En este libro de 1976, un entonces muy joven lingüista se muestra muy familiarizado con los principales nombres de la filosofía española de aquel entonces y plantea nítidamente una tarea por realizar en el título de su opúsculo que podría parafrasearse así: "si la lingüística es una ciencia, la historia de la lingüística debe realizarse justamente sobre tal hipótesis, esto es, debe ser la historia de una ciencia".
nitya > anitya
Ahora bien, como las ciencias son realidades históricas, pueden tener prehistoria y será importante la demarcación no solo entre lo que es ciencia y lo que no lo es, al modo sincrónico, sino también, al modo diacrónico, entre lo que es ciencia y lo que todavía no lo es, pero que damos por instrumental en su desarrollo, un desarrollo que creemos contemplar como una referencia indiscutible, escasamente afectada por las múltiples perspectivas desde la plataforma del presente como ya ingresado en el dominio de lo que sí es ciencia.
El autor estaba informado incluso acerca de cosas de las que no era tan fácil estar informado en los años mil novecientos setenta, pongamos por caso, la Teoría del cierre categorial de Gustavo Bueno, y mejor informado aun acerca de los territorios intersectantes de la lingüística, de la filología y de la teoría literaria. Lo que es mejor, y tan raro, el autor construye una argumentación en su obra.
He prestado atención a las exiguas páginas del librito varias veces a lo largo de los años, incluso diría que he manejado más de un ejemplar, aparte del que sigue rondando por mi casa y lo que más me toca de esta lectura veraniega, indolente y perezosa, es que me conecta con un yo lector con el que no dejo de dejar de identificarme, lo cual me hace pensar que ya soy antediluviano.
En cuanto a la demarcación sincrónica, aplica Abad Nebot las filosofías de Popper y de Gustavo Bueno. Diría que él mismo formula esto a modo de ensayo y encontramos el valor del intento justamente en la crítica que se le puede hacer. Así, por ejemplo, dudamos que Popper encontrase satisfactoria la conclusión de que con la lingüística de Chomsky acata la lingüística teórica el criterio de falsabilidad, básicamente porque el criterio de falsabilidad por sí solo sirve también, y muy bien, para cosas que no son teorías científicas, por lo cual es preciso aplicarlo cuando se tiene ya una idea de los requisitos estructurales y semánticos de una teoría, y ello sin contar con que para un popperiano de pro, el recurso a oraciones más o menos desviadas de la norma sería algo metodológicamente dudoso y los ajustes en las gramáticas le parecerían poco menos que epiciclos.
Sería más certero el juicio basado en la teoría del cierre (para Abad Nebot y para el mismo Bueno, habría de apuntarse a Saussure), aunque habría que aclarar qué identidades sintéticas categoriales debemos al gramático suizo.
Cuando la demarcación se establece diacrónicamente, y esto coincide con el momento en que la dialéctica del autor funciona a un mayor régimen de revoluciones, sucede que en lugar de una disciplina, tenemos varias (o varias teorías, lo que es un problema para la teoría del cierre: ¿el cierre es de la ciencia, de cada teoría, de la física, de la mecánica newtoniana, de la termodinámica?¿Si es así, como operan los términos compartidos entre una región y otra de una ciencia?).
En la página 40, por ejemplo, se observa que "con la obra de Andrés Bello se cumple para la lingüística española su cierre categorial (en el término de Gustavo Bueno) como -por ejemplo- para la filología lo constituye Menéndez Pidal", tesis en la que parece pesar mucho la faceta institucional de una disciplina. En cualquier caso, no es difícil apreciar la cantidad de problemas que se plantean en lo aquí dicho, sobre todo porque no deja de ser bastante certero, o lo bastante certero desde el punto de vista histórico, pero no demasiado fino desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia.
En fin, al final del libro (lo leo como buen globero con la etapa de la Vuelta delante y los escapados acaban de cruzar Isaba), nos recuerda Abad Nebot que Propp en su morfología hace algo parecido a lo que hace Chomsky. Esta es quizá una observación reveladora, no por la evidente analogía, sino más bien, porque lo que pone de manifiesto es que una gramática concreta (o una morfología) por sí sola no puede ser nunca una ciencia. Habrá de concluirse que el principal problema al que se enfrenta el epistemólogo o gnoseólogo o bloguero, es demarcar qué parte de lo que hacen los lingüistas es o puede llegar a ser ciencia y no filosofía, no meras aureolas o, más esforzadamente y aunque no sea poco, seria descripción de una lengua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario