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miércoles, noviembre 02, 2022

Dietario laboral: desenfilada

Los años nos desubren algunos de los ángulos muertos de nuestra poliorcética biográfica, que decía el tratadista, un tratadista de tratados y de tratados. Aquello que no vimos y que tanto importaba o de tanto nos hubiera servido en una vida paralela, o algo esquinada, de mayor entendimiento, prudencia y fortuna.

Sin embargo, hay otras cegueras que no se nos habrán revelado ni se nos revelarán nunca, y habrá también revelaciones dudosas y fatas morganas. Quién sabe si lo fueron verdaderamente nuestros mayores éxitos, esos que nos hacían tan peores. Quién podrá negar nuestros fracasos tan  estrepitosos como irreversibles, que en nada nos mejoraban.



ultima ratio diurnus cibus


Un ni si ni no ni todo lo contrario que en su día oímos a castizos fusileros o a ilustrados artilleros nos conduce a la situación opuesta, cuando creímos entrar en eficacia, entre la admiración de la concurrencia y los observadores internacionales, y solo lanzábamos salvas y volutas de humo en el debate, en el claustro, en la reunión de vecinos, en la mera ceremonia del insulto y del escarnio. Y seguramente esto es peor porque ni siquiera merecimos que nos recordasen nuestro ser mortal, que nos lo recordase desde apenas un paso más atrás un esclavo todo sudado, que también decía alguno.

Consideraciones todas estas ante las que convendrá recordar a los soldados sabios, esa especie que superaba estoicismo, epicureísmo, cinismo y maragatería: O hacerse el muerto o hacerse el tonto.



1 comentario:

Luis Martinez de Mingo dijo...

Pues me gusta. Muy Santana, como no podía ser menos, pero me gusta.