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miércoles, septiembre 03, 2025

Lecturas veraniegas 2025 XXXVI

Pla. Aquí en este volumen breve como en general lo han de ser todos los de esta selección, nos las vemos con un catalán en Madrid. Érase una vez la prehistoria. Los breves escritos de este volumen tienen un poco más de cien años y no si sabemos si ha llovido mucho o poco, secularmente hablando.



cap a la part del Guadarrama

Hay un recurso objetivo en Pla, un modo de hacer, de escribir o de parar de escribir, que contrarresta los efectos negativos que la presencia de los tópicos habituales pueda tener. De costumbre, estos tienen efectos buenos y efectos malos. De los buenos, sabe sacar provecho el autor. Lo distintivo es que los malos no suelen producirse, o si se producen, lo hacen transformados en efectos benéficos, lo que no es un resultado ni lugar demasiado común. O sea, que Pla sabe lo que se hace hasta cuando va en piloto automático.

¿Y cual es este recurso sobrehumano sobre el que se basa tamaño alejamiento de la platitud que Pla protagoniza? Pues muy sencillo y para eso hay que saber: Fijarse en lo que no se fija nadie y hacer de ello oficio, virtud y manera.

Como yo me he fijado más bien en demasiadas cosas que no en escasas y a mayor abundamiento en las de siempre, no estoy en condiciones de aportar ejemplos que el sufrido lector hará bien en cosechar de a puñados en estas colaboraciones mesetarias y mediterraneasiológicas. Solo me detendré en la clase de Ortega (aquí evitaré lo del caserón de la calle San Bernardo como me correspondería mimética y bacherilmente), aunque en lugar de subrayar las céntricas lateralidades de las que Pla habla, si se trata de resultar mimético habrá que fijarse en lo que se parece que se fijó este, o en lo que nos cuenta.

Como no sabemos en qué se hubiera fijado otro cronista de esa lección posprandial con su fauna variada, no nos queda nada para destacar, tampoco quedamos nosotros, disueltos en la perspectiva oscura de un aula antigua, una atmósfera revenida, unos compañeros de graderío o de púpitre en sotana o con corbata y vaya a saber uno qué otras novedades indumentarias, mientras lo inaudito sale de la boca del maestro y se traslada como un suave ectoplasma a los oídos, a tal vez alguna boca abierta y no por el vergonzante bostezo.

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