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miércoles, septiembre 27, 2006

Topolino

Aspirino y Colodión. El gran Alfons Figueras. Verdaderamente grande en sus paseos y praderas interrumpidos por ataques subitáneos y extradimensionales. En sus historietas colgaban los vampiros atacantes como los bocadillos escritos en alejandrinos amháricos. En sus andares se columpiaba la aventura, que es dejar al caballo remar para donde le salga o sentarse en la escalera a leer a Figueras (como si eso fuera salir a la ventura, o algo así creo recordar).
En el mundo glacial y no arbolado de Aspirino, de Colodión, de Topolino estallaban los dibujos como una catarata gaussiana, sea esto lo que sea. El contraataque, así como todas las catástrofes, están a nuestro very, very alcance. Nadar sabe mi alpaca la agua fría y no hay voz que no la acusen de quechúa. Lloran los sauces.

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