Agustín Díaz Yanes conversa con Ray Loriga a propósito de la película de éste sobre Teresa (de Cepeda y Ahumada en el siglo). Loriga comenta:
-Desde luego, yo sin Bresson y Dreyer no salgo de casa. Hay secuencias enteras que sin mirar otra vez las películas de Dreyer están ahí. El milagro de la resurrección de Teresa está hecho con una óptica dreyeriana y bressoniana. Tenía claro que un milagro se rueda con la cámara quieta y sin ningún truco, porque si no, no es un milagro. Dios no es digital. En una película como Teresa, la cámara no puede, no debe, enmascarar una mentira. Lo que hicimos, Eiko, Alcaine y yo, fue estudiar la pintura religiosa de la época, la anterior y la posterior. No tanto para copiar, porque Teresa no es La Joven de la Perla donde se reproducen cuadros. De hecho, la única reproducción exacta que hay es el Mantegna. Alcaine se encargó de estudiar la luz de esos cuadros, las fuentes de luz, y yo me encargué de estudiar la composición. Gran parte de lo que impresiona de esa pintura está en las líneas de composición de los cuadros, en la posición de las manos, en las pequeñas anécdotas narrativas. En lo que Dios ve y en lo que Dios no ve.
Destacamos que, para Loriga, Dios no es digital y que el escritor y cineasta distingue entre lo que Dios ve y lo que Dios no ve. Pero no hay nada que no vea Dios, salvo por licencia retórica. En cuanto a que Dios no sea digital, no estamos seguros. Otra vez, habrá que subrayar el buen juicio estético (o sensible) de Loriga que le lleva a excluir la imagen digital para la representación del milagro. Sin embargo, no debemos suponer que un cadáver se anime en un estudio. Con lo que el buen juicio es estético ( o fotográfico).
En cuanto a que Dios no sea digital, o que no sea algo, es tesis muy problemática. No podemos pensar que sea analógico. Más bien todo lo demás y todos los demás somos los analógicos o análogos, y eso en el mejor de los casos.
-Desde luego, yo sin Bresson y Dreyer no salgo de casa. Hay secuencias enteras que sin mirar otra vez las películas de Dreyer están ahí. El milagro de la resurrección de Teresa está hecho con una óptica dreyeriana y bressoniana. Tenía claro que un milagro se rueda con la cámara quieta y sin ningún truco, porque si no, no es un milagro. Dios no es digital. En una película como Teresa, la cámara no puede, no debe, enmascarar una mentira. Lo que hicimos, Eiko, Alcaine y yo, fue estudiar la pintura religiosa de la época, la anterior y la posterior. No tanto para copiar, porque Teresa no es La Joven de la Perla donde se reproducen cuadros. De hecho, la única reproducción exacta que hay es el Mantegna. Alcaine se encargó de estudiar la luz de esos cuadros, las fuentes de luz, y yo me encargué de estudiar la composición. Gran parte de lo que impresiona de esa pintura está en las líneas de composición de los cuadros, en la posición de las manos, en las pequeñas anécdotas narrativas. En lo que Dios ve y en lo que Dios no ve.
Destacamos que, para Loriga, Dios no es digital y que el escritor y cineasta distingue entre lo que Dios ve y lo que Dios no ve. Pero no hay nada que no vea Dios, salvo por licencia retórica. En cuanto a que Dios no sea digital, no estamos seguros. Otra vez, habrá que subrayar el buen juicio estético (o sensible) de Loriga que le lleva a excluir la imagen digital para la representación del milagro. Sin embargo, no debemos suponer que un cadáver se anime en un estudio. Con lo que el buen juicio es estético ( o fotográfico).
En cuanto a que Dios no sea digital, o que no sea algo, es tesis muy problemática. No podemos pensar que sea analógico. Más bien todo lo demás y todos los demás somos los analógicos o análogos, y eso en el mejor de los casos.
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