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lunes, noviembre 07, 2022

Dietario laboral: guardia de extramuros

Hubo un tiempo en que si se llegaba a una localidad de la Rioja Alavesa era de noche. Este prodigio estadístico tiene mucho que ver con lo que pueden las caballerías en una jornada.

Yo, por mi parte, rara vez anochezco por allí, lo que -no le quepa duda a nadie- dimanará de las virtudes que atesoran tan nobles invenciones como son el agua de motor y el motor de explosión, que hacen la vida se supone que más fácil, pero tampoco hay que exagerar. De hecho, que tampoco haya yo discutido de noche en un establecimiento público de Laguardia o de Elciego es motivo reseñable. Una excepción puntual, como se dice ahora, podría ser Labraza y otra casi general Oyón, mismo municipio pero ámbitos muy distintos.

En Oyón me ha anochecido muchas veces y, no lejos, lo mismo me ha sucedido en Viana, otro reino. Este asunto no tiene nada de extraño y bastarían unas leves consideraciones geográfico recreativas para aclararlo suficientemente. El solitario lector sabrá excusar mayor detalle.



heriotza, ez izan aspergarria

No se apresure este mismo lector a echar en saco roto estas observaciones sobre las peregrinas concomitancias circadianas que registra la literatura especializada y sin especializar. Repaso la geografía madrileña y hago una lista de barrios con marcada asimetría en la querencia del visitante. Nada extraño si uno piensa en lo que se hace de día, y lo que se hace de noche, cuando todos los gatos son pardos y las vacas grises. Compruebo más intrigado que hay calles más o menos céntricas donde nunca he puesto el pie. Es el caso de la del Tribulete, que sí sabemos que fue pisada por un alavés galdosiano y liviano, que nos dice en algún sitio:

Con marcha irregular llegué a la plazuela de Lavapiés, donde me detuve ante un grupo de hombres que disputaban en alta voz. Uno de ellos exclamó: «¡La República para los republicanos!». Al entrar en la calle del Tribulete pasé por una taberna a punto que salían de ella estas voces: «Para generales, Contreras. No hay otro como él».

Este Contreras no habrá de ser otro que Juan Contreras y Román, personaje que no sé si aparece en algún lugar de Baroja, pero que deja en poco lo que se dicen el uno al otro Aviraneta y Zurbano cuando se encuentran. Por mi parte, observo que cae la tarde o ya ha caído y no hemos llegado a ningún sitio y con todas las escobas en el inventario. Me reservo la continuación, que salga ciceroniana o gerundiana es otro cantar, para el día de los Inocentes.

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