La guerra o el libro de Philippe Sands habrán recordado al lector la ciudad de לעמבעריק, para decirlo en yiddish y evitar así el ruso, el ucraniano, el polaco, y solo para recaer en el mero alemán: Lemberg. En 1903, en el Imperio aquel que ustedes saben, en esa ciudad en Galizia (no en un lugar vagamente balcánico conocido por el entre chornigori y charivari topónimo de Pontevedro*) nació esta filósofa de nombre Rand. Seguramente, existe alguna adecuación entre los nombres y las categorías para que haya al menos un filósofo para cada apellido.
Al leer las vagas noticias que las fuentes populares dan de su vida y obra, el lector más o menos casual no podrá evitar la sensación de que lo tuvo más difícil que sus compañeros varones del círculo de Viena o de los exilios anglosajones que conoció. Favorecida como "distinguished foreigner" en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, esas fuentes repiten milimétricamente** que en 1943 "she lost her privileges and had to work at a metal factory".
μεταλλάω
Parece que nunca consiguió una posición académica razonable y tampoco por el momento un biógrafo o biógrafa, aunque apréciense los esfuerzos de Katarina Mihaljević (https://youtu.be/vhRv13AHJZw), de quien recogemos esta frase tan económica como inteligible: "Rose Rand was een belangrijke denker en toch is ze vergeten" (en justo aquí).
Rose Rand en su tesis doctoral habló de Tadeusz Marian Kotarbiński, bien conocido de todos ustedes, filósofo fundador de la praxeología y longevo lógico. Parece que en Pittsburgh se guardan muchos papeles de Rose Rand. Habrá que ir a Pittsburgh para saber algo de Viena.
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