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jueves, septiembre 07, 2006

Cagarla

La retórica que, y todo para acabar pasando por el aro tras haberlo pregonado, le permita luego justificarse: "le he dicho lo que le tenía que decir". La acción política del desorientado, a quien -pese a sus contradicciones- no le negaremos alguna razón ni tampoco su vocación de barquero con su cargamento de verdades, quiere fundamentarse en el principio de realidad y así suele denunciar la insulsez florida que atribuye a sus adversarios políticos. No se comprende entonces que ante su interlocutor principal o para la galería se empeñe en declamar las grandes verdades con las que está comprometido. ¿Espera convencer sinceramente a aquél? ¿No se ha parado a pensar en los costes de su actitud si busca ganarse a la galería?
¿O es que la desorientación es ya de un grado superior? No sólo no sabe cómo llegar a donde quiere, sino que no sabe qué quiere.

1 comentario:

marideliwes dijo...

Me ha gustado el párrafo sobre desorientación, maestro, por lo menos tan útil para la vida cotidiana como las matemáticas :-)

Respecto a las matemáticas, os tengo que contar uno de mis primeros mosqueos cuando entré en aquella Facultad: todos los profesores tenían el culo ancho (casi todos eran hombres y yo, acostumbrada al hombre modelo campo... más musculoso ...) Quizás era solo una casualidad, seguro que sí...pero que mosqueo: aquello de vida cotidiana iba a tener poco (por lo que estaba viendo). Ni de cotidiana, ni de la otra, claro.