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miércoles, septiembre 06, 2006

Tractatuculus

El estudio de las cada vez más frecuentes epifanías del sintagma "vida cotidiana" ha facilitado la vida de los arduos especialistas en el fúlgido dominio de la teología política. Es la vida cotidiana el vacío que legitima cualquier cosa que vaya a su lado. Lo hemos visto en el no menos arduo agosto con ocasión del Congreso Mundial de Matemáticos cuando los adelgazados diarios del estío día sí y también al otro publicaban artículos con títulos como el de "Matemáticas y vida cotidiana", "Las matemáticas en la vida cotidiana" y otros por el estilo, aunque ciertamente nos quedamos sin ver algo así como "Las ecuaciones de Navier-Stokes en el futbolín sin piri", sin duda de mayor interés intrínseco.
El País de hoy miércoles ofrece un artículo, que firma J. A. Aunión no exento de interés y de título "Las matemáticas ocultas en la vida cotidiana", si bien la cotidianeidad de que se habla es de muy diversa naturaleza y grado de especialización, pues va de hacer una búsqueda en internet a la criminología. Pero note y anote el lector cómo lo que cuenta aquí no es ya la cercanía para los legos desconocida que media entre ellos y las matemáticas, sino que hay un baño especial en que las matemáticas se hallan sumergidas y que es la vida cotidiana. Si nosotros fluctuamos en ella, probablemente estaremos ya próximos al ahogamiento. Es lo que tienen las fuentes de legitimidad. Por si acaso, procuremos no tener contacto alguno con ese acto puro que se llama vida cotidiana.

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