No es un hombre cualquiera. Es un buen oficiante, rara avis. Con su tópica sin fisuras, adula su homilética al Sumo Sacerdote, el centro del culto en estos tiempos, el hombre hecho Dios y el Dios hecho hombre, que severo regala de cuando en cuando su sonrisa tópica (de topo) a los fieles. Y si de tópicos se trata, no se olvida de acudir al último lugar con que regalarle los oídos al Sumo. El dolor y la pérdida no se harán vagos, se reforzarán en las escaramuzas de estos tiempos.
2 comentarios:
Querido Pedro:
Me ha parecido un magnífico poéma. Al menos, así me ha sonado, espontáneamente, desde la primera lectura, en dos estrofas:
Uomo qualunque
No es un hombre cualquiera.
Es un buen oficiante, rara avis.
Con su tópica sin fisuras,
adula su homilética al Sumo Sacerdote,
el centro del culto en estos tiempos,
el hombre hecho Dios y el Dios hecho hombre, que severo regala de cuando en cuando su sonrisa tópica (de topo) a los fieles.
Y si de tópicos se trata,
no se olvida de acudir al último lugar
con que regalarle los oídos al Sumo.
El dolor y la pérdida no se harán vagos,
se reforzarán en las escaramuzas
de estos tiempos.
Venía a cuestionar la conveniencia de considerar como tópica la tan hipotética sonrisa de topo, mais...
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