O más bien afuera se define porque es donde llueve. Sin embargo, si vamos a:
As the afternoon progressed, yellow clouds began to gather over Place Mohammed Ali...
Entonces, con casi total seguridad no nos sentiremos tan seguros. ¿Dentro o fuera? Y si vamos remontando a:
...when 37 degrees Fahrenheit should prevail both outside and inside, and forever, and the hovering, curious dominant of their separate lives should resolve into a tonic of darkness and the final absence of all motion.
Si hemos llegado allí, lentamente llegado, no veremos si dentro o fuera, no veremos y todo será dentro y todo será fuera.
Bien, la ciencia alimenta metáforas inadecuadas que disuelven la propia ciencia, o lo que la mayoría cree que es la ciencia. Generalmente, todo pasa por difuminar los límites del dominio de aplicación de una teoría. Pero la literatura y la llamada teoría literaria ayudan a que esto suceda de manera aún más efectiva: esto es el fenómeno social por el cual numerosas personas creen que saben algo de ciencia sin ser éste el caso.
De hecho, las teorías de mayor éxito divulgativo son las que se pueden dominar más fácilmente desde una metáfora simplificadora o desde un emblema. Todo se trata de borrar las fronteras entre ciencia e ideología, entre saberes definidos y saberes vagos pero pregnantes, o entre una ciencia y otra, o entre una ciencia y la filosofía…
Las posibilidades combinatorias son numerosas y, a su vez, pueden desenvolverse en una casuística de las que siempre podremos esperar sorpresas. Hay filósofos y teóricos (!) especializados en la atribulación de las masas lectoras con las divinas palabras de las matemáticas y la física, evidentemente mal usadas hasta por metáfora. Sokal denunció este asunto en una ocasión famosa. Sin embargo, el prestigio de la física parece que se contagia metonímicamente a los físicos y éstos, o algunos de entre éstos, se dedican a abusar de su ciencia para hablar de cualquier cosa. La diferencia más palmaria entre un caso –los literatos metidos a científicos– y otro –los físicos metidos a filósofos– es que los últimos no cometerán demasiados errores de bulto a la hora de exponer los contenidos científicos de los que quieren sacar partido, partido retórico y no científico, dicho sea de paso aunque esto sea lo principal que hay que decir. Ahora bien, puede uno preguntarse si no son precisamente los físicos que se escapan de su propio campo los que nos brindan los mayores disparates. Aunque la selección sea sesgada, podemos comenzar con algunos cosmólogos y con algunos psicoanalistas y tratar de conmensurar los sinsentidos respectivos. Puede sospecharse que un Tipler metido a lacaniano nos demostraría, topología y geometría diferencial mediante, cualquier aserto sobre penes, espejos o Granotros. Con la ventaja inigualable de que podría replicar a su interlocutor que no le entiende porque no sabe todas las matemáticas que debería saber (que fue lo que le dijo a Gould, por cierto).
Como hipótesis de partida, puede formularse que las metáforas por ampliación de algunos de estos autores simulan conformar un material totalmente ajeno a las categorías de las que parten mediante una retórica de aplastamiento. Toma tensor que te crió, ya estemos hablando del año en que murió Porfirio. Se trata de hacer olvidar al lector lo que sabe, de hacerle pensar que ahora sí que llega al verdadero conocimiento iniciático, tan bueno, profundo y verdadero como se prueba en su ininteligiblidad.
P.S.: Por eso, será cierto que hay un público lector que huye de los libros de divulgación científica si hay fórmulas matemáticas (como decía aquel hiperbólico editor según el cual cada fórmula hace perder la mitad de los clientes: vaya regresión más progresiva), pero también es cierto que hay un público que compra el libro del que se asegura previamente que no va a entender nada. Es lo que tienen los cultos mistéricos.
As the afternoon progressed, yellow clouds began to gather over Place Mohammed Ali...
Entonces, con casi total seguridad no nos sentiremos tan seguros. ¿Dentro o fuera? Y si vamos remontando a:
...when 37 degrees Fahrenheit should prevail both outside and inside, and forever, and the hovering, curious dominant of their separate lives should resolve into a tonic of darkness and the final absence of all motion.
Si hemos llegado allí, lentamente llegado, no veremos si dentro o fuera, no veremos y todo será dentro y todo será fuera.
