardner señala, y muchos de ellos pueden entenderse como mecanismos para la subsunción de conjuntos de notas que caractericen a un sujeto. Ello nos sitúa en el terreno más bien de una semántica fijista y centrada en el significado de los términos, que no en el de los enunciados. De hecho, sobre todo al hablar de Leibniz, Gardner refleja la crítica habitual acerca de las limitaciones de la silogística y lo hace, me parece, no solo sobre la idea de las limitaciones deductivas del silogismo, sino también sobre la denuncia de que este se basa en sujetos fijos cuyas relaciones semánticas de inclusión o exclusión son ciertamente triviales. Los círculos de Venn podrían representar silogismos, pero también otros functores.

Por mi parte, voy a dedicar estoico lo que queda del día al ejercicio físico bajo un sol aristotélico, mientras las moras no se deciden a madurar en este agosto, pues el cuerpo es un dispositivo lógico implacable, como el tiempo mismo, ya lo dijo Lamartine, “des beaux jours d’autrefois rien n’y semble vivant”, y para que no se diga lo de Laforgue (lo de Lafargue (1) ya sé que no se va a decir):


Ô Loi du Rythme sans appel !

Que le moindre Astre certifie

Par son humble chorégraphie

Mais nul spectateur éternel. 


(1)  Como el fantasma que recorre la Europa de su suegro: “Une étrange folie possède les classes ouvrières des nations où règne la civilisation capitaliste. Cette folie trame à sa suite des misères individuelles et sociales qui, depuis deux siècles, torturent la triste humanité. Cette folie est l'amour du travail, la passion moribonde du travail, poussée jusqu'à l'épuisement des forces vitales de l'individu et de sa progéniture.”