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jueves, febrero 09, 2006

La secta universal

La primera acepción del Diccionario de la RAE 22ª ("Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica") es la adecuada. Véase que la secta se define con respecto a una totalidad en la que se incluye y de la que también y a la que de algún modo excluye.
Es una parte (con esa parcialidad de la que hermosamente, como lexicógrafo, como legislador antiguo, habla el DRAE). Por eso, equiparar en el límite la parte con el todo, sin ser movimiento exclusivo de la falsa conciencia, no le es ajeno. Los vampiros convierten a los humanos en vampiros, pero necesitan humanos. Los elegidos, los puros no pueden ser la clase de tropa y clase de tropa siempre se necesita. Ya se ha dicho muchas veces lo primero y lo segundo sólo lo ignoran los muy tontos. Una clase no puede ser toda la sociedad política ni toda la humanidad. Ideología de la mala, filfa pura, un tema para que Borges juegue un paso más allá del final de la asíntota como si la asíntota alguna vez secase a la recta que acompaña, en la lucha final. Pero esto es otra historia que dejamos para otro blog o para otro glosari.
Todos juntos en unión es un todo que señala, deíctico, no categórico. Es un todo de muta. La muta muerde a los otros. Sabe que no puede crecer porque es su parcialidad la prueba de su facticidad, queremos decir de su esencia misma comprobada en su contundente ocupar el mundo (vea el lector qué fácil es decir trivialidades en estilo que recordará a Martín).
Coda: pero la muta no es ajena al derecho administrativo, a la burocracia que no descansa y que se infiltra, que permanecerá (Götz Aly, La utopía nazi. Cómo Hitler compró a los alemanes, Barcelona, Crítica, 2006).

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