Bien, la ciencia alimenta metáforas inadecuadas que disuelven la propia ciencia, o lo que la mayoría cree que es la ciencia. Generalmente, todo pasa por difuminar los límites del dominio de aplicación de una teoría. Pero la literatura y la llamada teoría literaria ayudan a que esto suceda de manera aún más efectiva: esto es el fenómeno social por el cual numerosas personas creen que saben algo de ciencia sin ser éste el caso.
De hecho, las teorías de mayor éxito divulgativo son las que se pueden dominar más fácilmente desde una metáfora simplificadora o desde un emblema. Todo se trata de borrar las fronteras entre ciencia e ideología, entre saberes definidos y saberes vagos pero pregnantes, o entre una ciencia y otra, o entre una ciencia y la filosofía…
Las posibilidades combinatorias son numerosas y, a su vez, pueden desenvolverse en una casuística de las que siempre podremos esperar sorpresas. Hay filósofos y teóricos (!) especializados en la atribulación de las masas lectoras con las divinas palabras de las matemáticas y la física, evidentemente mal usadas hasta por metáfora. Sokal denunció este asunto en una ocasión famosa. Sin embargo, el prestigio de la física parece que se contagia metonímicamente a los físicos y éstos, o algunos de entre éstos, se dedican a abusar de su ciencia para hablar de cualquier cosa. La diferencia más palmaria entre un caso –los literatos metidos a científicos– y otro –los físicos metidos a filósofos– es que los últimos no cometerán demasiados errores de bulto a la hora de exponer los contenidos científicos de los que quieren sacar partido, partido retórico y no científico, dicho sea de paso aunque esto sea lo principal que hay que decir. Ahora bien, puede uno preguntarse si no son precisamente los físicos que se escapan de su propio campo los que nos brindan los mayores disparates. Aunque la selección sea sesgada, podemos comenzar con algunos cosmólogos y con algunos psicoanalistas y tratar de conmensurar los sinsentidos respectivos. Puede sospecharse que un Tipler metido a lacaniano nos demostraría, topología y geometría diferencial mediante, cualquier aserto sobre penes, espejos o Granotros. Con la ventaja inigualable de que podría replicar a su interlocutor que no le entiende porque no sabe todas las matemáticas que debería saber (que fue lo que le dijo a Gould, por cierto).
Como hipótesis de partida, puede formularse que las metáforas por ampliación de algunos de estos autores simulan conformar un material totalmente ajeno a las categorías de las que parten mediante una retórica de aplastamiento. Toma tensor que te crió, ya estemos hablando del año en que murió Porfirio. Se trata de hacer olvidar al lector lo que sabe, de hacerle pensar que ahora sí que llega al verdadero conocimiento iniciático, tan bueno, profundo y verdadero como se prueba en su ininteligiblidad.
P.S.: Por eso, será cierto que hay un público lector que huye de los libros de divulgación científica si hay fórmulas matemáticas (como decía aquel hiperbólico editor según el cual cada fórmula hace perder la mitad de los clientes: vaya regresión más progresiva), pero también es cierto que hay un público que compra el libro del que se asegura previamente que no va a entender nada. Es lo que tienen los cultos mistéricos.
4 comentarios:
También se lo dijo, aunque no le oyó porque estaba lejos, el autor jaramero (que sé que no te gusta) con motivo del fausto motivo de cambiar de milenio. Cierto es que Gould estaba luchando contra su cáncer y se encontraba mermado o, quizá, distraido.
¿Y qué me dices del efecto mariposa? Todos creen saber lo que es el caos (como si se dejara atrapar) y se olvidan de la amplificación de efectos (de todos) conforme pasa el tiempo y, por ello, de la anulación posible de unos por otros (véase Lorenz), y de los atractores ("atrayentes" traducían mal los traductores en Parque Jurásico) extraños. Aunque más extraño es lo que se ve por el mundo, sobre todo en lo que referido a conjunciones políticas y sus efectos amplificados, que precisan de otros más sonados para desaparecer como si no hubieran existido.
Flipo contigo.
Termino Fausto, qué lavado de cara, y comienzo Las tres erres, de Sam Clemens, Mark Twain, según él.
Puede ser que hasta te vaya contando.
"Habéis plantado una semilla y crecerá", sobre la Guerra de Filipinas.
Filipinos de Mark Twain: ¡Os habéis plantado!
Plantado: Filipino de Mark Twain.
Plantado. Filipino de Mark Twain. Que tiene buena planta o presencia.
Esta variante tiene pinta de apoteosis sináptica desorientada.
Mantendrete al tanto.
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